Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C A P Í T U L O 31

¿Hagámoslo?

Sonic.

—¡Que no estábamos haciendo eso!

—¿Y qué más estarían haciendo en una bodega los dos solitos y con tanta privacidad? —Planteó Sonia a modo de burla.— Tranquilo, no juzgaré tu vida sexual. —Rió escandalosamente.

—¡Venga! ¡Ni siquiera hubiese podido hacer algo en un lugar tan pequeño! —Defendí.

—Yo he podido en el baño de un avión, esa bodega tiene mucho más espacio, claro que se pude. —Aportó Scourge.

—En verdad que no quería saber eso... —Comenté asqueado a causa de mi imaginación.

—Bien, sea lo que sea que hayan hecho espero haya valido la pena iniciar 4 minutos tarde. —Bromeó Manic despidiéndose de mí.

—¡Sólo fueron cuatro minutos! —Reclamé de manera burlona.

Llegamos hasta la salida de mi edificio. Cada uno se despidió y tomó su determinada ruta. En mi caso, el norte de la ciudad, iría a ver a Amy en su exposición de fotografía.

[...]

No tardé nada en llegar, el hecho de tener una velocidad increíblemente superior a la de los demás tenía más pros que contras.

Tuve que unirme a una extensa y larga fila para entrar, el lado bueno de tener a tu pareja como parte de los expositores era que podía conseguir boletos con mucha facilidad.

Entré en aquella sala de exposición, sus paredes eran blancas y sus columnas de un color amarillento. Lamentablemente no podía moverme con total libertad en los espacios, había demasiada gente, siendo esta la razón por la que tuve que seguir un recorrido.

Admiré y disfruté de todos aquellos cuadros que mis ojos vislumbraban. Había un sinfín de personas a mis lados charlando sobre la genialidad de cada fotografía o sobre el mismo fotógrafo, con tanta multitud Amy debe de estar atareada.

Después de un rato de observar fotos y más fotos, me percaté de una zona un tanto más abandonada que el resto. Para mi sorpresa, tristemente Ames estaba en esa área. Me acerqué con cautela para mirar que en una de las fotos aparecía yo en un color sepia jugando fútbol con aquellos niños del viaje que hicimos, no tenía idea de cómo lo hizo pero logró darle un aspecto de una foto antigua.

—Soy todo un galán. —Comenté egocentrista para que notara mi presencia.

Se encontraba sentada en el suelo con sus piernas cruzadas en "posición de loto", recargaba su espalda en la pared denotando aburrimiento y cansancio.

—¿Pasó algo? —Me senté a su lado.

—Contigo van sesenta personas que vienen a ver mis obras. —Apoyó su cabeza en mi hombro.

—Sesenta es un muy buen número.

—Los de allá llevan más de doscientas. —Señaló el pasillo mientras miraba al suelo.

—Oh. —Guardé silencio.— Puede que tengan más, pero por lo que he oído, todos ellos ya son más reconocidos, mientras que para ti ésta es tu primer exposición. Sesenta está bien para tu primera vez. —Pasé mi brazo detrás de ella para poder abrazarla con fuerza.

—De esos sesenta, pocos han sido los que me han felicitado o halagado por las fotografías. —Rodó los ojos.— ¿Recuerdas a Nathan Thomson? ¿El fotógrafo con el que estaba emocionada por verlo aquí?

—Ajá.

—Pasó por esta zona, creo que ni siquiera notó mi existencia. —Me tomó de la mano mientras su mirada se hacía más depresiva.— Además, una señora vino aquí sólo a preguntarme cuánto cobraría por ser la fotógrafa en la boda de su hija. ¿Sabes que es aún peor? Que acepté.

—No creo que sea tan malo, tal vez así puedas darte a conocer más.

—Quiero que me reconozcan por las fotografías que yo tomo por gusto, no porque ofrezco un buen paquete de foto y vídeo para bodas. Me gusta fotografíar la naturaleza, los paisajes urbanos, las vestimentas... No a una tipa en una fiesta lujosa recordándome que yo me casé estando ebria. —Reímos.

—¡Vamos! No fue tan malo, te casaste sin problema alguno con este guapetón. —Bromeé.

—Narcisista mejor dicho. —Pronunció con cierto tono de broma.

[...]

Estuve con ella hasta que la exposición terminó, tenía razón, eran muy pocas las personas que vinieron en el tiempo restante. Al menos esos últimos le subieron el ánimo elogiándola.

Llegó el momento de guardar, le ayudé a cargar todo y salimos del lugar.

—Debí de haber traído el auto hoy.

—No importa, no lo necesitamos.

—¿Tomamos un taxi?

—Nop.

—¿Qué sugieres?

—La vez que te mudaste recorriste toda la ciudad cargando cajas y resultó ser más rápido que los propios de la mudanza. —Me recordó con una mirada traviesa.

—No pienso hacer tantos viajes de aquí a tu casa.

—Sobre eso... ¿Crees que podamos dejar esto, sólo por hoy, en tu departamento? Tuve un pequeño descuido y olvidé las llaves de la casa, para colmo mis padres salieron. —Rió nerviosa.

Puse los ojos en blanco y le sonreí. Había tenido un pésimo día y era lo menos que podía hacer.

—Bien, bien, tú ganas, te aprovechas de mi generosidad. —Bromeé tomando algunas de las muchas fotografías impresas que tenía y salí corriendo.

La verdad es que no tardé mucho, correr era una de mis actividades favoritas así que no podía quejarme.

En el último viaje, sólo faltaba una fotografía por lo que se la di a ella mientras yo la cargaba. Gritó en todo el camino, aún no se acostumbraba a esto. Lo cual sólo me causaba una carcajada estrepitosa.

—¡Yo sí pensaba tomar un taxi! —Confesó al finalmente bajarla.

—Aerolíneas Sonic le agradece por haber viajado con nosotros. —Me burlé haciendo caso omiso a sus quejas.

Acomodamos las cosas en el cuarto que tenía destinado para mis ensayos, fuimos a la sala para ver una película, pues era lo único que podíamos hacer para entretenernos. Sin embargo, antes de que empezara ella se lanzó a besarme.

Había quedado sentada a horcajadas sobre mí. Ahora entiendo por qué quería que viniéramos a mi departamento, seguramente y sí tiene las llaves.

Correspondí mientras que tomaba el control con una mano y le ponía pausa al filme. Ella rió por aquello.

—Creo que contigo aquí nunca vamos a terminar de ver una película. —Pronuncié separándome a escasos centímetros de su boca.

Volví a rozar sus labios, no obstante, comenzaron las mordidas y los besos se tornaban más candentes.

Ella se apartó, se levantó del sofá y me tomó de la mano. Halándome a la habitación. La recosté con lentitud en la  cama, quedé sobre ella empezando a besar y morder lentamente sus comisuras y mandíbula.

Amy, por su parte, llevó sus manos hasta mi camisa para desabrocharla y tirar de ella. Terminó quitándomela. En el intento por responderle de la misma manera, dirigí mis manos dentro de su blusa alzándola de a poco.

Mi boca fue hasta su cuello, donde no sólo mordí y lamí, también succioné, dándome cuenta de que había ocasionado que una mancha de color rojizo quedara ahí.

Se sentía increíble, pero aún tenía la sensación de que ella no estaba segura de lo mismo, causándome inseguridad a mí igualmente. Así que en el momento que mis dedos tocaron su brassier, me separé de ella.

El rostro de Amy reflejaba exactamente lo mismo que el mío. Placer pero a la vez incomodidad.

—No estoy lista. —Confesó aún tomando mis caderas con sus manos.

—Yo tampoco. —Enuncié sacando mis manos de las profundidades de su blusa.

—¿De qué hablas? Si eras tú el que desde un principio quería esto.

—¿Qué dices? Eras tú. Entendí perfectamente tus indirectas con esa película.

—¿Indirectas? Eso no fue una indirecta, en verdad me equivoqué al seleccionarla. Tú fuiste el que comenzó con los besos en el cuello.

—Ni siquiera fueron con esa intención. —Me defendí sin dejar de mirarla a los ojos.— ¿Qué me dices de la vez que fui a ayudarte con tus clases de guitarra? Tocaste de todo menos las cuerdas.

—Quería seguirte el juego. Tú me agarraste las nalgas en una bodega. —Reclamó riéndose.

—Se supone que era yo el que te estaba siguiendo el rollo.

Reímos al darnos cuenta de que ambos estábamos equivocados al pensar en lo que el otro quería.

La besé nuevamente, aunque en esta ocasión, aquel beso fue más lento y sutil que los anteriores.

—¿Es en serio lo de tus llaves?

—Sí, ¿por qué sería falso, malpensado? —Me carcajeé.

—¿Y si te quedas aquí? —Propuse sonriente.

—¿Contigo o en el sillón? —Cuestionó inocentemente.

—Conmigo obviamente. —Reí.— No hay de que preocuparse, ya entendí que no tengo que tomar todo tan sexoso.

—En ese caso, me quedo. —Me arrebató un pequeño beso de los labios.

—Aún es temprano, ¿quieres que terminemos la película u otra vez no me vas a dejar verla? —Bromeé. Ella puso los ojos en blanco.— Adelántate, te alcanzó en cuanto se me baje el calentón. —Soltó una sonora carcajada por mi honestidad.— ¿De que te ríes? Esto es una tragedia, ustedes las mujeres no saben lo que duele estar así, y no me refiero a lo emocional.

—¡Sonic! —Reí.

Escrito: 19/03/2018.
Publicado: 10/11/2018.

Tras haber concluido este capítulo sólo tengo algo que decir...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro