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C A P Í T U L O 13

Ganarse a un hombre de negocios.

Amy.

No tenía mucho que me había levantado, me encontraba muy desarreglada, púas fuera de lugar, pijama flojo y pantuflas al revés. Mi madre y yo estábamos desayunando, por otro lado, mi padre leía con tranquilidad uno de dos libros que le regaló mi madre a modo de indirecta, "¿Cómo dejar a un lado el trabajo?" y "Manual para recuperar la chispa de un matrimonio".

Me intenté servir agua de la jarra, pero apenas alzarla de la mesa e intentar vertirla, ésta se regó por toda la mesa a causa de mi descuido. Chaos, me he desvelado mucho.

—¿Por qué estás tan distraída?

—Acabo de levantarme, mamá; estoy en el limbo del sueño y el estar consciente.

Papá rió, cerró ambos libros y caminó al sofá, tomó el control y se sentó en el lugar que ayer ocupó Sonic. Antes de que él pudiese prender la tv, gritó de dolor.

—¿Qué ha pasado? —Preguntó mi mamá alertada.

Él no contestó, buscó entre los cojines y encontró a la causante de su dolor, una púa de color azul lo había pinchado.

—¿Azul? Nadie de la familia es azul, ni siquiera algo cercano. —Opinó tomando la púa entre sus dedos índice y pulgar.

—Sonic es azul. —Gracias, mamá, gracias.

—¿Y eso qué? Nunca ha entrado a la casa. —Ambos voltearon a verme.— Amy...

—Eh... Es una larga historia.

—20 segundos.

—Pfff, lo de los 20 segundos me lo hacías a los 10 años, ya no funciona.

—19, 18, 17.-

—¡Bien! ¡bien! SonicFueARecogerA Blaze,RougeYAMíALaEscuela, MeTrajo, EstuvimosAquíUnRatoYSeFue. Fin.

—¿Haciendo qué? —Preguntó mirándome amenazante.

—Nada interesante.

—10 segundos.

—MeEnseñóATocarGuitarra, CocinamosUnaPizzaYComimos.

—¿Sólo eso?

—¿Qué más pudo haber pasado? No soy como las "jovencitas locas y salvajes" de las novelas de mamá.

—¡Esas jovencitas locas y salvajes dan lecciones de vida en cada episodio! —Defendió mi madre.

—¡Actúan pésimo!

—¡Basta! Debiste de pedirnos permiso, podrás tener la mayoría de edad pero mientras vivas aquí tendrás que apegarte a mis reglas. Quiero a ese muchacho aquí lo más rápido posible. —Demandó encólerado.

—Perfecto, vamos a salir así que vendrá en un rato. —Subí a mi cuarto, lo escuché gruñir.— Y ya nadie dice muchacho, anciano.

[...]

Sonic.

—Y eso pasó.

—Ah, o sea que, quieres que vaya no sólo a recogerte, sino también a hablar con tu padre porque lo has hecho enojar al no haberle dicho que fui y estuve contigo todo el día.

—En resumen sí.

—En una escala del 1 al 10 ¿Qué tan enfadado está conmigo?

—11. —Suspiré ante esa contestación.— Prepárate para algo incómodo porque seguro te llevas una lección de educación sexual. —La escuché reír a través de la llamada.

—¿Por qué nunca un hombre y una mujer pueden convivir a solas sin que todo el mundo piense que se la pasaron teniendo sexo en desenfreno?

—Ni idea.

—Bien, voy para allá en un rato. —Colgué.

Estaba a dos horas de pasar a recogerla, es decir, una hora cincuenta minutos para replantearme si hablar e intentar dialogar con su padre es conveniente, los diez minutos sobrantes son para ir por ella.

—Eh, ¿Manic? —Toqué su puerta.

—Pasa. —Acaté la orden.

Él estaba metido en su computador, estaba stalkeando a alguien en facebook, no quise entrometerme así que pasé de preguntar por ello.

—Manic, has sido odiado por una infinidad de gente mayor, así que supongo tienes experiencia en esto, necesito un consejo.

—Escúpelo.

—¿Qué hago si alguien me quiere golpear pero yo no puedo ponerle ni un dedo encima?

—Conozco a alguien, 2,000 rings y se encarga de ubicarlo, destrozar su auto y brindarle una golpiza. —Respondió sin mirarme, sólo prestándole atención a la pantalla del ordenador.— Ah, y por un pago extra roba sus pertenencias, no te preocupes, no deja huellas y no te delatará; es un profesional. —Me quedé en silencio.

—Sí, eh... Creo que mejor iré con Sonia. —Salí de su habitación.

Caminé hasta la de Sonia, entré sin más, su puerta estaba entre abierta, creí que no era necesario tocarla.

—Hey Sonia.- —Estaba sentada en su cama con una de sus amigas a su lado y otra frente a mí colocándose un vestido para probárselo, alcancé a ver su espalda cubierta únicamente por un brassier. Me sonrojé.— ¡Pe-Perdón!

Ellas gritaron como si me tratara de un depravado sexual. La amiga de Sonia que se encontraba sentada con ella me aventó una simple almohada.

—¿En serio? —Sé muy bien que debería de estarme yendo sin ni siquiera voltear hacia atrás pero suponiendo que yo fuese alguien peligroso... ¿En verdad se defenderían con una almohada?

No obstante, un segundo impacto llegó, esta vez con más fuerza logrando sacarme de su cuarto. ¿Qué mierda me acaba de dar?

Quedé tumbado en el suelo, Sonia cerró la puerta. Lo que me había golpeado fue la lata vacía de un desodorante en spray.

Suspiré al darme cuenta de que sólo tenía una opción. Caminé a la habitación de mamá, su puerta estaba completamente abierta, a pesar de lo aprendido hace unos segundos, no volví a tocar la puerta. Entré al verla sentada en su balcón. Pasé a hacerle compañía, me senté en la silla de al lado.

—Mamá, tú que todo lo sabes y lo que no lo inventas. —Como Santa Claus.—
Necesito un consejo.

—¿Qué hiciste ahora? —Chaos, ya sabe que siempre la cago.

—¿Qué hago si el papá de Amy quiere matarme y tengo que reunirme con él en dos horas?

—¿Eh?

—Ayer me la pasé con Amy todo el día, y pues... Dos erizos, solos, en una casa. —Me miró estupefacta. Creo que lo está malinterpretando.— No, no, no, no creas que hicimos eso. —Exhaló alivianada.

—¿Y cuál es el problema?

—Que el padre de Amy sí lo cree. —Aquel semblante de alivio se desvaneció.

—¡Uff!... Bien, nunca he hecho un consejo como estos... Hablar sobre testosterona, chicas y sexualidad era de lo que se encargaba tu papá. A ver, déjame pensar. —Se quedó callada mientras yo sólo la miraba.— ¿Sabes de algo que le guste? ¿Deportes? ¿Programas de TV?

—Negocios. —Cerró los ojos con fuerza.— ¿Por qué?

—Era para ver si tenían algo en común, así podrían hablar de ello y puedes llegar a caerle bien. —Moví la cabeza hacia adelante al entender.— Pero viendo lo mal que se te da el dinero, olvídalo.

—No soy tan malo en los negocios.

—Sonia de pequeña lograba que le compraras el helado, ella sólo te daba el 10% del dinero mientras que tú pagabas el resto.

—¡Era un niño!... Y lo consideraba una buena inversión. —Murmuré eso último.

—Pues desde niño se te da fatal, entonces. —Me encorbé recargando mis codos en las rodillas.— Sólo háblale honestamente e intenta empatizar con él, comprende que no le debe ser fácil decirle adiós a su niña.

—¿Decirle adiós? Pero si Amy y yo no tenemos nada... Bueno, lo del matrimonio no cuenta porque no es sentimental. —Excusé.

—Pues él está creyendo que sí lo hay. —Simplificó mirando el cielo.— Y si te soy sincera, yo también.

—Otra vez no, mamá. —Rodé los ojos, desde que Amy vino aquí no ha parado de hacerme burla por ello. Rió.

—Ve a prepararte entonces, sé que no lo necesitas pero llévate el auto, que crea que tu salario es bueno.

—Eh... De hecho el día de la cena les dije que trabajaba.

—¿En qué?

—Ayudo a recolectar donaciones y eso en hospitales... —Me miró sin contestar.— ¿Me he pasado con la barba?

—Sí, mucho.

<<Lectores de otros países :v

El gentilicio "hacer la barba" se refiere a aquel que está tratando de  complacer o quedar bien con alguien únicamente por interés.>>

[...]

Llegué hasta su hogar, estacioné en el lugar de siempre y justo antes de tocar la puerta, ésta fue abierta por nada menos que su padre. Fuck.

—Eh... ¿Hola? —Intenté hacer que me quitara esa mala cara, pero en su lugar la empeoré.

—A tu auto.

Él comenzó a caminar al asiento del copiloto furioso yo me quedé ahí parado, totalmente confundido.

Venía por Amy, no por él. ¿Se supone que ella también vendrá o me quedaré solo con él? ¿Para qué mi auto? ¿Me golpeará ahí? ¿Me violará? ¿Me matará? ¡¿Qué?!

Subí al asiento del conductor. Me dio una dirección y empecé a conducir, espero no sea algún lugar en el que posiblemente tenga un cómplice que le ayude a golpearme.

—¿Y bien? ¿No piensas hablar? —¿Qué actitud tomo?

—¿De qué quiere usted que le hable?

—No respondas mi pregunta con otra. —No tolero ese carácter, en serio.

Suspiré, sé que según Shadow aquello era de mala educación pero por lo que veo, el ser caballeroso, formal y educado sólo me ha facilitado la relación con su madre, él me odia.

—Amy ya me contó lo que pasó. —No respondió a modo de que  prosiguiera.— Ayer tuve que ir a dejar a mi hermana cerca de la universidad de Amy, quise pasar a saludar, además, quería saber qué tal le había ido en su examen. La encontré, hablamos y acordamos en que la llevaría a su casa, lo mismo con sus amigas. —Lo miré de reojo, su mirada pesada no cambiaba.— Cuando llegamos ella me dijo que usted no estaba, tampoco su madre, me pidió que me quedara para ayudarle con lo de la guitarra, quiere aprender a tocar. Practicamos un rato y nos dio hambre, me enseñó algunas cosas de cocina y terminamos por comer una pizza. Después, mis amigos me llamaron para recordarme que había quedado con ellos también así que tuve que irme.

—¿Seguro que no pasó nada más?

—No se preocupe, respeto a su hija. —Él se quedó callado mirando el retrovisor lateral. Se lo está pensando, ¿eso es bueno o malo?— Puede que ella y yo... Ya sabe, estemos casados, pero la verdad es que sólo llegamos a ser buenos amigos. —No respondió sólo lo escuché inhalar fuertemente en tono de asombro.

—¿Ese es el cuarto álbum de Hombres G?

—¿Ah? —Tomó el disco de un compartimento de la puerta.— Sí, sí, "agitar antes de usar" no tiene mucho que lo compré.

—Yo he intentado conseguirlo pero nunca lo encuentro, lo único que hay en los puestos son discos de cumbias y corridos. —Reí.

—¿Ha intentado comprarlo en Internet?

—Nah, no soy muy apegado a la tecnología de ahora.

—Puedo conseguirle uno. —Él asintió entusiasmado, colocó el disco en el estéreo y comenzó a escucharse el conjunto de canciones por las bocinas.

—Esa canción se la dediqué a mi esposa cuando aún éramos novios...

—¿"No aguanto a tu prima"? —Reí.

—Sí, su prima siempre iba de mal tercio cuando era pequeña, en verdad no la aguantaba... Ni la aguanto, es una controladora, más con sus hijos.

—Eh... ¿No es una eriza de casi la estatura de su esposa? ¿Con púas largas y lentes?

—Sí, ¡es ella! —Reímos.

[...]

En el trayecto escuchamos de todo lo referente a su "época de gloria", desde rock hasta hip-hop.

—To rock.

—A rhyme. —Respondí el coro.

—That's right.

—On time. —Estacioné en la dirección que él me había indicado.

—It's tricky is the title... Here we go!. —Gritó.

—It's tricky to rock a rhyme, to rock a rhyme that's right on time. It's tricky... It's tricky. —Cantamos al unísono.

Yo reí de la euforia con la que él cantaba. Me percaté de que alguien más se encontraba ahí, mirándonos en la acera. Era Amy.

—¡Woo! Eso era verdadero hip-hop. Cuando entraba a la pista de baile los dejaba boquiabiertos y-. Ah, eh... Ahí está Amy.

—Sí, sí... Yo eh, ya la noté.

—Em... Sí, bueno yo, este, me bajo aquí. —Salió del auto.

Asentí recargándome en el volante, Amy entró al auto, sentándose en el mismo lugar previamente ocupado por su padre.

—¿Se divirtieron niños? —Preguntó a modo de burla.

—Cállate.

Escrito: 16/12/2017.
Publicado: 09/06/2018.

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