▃▃▃▃▃▃▃▃
*⋆🏁 ✹ ⿻ .•°🏎️ ˖*ೃ࿔ 🕊️ ˚ 。
。゚・ CASADO CON LA REALEZA ° 。ㅤ
〔 A FORMULA ONE FANFIC 〕
D A T E ° 。ㅤ⚜️
2022 *⋆ ✹ / (may, 30 !)
REAL LIFE ! *⋆🏁 ✹
MÓNACO,
PRINCIPADO DE MÓNACO
SUS MANOS TEMBLOROSAS NO PODÍA CONTROLAR Y DETENER MIENTRAS QUE INTENTABA HACER LO POSIBLE POR GUARDAR LA CALMA Y NO PRECIPITARSE DE MÁS Y COMETER UN ERROR. Oh, bueno, lo del error ya no podía solucionarlo, porque ya estaba hecho. Sabía que había metido la pata, y esta vez a lo grande. Tampoco recordaba con precisión como es que había terminado en aquella situación.
Los recuerdos de la noche anterior resultaban borrosos, aun intentando recordarlos encerrada en el baño de aquella habitación de hotel. No había más allá de los tragos de más, también recordaba a su amigo Stroll bebiendo también, pero fuera de ello no podía recordar más allá.
Y volvía a la misma situación; ¿Como había terminado con un anillo de matrimonio en su dedo anular de su mano izquierda y en esta habitación de hotel con un extraño?
Bueno, por lo menos lo que más le daba reconforte es que cuando había despertado por la mañana por suerte llevaba su vestido de la noche anterior, así que al menos descartaba la idea de haberse involucrado sexualmente con ese desconocido. ¡Pero sí matrimonialmente!
Mierda, mierda, mierda.
Todos la asesinarían. Sus padres, los príncipes herederos al trono, y su abuela. ¡La reina de gran bretaña! Claro que ella en especial fuera la que más se decepcionaría y enfurecería si todo esto terminaba por salir a la luz de la prensa. ¡La familia real terminaría en la crítica de todos por siglos, mancharía el nombre real!
Su cabeza golpea contra la pared del baño sin hacerse daño alguno. Arrepintiéndose desde en sus adentros una y otra vez por haber aceptado la invitación de Stroll al gran premio de Mónaco. Si no hubiera asistido y aceptado ir al after party con Stroll, nada de esto hubiera sucedido y ahora mismo estaría de camino en su jet privado de vuelta a Gran Bretaña.
Maldecía el día que había aceptado asistir al gran premio y ver a su amigo. Maldecía el momento en que acepto asistir al after party. ¿Pero a quién culpaba? Hace mucho tiempo que no veía a su amigo Lance y las emociones eran aún más altas, pues que cuando se trataba de salir con él, la familia real le tenía permitido hacerlo sin ninguna supervisión de por medio. Quizás por eso la noche anterior que había asistido sin sus guardaespaldas había abusado de más con el alcohol y terminar casada con un desconocido.
Toc, toc.
Los golpes en la puerta del baño la alertaron de que el chico ya había despertado, acompañada de una voz gruesa y con acento; —Mhm, Gracee, ¿estás ahí? Creo que cometimos un error y debemos de hablar.
Sus nervios se colaron en la boca de su estómago con tan solo escuchar la voz del chico. Sinceramente, le sorprendía bastante que él recordara su nombre, porque sinceramente ella no lo hacía con el suyo, aunque si debía de admitir haberse sorprendido esta mañana al despertar en esa cama y encontrarse con un hombre, que a su parecer, era uno muy atractivo.
—No. —musito muy por debajo.
El aire en sus pulmones contuvo durante solo un pequeño instante para armarse de valor, mirándose una última vez al espejo y mirar cuan destruida se veía; su rostro estaba pálido y no precisamente porque no hubiera dormido bien, más bien por el hecho de que sentía como toda la sangre de su cuerpo había desaparecido y el miedo la comía por dentro.
El seguro de la puerta del baño quito y tras abrirla, unos ojos grandes marrones chocaron con sus ojos verdes.
Trago en grueso de tan solo pensar que, teniéndolo frénete a frente, era aún más atractivo de lo que había pensado anteriormente. Sus ojos, su piel bronceada, su cabello largo y desalineado, sus gruesos labios, su barba...
Se abofeteó internamente al tener esos pensamientos y se obligó a sí misma a centrarse otra vez en lo importante: ¡EN SOLUCIONAR SU MALDITO MATRIMONIO POR EQUIVOCACIÓN!
—¿Gracee? —la voz gruesa de ese hombre la trajo de vuelta a la realidad.
—¿Sí? —reacciono casi de inmediato, recorriéndolo de pies a cabeza a aquel atractivo hombre frente a ella. Deteniéndose más de lo debido sin poder evitarlo en su grande manos, tan fuertes que deseaba que la sostuvieran con firmeza y...
«Maldita sea, Gracee. ¡Concéntrate! Eres una princesa. Princesa en apuros y el un caballero que saldría al rescate... ¡Mierda!»
—Gracee, creo que cometimos un error. —murmuro él muy por debajo al tenerlo en frente. Se le notaba apenado, conmocionado, como asustado también, quizás por eso actuaba con cautela hacia la presencia de ella por temor a la forma de como se lo podría tomar.
—Ya lo creo. —fue lo único que logro pronunciar con cierta vergüenza.
¿Cómo era que se tenía que actuar con el hombre que te casaste la noche anterior por accidente, que también es un completo extraño, Y POR SI FUERA POCO, también lo consideraba sumamente atractivo?
No había forma.
—Lo siento, pero, ¿quién eres? —cuestiono más que apenada, y sintiendo el dolor de cabeza de la resaca que recién comenzaba a dar señales.
—Carlos. Soy Carlos Sainz Jr. —aclaro a su pregunta. También presentándose de la forma más cordial que podía en esa situación al extender su mano hacia la chica.
Esta misma la estrecho un tanto dudosa. En su rostro se podía apreciar la mueca de conmoción como de dolor. Pero aun así, sin arrebatarle la apariencia de linda, que es que el piloto español consideraba.
—Gracee, un placer. —se presentó. —Te importa tomar asiento, es que todo comienza a darme vueltas. —admitió, encaminándose por la gran habitación de vuelta a la cama.
Sainz la siguió por detrás sin perderle mucho la pista en caso de que la chica tropezara con sus propios pies y poder evitar una segura y nefasta caída.
—Bien, mhm, creo que cometimos un error. —continuo repitiendo desde una distancia prudente de la chica al estar sentado en una silla cercana a la cama.
Quizás se habían casado por accidente, pero la confianza como para una cercanía, claro que no la tenían.
—Ni me lo digas. —enfatizó con él, cubriendo su rostro y ahogando un grito con la almohada al ver el papel de acta de matrimonio con sus nombres en ella que el español le mostró.
—¿Qué haremos? —tartamudeó aterrado de mirar su nombre en un acta de matrimonio acompañado con el de una chica que no tenía ni la más mínima remota idea de quién era.
En ese aspecto, ambos congeniaban en el hecho de estar aterrados y casados con un completo desconocido.
—¿Cómo, qué haremos?! —exalto histérica, asustando tan solo un poco al español frente suyo. —¡Fingir que nada paso, obviamente! —grito eufórica.
Su expresión de espanto/molestia, causándole tan solo un poco de risa al español que hizo todo lo posible por no reírse en un momento tan serio.
—Bueno, creo que en eso estamos de acuerdo. —aseguro, su mirada, dejando el rostro de la chica frente suyo para enfocarse ahora en el anillo que decoraba en su mano izquierda. Genial, ahora estaba en un "feliz matrimonio" que no tenía nada de feliz y de matrimonio.
Se recordó así mismo que no volvería a beber ni una sola gota de alcohol una vez volviera a Madrid.
—Bien, entonces olvidamos todo esto, ¿vale? —insistió la de ojo azul.
—Bien. —afirmo. —¿Pero, que hacemos con esto? —cuestiono él que sostenía el acta matrimonial de ambos.
Los ojos de Gracee se abrieron en par del miedo de tan solo pensar que él terminara por reconocer su nombre y aprovecharse de ello al sacarlo a la prensa. Después de todo seguía siendo la princesa heredera y el hombre podría terminar de aprovecharse de ello. Por otro lado, Carlos pensaba casi lo mismo, a excepción de que él no era ningún heredero y solamente era un reconocido piloto de fórmula uno, pero que también temía que todo esto podría salir a la luz.
Bien claro estaba que en ningún momento a ambos se les cruzó por la cabeza, que al ir de fiesta en Mónaco terminarían casándose en el prestigiado puerto.
—Yo me lo quedo. —afirmo tan deprisa la chica, sin tiempo de permitirle reaccionar al otro cuando ella ya le habría arrebatado el acta de sus manos. —Me encargaré de quemarlo. —Sonrió nerviosa al tiempo que guardaba tan deprisa esa acta en su bolso, y como podía comenzaba recogiendo sus tacones del suelo.
En el interior del español, ese miedo de que todo saliera al aire fue calmado al escuchar la aseguración de la chica, al menos ahora podría irse tranquilo.
—Vale, pues. —comenzó tartamudeando el español. Un tanto perdido al no encontrar una forma precisa de actuar. —Creo que fue un placer. —sostuvo avergonzado, extendiéndole una última vez su mano a la chica para estrecharla en una forma de despedida.
—Supongo. —congenio ella nerviosa, riendo de la vergüenza sin poder evitarlo.
Una sonrisa pequeña se coló en los labios del español. Al tiempo que mordía su labio inferior, un tic nervioso que solía tener.
La de ojos azul no pudo evitar concentrarse en ello un poco más de lo usual, tardando un par de segundos en levantarse y estrechar la mano con él.
—Bueno, hasta nunca. —afirmó ella, tan firme como le habían enseñado.
Él rio. —Hasta nunca. —afirmó, soltando la mano de ella y saliendo de la habitación sin decir más.
⿻ .•⚜️
ROYALTY NEWS; the news about the royal family.
⿻ .•⚜️
2022 *⋆ ✹ / (may, 31!)
MADRID,
CAPITAL DE ESPAÑA
1:20 am
EL MADRILEÑO RECIÉN DEJABA SUS MALETAS EN LA SALA DE SU HOGAR DESPUÉS DEL VIAJE DE REGRESO DE AQUEL PECULIAR FIN DE SEMANA EN MONTECARLO. Sus piernas se obligó a moverlas aún después de sentirse tan agotado, caminando hacia la cocina de su hogar y servirse un vaso de agua, aun sin poder evitar que los recuerdos de la chica se asomasen en su memoria.
Y es que, veinticuatro horas después, seguía sin poder evitar recordar el rostro de esa chica con la que había despertado casado. Intentando recordar también más allá de sus pocas memorias de la noche anterior, le gustaría poder recordar menos el alcohol que tomo y más como fue la idea de "casarse".
¡Toc, toc!
Dos extravagantes golpes en la puerta principal de su hogar lo alertan. Sintiéndose distraído de tan solo ver la hora en su reloj de mano y percatarse que ya pasa más de media noche.
Quizás podría ser su manager que lo había acompañado a casa al regresar del aeropuerto y pudo haber olvidado algo, por lo que sin pensarlo mucho fue a atender a la puerta.
—No podías simplemente llamar por teléfono y... —sus palabras quedan en el aire, abrir por completo la puerta y notar la presencia de dos grandes hombres vestidos de traje. —¿En qué puedo ayudarlos? —sostuvo con tanta firmeza como podía. Su postura desapercibida, cambiando radicalmente a una más erguida.
—¿Carlos Sainz Jr.? —se limitaron a preguntar, ignorando la pregunta anterior que el español ya había hecho.
—S-Sí. —tartamudeo.
—Servicio Secreto Real Británico. —se presentaron.
¿Servicio Secreto? ¡Qué carajo!
Quiso gritar con un sin fin más de preguntas por preguntar. La conmoción inundando su rostro.
—La princesa Gracee Di Alexandra Mountbatten-Windsor, desea hablar con usted. —informaron sin mucha explicación al madrileño.
—Yo... No conozco a ninguna Gracee de Mount-
—Síganos por favor, señor Sainz. —le pidieron, o más bien ordenaron al tomar de los brazos al español y guiarlo fuera de su casa al coche negro paralizado que estaba estacionado justo a la entrada de su casa.
El frío inundo su cuerpo al salir al exterior sin ningún tipo de abrigo, la brisa lloviera mojando su cuerpo.
La puerta trasera del auto es abierta por él por uno de los hombres y con un solo breve gesto, le indican entrar al asiento trasero.
Se sintió aún más desorientado de ver a Gracee dentro del auto. ¡Sí, esa misma Gracee con la que había despertado casado veinticuatro horas antes!
—Hola. —sonrió ella forzosamente. Avergonzada de encontrarse en esa situación con él de nuevo. Según las condiciones de ambos, aquello quedaría en el olvido y jamás se volverían a ver en sus vidas después de ese adiós en Mónaco.
La cabeza del español comenzó a doler de ver el pequeño cuerpo de la de ojos azules en ese auto. Entonces, el servicio secreto real británico había venido a buscarlo a petición de la princesa, y Gracee estaba dentro del auto, entonces...
Su cabeza dolió con fuerza al armar con tanta rapidez el rompecabezas, para por fin gritar; —¡Eres la princesa de Inglaterra! —grito con fuerza que su garganta ardió.
De pronto todo el mundo le daba vueltas y las condiciones a desmayarse eran aún más probables.
—Lo siento por venir así, sé que acordamos que esto quedaría en el olvido, y créeme que quería hacerlo, pero... —suspiro agotada. —Todo el mundo lo sabrá mañana a primera hora, de verdad lo siento, no fue lo que acordamos. Yo tampoco quería que todo el mundo se enterara. —continuo. Derrotada ante la expresión perdida del español al no estar comprendiendo algo. Sin muchos ánimos termina por extenderla el periódico de E News que saldría mañana a primera hora.
Los ojos cafés del español se abrieron en grande al ver, en primera plana, la noticia de su matrimonio real con la princesa.
—Pero... como... que... —tartamudeo sin poder encontrar las palabras. Sus ojos divagando de su fotografía en grande del periódico a los ojos verdes de la hermosa chica frente suyo.
—Alguien, no sabemos quién, tomo una fotografía al acta de matrimonio. —explico. —Ahora se especula que estoy casada contigo desde hace años, y como punto adicional mi supuesto esposo es también un reconocido piloto de fórmula uno. —rio/lloro nerviosa. No sabiendo muy bien como reaccionar a todas sus emociones encontradas en su interior. —¡Dios! ¡Qué haré?! —grito histérica. —Todo el mundo hablara de esto, mi familia se enterara, mi mamá, papá, hermanos, tíos y... ¡MI ABUELA! ¡LA REINA! No, no, no. ¡Ella no puede saberlo, nadie puede saberlo! ME matarán, la descendencia real se arruinaría. ¡AHH! ¡Arruinaría a mi familia!
»Toda la nación depende de mí, no puedo arruinar así como así a mi familia. El nombre real se mancharía. ¡Se decepcionarían de mí! ¡Me regañarían, gritarían y me desterrarían de la familia, o peor aún, me pondrían en la lista negra! —lloro esta vez sin poder evitarlo. Se había contenido como podía a no hacerlo frente a un extraño, pero ahora, en su momento más bajo y con todas sus emociones a la luz de no soportar más cargar con ese peso. No se pudo resistir a no hacerlo.
Por otro lado, el español no pudo evitar sentirse apenado, desconcertado y fatal por la chica. Ahora comprendía a la perfección el dicho de su padre: "nadie sabe por lo que en verdad uno afronta hasta que lo ve o lo siente"
En este caso lo veía y probablemente quizás lo sentía también, si su matrimonio se publicara también se sentiría presionado ante la imagen de tantas personas a su vida privada y quizás también profesional.
—Yo... no sé qué decir. —admitió en un hilo de voz.
El silencio en el auto sintiéndolo más que agobiante. En un lado del sillón la chica lloraba en silencio. Se sintió incómodo de no saber como reaccionar ante una situación así, no sabía si debía de decir algo, consolar a la chica o simplemente bajar del auto y esta vez no volver a verla nuca y dejar que su nombre real fuera arruinado.
Entonces una idea se cruzó por su cabeza, una idea tan descabellada pero como brillante. Qué sabía a la perfección que ambos podrían sacarle provecho a ello, y así seguir manteniendo su vida privada para ellos mismos y el nombre de la familia real completamente intacto.
—Entonces finjámoslo. —propuso tras un largo silencio.
—¿Qué? —cuestiono la chica desconcertada, el rastro de lágrimas limpiándolo de su rostro y girándose devuelta a él.
—Sí, podríamos pretender en verdad ser una pareja, ya sabes. —rio nervioso y después continuo. —Dejaríamos que todo esto del matrimonio se hiciera público y solo seguiríamos el juego de nuestro supuesto matrimonio y noviazgo desde hace años como la gente supone. Saldríamos a eventos públicos en los que fingiríamos ser un matrimonio feliz, y después de un tiempo anunciar un divorcio repentino. —expuso su descabellada idea.
Una sonrisa forzosa, la princesa se vio obligada a mostrar. En verdad apreciaba mucho el hecho que, a pesar de ser unos desconocidos y que por su culpa de ser la princesa, él se viera comprometido en esto.
—No sabes como funciona, y en verdad lo aprecio, pero mi familia...
—¡¿Prefieres ser desterrada y que tu nombre esté en la lista negra?! —exalto asombrado.
Una débil sonrisa se coló en el rostro de ella.
—No, no, no. Es solo que no sabes como funciona todo esto, un divorcio en a familia real no sería tan fácil de llevar.
—Entonces lo resolvemos en el camino. Mientras tanto, si esta idea funciona y la aceptas, al menos podríamos darle calma a tu familia y a los medios. —propuso, esperando recibir un sí y ganar provecho, a no verse afectado también en su carrera.
—Bien. —congenio.
—¿Conservaste el anillo? —preguntó y ella asintió.
Después de todo el anillo de su peculiar matrimonio no había sido uno cual quiera y en sí, había sido un espléndido. Uno digno de una princesa. Y tampoco el suyo se quedaba muy atrás, puesto que también el suyo era tan estimado como igual presentaba elegancia.
Bueno, después de todo no se preocuparían por los anillos y lo que la prensa pudiera pensar sobre ellos.
Una sonrisa decoró el rostro de ambos.
—¿Entonces, Gracee Di Alexandra? ¿Es tu nombre, cierto?
Ella asintió. —Gracee Di Alexandra Mountbatten-Windsor. —aclaro. —Creo que si serás mi "esposo" —enfatizó con comillas en la palabra esposo. —Deberás de saber mi nombre completo.
—Y si tú serás mi "esposa" —igualmente el enfatizó e hizo comillas en la palabra esposa. —Deberás saber que soy piloto de fórmula uno. Y uno bueno, de hecho. —anuncio con el ego tan alto.
La chica no pudo evitar reír y negar divertida. —Lo sabía, de hecho pedí a la guardia secreta real que te investigaran una vez salí del hotel. Pero juro que en el momento de despertar no sabía quién eras. —admitió sin pena alguna, dejando perplejo al español.
Esta vez fue el turno de él de reír. —Entonces, como sabes que ya soy piloto, quizás me imagino que sabrás que la siguiente semana es el Gran Premio de Fórmula Uno de España, el cual también es mi Gran Premio de casa. —sostuvo. —Quizás allí podríamos hacer nuestra primera aparición pública, solo si a ti te parece claro y si estás de acuerdo. —explico de prisa. —Y quizás todo el mundo esperaría que como un "matrimonio" asistiríamos juntos a un gran premio tan importante como lo es para mí.
—Tienes razón. —congenio con él. —Entonces creo que esa será nuestra primera aparición.
—¿Aceptas, Gracee?
La recién nombrada sonrió. —Acepto, Carlos.
Y con ello ambos estrecharon sus manos y sellaron su trato.
.•°⚜️〔 NOTA DE LA AUTORA 〕.•°🏁
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
okay okay, primero que todo, ¿que tal? ¿como están?
segunda; ¿notaron que este a sido el capítulo más largo que jamás haya escrito?
y tercera pero no menos importante; AHHH me declaro oficialmente la más fan de esta pareja 😭
es que dios! No tienen una idea de cuanto disfrute escribir este premier capítulo, en mi vida me había pasado así con otra historia. Literalmente yo ayer llegando de vuelo y muriéndome de sueño pero sin poder parar de escribir, que si sabía que paraba después ya no se me ocurrirían ideas para continuarla.
also yo al fia siguiente sin poder despertarme cuando sonó la alarma para alistarme para vuelo 🫠
en fin, saludos desde mi descanso en vuelo 😮💨✌️
Ahora si, CHAO!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro