Cientos de personas se acumulan en el salón sur de el palacio real. Perfumes caros y ropa de edición limitada visten los diplomáticos junto a sus respectivas familias, el ministro de relaciones exteriores hace presencia y saluda a los reyes, le siguen el vicepresidente y en una limusina negra y tan brillante como el Sol es transportado el presidente de la Nación, junto a su esposa e hijos. La reina mira a todos con un brillo resplandeciente en los ojos y el rey a cada rato le dedica miradas enamoradas a la dueña de su corazón.

—Bienvenidos— El rey decimocuarto en la dinastía Jeon estrecha su mano con el presidente al mismo tiempo que se hacen la correspondida reverencia.

—Es un placer— sonríe el presidente ajustando su impecable traje mientras le indica a su esposa con la mirada que salude a la reina.

La mujer que estaba distraída observando las ropas de los demás sale de su trance y prácticamente corre a saludar a la reina eufóricamente con dos besos en las mejillas.

—Estás resplandeciente— alaga la mujer de cabello negro y tés pálida a la reina.

—Igualmente— responde la reina cordialmente.

Una agradable conversación surge allí, entre ambas mujeres. Pero en otro lado todo es un caos por así decirlo.

Jeon se jala los cabellos histérico mientras maldice.

—¡No la encuentro maldita sea! ¿Dónde diablos está? ¡Mierda!— grita rebuscando en los cajones de la amplia habitación.

—¿Qué pasa? ¿Porqué gritas tanto?— entra TN en la habitación mientras sostiene a la bebé de un año por la manita. La pequeña de un año recién aprendió a caminar y por ello debe andar con la supervisión de un adulto, en este caso su madre.

—No la encuentro, no encuentro la dichosa corona.— habla mientras se frota la frente desesperado y camina de un lado a otro.

TN alza una ceja y resopla— Mira a tu derecha.

Jungkook hace lo que ella dice y como si hubiera descubierto la electricidad la toma asombrado y le sonríe agradecidamente a su bella esposa. Que porta un vestido dorado hasta el suelo y sobre este lleva una chaqueta de felpa dorada igual. Tiene el cabello recogido en un moño bajo bien peinado y varias prendas adornan su cuerpo. Comenzando por un hermoso collar con tres esmeraldas, que para la realeza significa el legado y unos aretes dorados con piedras adornando sus orejas. Maquillaje sencillo, pero que logra darle un toque de belleza exquisito.

—Estás preciosa— le dice al acercarse a ella y depositar un pequeño beso en su cuello.

—Tu igual— contesta ésta con una sonrisa brillante a la par que besa su mejilla y pega su cabeza a su pecho. Se asombra al escuchar los latidos de el corazón de su esposo.— Tu corazón late muy rápido.

Levanta la cabeza para mirarlo.

—Es por tí, por ustedes— la mira y se separa para tomar a su pequeña en brazos.— Mi niña, estas hermosa.

La bebé sonríe un poco sonrojada mientras acaricia el traje de su padre. TN sonríe dulcemente al ver tal escena y Jungkook es cautivado por su sonrisa al ver cómo la bebé toca sus ojos, su nariz y sus mejillas. Para TN es una escena muy dulce y está segura que nunca la podrá olvidar.

Tres campanadas resuenan y hecen eco en las paredes del palacio. Ambos se miran y Jungkook acaricia la mejilla de su esposa aún teniendo a la bebé en brazos. TN suspira sabiendo que hoy su vida daría un giro.

Jeon baja a la pequeña y la niña toma la mano de su madre. El jóven príncipe toma en sus manos la corona que lo acredita como príncipe y se la coloca mirándose en un espejo. Luego abre un cofre de cristal y saca la corona que acredita a su esposa como princesa. TN mira la corona y luego a él, éste le sonríe antes de ponerla sobre su cabeza.

—Ahora sí— murmura al ver a su esposa.

Tres campanadas se vuelven a escuchar y ambos salen de la habitación, bajan por unas escaleras que dan al amplio salón con vista al patio del palacio. TN se tensa al ver a tanta gente junta y mira a Jeon con ganas de salir huyendo. Incluso el corazón de ambos se acelera rápidamente. A lo lejos TN distingue a sus padres y sonríe mientras les agita la mano. Los chicos sonríen emocionados mientras gritan cosas que ambos no logran escuchar y junto a ellos están las chicas, que visten elegantemente como las demás damas.

La reina se acerca y toma a la pequeña bebé en brazos mientras le sonríe a ambos.

—Es hora, recuerden que jamás los dejaremos de lado y que pase lo que pase allí estaremos para apoyarlos. Nunca se dejen llevar por los impulsos y siempre den lo mejor de sí. Eso hacen los buenos reyes.— Una lágrima cae del ojo de la reina y abraza a su hijo, luego a TN. El rey le da un asentimiento a Jeon y le dedica una sonrisa antes de abrazarlo.

—Te quiero— murmura el mayor en el oído de su hijo.

—Yo también— dice el menor con los ojos levemente cristalizados.

...

—Nos hemos reunido hoy para eventuar un sagrado momento de trascendencia del linaje. Dónde ambos príncipes heredarán la corona que les dará el poder de reyes. Inclínense porfavor.

Pide el hombre de avanzada edad, alías el gran rey. Sí, ese mismo.

Ambos príncipes se arrodillan sobre los respectivos cojines y el gran rey se para frente a ellos.

—Jeon Jungkook desimoquinto sucesor de la corona, esta corona no solo te dará el poder necesario para convertirte en rey, sino que te marcará como una leyenda en las futuras generaciones.

Le dice el hombre al jóven príncipe y éste asiente con un nudo en la garganta, mira a su esposa y suspira agradecido por tenerla a su lado.

—¿Aceptas gobernar solemnemente de la mano de tu reina y en compañía del presidente de la Nación y proteger y velar por la seguridad del pueblo?

—Acepto— concluye Jungkook mientras asiente.

...

¡Larga vida al rey! !Larga vida a la reina! ¡Futuro próspero a la princesa!

¡Larga vida a los reyes! ¡Vivan los reyes!

Gritaban todos los presentes y como no ha de faltarse las cámaras de televisión y de prensa gravaban absolutamente todo y las luces de los flash cegaban el lugar.

Jungkook acomodó su corona y su esposa también. La pequeña les fue entregada y juntos se tomaron cientos de fotos para los medios nacionales e internacionales. Ya que en el mundo entero era noticia la coronación de los nuevos reyes. Causando revuelo la noticia.

—Te amo— murmura Jungkook cuando atrae en un abrazo a su ahora reina. La bebé dormía en su habitación, había sido un día agotador y la pequeña dormía plácidamente.

—Yo también— acaricia la mejilla de su esposo antes de que junten sus bocas en un beso calmado que poco a poco se torna más desenfrenado y sucio.

Ladean las cabezas mientras juegan con sus lenguas. Jungkook se separa un milímetro para decir.

—¿Puedo quitarte el vestido?— su respiración agitada hace que TN suspiré y asienta sin pensarlo mucho.

El ahora rey la carga en brazos mientras la deposita en la amplia cama y ambos se sumergen en su burbuja de amor y placer.

...

Gracias por leer ésta historia. Mis más profundos agradecimientos.

Espero que te gusten mis demás libros.

Se despide agradecida Melanigp14jm.