•7• La boda
Un día después.
-¿Estás bien?- Hoseok se sienta a mi lado y soba mi muslo.
-Supongo.
Siempre me imaginé este día de tantas formas. Y ahora es tan... extraño. Me imaginé ver a mis mejores amigas junto a mi dándome ánimos y yo con ganas de vomitar de los nervios, pero resulta que no hay ninguna, porque nunca tuve una de verdad. Y aunque estoy radiante en un vistoso vestido blanco, estoy triste, ni siquiera tengo ansiedad o nervios. Todo es completamente normal envés de caótico.
-Ánimo, Hae- me acaricia la mejilla tan suave que cerré los ojos. Hoseok me ha dicho que Mina le pidió el divorcio, pero que está aquí, tratando de hacerme reír, decaído. No sé que haría sin él.
-Claro, todo va estar bien ¿no?, te faltó decirlo- reí amargamente
-Entiendo que no es lo que quieres.
-Sí, y por desgracia no puedo hacer nada.
-Hija- la puerta se abrió y entró mamá.-, todos esperan por ti- con el corazón en la mano, me limité a ponerme de pie, me giré y sujeté mi vestido para caminar hasta ella, estaba con ese semblante campante y esa cara de cumpleaños que algún día me gustaría tener después de hoy.
-Mamá...- dije por lo bajo
-¿Si?- dijo sonriente
-Yo te quiero mucho- dije con sinceridad- ¿pero sabes que?- le doy un radical giro a la conversación
-Espero que con el tiempo puedas recapacitar y darte cuenta de lo que permitirás que pase hoy.
-Hae...- Hoseok me llama, pero lo ignoro
-está bien. De todas formas eso era todo.-dije levemente dispuesta a irme
-Hija, no hables así- me toma del brazo poniéndose frente a mí otra vez, yo solo le doy una mirada inexpresiva, ni seria, ni triste, ni feliz. Tan solo anhelaba con que este día acabara ya de una maldita vez- ¿Cómo sabes que esto no tendrá un buen resultado?.
-Resultado- reí amargamente-porque son ustedes quienes están felices de poder negociar con los Jeon como querían. Dinero y más dinero.
(...)
Cuento los segundos para que acabe este día a la vez que me preparo para los siguientes. Mi padre camina a mi lado, acompañándome a lo largo de la alfombra roja.
Ni siquiera me sentía incómoda con la mirada de estas personas, de las cuales conozco un 20%, y camino sin otra opción. La prensa no pasa desapercibida, hay personas tomando fotos y demás, lo que evidentemente me importa un carajo.
Una vez llegamos al final de la alfombra me corresponde anclar mi brazo al de Jungkook, quien luce serio como de costumbre pero supremamamte arreglado y apuesto.
Quisiera saber que cosas pasan por su cabeza. Nos miramos unos segundos y atendimos al frente.
No estamos delante de el obispo ni nada parecido, de echo el evento es un un lugar alquilado por el sobrante dinero de la familia de Jungkook, todo Lucía espléndido. Habían banquetes variados, camareros, muchos muchos invitados.
Lo haría, realmente me casaría con Jeon Jungkook.
-Queridos hermanos, estamos hoy aquí reunidos para unir en matrimonio a Jeon Jungkook y Jung Hae Mi. Pido por favor que si alguien está en desacuerdo con este matrimonio hable ahora o calle para siempre.
Solo se escuchó silencio. Por supuesto, nadie diría nada.
Se le dio lectura a los aburridos votos prenupciales por unos minutos que resultaron algo largos. Cuando volví a la realidad escuché lo siguiente:
-Jung Hae Mi, aceptas a Jeon Jungkook como ti ilegítimo esposo para amarlo, respetarlo, cuidarlo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?
Lo miré por un instante. Su peculiar mirada se posa en mi también.
Bien, no tendré a Kim Taehyung junto a mi el día de mi boda, pero al menos voy a casarme con un chico guapo, millonario, y modelo.
Agónicamente volví a mirar al padre.
-Acepto- dije en un suspiro impredecible, mi corazón latía muy rápido. Se escucharon aplausos que callaron con los segundos hasta no escucharse nada.
La misma pregunta se hizo para Jungkook, quien sin pensarlo dijo aceptar. Con normalidad, como si no fuese nada relevante.
Y luego lo típico, la autorización esperada por el señor mayor. Todos presenciaron como Jungkook tomo mi pintura de esa manera exótica que me sobresalta sacándome de mi supuesta personalidad fría frente a él. Me quedo boba como siempre que obtengo su cercana mirada indescriptible y dejo que me bese como las personas a nuestro alrededor lo esperaban...
(...)
-Uh, HaeMi, tú ...de verdad te estás casando, eso es... imposible!- exclamó una de mis "amigas" es tan falsa que nisiquiera podía encontrar sus fingidas palabras
Mina, Yeji, y por último Irene.
A decir verdad. Nunca fueron mis amigas, solo teníamos conexiones en el colegio porque nuestros padres tenían negociaciones importantes y compartían millones y millones de dólares. Si, esas eran las amistades en mi queridísimo centro escolar, nadie era amigo de nadie. El dinero te acercaba a alguien y eso era todo.
Mataré a mi madre por invitarlas.
-La vida da muchas vueltas- sonreí hipócritamente
-Ya veo- dijo YeJi bajando la mirada mientras asentía aprovechando para escanearme un poco
-¿Y como conociste a Jungkook?- me pregunta una divertida Mina levemente intrigada, no se decir si su sonrisa sea falsa- ¡Es tan hermoso! soy de sus fanáticas, no pensé que en la vida real fuese así de ... distinto -dijo mirándolo de brazos cruzados mientras hablaba amenamente con mi padre
Él suelta una sonrisa explicándole algo a papá, de pronto se vio tierno. Mina suspiró embobada.
Irene y YeJi la fulminaron con la mirada y ella solo se puso normal.
-Siempre nos conocimos desde pequeños- explico sonriente- entonces crecimos y... paso lo inesperado.
Que gratificante mentirle a este par de envidiosas.
-Oh, pues que suertuda- habló Mina otra vez mirándome ingenua
-Demasiado- dijo YeJi, mientras se apoyaba de su mano en la mesa, mirando a otro lado
-Espero que dure bastante tu casamiento. Cuida mucho de Jungkook, tienes competencia- comenta Irene
-Estoy segura de que no le interesa nadie además de mí- dije sonriendo con falsedad otra vez
-Hola- solo después de esa masculina y conocida voz sentí una mano en mi cintura.
Irene y YeJin se asombran como si viesen algo grandioso frente a ellas, y ni que decir de Mina. Tiene un físico atractivo, lo sé. Pero es una lástima que ya se haya casado conmigo
-Um, bienvenidas- les dijo nuevamente
-Acompáñame un momento, necesito presentarte a alguien- me murmura, yo asentí con la cabeza
-Adiós chicas- dije- nos veremos... por ahí- dije sin importancia siguiendo a Jungkook después
Su mano ya no estaba en mi cintura pero yo la agarré con la mía regalándoles a mis amigas una sincera y cruel demostración. Creo que me he desquitado de sus actitudes llenas de falsedad en la preparatoria.
Jungkook mira nuestras manos con algo de sorpresa, sin embargo no se suelta y me agarra el envolviendo mi diestra pequeña en su grande mano izquierda. La sorprendida fui yo, pero eso se me olvidó tras estar frente a una señora desconocida.
-Tía- le sonríe- es ella, mi esposa...
(...)
El aire me despeina mientras sostengo mis piernas entre mis brazos y apoyo mi mentón entre mis rodillas.
Junghyun (hermano de Jungkook) nos había dado como regalo de bodas una casa. No sabría clasificar en mejor o peor el vivir los dos solos o vivir con alguna de nuestras irritantes familias.
Yo me encontraba en la parte trasera, había una terraza muy bonita, con muebles cómodos, una mesa plantas y demás. Había un patio de tamaño normal. Mucho césped, árboles. Incluso había un columpio.
El lugar no era exageradamente grande, pero tenía sus lujos. La casa era como quien dice mediana, para pocas personas, entre comillas porque hay cuartos de sobra.
Nosotros ya conocíamos donde íbamos a vivir porque habíamos venido antes. De echo nos encargamos de escoger los muebles que queríamos que pusieran. Han trasladado nuestras cosas también. O la mayoría de ellas.
Suspiré cansada de mi mediocre vida mirando fijamente al agua cristalina que yacía completamente quieta en la piscina. Si, olvidé mencionar eso. Además de todo es muy bonita y de noche con esas iluminaciones es atrayente.
-¿Quieres?- el almohadón a mi lado se hundió. Giré encontrándome a mi única compañía por mucho tiempo. No puedo creer que vayamos a vivir juntos.
Me acercó un poco más el plato dándome de su fruta picada.
-No tengo hambre- dije cambiando la mirada
-Como quieras- susurro quedándose el plato para si solo
Silencio.
-¿Finalmente iremos a la luna de miel?- bajé mis pies y dejé mis manos en mi regazo prestándole atención, yo también tenía una ropa cómoda
-¿Tú quieres ir?- preguntó con la boca llena
-Por supuesto, necesito salir de Corea, no he disfrutado de mis vacaciones. La parte de ir contigo no me agrada, pero es soportable- comenté haciéndolo reír
-Una pena que sin mí no se pueda- los dos nos dimos una sonrisa fingida. Rodé los ojos y cambié la mirada.
-¿Es mañana?- pregunté
-Umjum- asiente dejando el plato en la mesita frente a nosotros- por la noche. Llegamos a Hawái de día, y listo., estamos en otro país. Creo que deberías ir empacando.
-Eso haré-murmuré, pero por alguna razón sentía sus ojos sobre mí, tal vez este pensando en cómo molestarme
Incomoda me puse de pie sin decir nada más. Estaba por pasar frente suyo pero sus pies casi me hacen tropezar, y estoy casi segura de que lo ha echo apropósito.
Jungkook me miraba con una sonrisa burlesca. Recogió sus pies dejando mi camino libre, me ahorré refunfuñarle palabras que me harían perder mi tiempo pasé esta vez sin problemas.
Agh, paciencia, solo paciencia.
Me adentré a la casa y fui hacia la habitación en donde estaban nuestras cosas. Obviamente cambiaría a las mías a otra habitación pero hoy no es precisamente el día.
Jungkook.
Recogí mis pies viendo la molestia en su semblante. No me dijo palabra alguna antes de seguir por donde iba. La seguí con la mirada hasta que entró a la casa, doblé mi cuello y la vi través del cristal valiéndome de que no habían cortinas aún. Desapareció de mi alcance visual y entonces me enderecé en mi sitio sonriendo victorioso,
Subí mis pies a la mesita y recosté mi cabeza.
Amo molestarla. Amo que se enoje conmigo y lo es el doble cuando habla con sarcasmo. Se le oye perfecto el tono de voz cuando la hago salir de sus cabales.
Cerré mis ojos con una sonrisa que no me borraría nadie. Me quedé así por un buen rato, todo hasta que escuché que me llamaban.
-Jungkook- la voz venía desde mi derecha, abrí los ojos fácilmente. HaeMi estaba asomada en la puerta- no me dijiste los días
-No sé cuántos son, pensé que tu lo decidirías- le dije
-¿En serio?- pregunta- tampoco sé
-Vayamos sin día de regreso entonces- volví a acomodarme recargando mi cabeza y cerrando mis ojos
-Tsk, no puede ser que opine lo mismo que tú- dijo después de unos segundos pensando, ni siquiera la miré- vale.- murmuró
Poco después escuché sus pasos, y me di el lujo de verla correr escaleras arriba.
-HaeMi, HaeMi- sonreí ladino tomando mi antigua postura
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