•35• El nuevo
Minutos después de que me ocupase en pensar en el raro
giro radical de mi personalidad y en mi vida cambiante, Jungkook llegó a mi habitación con una bandeja con exquisitos panes y refrescos fríos. No podíamos sentarnos a comer en la cama así que tuve la brillante idea de irnos a mi balcón.
—Wow. Cuando me invitaste pensé que estaría decente. —una brisa leve mueve algunas hojas secas en el suelo atrayendo la mirada de ambos.
—¿El tuyo lo limpias?— alzo una ceja antes de tomar asiento en una de las sillas.
—No pero yo no te invito a que vayas.— se sienta también.
—Vale pues no pongas el vaso en mi mesa polvorienta y comamos en armonía, anda.— evito el inicio de una discusión tonta y doy el primer mordisco.
—¿Por que siempre te veo comer con ese entusiasmo?— Jungkook me vacila la mueca de felicidad que no disimulo mientras mastico.
Yo encojo los hombros tratando de desocupar mi boca para decirle lo que estoy pensando.— Debe ser porque desde que vivo contigo tú me cocinas y tal. Eres como... mi fuente de alimentación.
Jeon bufa.— Estoy cada día más seguro de que no puedes vivir sin mí.
—Ay, ya.— me quejo y él se mofa.
Pasados unos minutos están los vasos vacíos en la mesa.
Jungkook se ha acomodado en su sitio con la nuca en el borde del espaldar de la silla en una postura varonil que mantiene sus piernas abiertas. Es inevitable no mirarlo así que cuando me nota vuelve la cabeza un poco hacia mí sin deshacerse de su comodidad. Noté el imperceptible detalle de su expresión suavizándose una vez ha puesto los ojos en mí.
—¿Te sientes bien?— me pregunta miro como me pone la mano en el muslo y me acaricia.
—Sí, ¿por qué? —respondo un poco confundida y estremecida.
—¿No he sido rudo hace un rato?
—Uh.— entiendo mejor ahora.—Sí, pero estoy bien.—le soy sincera.
—¿Te gustó?— tiene la mirada puesta completamente en mí y estoy segura de que ya me he sonrojado.
—Sí. — lo miré, cortando el contacto visual al instante.
Escucho su risita nasal y más pronto que mi reacción a eso está su mano cogiéndome la mandíbula con delicadeza.
—Estás sonrojada.
El viento bate más fuerte por un momento y se me pone todo el cabello en le cara .
—Bueno supongo que todas las personas conocen la pena.— digo. Él me aparta el pelo y baja la mirada a mis labios sin ningún tipo de disimulo y mucho menos la pena de la que le acabo de hablar.
—Ya sé como me vas a pagar por ser tu fuente de alimentación.— dice con gracia, sin dejar de verme los labios fijamente.
—¿Cómo?— finjo que no sé lo que está pensando.
Me quedo quieta mientras él se acerca y cierro los ojos al tenerle sobre mí. Entreabro los labios lentamente para él. Su textura suave y mojada es grata de sentir, me gusta pensar que estoy tocando su llamativo lunar y su piercing. El beso termina rápido, pero desde que nos miramos supimos que tenía segunda parte.
Con muchísimas ganas de más y una excitación incipiente, me levanto de mi asiento y me coloco a horcajadas encima tuyo. Jungkoon mira con adoración como me siento en su regazo y con una sonrisa que no se a qué viene acomoda la nuca nuevamente en el silla al tiempo en que pone las manos en mi cintura. Por alguna razón me contagio de su sonrisa y me agacho para besarle. El beso es más cómodo de esta forma, no tengo que esforzarme en levantar el cuello para alcanzarle y el puede tocarme la espalda y el trasero a su antojo
Sin dame cuenta, llega un momento del beso en el que me dejo llevar tanto que siento como si mis labios se movieran solos. Jungkook también deja las manos quietas, únicamente enfocando en mi boca. Suspiro entre segundos ,y parece que vamos a estarnos dos horas así pero Jungkook me aleja suavemente y me mira a los ojos.
—No quiero que te frenes, Hae.
Lo miro un tanto perdida. Su mirada toma una fuerte intensidad, pero no me quiero apartar de ella.
"Hae" ... me encuentra sentimientos escucharlo llamarme de esa manera.
—Déjalo fluir, como hasta ahora.
Sus palabras me toman de desprevenida. Y aunque no está siendo directo sé de lo que habla. Mis párpados tiemblan, no es fácil sostenerle la mirada. Joder, no es fácil.
—No pretendo hacerlo.— me río tal cual una tonta.
Le sujeto la mejilla y me vuelvo a acercar.
Mañana siguiente.
Mina llegó a la hora acordada. Yo ya estaba lista así que solo fue tomar mis cosas y subirme al asiento copiloto del todoterreno rojo de mi hermano. Me he puesto un vestido beige que me llega a la mitad de los muslos, a juego con unos tacones de piel bajitos muy cómodos, perfectos para exhibir mis uñas cuando queden decentes.
—Hoseok fue a la empresa pero volvía al medio día para cocinar, si quieres llegas al departamento a la vuelta y almuerzas con nosotros.— me habla Mina mientras conduce.
—Me parece bien, gracias Mina.— sonrío mirándola.
Y no es cualquier sonrisa, de hecho si no empieza ella el diálogo me quedo todo el camino jugando con mis dedos y pensando obsesivamente en que he dormido con Jeon en mi cama después de besarnos media hora en el balcón. Pero eso no es tan impresionante como solo dormir hasta la mañana de hoy y para colmo desayunar juntitos en armonía. Mi mente no quiere asimilarlo de un tirón pero creo que la repulsión entre nosotros se sustituyó totalmente. Por una relación bastante parecida a la de un hombre y una mujer que se casaron a la fuerza pero terminaron adaptándose a la idea y normalizaron hacer cosas juntos tal cual ... un matrimonio real.
—¿Desde cuando no vas a un salón?— Mina me sigue hablando.
—Hace como un mes, las uñas se me desprendieron y me las arreglaba en casa yo misma.— me las miro a la vez que le cuento.—Reí sin ganas y se las enseñé. —Están horribles.
—No te preocupes que hoy regresan como nuevas .— me guiña un ojo, simpática.
(...)
Jungkook
—Cuéntame algo, viejo.— SeokJin se sienta conmigo en el tresillo que hay en el patio frente a la piscina— Has sumado millones de seguidores, ¿no te causa nada?
—Lo sé, estoy contentísimo. — confieso y me recuesto del terciopelo del mueble, sonriendo.— igual me lo esperaba, Calvin Klein es una empresa famosa.
—Yah, pero una vez está el resultado, te impresiona.— razonó.
—Lógico.— dije.
—¿Donde está HaeMi?
—Salió, tenía planes. No se a que hora vuelva.— suspiro.
—¿Todo bien entre ustedes?— Jin me mira curioso con una sonrisa ingenuamente ladina.
—Sí , estamos... bien.
—¿Solo bien?— él insiste. Yo frunzo el ceño, queriéndome librar de mi visible expresión nerviosa.
—Sí.— encogí los hombros. —¿Qué más te digo?
—Nada, solo me pone contento que estén ... así. — me muestra una sonrisa de boca cerrada.— Osea, se nota que están muy en paz, viejo, me alegra.
—A mí también, Jin, a mí también.— Le palmeo el hombro dos veces con mucha emoción interna perfectamente disimulada.
Miro la piscina fijamente mientras mi mente evoca todo lo que hice ayer con HaeMi, y me recorre una sensación agradablemente espeluznante cuando recuerdo cómo se mezclan el amor y el deseo que siento por ella cuando estamos teniendo sexo.
—¿Trajiste la cámara?— miro a Jin.
—Sí, ¿por qué?—me responde.
—Quiero que me tomes unas fotos, las voy a postear para dar la bienvenida a los nuevos seguidores.
—¡Sí! Buena idea, Kook.
—Vale busca la cámara, yo...— me pasé las manos por el pulover inconscientemente— voy a quitarme esta ropa, ahora vuelvo.
HaeMi.
Horas después.
Y después de una larga mañana, estoy volviendo a casa. Me han hecho un trabajo espectacular en el salón. La pedicura y la manicura combinan y hasta me he cambiado el color del cabello. Toda la mañana.
Mina no paraba de decirme que estaba quedando hermosa , que Jungkook se impresionaría muchísimo cuando me viese. La pasé bien con ella. Después del salón le acompañé a hacer algunas compras para el bebé, objetos como chupetes, biberones, baberos, también algo de ropa.
—Dale mis saludos a Jeon.— me dice mi hermano una vez me he bajado del coche. La verdad es que el almuerzo fue un poco tarde y sin darle cuenta me quedé con ellos hasta la tarde.
—Vale.— me agaché para mirarle por la ventanilla y agitar mi mano en despedida.
Él hizo lo mismo y no demoró en marcharse.
Yo seguí el camino hasta la entrada y registré en mi bolso para encontrar las llaves. Empujo la puerta cuando he usado la llave, entro y la vuelvo a cerrar. Está todo en silencio pero no se me ocurre que va a haber algo mojado tocándome los pies. Miro hacia abajo y pego un gritito al ver a un pequeño perro oliéndome fervientemente. Me quedo quieta un momento mientras el se decide entre gruñirme o moverme la colita . Un segundo más tarde me dedica una mirada ingenua desde abajo que me enternece de inmediato.
—Ay.— digo bajito y me agacho para cargarlo entre mis brazos.— ¿De dónde saliste, hermosura?
En la cocina me encuentro un unas bolsas de supermercado sobre la mesa en donde dejo también mi bolso. Unos pasos más adelante está Jungkook tumbado en el sofá de la terraza con la mirada bien puesta en un libro que parece estar leyendo. Me hago ver y él rápidamente alza la vista, hallándome.
Pone la mirada anotada que mi lado vanidoso esperaba que pusiera al verme pero me limito a sonreír por dentro y hablarle.
—¿Y esto?— pongo al can en el suelo y lo miro divertida.
—Es Bam. ¿Te agrada?— se sienta en el mueble poniendo el libro cerrado a su lado.
—Es bonito ¿Lo adoptaste?
—Sí.— asiente y suena los dedos llamando la atención del nuevo.
El cachorro luce muy pequeñito en los brazos de Jungkook— Es muy tierno.—dije
—A penas tiene un mes, va a crecer muchísimo, créeme.— me cuenta y en eso Kingkang aparece y llega directo a donde estoy a ladrar y a moverme la colita, contento de verme.
Sonrío y me agacho para cargarlo. Él me lame el rostro pero no le dejo mucho pensando en donde pudo haber puesto la lengua.
—Bueno, mientras no haga sus necesidades en mi cuarto ni agreda a mi perro lo voy a amar.— demando con gracia y me siento junto a él (no tan cerca) Kingkang va al suelo.
—Lo primero es muy probable.—dice él alzando las cejas con gracia.
—Por cierto, hay muchas personas escribiendo mensajes a mi instagram.— crucé los brazos.— y tengo seguidores nuevos también.
—Es por Calvin Klein.— dijo Jungkook— gané más popularidad con la sección de fotos, supongo que llegan a ti a través de mí. ¿qué te dicen?
—No sé, no he leído todos los mensajes pero no son haters, al parecer tus fanáticas me empezaron a querer.
—Eso es bueno ¿no?
—Supongo.— encojo mis hombros, despreocupada.— Sabes que no me importa mucho eso.
Jungkook se me queda viendo fijamente, le sostengo la mirada sin problemas.
—¿Qué?— le pregunto, un poco nerviosa.
—Te queda bien el cabello así.
Como siempre, los primeros segundos estoy sin palabras. No sé que decir pero pongo empeño en no evitar sus ojos y sonrojarme como una tonta. Menos mal que no me dijo algo como " estas hermosa ".
—Gracias.— le dije con naturalidad jugando con un mechón de mi pelo color caoba— a mí también me gustó.
Apenas vuelvo la atención a Jungkook, lo veo venir sobre mí. No llego a pensar en nada antes de que plante un dulce pero corto beso en mi boca. Después de eso me mira al rostro y sosteniéndome la mandíbula, me vuelve a besar. Todo luce muy normal aunque estoy jodidamente llena de una nueva emoción y algo inquieta. Es que aunque hayamos hecho más que esto, los besos que no son con intensiones sexuales no me dan igual. Son muestras de cariño.
El suelta mi mentón y un nuevo intercambio de miradas me hace acomodarme en mi sitio.
—Me voy a mi habitación.— digo lentamente.
—Vale.— asiente él devolviéndome mi espacio personal.
Me impulso de las manos para ponerme de pie y entro a la cocina. Las pisadas de Kingkang me persiguen mientras pienso en ducharme y dormir un rato.
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Graciasxleer 💗
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