•27• Una conversación pendiente ll
Me acomodo el jersey y me desorganizo el pelo antes de envolver la manija de la puerta, dar algunos golpecitos en la madera y abrir.
Empujo y me voy asomando, inseguro de si debo o no, pues no me responden nada. Pero no es difícil encontrarle, está junto al ventanal corriendo las cortinas para que tapen por completo el cristal.
—¿Puedo pasar?—, mi pregunta es más bien retórica, y sé que se negará a que me vaya.
—Ven.— ella termina con lo que hace y se va a la cama, apartando el edredón y metiéndose bajo él, sus ojos se ponen en mí y es una clara invitación a que ocupe el espacio vacío que su costado.
Entro y cierro la puerta detrás, inspeccionando vanamente con la mirada el lugar, con el objetivo de no mantener la vista fija en ella. Las luces están encendidas, y hay un olor suave a su colonia en el ambiente que hace la misma función de ambientador. Dejo las pantuflas frente a la cama y me acomodo con la espalda en el cabecero.
— Está lloviendo muchísimo.— comento.
HaeMi hace un mohín con los labios, desganada y sin mirarme. Nos pasan unos minutos en silencio. Yo miro a algún punto inexistente mientras ella solo juega con sus manos, lo que llama mis ojos varias veces, me pone nervioso que haga eso.
—Si quieres ya me puedes explicar... eso. —suelta ella de la nada, y mirándome como preguntándose si hizo bien en sacar ese tema.
Yo rompo el contacto visual y me revuelvo el cabello con nervios.
—Ehm... Todavía no sé por dónde se empieza a explicar esto, la verdad.
La lluvia no cesa, y yo me empiezo a angustiar viendo que llega el momento de la conversación que se nos quedó pendiente esta mañana en la ducha.
Noto la mirada de HaeMi cada vez más atenta. Pero de repente ella se acerca a mi rostro. La miro a los ojos y unos segundos después tengo su boca sobre la mía. Siento su mano en mi mejilla, luego soy yo quien acuna la suya mientras le correspondo. Relajado, me regocijo sintiendo sus labios. Ella con un chasquido se separa y se queda a susurrarme algo:
—Empieza por donde sea, pero quítame esta intriga ya, por favor.— entonces se sienta cruzando las piernas y mirándome fijamente.
—Vale.— dije.
Realmente esto no es tan grave, me estoy ahogando en un puto vaso medio lleno.
— Cuando vivía en Busan tuve una novia.— comienzo diciendo— La relación era... bonita, estable, ya sabes... Ella me gustaba muchísimo, me sentía jodidamente bien con ella, y hasta puedo decir que le estaba queriendo cuando terminamos, pero nunca llegué a amarla. — Hae me mira entre concentrada y confundida. Yo trato de no perderme en mi propio relato.— Un día quise mostrarle algo. Una parte de mí que me estaba reservando porque sabía que podía no gustarle.
—¿Una parte de ti?
—Digamos que soy...muy agresivo.— le digo , ella no reacciona de ninguna forma solo me atiende.— Cuando se trata de sexo no sé que me sucede, ¿entiendes? Suelo perder los estribos, y así era mi manera de disfrutarlo; sin control, de una manera más... bestial. Pero al parecer no la de ella. Me dijo que estaba bien con que fuese así, pero un día no... no pudo frenarme y... le hice daño... Ese día me di cuenta de que no solo le había hecho daño físicamente, sino también psicológicamente, porque a cada que cedía a mis maneras le hacía un poco de daño. Ella se fue huyendo de mí. Y sé que dije que no tenía sentimientos fuertes por ella, pero me sentía una completa basura conmigo mismo después de eso.
Cuando termino de hablar, la cara desconcertada de HaeMi es más que evidente, supongo que deben estar pasando muchas cosas por si cabeza.
—Pero... ¿c-cómo le hiciste daño? — el pelo le cubre los lados de la cara, y se ve tan ingenua mientras me pregunta.
—No es nada de lo que estas imaginando. Pierdo el control pero no soy un sádico.— aclaro. Tal vez esté imaginando que le corté la ingle con un cuchillo o algo.
—Oh...
—Dime algo, por favor.— le pido, buscando una reacción más definida que su rostro atónito.
—Bueno yo... no sé que decir. — dice mirando a otro lado.— ¿Entonces eres un... adicto al sexo?
—Sabía que estarías mirándome así.— comento y ruedo los ojos terminando por bajar la mirada.
—Jungkook es que... perdóname, no sé que decir, ni que pensar.— me mira como disculpándose.
—No, no te disculpes. Yo sólo... No quiero hacerte daño, Hae, eso es lo primero.—dije mirándola, sus ojos conectando con los míos, espero que se de cuenta de que lo digo de verdad. — Y lo segundo... no me mires así, por favor.
—¿Cómo te estoy mirando?— lo que digo le saca una risa y eso aligera la tensión del ambiente grandemente.
Las sonrisas se nos van borrando, y yo decido que lo mejor será irme, asi que me paso la mano por el pelo y suspiro.
—Me iré a mi habitación, entonces...
—Si.— susurra.
El que no me detenga me convence más de que lo mejor será irme. Ella se ve incómoda, pensativa, espero que solo necesite procesarlo y que no deje de mirarme de la misma forma después de hoy. Sé que haberle contado esto pudo haber mandado al caño la atracción sexual que siente por mí, y que posiblemente nunca pueda pasar nada entre nosotros, lo que en el fondo me decepciona y me pone malditamente triste
Cierro la puerta de mi cuarto y miro por el cristal como el agua cae a borbotones, pensando inevitablemente en la conversación. Me tumbo en mi cama sin ganas de muchas cosas, y observo el techo fijamente.
¿Te imaginas? ¿Te imaginas al amor de tu vida rindiéndose al placer que le das?
Una HaeMi cumpliendo mis fantasías sería la gloria. Y sé que puede sonar egoísta porque hablo de mis fantasías. Pero en ningún momento he dicho que no puedan cumplirse las suyas también. No soy un adicto al sexo, ni un sádico, simplemente lo disfruto de una manera un poco... singular, y ella tenía que saberlo para que sepa lo que verá de mí si en algún momento sucede eso que tanto queremos ambos.
No le quiero solo para follar, HaeMi... es más que un posible sexo duro de una noche. Es mi amor imposible desde niños, es de la única que me siento realmente enamorado. Y joder, pasar años pensando que jamás voy a formar parte de su vida y de repente tenerla de esposa me convierte en un suertudo de mierda.
(...)
Día siguiente.
HaeMi.
Tiene sentido, no se me pasó nunca por la mente, pero lo tiene. Le pregunté más de una vez, y ese motivo nunca estuvo entre mis opciones así que por eso decía que no a todo.
Me peino el cabello sentada en la banqueta frente al espejo,y le estoy devolviendo la mirada a mi reflejo, pero al mismo tiempo no, estoy mentalmente metida esa conversación. A pesar de que las palabras de Jungkook se montaron en un hostigante carrusel imaginario en mi cabeza, dormí varias horas.
Y es que no es tan malo. Admito que me asusta ligeramente como pueda comportarse conmigo si pasa, y admito también que me he hecho mis propias advertencias en las últimas horas, pero aún así... sigo queriendo con él. Y las ganas que le tenía antes de esa conversación siguen estando pero ahora se le suma la intriga y la incitación peligrosa que me hace sentir mi irrefrenable atracción sexual por él sentir.
Después de que me coloco una ropa cómoda e intento dejar arreglado mi desorden de cama, salgo de mi habitación. Tengo el estómago más vacío que la palabra y un nerviosismo sinsentido por encontrarme a Jungkook que no me puedo explicar. No quiero que las cosas se pongan raras entre nosotros, pero ¿cómo se deja de pensar en eso?
Cuando voy llegando al final de las escaleras escucho un ruido afuera que me hace girar el cuello automáticamente y mirar por los cristales de la pared. Es Jungkook.
Entro a la cocina con el objetivo de encontrar algo con lo qué llenar mi estómago.Veo que no hay nada de comer hecho y pienso en lo cruel que es mi esposo falso al no haber preparado algo su probre inútil esposa falsa. Voy al refrigerador y encuentro varias cosas para preparar pero lo más ideal está en un bolso de nailon.
Me termino picando algunas frutas y conformándome con un vaso de batido. Esto no pegaz y no es lo que yo llamo un desayuno nutritivo, pero no tenía de otra.
Se me ocurre cargar con mis cosas hasta los muebles de la terraza y tomar asiento allí. Me pongo el cabello detrás de las orejas para evitar que me estorbe y comienzo a comer con calma. Pero mientras lo hago, alguien nada sensualmente en la piscina frente a mis ojos y es imposible no poner la vista en él. El batido de fresa baja por mi garganta y se mezcla con la frambuesa que estoy masticando. Me despego del vaso, y sigo sus movimientos como quien ve malabarismos sentado en el asiento de un teatro.
Bajo la mirada cuando Jungkook llega a la orilla de la piscina y se sostiene del hormigón para subir a la superficie y tomar una ruidosa bocanada de aire, no quiero que me descubra mirándole. Me dedico a mirar que trozo de fruta comerme con el interés más fingido que he puesto en algo. Oigo otro ruido, me imagino a Jungkook saliendo del agua. Y la vista es... más traumatizante de lo que pensaba. La velocidad del video pudo detenerse justo en el momento que caminaba en mi dirección mientras yo le miraba.
Me vuelvo a poner el pelo detrás de la oreja y me pego del vaso en el imposible intento de disimular que no me he quedado atontada con la imagen de su torso y su brazo tatuado. Sus piernas son tan protuberantes y hermosas, no puede ser que tenga un trabajo de gimnasio tan perfecto. Jungkook llega a la techo de la terraza destilando agua con todo el cuerpo, y yo estoy aparentemente concentrada en mi desayuno pero no puedo evitar mirar cómo se seca con una toalla.
—Buenos días, fea.— me habla.
Suelto una risita nasal —Creo voy a quedar con la parte bonita de tu saludo, Jeon.
—¿Soy yo o estás comiendo frutas con batido?— pregunta con una sonrisa cómica frunciendo el ceño.
—Eres tú.
—¿Por qué no te preparaste otra cosa? — me mira mientras se coloca la toalla alrededor del cuello.
—Porque no sé y soy muy vaga. Esto quita el hambre igual, no te preocupes.— me emboco otro pedazo de fruta.
—¿Qué planeas hacer hoy?
—Uhm. Nada, pienso quedarme aquí. — respondí.
—¿Iremos a esa fiesta de compromiso?
—Sí. Pero eso es... más tarde. — desvío la mirada y me pongo rara respondiéndole eso, pero al parecer no lo nota.
—Vale, me voy a duchar.— le enfoco de nuevo— estaré en mi cuarto... — ambos nos miramos, la tensión reflejada en una sonrisa forzada y un sí que dije yo con la cabeza —.... por si me necesitas.
Ay vamos, que no hay que catalogar lo que me contó como algo tan grave en realidad, no es un asesino ni nada por el estilo. ¿Quien dice que no me guste? Todavía no lo he probado...
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¿Se esperaban que fuera este el secreto de Jungkook? 👀
Ya casi un mes sin actualizar 😂😬
Espero que la espera haya valido la pena 😊🙌
Si fue así presiona la estrellita y házmelo saber 🤗🤗🤗
Quién sabe si la otra actualización no esté tan lejos 😏 (JAJA no me crean, no caigan 😅)
Aquí debajo les dejo un pequeño banner con mi nombre de usuario en Ig siganmeeE
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