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•15• Hae psicóloga.

Jungkook.

La radio reproduce una canción agradable mientras conduzco de regreso a nuestra casa. HaeMi mira por el cristal oscuro de la ventanilla, no está llorando, ni tiene un semblante severamente triste, sólo está callada y seria, lo cual me preocupa un poco, la verdad. No dejo de mirarla de reojo durante todo el camino. Cuando llegamos, guardo el auto en el garaje. Y ambos bajamos yendo rumbo a la puerta principal. Las llave las tengo yo, así que me pongo delante y me encargo de abrir. Dejo que Hae Mi pase primero y luego le sigo yo cerrando la puerta detrás.

Siguiéndola con la mirada, veo que toma asiento languidamente en uno de los sofás de la sala. La forma en la que ignora a un eufórico y cariñoso Kingkang confirma mi teoría de que no está nada bien y probablemente necesite descansar o estar sola.

Pero no lo sé, no me quiero alejar de ella ahora.

Dejo las llaves de la casa y del auto en la mesita de centro antes de sentarme a su lado.

Hae Mi coloca las manos a sus lados en los cojines del sofá.

-Mi madre tiene... cáncer. - menciona como algo inconcebible.

-¿Lo puedes creer?- se ríe, pero la risa es incrédula, amarga y triste.- Es que...- se recuesta del espaldar del sofá- Es imposible, yo... yo todavía no acabo de asumirlo.

-Estas cosas suelen pasar.- comento mientras ella se soba la cara y las sienes.- Uno siempre se pregunta por qué le toca sufrirlo, y es injusto - entonces me mira- pero así es. Y no hay nada que hacer.

-Mi madre... mi madre no es la mejor de todas ¿sabes?-dice, y la miro con toda la comprensión del mundo, recordando que alguna vez me lo había dicho de otra forma.- de hecho pensé que la odiaba, pero ahora... ahora que sé que está.... enferma y que... - se muerde el labio, noto que se le ponen llorosos los ojos.

No me aguanto a sobarle la espalda a modo de consuelo. Pienso de repente que estoy pasándome de la raya, sin embargo me quedo atónito cuando es ella quien esconde el rostro en mi pecho y me abraza. Lo entiendo rápidamente, y le abrazo también, procesando la idea de que se está desahogando conmigo. -Nunca había sentido tanto miedo, Jungkook...- me confiesa con la voz rota.

-Shh, tranquila. Es normal que sientas eso.- murmuro.

-No quiero perder a mi madre...

-Lo sé.

-Ya sé que es una materialista, insensible y mala madre, pero la amo muchísimo.- no deja de sollozar.

Le dejo hablar todo lo que quiere, hasta que se calma unos minutos más tarde. No sé como termina subiendo los pies a mis muslos ni como le termino acariciando el cabello abiertamente.

Hae Mi se aparta de mi pecho y se limpia el desastre de lágrimas del rostro, le ayudo con ello.

-Te mojé el pulover.- comentó con gracia, sus párpados algo hinchados y la nariz roja.

-No te preocupes.- niego restando importancia.

Ella se queda en silencio unos segundos.

-Creo que me voy a dormir.

-Vale.- digo asintiendo.- al final no comiste nada, ¿te vas a acostar con el estómago vacío?

-¿En serio crees que puedo tener hambre?

-Bueno. Sí, me imagino que no.

HaeMi me mira fijamente, yo no puedo evitar hacer lo mismo. Su pelo negro hazabache cae por sus hombros, sus ojos negros brillando a la luz tenue de la lámpara de tubo, sus labios tan atrayentes como siempre. Y sin previo aviso, se atreve a besarme, esperándomelo, ubico mi mano en su mejilla y le correspondo. El beso es suave y lento, más sentimental de lo que a simple vista pudiese parecer. HaeMi se separa y susurra:

-Gracias.

Supongo que lo dice porque le he permitido desahogarse en mi pecho. Pero si ella supiera que eso no me cuesta nada en lo absoluto.

-De nada.- y le doy un último casto beso más.

Ella quita las manos de mi cuello, baja los pies de mi regazo y se levanta del mueble. Le alcanzo la cartera y entonces se va sin ánimos a su habitación siendo perseguida por Kingkang y por mi mirada.

(...)

HaeMi.

Me remuevo entre las sábanas, y cuando me quedo quieta noto una luz que identifico como la claridad del nuevo día. Aún así no abro los ojos, solo suspiro y me quedo tranquila otro rato. Pero antes de que pueda seguir disfrutando empiezo a sentir lamidas en mi mejilla, entreabro los ojos y descubro al único posible responsable: KingKang.

-Yah, travieso, me despertaste. -sonrío y le alejo adormilada. Él me ladra.

Me coloco bocarriba y lo levanto con ambas manos como a un bebé. Es que es mi bebé.

-¿Cómo amaneció el bebé de mamá?- KingKag mueve la colita mientras le hablo con voz empalagosa.

Lo dejo en la cama y entonces me siento yo en el borde a retomar el poco de autocontrol.

¿Jungkook se habrá despertado?

Miro a la puerta pensando en salir e ir a ver a su habitación.

Miro a KingKang sentarse en frente mío.

-¿Ya sé levantó tu nuevo mejor amigo?- le hablo, consiguiendo un ladrido.

Rendida, levanto el trasero para irme a duchar.

Mientras me relajo en la ducha pienso en ayer. Me entristezco al recordar que mi madre tiene cáncer, por un momento pienso que es algo que no me dejará estar tranquila por mucho tiempo. Siento que estaré en una angustia permanente. Me acuerdo de lo que me prometí acerca de hablar con Mina mientras elijo la ropa. Quizá pueda ir hoy, de todas formas no tengo mucho que hacer aquí.

De hecho no tengo nada que hacer aquí.

Me visto con una falda a cuadros morada y rosada con unos botines rosados y un suéter corto también del color mencionado. Me hago el eyeliner frente al espejo y me dejo el resto del rostro igual, no tengo ánimos de maquillarme.

A penas abro la puerta y salgo de mi habitación, miro hacia la suya, noto la puerta abierta así que me asomo a ver si le encuentro, pero no está, sólo su cama perfectamente tendida.

Bajo las escaleras con la idea de que ha salido, pero descarto esta en cuanto percibo un olor delicioso venir de la cocina. No dudo en pasar por ahí, y le encuentro enseguida.

Me fijo en que trae un suéter azul de lana y unos shorts cortos, por encima un delantal.

Entro y me raspo la garganta.

-Hola.

Jungkook voltea.- Oh, hola.- vuelve a concentrarse en eso que está batiendo en la sartén, pero pronto apaga la hornilla.

La mesa me roba la vista, pues está llena de comida.

-Uh ¿Tú... hiciste esto?

-Se ve bien ¿no?.- responde y viene a traer otro pozuelo a la mesa, el que al parecer es lo último porque se deshace del delantal y se sienta.-¿No te vas a sentar? No creo que me pueda comer esto yo solo.

Sonrío y me quito la cartera del hombro para luego sentarme en una de las sillas que contornean la mesa de cristal, convencida de que me muero de hambre.

-¿Vas a algún lado?- pregunta Jungkook , sirviéndose de lo que él mismo hizo, parece que nota mi bolso y mi vestimenta.

-Le prometí a mi hermano que hablaría con su esposa.-digo, poniéndome el pelo detrás de la oreja para que no me moleste al comer.- están teniendo problemas desde hace un tiempo y... quiero hablar con mi cuñada, tal vez consiga solucionarlo.

-Oh, es por eso que Hoseok se queda con tus padres.

-Sí.-asiento mientras mastico, conteniéndome para no hacer una mueca de placer con el sabor. Joder, este hombre cocina como el cielo.

-¿Quieres que... vaya contigo?- me mira.

-¿Seguro?

-Sí, no tengo nada que hacer hoy. Aunque está bien si quieres ir sola, yo sólo... - dijo.

-No, no. Me puedes acompañar.- le toco la mano inconscientemente, lo que retiro cuando me doy cuenta. Jungkook me mira atento.

Qué asco estar nerviosa.

-Aunque bueno me imagino que te tengas que ir a dar una vuelta mientras hablo con ella.- hundo la cuchara en la sopa otra vez.

-Vale, termino aquí y me visto.- me asegura.

(...)

-¿Cómo dormiste anoche?- Jungkook atiende al frente conduciendo con rigurosidad, pues hay varios vehículos en la carretera. Típico del tránsito en Seúl.

-Bien, aunque me tardé en hacerlo.- respondo cantando en mi mente la canción de la radio.

Suspiré.- Tengo que hacer que Hoseok y Mina regresen. Eso le agradaría a mi madre ¿no? Tal vez eso le motive a querer recuperarse o algo...

-Mhm.- Jungkook está de acuerdo.- ¿Cuantos años llevan ellos casados?

-Unos cuatro, pero creo que llevaban siendo novios como desde que yo estaba en el Kinder.- bromeo, Jungkook me mira sorprendido - No, pero enserio llevan años, sería una pena que lo terminen así como así.

Nos toma menos de una hora llegar, pues Itaewon está bastabte cerca de Seúl. Claro, le tengo que indicar a Jungkook más o menos cómo ubicarse para llegar al vecindario.

Miro la casa frente a la que hemos aparcado y tomo un suspiro.

-Aquí voy.

-¿Eres buena convenciendo?- Jungkook alza una ceja mientras me coloco el bolso.

-No. Pero soy buena psicóloga.

Jungkook me mira como si estuviese loca. - Es broma ¿no?

Me eché a reír.- Te llamo cuando la convenza.- abrí la puerta y salí.

El carro arranca, y se pierde por donde vinimos, me pregunto que hará mientras tanto o adónde se irá. Me olvido de ello y camino hacia la entrada. La casa no es la más grande pero si es bastante bonita, recuerdo haber venido a aquí antes.

Extiendo la mano y toco el timbre. Espero pacientemente a que habrán, no tardo en oír voces adentro.

-¡Yo abro!

Y en unos instantes, es Mina quien me abre la puerta. Lo primero que se me ocurre es sonreír, pero veo algo que me deja más que sorprendida.

Esa barriga no es porque ha estado comiendo mucho ¿verdad?

-Hae...- menciona ella mirándome con cierta sorpresa.

-Mina, Hola. ¿P-puedo pasar?- le pregunto echando un tímido vistazo hacia adentro.

-Uh, sí, claro, adelante.- se hace a un lado dejándome un espacio para entrar, seguramente deduciendo el porqué de mi visita.

Cruzo el marco de la puerta y entro a la casa, escuchando la puerta cerrarse mientras observo con curiosidad la sala, han habido algunos cambios desde esa vez que vine. La familia de Mina no es de clase baja ni nada por el estilo, su padre antes de morir tenía posesión de varios terrenos, los cuales pasaron a ser de Mina tras su muerte. Su madre actualmente es directora de finanzas en una empresa, así que no llevan para nada una mala vida.

-Oh, tenemos visitas.- reconozco a la señora que sale de la cocina como la progenitora de Mina, una mujer de cincuenta o más años de edad.- Bienvenida, querida.

-Hola señora.-Me inclino haciendo una pequeña reverencia.

-¿Cómo están tus padres?

-Uh, bien.- obvío muchísimas cosas con la respuesta, o tendría que decirle que mi madre tiene una enfermedad gravísima y no vine precisamente a hablar sobre eso con ella.

-Me alegra.- sus ojos se achican cuando me sonríe amable.

Mina me invita a pasar al patio trasero, allí nos pusimos cómodas en un juego de butacas mediados por una pequeña mesa de madera que habían cerca de la alberca.

-Mina...

-Ya lo sé, Hae, ya sé lo que estás pensando.- me dice apenada y agacha su mirada.

-¿Cómo has podido ocultarle esto a mi hermano? ¿Por qué?

Ella no hace más que guardar silencio.

-Él está mal ¿sabes?- le digo consiguiendo su atención. -Parecerá que está de lo mejor dándote el tiempo que pediste, pero no es así. El te hecha muchísimo de menos. Yo no sé muy bien que sucedió pero...- observo su vientre abultado un momento-¿tiene que ver con que estés embarazada?

Mina suspira.- Hae, yo no estoy lista para ser madre-me mira- y tampoco estoy lista para ver cómo va reaccionar Hoseok cuando lo sepa, nunca hablamos de esto.

-¿Es enserio, Mina?- suelto, entre molesta e incrédula, más molestia que otra cosa.-¿Acaso crees que mi hermano va a dejarte o algo? Parece mentira que lo conozcas hace años.

-Ya sé...

-¿Entonces qué?-insisto.

-¿Él te ha pedido que vengas?

-No, yo le he insistido porque lo veo fatal.

-No sé que hacer...- confesó, notablemente indecisa.

-¿No lo extrañas?- le pregunto cruzando los brazos y analizando sus gestos.

-Pues claro que sí, ¿cómo no hacerlo?- reconoce sin problemas.

-Entonces venga, Mina. ¿Qué estás esperando? No todo el mundo se casa con la persona que le gusta.- alzo una ceja y ella se ríe por el tonito con el que he hecho el comentario.

-Verdad que tú ya te has casado.

-Exacto. Y mírame.- me señalo- ya quisiera yo ser tú. Hoseok y te ama con la vida, tienen mucho por delante juntos. Y si te decides con este pequeño de aquí.- pongo la mano en su vientre. Ella sonríe un poco.- ¿Qué tiempo tiene?

-Más de un mes y medio.

Entreabro los labios.- Wow, es que se nota bastante entonces.

-Sí...

Retiro la mano y me quedo pensativa.

-Justo ayer... - jugué con mis dedos. -supimos que mi madre tiene cáncer en la sangre.- menciono, sin perderme su cara de incredulidad.

-No puede ser, Hae...- Mina se cubre la boca. -¿Pero está bien?

-Sí, recibe el tratamiento.

-Dios...

-Por eso...- puse mi mano en su antebrazo, ella me mira atentamente.- No lo pienses tanto ¿si? Sólo habla con Hoseok, y piensa en lo feliz que los harías a todos.

Mina se queda procesándolo. - Está bien.- asintió seguidas veces.

Me despido segura de que le he ayudado a ordenar las ideas, y salgo de la casa.

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Graciasxleer. 😀

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