Capítulo 33 | Los Finales Felices No Existen. Final
Final
Capítulo 33
Los Finales Felices No Existen.
Darren.
Estar parado por segunda vez en un altar esperando a la novia me hizo pensar una cosa. Mis padres todas la vida me hicieron ver que el matrimonio era para siempre y era un pacto que debía ser inquebrantable. Esa fue la razón por la que decidí que jamás me casaría y nunca me ataría a alguien. Sin embargo una persona logró cambiar mis ideas narcisistas.
Ella me hizo entender que el amor va más allá de un papel firmado o una ceremonia, el amor trasciende a todo. Uno puede casarse sin que haya amor pero también puede no estar casado y amarse con todas las fuerzas del mundo.
—Todo el mundo de pie la novia hará su entrada. —Dijo el abogado.
Apareció Dannia la mujer que a partir de ese día se convertiría en mi esposa y la mujer con quien pasaría el resto de mis días. Venía de la mano de su infeliz padre, se miraba tan emocionada.
No creía lo que estaba a punto de hacer.
Willow.
Recién despertaba de una siesta. Había llegado de madrugada a París, restregue mis ojos, mi cuerpo quería seguir durmiendo.
Mike me había conseguido un apartamento muy hermoso, tenía una vista genial a la ciudad, tenía una hermosa terraza francesa. Las suaves sábanas de seda blanca ataban mi cuerpo a la cama que era enorme, todo lucía tan perfecto. Levanté mi vista a un pequeño reloj de pared que marcaba las siete de la noche, no pude evitar pensar que justo en ese momento el hombre que amaba se estaba casando con otra mujer y que pronto yo tendría un hijo de él.
Por ridículo que me parecía toqué mi vientre, llevaba algo suyo y eso nos uniría por siempre. Me regañe a mi misma por torturarme así, una de las razones o quizá la razón principal de mudarme fue eso, el dejar atrás todo lo que tenía que ver con él. Pero nunca podría olvidarlo del todo, no cuando tendía un hijo que lo recordaría toda la vida.
Al pensar que sería madre me invadía un miedo enorme y mi mente se llenaba de dudas. Sería un desastre posiblemente, permití a mi mente imaginarme un futuro quizá en veinte años estaría viendo a mi hijo graduarse de la escuela o entrando a la universidad y posiblemente encontraría un Francés sexy con quien casarme. Por suerte mi padre me había dado trabajo en una de sus empresas en París no tendría que buscar un empleo.
Escuché tres toques en la puerta y maldije, no quería levantarme sin embargo tomé la bata de seda que hacía juego con mi pijama y fui a abrir.
—¿Te gustó? —Era un Mike envuelto en un abrigo negro y traía una bufanda con cuadros gris. Lo invité a pasar y le agradecí por su ayuda. —Si quieres decorarlo puedo darte el número de Megan una encantadora chica decoradora.
—¿Duermes con ella? —Pregunto risueña.
—Si. Pero no le digas a su esposo o me matará. —Nos reímos. —¿Vamos a cenar?
—¿Esperarías a que me arregle? —Pregunto haciendo pucheros.
—Solo no tardes una eternidad ¿Si? —Se pone cómodo en el sofá.
Me duché y la verdad estaba disfrutando esto, París me había puesto de bien humor. Me arreglé y salimos con Mike a recorrer la ciudad. Hacía un poco de frio lo cual era muy agradable.
Pedimos dos cafés y seguimos caminando. Nos estamos en una banqueta en el parque a observar a las personas que iban de un lado a otro.
—¿Como terminaste aquí? —Tenía total intriga de como él había dejado todo en NY.
—Cuando todo pasó y tu lo descubriste, sólo quize irme a donde nadie me conociera y supiera lo que hize. —Sonrió con melancolía.
—Y llegaste acá. —Él estaba arrepentido.
—Si. Empecé de nuevo y juré no volver allá para no tener que lastimar a nadie.
—Mike yo te amaba de verdad. —Sin quererlo lo dije.
—¡Lo se! Y soy un imbécil por robar de la empresa y por engañarte con Kira. —Sonrió con dificultad. —Tu te mereces ser feliz y mereces a alguien que te ame con cada fragmento por pequeño que sea de su corazón, que deje todo por ti, que te respete, que te admire como si fueras la maravilla más grande del mundo, que quiera ir si es posible hasta el fin de las galaxias contigo y que cada día te haga jodidamente feliz. Y ese no era yo. —Me estremecí ante su sinceridad.
Casi lloro al escuchar sus palabras, si tan solo Darren lo mirara de esa forma.
—¿Desde cuando te volviste poeta? —Reí.
—No se. —Encogió sus hombros. —París tiene un efecto raro en mi. —Reímos. Su teléfono sonó y su rostro se tensó. —Debo contestar esto.
Se alejó por un momento.
Se estaba haciendo demasiado tarde, habíamos pasado hablando todo el tiempo que perdimos la noción de las horas. Al llegar al apartamento le escribí a mamá quien por supuesto no respondió porque me olvidé que allá era de madrugada y ya estaban roncando todos en casa.
Me dormí pensado en que mañana iríamos a la oficina con Mike para empezar a trabajar.
Cuando desperté esa mañana revisé mi teléfono y había una invitación, Tyler y Hannah se casarían en un mes. Quizá el ver a Darren casándose les había hecho replantearse las cosas.
Llegué a la oficina y todo estaba en orden. Tendría el puesto de presidente ejecutivo. Todos eran muy amables.
—¡Lo harás bien! —Me anima Mike. —Solo se tu misma y verás que todo irá bien. Y ahora pasaré por ti en la tarde.
—Gracias Mike. —Le di un abrazo.
—Recuerda no estresarte por el bebé. —Sonríe con amabilidad. —Por cierto, ¿Se lo dijiste?
—No fui capaz. —Hago una mueca de «Ni Modo»
—Ok Bye. Paso por ti luego.
Cuando él se fue, mis nervios aumentaron a un cien por ciento. Me asignaron mi oficina. Intenté buscar noticias de como estaban las cosas en NY pero al parecer todos estaban ocupados. No habían fotos en los medios de la boda porque había sido privado.
Quería evitar pesar en Darren, pero era imposible. No podía olvidar sus ojos y su voz diciéndome antes de irme que me amaba y que siempre lo haría. Pero así es la vida no todo es felicidad y las cosas no siempre salen como queremos. La vida no es un genio que condece deseos, la vida es tenaz y feroz, somos presas indefensas deboradas por el tiempo.
Toda la mañana y la tarde pasé revisando informes, poniéndome al corriente de las actividades corporativas. Todo marchaba bien, al parecer no habían fallas el antiguo presidente lo había hecho bien.
Revisé la lista de presidentes ejecutivos que me precedieron y algo me dejó helada. Hace cinco años, el nombre que aparecía ahí no lo esperaba.
Darren Monette.
Vaya que formas tiene la vida de enlazarnos aun en medio de la distancia, posiblemente en la silla que me encontraba sentada hace cinco años estaba él. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al imaginarlo. Sentí por un momento como si estuviese ahí y luego náuseas.
Eran las seis cuando Mike pasó buscarme, le conté lo que descubrí y se burló de mi por dejar que el fantasma de Darren me incomodara. Llegamos a un restaurante lujoso con servicio a la carta y que hablan Francés muy marcado.
—Me gusta venir aquí y ver la gente. —Dice mirando disimuladamente a una mesa donde estaban un señor y una chica súper atractiva, posiblemente era su hija. —Mira esa pareja, esa chica sale con el por dinero, él es su sugar daddy.
—¡Oye! Posiblemente sea su... —Veo que se besan. —Su hija. —Reí.
Noté a Mike un poco inquieto y ver su celular, le pregunté si se había metido en algún problema y dijo que todo estaba bien. ¿Donde estaba el viejo Mike? Desde que volví a verlo había algo diferente era más bohemio, más pensador y súper caballeroso.
Posiblemente después de lo que me hizo yo debería odiarlo sin embargo ahí estaba con un amigo fiel y aunque era un traidor la vida cambia a las personas muchas veces y quería confiar en que él había cambiado, no podía confiar plenamente en él pero no podía crucificarlo después de todo.
Entendí que si quería una vida nueva debía dejar el odio y resentimiento y concentrarme en mi y mi hijo.
—¡Oye Willow! Toma un taxi acá no podré ir a dejarte. —Me indica cuando salimos de cenar.
—¿Porque? —Pregunté confundida.
—Es sorpresa. ¡Asi que vete! —Sonrió.
Me ayudó a coger un taxi y cuando me subí le indicó mi dirección. Estaba actuando demasiado raro. Me sentí confundida en ese momento. Estaba de noche y no conocía al taxista sin embargo fue muy amable, nos detuvimos un buen tiempo en el tráfico.
Cuando llegué al apartamento abrí la puerta y al entrar a oscuras de no ser porque habían velas por todas partes pensaría que el sujeto parado en la ventana que sólo podían ver su sombra era un ladrón. ¿Esa era su sorpresa?
—¡Oyee! Mike esto es hermoso. ¿Esta es tu sorpresa? —Pregunté conmovida aún sin encender la luz.
No dijo nada, me pareció un hermoso gesto. Las velas y él parado frente a la ventana francesa por la cual entraba la luz de la luna. No dude en encender las luces. Y vaya sorpresa me llevé.
—No soy Mike. ¿Te desilusiona? —Sonrió.
—¿Que haces aquí? —Pregunté enojada.
—Estaba en el altar Willow a punto de casarme y esta vez para toda la vida. Todo era perfecto pero la chica que amaba no estaba ahí, se había ido a París. Te amo y eres la única persona con la que quiero envejecer. —Sus palabras eran siceras.
Por un momento pensé que era su fantasma siguiéndome. ¿Mike lo había ayudado? Esto era demasiado confuso. Pero ahí estaba el idiota parado frente a mi con su sonrisa perversa y sus ojos azules como el océano.
—Willow. Lamento no haber hecho esto antes, pero yo no podría estar con alguien que no fueras tu. —Se acerca.
—¿Estas loco?
—Tu me vuelves loco y eso me encanta. Tu haces que me enoje y que te odie pero has hecho que te ame con todo lo que tengo. —El momento no puede ser más perfecto. —Perdón por no luchar por ti cuando firmamos ese divorcio. Pero ahora estoy acá y espero que no sea demasiado tarde.
No sabía que hacer, que decir o como actuar.
—Dejé todo por ti. Justo cuando me hicieron la pregunta dije que no porque no podría olvidarte nunca. —Una lágrima corrió por mi mejilla.
—Hay algo que no te he dicho. —Digo.
—Si. Hannah me dijo que tenía que hablar contigo que había algo importante que debía saber. ¿Que es? —Me pongo nerviosa.
—Estoy embarazada. —Lo dije sin anestesia y su rostro mostró sorpresa. —Seras papá por segunda vez.
—¿P, porque no me lo dijiste? —Sus ojos se cristalizan.
—Tenía miedo. —Yo estoy llorando.
—Cuando dije que no y salí de ahí, Hannah iba a buscarme para darme los análisis auténticos que Dannia había escondido en su oficina. Brandon no es mi hijo ni de ella. La loca se lo robó de un hospital.
—Te gustan locas EH! —Bromeo.
—¡Por Dios! Aun no lo creo Willow. Este es el regalo más grande que me puedes dar. Solo espero que no sea igual de idiota a mi y luche por lo que ama.
Nos abrazamos, aun no puedo creer que este ahí.
—Willow hagamos esto bien. —Se arrodilla y me confundo. —Casate conmigo.
—¿Estas loco? —Me río. —Esto no es un cuento.
—Casate conmigo por segunda vez. Prometo que esta será la ultima y que cuidaré de ti más que nada en este mundo. No te prometo que no querrás matarme porque muchas veces querrás hacerlo, ni tampoco te prometo la eterna felicidad. Solo prometo no rendirme y cada día trataré de enamorarte como la primera vez. Prometo que serás la única mujer en mi vida y te juro amarte siempre. —Me muestra la una enorme sortija. —Solo di que si y sé mi esposa otra vez.
—Si. —Respondo entre llorando y sonriendo.
—Te amo.
Me besa... Salimos a caminar en plena noche como dos idiotas enamorados.
—Y ¿Cómo lo diremos? ...Y ¿fueron felices para siempre? —Pregunta.
—Los felices para siempre no existen Darren. Lo único que existe es personas luchando por permanecer juntas pese a todo. —Le respondo.
—¿Aun somos enemigos? —Bromea.
—Siempre enemigos y amantes hasta que la muerte nos separe querido. —Le soy un beso en la mejilla.
—Te amo. —Me mira.
—Yo te odio pero posiblemente mañana si te ame. —Reímos.
Mientras caminamos juntos por las calle de París no puedo evitar sonreír y recordar como inició todo. Todo comenzó como un contrato pero acabó como lo que siempre fue. Amor.
***
❤❤❤
Final
Espero no haberles decepcionado con esta historia.
Se acabó.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro