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Capítulo 16 | Seducir Al Enemigo.

Capítulo 16

Seducir Al Enemigo.

Willow:


No podía parar de mirarlo, era aterciopelado y azúl oscuro ¡Dios era el bolso más hermoso del mundo!

—¿Darren? —Hize un puchero.

—¡No! —Sonrió con maldad en sus ojos negando mi petición. —Ponlo en su lugar de nuevo. ¡No voy a pagar veinticinco mil dolares por un bolso!

Lo había obligado a entrar a una tienda exclusiva, Gucci la marca de mejores bolsos en el mundo aunque Channel también era buena. Mi querido enemigo se rehusaba a comprar el bolso de mis sueños con diamantes pequeños. Estaba sentado con su celular jugando por momentos sentía como me observaba mientras yo veía por los estantes de la tienda. No iba irme de ese lugar sin conseguir el bolso, recordé que solía leer en revistas que había una forma de conseguir lo quería de un hombre.

La seducción. Nunca lo había intentado, pero correría los riesgos; seducir a Darren iba a ser difícil porque era fuerte y sobre todo no creía en cursilerías. Pero era hombre tenía que caer.

En ese momento me acerqué donde él estaba, mis piernas temblaban. Yo podía comprarlo pero ya había gastado en cinco pares de zapato y además quería que Darren gastara, fue su idea lo del matrimonio y tenía obtener algo de él.

—Hola Darren —Susurré en su oído, coloqué mi mano en su pierna; él dejó de ver el móvil.

—¿Te sientes bien? —Preguntó confundido.

—Te ves muy guapo. —Eso era lo más incómodo, vaya lo que tuve que hacer por un bolso.

Él se puso rojo y me observó directamente, en ese momento me estaba muriendo por dentro; estaba suplicándole al hombre que más me odiaba que me comprara un bolso.

—Eso no funciona conmigo Willow y mucho menos tratándose de ti. —Me dijo serio acercándose a mi rostro dejándome oler su aliento a menta fresca y luego volvió a la pantalla del móvil.

—Eres un maldito Darren y... —Empecé a hablar como loca diciéndole muchas cosas a lo que él interrumpió.

—¡Señorita! —Le dijo a la asistente. —Dele el bolso a mi esposa por favor. ¡Talvez así se calla de una vez! —Eso último lo susurró.

Grité y festejé dentro de mi. Conseguí la cartera y no gasté ni un centavo. Mi técnica de seducción claramente no había funcionado. Me pregunté ¿Será que no provoco nada en él? ¿Me odia tanto que no puede sentir ni el más mínimo deseo por mi? Cuando paseamos por la calle muchos hombres me miran y él es el único que no me muestraba más que frialdad. Sus ojos azules rara vez se encontraban con los míos. ¿Tanto era su odio y desprecio hacía mi?

Estábamos en una cena, mi papá había vuelto antes de su viaje. Nos invitaron a casa, no paraba de ver a la rubia cínica que estaba sentada frente a mi, mi hermano había invitado a Kiara, ella me observaba victoriosa. Mi padre, Tyler y Darren hablaban de negocios y mi madre hablaba con la rubia.

Me sentía excluida así que decidí observar a Darren; su sonrisa cuando habla de algo que le gusta, sus ojos le brillan cuando le hacen alguna broma y cuando algo le disgusta su rostro se tensa y su mirada se vuelve oscura. Me sorprendió observándolo una vez y solo me dedicó una sonrisa amable.

—¿No es preciosa mi novia? —Comentó mi hermano acerca de Kiara quien me observó con desdén ¿Como esta perra era mi amiga?

Mis padres le hicieron cumplidos y halagos. Ella tenía un cuerpo que volvía loco a cualquiera, en cambio yo; tan ordinaria no tenía un cuerpo impactante seguramente por eso Mike se había acostado con ella. Nada en mi se podía admirar.

—Por Dios Tyler ¡No hay nadie más hermosa que esta mujer! Es perfecta —Dijo mirándome y dándome un giño.

Me sentí bien por el comentario de él, por un momento sentí que fue sincero pero no podía ilusionarme.

—Hija tenemos que hablar —Dijo mi padre y todos me observaron. —Hemos decido que lo mejor para la editorial es que seas tu quien esté al frente.

—¿Que? —Pregunté atónita.

Ese era el momento que había esperado por años. No esperaba eso. Me miraron felices por primera vez mis padres me miraban con orgullo.

—Si amor —Dijo mi madre. —Estamos de acuerdo que seas tu.

—¡Vaya me ganaste hermanita! —Comentó mi hermano.

No lo podía creer. Sentía demasiadas emociones, al principio de esa locura de casarme eso fue lo único que me mantuvo fuerte; era la presidente de una empresa reconocida mundialmente. Brindamos con mis padres, Kiara no estaba muy feliz. Mi objetivo estaba completo, me consagraba como una de las mujeres con más poder en todo el mundo.

Desde pequeña sabía que es lo quería para mi, no por la fortuna sino por poder expresarme libremente, por hacer oír la voz de las mujeres en el mundo.

—Hija sabemos que lo harás de maravilla te amamos. —Mi padre me abrazó. —Nos demostraste que estas lista.

Aun me encontraba entre las nubes cuando nos dirigiamos a casa, Darren conducía mientas yo no paraban de hablar.

—¡Lo logré! Ya no te necesito. —Dije a lo que él sonrió.

—Ahora yo te necesito a ti. —Respondió sin mirarme.

Llegamos a casa, subí a la habitación al encender la luz; me llevé una sorpresa. Estaba ahí en medio aun estaba como la recordaba, sentí mis ojos arder. Tiré los zapatos y el bolso. La tomé, era mi muñeca, Camila así la había nombrado; empecé a llorar como una niña pequeña.

Los recuerdos de mis mejores años viajaron a mi mente como una película, habían pasado unos once años desde que la vi por última vez cuando Darren me la había robado.

—Es tuya tenía que devolvertela. —Dijo él a mi espalda, traté de secar mis lágrimas.

Corrí a él y le di un abrazo.

—¡Gracias! Esto es lo mejor. —Me puse de puntas para alcanzarlo.

—¡Perdón por robártela! Era un imbécil.

—¡Creo que aun lo eres! —Nos separamos riendo.

—¡Solo hay una condición! —Tomó la muñeca. —Dejame dormir en la cama ya no soporto la alfombra.

—¡Lo que quieras! Pero no me toques o te mato. —Le advertí.

Él se limitó a sonreír.

Cuando desperté esa mañana Darren ya se había ido a correr, me desperté y sentía que nada podía salir mal; todos tenemos un día que creemos que conquistamos el mundo y caminamos entre nubes de tanta felicidad; Cuando llegué a la oficina me recibieron bien; todos los empleados me felicitaron pero de repente mi humor cambió. El idiota de mi hermano contrató a Kiara como su asistente personal.

—¡NO LA QUIERO ACÁ! —Me crucé de brazos mientras mi hermano entraba en mi oficina. —Ahora las cosas se hacen como yo digo.

—¡No me importa Willow! Será mi asistente. —Sonríe.

Terminamos gritando, deseaba correr a mis padres y contarles pero este cambio se hizo para ellos retirarse e irse de vacaciones. Tenía que ser responsable e intentar llevar las cosas de la mejor manera.

—¿Enserio? —Me preguntó la rubia estupefacta, pestañeaba detrás de sus gafas gruesas.

—¡Si! Oye pero no puedes decirle a nadie. Por favor. —Le pedí.

Le había contado toda la verdad, necesitaba hablarlo con alguien por alguna razón Hannah me parecía leal y confiaba en ella. Se sorprendió pero ya había escuchado que los millonarios arreglan matrimonios así que no era nuevo para ella.

—¡Por este bolso hasta yo seduciría amiga! —Dijo mirando el Gucci azul.

—Pero no funcionó. —acepté derrotada suspirando ante mi fracaso. —Me lo compró porque no paraba de insultarlo.

—¡Debes aprender a seducir! —Exclamó.

—¿Tu puedes? —Pregunté.

—No. —Ambas reímos. —¿Te gusta Darren?

—¡No! —Negué y ella sólo entrecerró los ojos y se fue.

Definitivamente hablar con ella no me hacía bien, siempre lograba sembrar duda en mi mente pero como amiga era una genia, esa tarde llegó a mi oficina diciendo que le había enviado a Kiara unos ejercicios financieros para que los resolviera, eran falsos y estaban alterados; me propuso que fastidiaramos a la novia de mi hermano y acepté.

Llegué a casa cansada, había tenido juntas con los más altos ejecutivos de la compañía. Darren estaba trabajando en su laptop en la habitación, ignoró mi presencia; me tiré sobre la cama.

—¿Estas bien? —Se animó a preguntar.

—Si. No te vi en la oficina en todo el día —Lo mire y estaba concentrado en la portátil.

—No fui.

—Y ¿Donde estuviste? —Pregunté y él sonrió sin mirarme.

—Trabajando Willow.

Me sentí idiota, que me importaba donde carajos estaba o con quién. Seguramente pensaba que estaba interesada o algo así, mi mente se encendió; me levanté y me dispuse a desvestirme, comencé a deshacerme de la ropa de trabajo; podía sentir la mirada de él.

—¿Que me ves? —Pregunté.

—¿No puedes cambiarte en el baño? —Pregunto escaneando mi cuerpo.

—No. ¡No quiero! —Sonreí, y me saqué el pantalón su mirada seguía en mi.

—¿Vas a cantar el Mamut chiquitito otra vez? —Alzó sus cejas. Sentí vergüenza; traté de colocarme la pijama rápidamente.

En definitiva era imposible seducirlo, me volví a tirar en la cama, escuchaba el sonido que provocaba sus dedos en las teclas de la laptop.

—¿Intentas seducirme? ¿A que estás jugando?

—No, solo olvidado. —Dije mientas me acomodaba en la cama.

—Willow prepara la cena. —Me ordenó.

—¿Perdón? —Pregunté, la cocinera tenía vaciones esto implicaba que yo hiciera algo.

Me levanté dispuesta a irme de la habitación cuándo sonó el teléfono y lo contesté.

—¿Hola? —Pregunté Darren me observó.

—Dile a tu esposo que lo vigilamos y que se cuide princesa. —Dijo una voz ronca que me produjo escalofrío.

Colge rápidamente Darren había escuchado lo tenía en alta voz, salió de prisa de la habitación y me quedé ahí congelada.

***

¿What?

Problemas xD
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