Lincoln Loud

Otro jodido año en el reformatorio, realmente estoy cansado de toda esta estúpida rutina que llevo anualmente, quería algo nuevo, alguien nuevo.

-Joder McBride, quítate. -dije en un tono fuerte mientras empujaba hacia un lado a Clyde, el cual me intentaba abrazar cariñosamente, y arreglaba mi traje pasando sus manos sobre esta.

-Solo quería darte un abrazo, te he extrañado, jodido. -dijo, y rio levemente mientras nos dirigíamos a la cabina de mi casa en el tren. Verán, en el reformatorio, nos dividen por casas, es como en Hogwarts, solo que somos seleccionados por nuestras máximas características, y por ello convivíamos.

Después de dar unos cuantos pasos llegamos a una puerta la cual tenía tallado orgullosamente el emblema de nuestra casa de caoba, el emblema de la avaricia. Ok, tal vez los fundadores se inspiraron demasiado en Hogwarts, pues si, nuestra casa era como Slytherin.

McBride la empujo ruidosamente causando un estruendo que sobresalto a los que yacían dentro de esta.

-Miren a quien tenemos aquí. -Dijo Jack Poncy mientras se acercaba hacia mí y me ofrecía un vaso con, al parecer, alcohol- ¿Gusta, alteza Loud? -Soltó con gracia; a lo cual yo solo rodé los ojos y agarre el vaso bebiendo su contenido.

-¿Que, ahora te has convertido en mi asistente o algo así? -exclame mientras dejaba el vaso vació sobre una mesa.

-Que te den Loud, intento ser amable y así me lo agradeces. -su voz logro sobresalir entre las risas de los demás, y yo solo alcé las cejas con gracia como respuesta a su exagerada reacción.

-¿No es demasiado temprano para que se embriaguen? -dijo Sid mientras me miraba y se acercaba hacia mí para saludarme con un beso en la mejilla y segundos después volvió a su asiento, retomando su lectura en su libro de romance.

-Si, claro, pero bien que la señorita refinada se tomo más de dos vasos de whisky hace unos momentos. -contó Alex mirando con gracia a Chang.

-Era eso o cortarme las malditas orejas para dejar de escuchar tus chistes de mierda. -dijo Sid contraatacando.

-¿Pueden parar con sus juegos? Tengo algo importante que contarles. -Llegó Liam con Rusty detrás de él, intentando hacerse escuchar ya que su voz estaba agitada y su pecho subía y bajaba.

- ¿Qué pasó Liam, estabas luchando por el ultimo panecillo de manzana en el buffet? -soltó sin más Alex, y unos segundos después hizo una cara de preocupación exagerada- Joder, no me digas te lo lograrón quitar, siento tanto tu perdida. -Termino de decir y se sentó apoyando su hombro en el de Clyde.

-Muy gracioso -expreso Liam con enojo y un roque de sarcasmo en su voz apuntado uno de sus dedos en ella- Pero no, fui el último en subir al tren, pensé que casi lo perdería, aunque, ese no es el tema -se apoyó sobre los bordes de la puerta recostando uno de sus hombros.

-Después de dejar mis cosas y subir, un grupo del gobierno llego con una chica, al parecer, con una capa negra mucho más grande de lo que solemos utilizar en clases y con la capucha puesta, no logré ver su rostro, pero me parece absolutamente raro que una simple chica tenga un grupo de guardaespaldas tras ella, y no simples guardaespaldas, sino del gobierno

-¿Y como le viste la cara si tenía la capucha puesta? ¿Cómo sabes que es una "ella" y no un "él"? -Comento Alex con una chispa de curiosidad en su voz.

-Oh, eso, su cabello sobresalía de la capucha, lo tenía exageradamente lacio y dos mechones negros sobresalían. Pero, saben; ese no es el punto es ¿Por qué carajos tenía casi una brigada completa de guardaespaldas cuidando de ella?

Escuche a Liam con interés jugando con los anillos de mi mano. Después de mucho tiempo, por fin soltaba algo interesante de su boca y no solo insultos idiotas o quejidos hambrientos. 

-Por fin sirves para algo Liam ¿no viste algo más? no sé ¿algo como algunas insignia en la capa o en la ropa?

Cuando el mencionado estuvo a apunto de contestar mis dudas, un guardaespaldas abrió la puerta siento mucho más brusco que Clyde anteriormente y diciendo en voz alta;

-Necesitamos que todos ustedes regresen a sus respectivos asientos -ordeno a todo de la casa, incluyendo a mi grupo, y al ver que no muchos acotaron su orden, soltó con un tono más fuerte; ¡AHORA! y le dio un leve golpe a una mesa al lado de el.

La mayoría en el vagón se sentó rápidamente y a continuación pasaron dos guardias más, y tras ellos, dos más con la chica en medio de ellos, sujetándola suavemente de los hombros y dirigiéndola por el pasadizo del vagón para llevarla al final de él. Cabe recalcar que también iban dos guardias más detrás de ella, y un último que cerró la puerta después de cerrar nuestro vagón.

Absolutamente todos se quedaron en silencio mientras ella caminaba frente a nuestros rostros con todas las miradas puestas en sí, nadie esperaba ver nada de ella, incluido yo, pero repentinamente volteo hacia mi haciéndome probar una pequeña gota de sus ojos marrones, marrones especiales, solo eso fue suficiente para causar que toda mi piel se erizara y tuviera más intriga sobre aquella extraña chica.

Eran café. Café que provoca insomnio...

El llegar al final del pasillo, ella y sus guardias salieron del vagón cerrando la puerta y dejándonos a todos con demasiadas dudas.

Jake cortó el silencio pulcra, observe como una pequeña, sigilosa y coqueta sonrisa se formo en sus labios y suspiro.- Wow.. ¿Quién carajos es ella y porqué se veía tan bien bajo una capa más grande que la de todos juntos? -Dijo sorprendido

Y tenía toda la razón, se veía genial con la capa, a pesar de que era gigante para su cuerpo, cada paso que daba, lo daba con absoluta firmeza y elegancia a pesar de estar debajo de una jodida capa, sus caderas se marcaban levemente debajo de la túnica, al igual que sus pechos, lo cual la había ver mucho más misteriosa y antojable que todas las chicas del internado sin excepción, y eso que todavía no habíamos visto su rostro.

-Joder, si que tiene presencia, y mucha -comentó Linka cruzándose de brazos y reclinándose en el respaldo de su asiento.

-Ok, todos ustedes tiene que cerrar la boca y dejar de mojar el piso con saliva; hasta tu Lincoln -Dijo Sid y negó con gracia- Solo es una chica, relajen las hormonas, actúan como si ella fuera un trozo de carne ¿No les alcanza con masturbarse cada mañana? Ya veo que la abstinencia sexual es demasiado para ustedes.

La mayoría río, pero yo quede completamente sumido en mis pensamientos, lo cual solo apuntaban a ella, eran demasiadas preguntas, y ninguna sola respuesta.

Solo quería llegar al internado y esperar a que alguien nos diera alguna respuesta sobre aquella chica.

Todo el camino restante del viaje nos la pasamos hablando, bromeado y creando grandes teorías sobre quien era ella y porqué estaba acompañada de esa forma, era casi como si quisieran que nadie se enterara de que ella estaba ahí, pero su método falló y fue todo lo contrario. No fueron nada discretos y en realidad su grandiosa visita al vagón nos causo curiosidad.

Después de unos 30 minutos aproximadamente llegamos al internado e hicimos todo el tedioso proceso de llegada al gran palacio, lo que en realidad me emocionaba  era la cena, con suerte el director Carlos nos podría dar alguna respuesta o pista sobre ella, o al menos presentarla.

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???

En absoluto pensé que mi llegada a los vagones sería tan controversial y comentada.

La reacción de cada vagón fue tan diferente y divertida, algunos me miraban con temor, otros con curiosidad y otros tenían expresión de confusión.

Pero ninguno presento una expresión como la de él.

Se veía tan bien sentado ahí, con las manos sobre la mesa y moviendo su pierna intranquilamente, cuando pase por su lado solo volteé a mirarlo con curiosidad, miré sus lindos ojos, y su cabello albino, parecido a los cuales poseía en mechones delanteros desde mi nacimiento.

Minutos después llegamos al internado, algo que, sinceramente, no me emocionaba mucho. No es como que me encantara el hecho de volver a la escuela y recibir órdenes nuevamente. Baje del tren siendo la última y esperando que no hubiera nadie cerca mío, o bueno, de eso se encargaron los guardaespaldas. Entré al castillo, que era sorprendentemente grande, y me llevaron a una oficina donde se encontraba el director, sabía perfectamente que era él y lo mucho que me emocionaba volver a verlo. 

-Señorita ??? -Exclamó el director Carlos ni bien notó mi presencia en su oficina- ¡No puedo creer que estés aquí! Oh querida, ¡Cuánto tiempo! -Se acerco hasta mí con los brazos abiertos, a lo que mi respuesta instintivamente fue correr hacia él para abrazarlo

-Te extrañe tío Carlos -dije contra su pecho y con una gran sonrisa, momentos después me separe de el y me senté frente a su escritorio. Quisiera decir que fue una charla interesante, pero solo fueron unos anuncios sobre mi presentación, mi asignación de valor o casa y algunas preguntas familiares.

Al terminar nuestra pequeña conversación bajamos hacia el comedor, para ingresar al cual hay que pasa por grandes puertas. 

Me quede afuera esperando una señal para  hacer mi magnífica entrada y resolver algunas dudas sobre mi identidad a algunos curiosos, me volví a colocar la capucha sobre mi cabeza, reacomodé mi cabello y relamí mis labios con un poco de nerviosismo, suspiré y esperé la señal.

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Lincoln Loud

Y ahí estaba en la mesa junto con los de mi valor recibiendo a los nuevos después de escuchar la monótona voz del seleccionador de valores. Después de la aceptación de los nuevos niños y el discurso memorizado del director, este soltó por fin lo que quería que dijera.

-Oh, casi lo olvido, -Dijo él- este año tendremos a una nueva alumna en nuestras instalaciones, ha llegado desde su anterior instituto, ubicado a millones de kilómetros de aquí, sin más interrupciones, quiero que la conozcan.

Señalo las puertas, las cuales se abrieron, y por ellas ingresaron dos guardaespaldas, liberando a la misteriosa chica de unas cadenas, para que terminen poniéndose ambos a cada lado de la puerta; y segundos después, entrando ella con la capucha todavía puesta. Alzó la mirada y dio unos pasos antes de levantar sus manos y quitársela de la cabeza dejándonos a todos absolutamente sorprendidos con su belleza.

Todos la seguimos con la mirada hasta que volteó la mirada hacia mi directamente sin ser nada discreta y me regalo una pequeña sonrisa con confianza y aires de grandeza... y avaricia.

No era una sonrisa cualquiera como la de otras chicas que se morían por mí atención, era una sonrisa que a kilómetros de distancia se le podía ver el significado tallado en los labios, sabía lo que esa sonrisa significaba a la perfección, ya que yo la solía mostrar con regularidad, y claramente significaba;

"Soy absolutamente mejor que tú en todos los malditos sentidos que existan"

Pero la suya llevaba consigo un toque de sensualidad.

La veía caminando en cámara lenta, en lo absoluto era perfecta, tenía las mejillas adornadas de pecas y algo sonrosadas, los labios carnosos y en perfecta forma con un brillo en ellos, al parecer el lipgloss o alguna de esas cosas que se ponen las mujeres para verse más lindas, aunque ella no lo necesitaba, el uniforme sin insignia  alguna le quedaba perfecto a combinación de la capa, al caminar movía las caderas levemente, y ¡carajo! eso la hacía verse jodidamente sexy, su cabello era como lo había dicho Liam, era lacio pero con ondas que caían suavemente, tan naturales que podías perderte en ellos, y dos mechones al lado de su rostro, de un color blanco platinado pero nada parecido al mío, sus ojos eran grandes y sus pestañas hacían juego con su cabello negro azabache.

Mientras ella llegaba al estrado del Director, él dijo su nombre lo cual me dejo completamente sorprendido; más de lo que ya estaba, y no solo a mí, si no a todo el internado.

-Ella es Ronnie Anne Santiago

De su puta madre... ¿Era una Santiago?