
Capítulo 11: Dolor agonizante.
Margot.
Jueves, 01 de Abril de 2010.
Sentía el cuerpo pesado, como si estuviera hecha de cemento. Un dolor sordo me palpitaba la cabeza. Traté de abrir los ojos, pero no se movieron ni un poco; era como si estuviera demasiada débil para hacerlo. ¿Qué me pasaba? Una oscura neblina espesa se extendía a mi alrededor, y me dejé arrastrar de nuevo a un sueño tranquilo.
Me desperté en la oscuridad otra vez, mi cuerpo seguía negándose a moverse un solo centímetro y mis ojos se negaban a abrirse. «¡Abre los ojos, Margot! ¡Abre los ojos de una vez!» Una voz desconocida me rodeaba, y poco a poco empecé a oír lo que decía.
- No, no, no. Permanece dormida, puta. Aún no estás lista.
¿De quién era esa voz de mujer aguda y espeluznante?
- Maldita sea, se supone que la anestesia te mantendría dormida. ¡No, no, no! ¡No puedes despertar todavía!
- Transformala sin anestesia, Mami. ¡Transforma a la puta!
Otra voz se escuchó, y casi me estremecí de lo aterradora que era.
- ¡No, Jamey! ¡No puedo lastimar así a mi hija!
- ¡Aún no es perfecta como yo Mami! ¡Transforma a la puta sin anestesia, que sienta el dolor de la perfección!
- ¡Basta, Jamey!
- ¡Hazlo de una puta vez, Mami!
- ¡Jamey ese lenguaje!
- Mami... es la única que falta por ser perfecta. Ya todos los demás... lo son. Ahora, transforma a la puta.
- ¡Muy bien! ¡Lo haré, maldita sea! ¡No esperare la anestesia que el tío Avery fue a comprar al pueblo!
El corazón me latía fuertemente en el pecho, y un nudo se había formado en mi garganta. ¿De quienes eran esas voces? ¿Dónde estaba? ¿Qué estaba pasando? De pronto, todo comenzó a cobrar sentido, y los horribles recuerdos llegaron otra vez, y mis ojos se llenaron de lágrimas. Estaba aún cautiva por esa psicótica mujer y ese aterrador hombre con cara de muñeca. Dios mío.
«¡Abre los ojos, Margot!», me grité a mi misma. Volví a intentarlo y me obligué a abrirlos, y está vez finalmente lo conseguí. Vi un rayo fugaz de luz blanca brillante, y entrecerré los ojos para que mis ojos se adaptaran a la luz. Torcí el gesto, deslumbrada por la fuerte luz. Todo estaba borroso, pero la habitación fue volviéndose nítida poco a poco.
Fue entonces, cuando algo se puso en medio de la luz y de mi, y mis visión se aclaró y pude ver que la espeluznante marioneta de Mami estaba mirándome con ojos enormes a centímetros de mi cara. Ahogué un grito y traté de retroceder, provocando que la marioneta cayera al suelo de baldosas violetas, ya que estaba sentada sobre mis piernas.
- ¡Puta!- Oí a Mami gritar-. ¡Tumbaste a Jamey al suelo! ¡Puta!
De pronto la figura esbelta y aterradora de esa mujer se hizo mostrar, para recoger al muñeco del suelo. Su cabello naranja iba recogido en un moño de aspecto severo, y la mujer apretaba sus dientes torcidos y amarillos con frustración. Llevaba un vestido negro que abrazaba toda su esquelética figura de bruja. Y en una de sus manos llevaba una maquinilla de cortar cabello que llamo mi atención.
Cuando recogió al espantoso muñeco lo dejó en una pequeña silla de plástico que estaba junto a mi, y luego me miró con severidad.
Me dio una bofetada que resonó en toda la habitación, y yo ahogué un grito de dolor.
- ¡No quiero que vuelvas a lastimar así a Jamey, puta fea!- Escupió al hablar, y yo me estremecí de miedo-.
Mi visión comenzó a dar vueltas, y la cabeza me comenzó a palpitar de dolor. Y cuando la miré encender la maquinilla de cortar cabello, mis ojos se abrieron extremadamente y comencé a negar con la cabeza cuando se acercó a mi con ella para cortarme el cabello.
- N-No, no lo cortes- Sollocé por lo bajo débilmente, y ella frunció el ceño y me sujetó la cabeza con fuerza con una mano, mientras que con la otra llevó la maquinilla a mis largos y rubios cabellos para cortarlos-.
Y cuando la maquina comenzó a deslizarse por mi cabeza, enormes mechones de cabello rubio comenzaron a caer al suelo, y una lágrima cayó por mi mejilla.
- Shhh, no llores, puta. Te haré perfecta, seras perfecta, como tus hermanos...- Dijo Mami con un tono espeluznante, y yo observé a mi alrededor para ver en dónde estaba y en dónde estaban los demás-.
Estaba en una habitación rosa, vacía. Solo había una pequeña bombilla de luz en el medio. Una pequeña mesita de plástico en donde estaban varias cosas que me inquietaron de ver. Había una silla pequeña también de plástico que acompañaba a la mesita y en donde el horrible títere de Mami estaba sentado. Y cuando intenté moverme para apartar a la mujer psicótica de mi cabello, noté que mi cuerpo estaba amarrado a una silla de madera ensangrentada.
Mis ojos se abrieron aún más de horror, al también notar manchas enormes de sangre seca que estaban sobre el suelo de baldosas violetas.
- No te asustes, es solo la sangre de tus hermanos- Susurró Mami aterradoramente-. Creí que no expulsarían mucha sangre cuando comencé a transformarlos, pero estaba equivocada. Dios, tenías que verlos, se estaban desangrando. Incluso, mi pequeño hijo menor quedo un poco grave, pero está bien, estará bien...
- ¿Qué les hiciste? Dios Santo, no puede ser...- Sollocé horrorizada, y ella me miró con severidad, mientras que seguía cortando mi cabello para dejarme sin ninguno de ellos-.
Mami se quedó en silencio mientras me cortaba el cabello, y yo hice lo mismo, mientras que me preguntaba como estaban los demás. ¿Les habría dolido? ¿Qué les había hecho esa mujer a sus cuerpos? ¿Qué me hará a mi? Oh Dios. Oh Dios.
Comencé a sollozar por lo bajo, y estallé en lágrimas, no podía ser fuerte, ya no podía. Entonces, el corazón me dio un vuelco cuando la mujer apagó la maquinilla.
- Listo- Anunció, dejando la maquinilla en la mesita de plástico y admirando mi calvicie mientras que yo no paraba de llorar-. Ahora toca pegarte tus nuevos cabellos, querida. Tranquila, no dolerá mucho.
Entonces, Mami sacó de una bolsa que estaba en la mesita una peluca castaña con rizos, similares a los cabellos de una muñeca. Y luego, agarró una pistola de pegamento caliente y presionó la punta ardiente en mi cabeza, el pegamento abrasador se vertió en toda mi calvicie y provocó que ahogara gritos de agonía. Sentí el peor dolor que jamás haya sentido antes, y el olor a carne quemada me hacía querer desmayarme. El dolor sacudió mi visión, difuminandome dentro y fuera de la consciencia. Luché por apartar a la mujer que me hacía gritar de agonía, pero no tenía las fuerzas necesarias, las cuerdas que apretaban mis tobillos y mis muñecas magulladas, no me ayudaban. El pegamento se enterraba en mi piel como agujas, y me hacía llorar de agonía.
De pronto el ardor abrasador comenzó a disminuir cuando la mujer terminó de llenar toda mi cabeza de pegamento caliente. Mi visión decayó un poco por la agonía, y me sentí fuera de la realidad. Torcí el gesto de dolor cuando Mami me puso de repente la peluca en la cabeza para pegarla a mi carne, y me mordí el labio inferior.
- Bonita. Tan bonita como una muñeca, querida- Susurró Mami con un tono aterradoramente dulce-. Pero, apenas estamos iniciando con tu trasformación.
Sollocé y eché la cabeza hacia atrás, agobiada, con una respiración pesada y una visión borrosa por el dolor que irradiaba por toda mi cabeza. La garganta me dolió cuando tragué desesperadamente saliva para concentrarme en cualquier cosa que no fuera el olor de los químicos que me quemaban la carne de la cabeza.
- Ahora, vamos a hacerte muda, querida- Anunció, y la miré con horror en mis ojos-. Las muñecas no hablan. Bueno, solo las marionetas, y tú no serás una. Serás una muñeca silenciosa.
Negué violentamente con la cabeza, y comencé a gritar desesperadamente. Las lágrimas no paraban de brotar de mis ojos, y el pánico me atacó.
- ¡No! ¡No! ¡No me haga esto, por favor! ¡Por favor!- Supliqué en gritos desesperantes-.
- No te portes así conmigo, tus hermanos no dieron queja alguna cuando les cosí la boca y los silencié- Contestó con frialdad, y comencé a gritar más fuerte de horror-.
- ¡NO! ¡NO, POR FAVOR! ¡ESTO ESTÁ MAL! ¡NO! ¡SERÉ UNA BUENA HIJA! ¡PERO NO ME HAGAS ESTO, MAMI! ¡MAMI! ¡POR FAVOR!- Grité fuerte, tanto que la garganta me dolió y la voz se me rompió-.
- ¡Cállate!- Exigió la mujer, tomando una aguja con un hilo de la mesita de plástico. Abrí extremadamente los ojos, y comencé a negar aún más desesperadamente con la cabeza-. No seas dramática. ¡Deja de llorar!
Luché para tratar de deshacerme de los fuertes amarres de Mami, pero no podía. Y fue demasiado tarde para cuando esa mujer se acercó con esa aguja a mi rostro.
- ¡N-NO! ¡POR FAVOR!- Chillé como un animal, y ella me dio otra fuerte bofetada con su enorme y gruesa mano que me hizo ahogar un grito de dolor y me dejó desorientada de la realidad por un rato-.
Una oscura neblina espesa se comenzó a mostrar a mi alrededor, y comencé a ver puntos negros, y supe que caería inconsciente.
- Tranquila, querida. Soy una enfermera graduada con honores. Sé lo que hago- Escuché, y entonces sentí el doloroso pinchazo de la aguja atravesando mi labio inferior-.
El corazón se me aceleró tanto que me dolió en el pecho, y la boca se me comenzó a llenar del sabor metálico de la sangre con cada punzada de la aguja que se enterraba en mi boca, arrancándome gemidos de dolor y agonía. Todo comenzó a oscurecer aún más, y el dolor fue disminuyendo. Hasta que, ya no sentí nada y me sentí caer en las sombras.
***
Sentí un fuerte dolor por todo el cuerpo que me hizo despertar, y estremecer de dolor. Me sentía completamente débil, y sentía el cuerpo pesado. Y entonces abrí los ojos de golpe. Mis parpados se abrieron, y me encontré tirada en el suelo completamente desnuda. Y si no me hubiera sentido realmente débil y mareada, me habría cubrido mi desnudez.
Tenía la garganta seca, y me dolía tragar saliva. Además, podía sentir el sabor metálico de la sangre aún en mi boca. «Mi boca. Dios mío.», pensé horrorizada al recordar lo que esa mujer quería hacerme. Traté de abrirla pero eso solo ocasionó que sintiera un dolor agonizante y horrible en mis labios unidos. No podía emitir sonido alguno, y me sentí desesperada y asustada. Así que decidí llevar mi manos a mi boca para sentir lo que ella me había hecho para silenciarme. Pero, no puede. No podía moverme en absoluto.
Bajé nuevamente la mirada a mi cuerpo desnudo, y observé que no estaba atada. Pero, que mi cuerpo estaba contorsionado en una posición extraña y escalofriante, como si no tuviera huesos y todas mis extremidades estuvieran rotas.
Mis piernas estaban completamente dobladas hacia arriba, y uno de mis brazos se retorcía debajo de mi espalda mientras que el otro estaba simplemente doblado.
Si mi garganta no hubiera estado tan seca, y Mami no me hubiera cosido la boca, habría gritado al ver que esa mujer me había roto las extremidades para que fuera tan flexible como una muñeca.
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