15. Traumas y Trabajo
Siyeon no pudo sentirse peor al ver a Yoohyeon aquella mañana. Tan callada, tan quieta, tan cabizbaja; apenas comía, no miraba la tele o a las demás ya que sus ojos estaban fijos en la mesa. Tenía la mirada perdida. Mientras, Minji acariciaba su cabeza con suba delicadeza. Raro. Además abrazaba su cintura. Y no perdía la oportunidad de mirar a Siyeon con una clara amenaza en los ojos. Se notaba que era capaz de hacerle lo mismo otra vez si hacía falta.
A su vez le hacía recordar los gritos de la menor, y quiso abalanzarse sobre la muy mal parida para arrancarle cada una de esas mechas falsas que tenía. Quería matarla y hacerla sufrir tanto como pudiera. Pero no podía darle más problemas a YooYoo por el momento. Necesitaba tiempo para recuperarse de lo que Minji le había hecho la antenoche.
Y siendo sincera, no sabía cómo disculparse con la peliplata después de no hacer nada. En ese momento su cuerpo había dejado de responderle por el miedo, no pudo moverse hasta que SuA la tocó en la mañana. Su rostro, su cuello y su remera estaban empapados en lágrimas y una horrible opresión atacaba su pecho. Se estaba sintiendo la peor persona del mundo y odiaba que su cuerpo no supiera reaccionar a estímulos externos tal como le gustaría.
Por suerte la pelimorada parecía estar siendo mucho más cariñosa y cuidadosa que normalmente. Le daba de comer, le insistía en que terminara su té y no dejaba de acariciar tu rostro o su pelo. La menor no parecía estar incómoda con aquel contacto, no se retraía ni nada raro. De hecho lo disfrutaba, por que no solía tener tanta ternura de nadie. Y hacia tiempo que necesitaba algo de contención.
¿Cómo era eso posible cuando la había torturado toda la noche? ¿Por qué aún se dejaba llevar por Minji si tan mal la trataba con el primer error? Siyeon no lo entendía aunque tampoco se sorprendió cuando le pidió que dejaran su plan de inmediato, o que rechazara su beso con tanto pánico. Se sintió mal al ver el temblor en sus rodillas, el miedo en sus ojos.
—Solo dime... ¿qué te hizo la muy perra? La haré pagar cuando llegue el momento, te lo prometo.
—Perdón... no se lo puedo decir a nadie más. No quiero arriesgarme.
Después de decir aquello escapó del baño y volvió a callarse por un largo rato, entendiendo un poco por qué Yuqi no hablaba. Seguro le había ocurrido algo horrible que le quitaba todo deseo de hablar, que le revolvía tanto el estómago que a la primer palabra sería capaz de quebrarse en cientos de pedacitos.
Desde la noche tenía unas horribles nausear pero se había obligado a comer algo. Yoohyeon no quería verse tan frágil, Minji era la única que conocía su gran y único miedo. Estaba acostumbrada a ese trato por parte de la pelimorada; pero le daba curiosidad saber qué le había sucedido a Yuqi. ¿Por qué había quedado así de muda? Seguro debía ser algo impactante, algo muy doloroso. Incluso peor de lo que le había pasado a ella.
Pensar en ello le robó una lágrima.
Yoobin sabía, estaba segura. Ambas habían llegado del mismo orfanato el mismo día. Seguro que tenían un desencadenante en común. Dami decía que no se habían hablado nunca, qué apenas sabía su nombre. Y Yuqi parecía ignorarla la mayor parte del tiempo, como al resto. No importaba cuantas veces le preguntó a cada una. Pronto se frustró en buscar respuestas en su cabeza y volvió a dar vueltas en la cama.
Se levantó en medio de la oscuridad y de camino al baño se cruzó a Bora llevando un bolsón de tierra. Ambas entraron al mismo lugar; por lo que la peliplata escuchó con atención como SuA abría la canilla de la ducha para después sentir el olor de la tierra mojada en el aire.
Su conclusión decía que habían comenzado a cabar con Gahyeon. Terminó de hacer pipi, se lavó las manos y se fue, dejando sola a la trabajadora.
Hacer un pozo era más difícil de lo que creían.
Cortar las baldosas y despegarlas del piso, sin hacer mucho ruido, les tomó una noche entera por usar una cierra junior. Ahora apenas estaban rompiendo el suelo de cemento y removiendo los primeros centímetros de tierra. Para no dejar rastros ni levantar sospechas, las rocas se separaban en una bolsa aparte para ocultarlas bajo la cama de Gahyeon. La mugre se iba por los conductos de agua de la casa, asi que deseaban con todas sus fuerzas que en ningún momento se tapara. O les iría mal.
El trabajo era lento, sucio y agotador. La segunda noche apenas lograron crear un hueco tipo maceta. Lo dejaron 30 minutos antes de que la luz volviera y así poder lavarse rápido. Se cambiaron y se maquillaron las ojeras. Al "despertar" solo tuvieron que peinarse.
Agradecian ser cuatro, para ir turnandose, o terminarían muertas del cansancio. Bora se volvió antes del colegio para dormir mientras que Gahyeon solo se hizo un café cargado en la mañana. Ella realmente quería no verse en absoluto sospechosa. No sería capaz perderse su impecable asistencia en clases de matemáticas.
Dami y Handong eran más del tipo calladas pero eficientes. Dami cababa, Dong descartaba la tierra. En una noche despacharon tres bolsas. Colocaron las baldosas en su lugar y acomodaron el sillón arriba. Si sus cálculos no estaban errados, tardarían alrededor de 7 meses en llegar a la costa. Teniendo en cuenta que una vez que estuvieran lejos habría que permanecer un día entero dentro del pozo para trabajar.
Bora no podía ser la que se quedara adentro por una razón muy importante. ¿Quién cocinaria? Sería raro que de pronto no quisiera despertarse para hacerlo.
En especial por lo insistente que era Minji cuando su panza demandaba alimento.
Así que ella hacía todo su esfuerzo por las noches al descartar los varios bolsones que se formaban en un arduo día de trabajo. Además ayudaba a Gahyeon a salir en lo que conseguían alguna escalera angosta.
Ya llevaban dos meses con ese trabajo. Estaban avanzando según lo previsto. Y el ángulo de dirección se mantenía perfectamente gracias al uso de una pequeña pero útil brújula.
Gahyeon adoraba alardear de lo increíble que era su plan, mientras que Minji constantemente la ignoraba. Solo le interesaban los reportes de Soyeon sobre la información qué conseguía la pelirroja. De momento no había nada sobre armas nucleares o secretos para la ONU, pero para comenzar no estaba mal. Apenas lograba decrifrar claves, códigos, o cosas que la pelimorada no se esforzaba en aprender.
El 5 de Noviembre fue raro para Siyeon. En toda su estadía en la casa D nunca habían tenido un día tan divertido. Las rodeaban personas a las que no quería mucho o que directamente odiaban pero eso no restaba en!absoluto. Habían puesto música mientras SuA cocinaba un pastel simple. La gran y mejor amiga de la pelinegra había traido un regalo para que se divirtieran.
—Dijiste que no estarían mal y personalmente me vendría bien un cambio. ¿De qué color quieres teñirte?
—Azul.
—Yo quiero estar rubia, unnie —pidió Yoohyeon tirando del brazo de Minji —. Por favoooor.
—Uhm ¿Y si quisiera un corte? Esta muy largo el mío y ya me cansé del naranja.
Gahyeon simuló unas tijeras con sus dedos y se ofreció a hacer de peluquera. De momento estaba bien con su castaño natural.
Minji se tapó el morado con negro, SuA se dejó teñir de colorado, Dami solo retocó su rubio mientras que Siyeon y Handong se hicieron un corte por los hombros antes de teñirse de azul y castaño respectivamente.
Al terminar de decolorarse Yoohyeon convenció a la menor de que al menor se hiciera algo en las puntas. Un verde sorpresa llenó sus pelo para después ponerse una crema hidratante. Minji se negaba a descuidar su cabello solo por que sí. Y quería pasar su último tiempo allí de la mejor forma posible.
Al llegar el toque de queda la, ahora, peliazul no pudo conciliar el sueño. Era como si en aquel lugar descansar fuera imposible. Todo por culpa del miedo de lo fuera a pasarle más adelante. No podía dejar de pensar que Minji estaba planeando algo para matarla.
No había vuelto a dirigirle la palabra con respecto a su plan y le había obligado a ir al equipo de Gahyeon de una forma bastante educada. Raro. No sabía qué tipo de información había obtenido Yuqi. Ninguna de las demás abría la boca. E incluso Soyeon la miraba con resentimiento.
¿Qué tal si planeaban algo en su contra también? La paranoia estaba causando estragos en su ciclo de sueño y la furia recorría cada una de sus venas al ver como Yoohyeon se dejaba manipular por su ""novia"" en cualquier momento del día. Le día dónde sentarse, qué comer, que no, con quién hablar y con quien no; incluso le decía en que momento debía bajar la mirada o cuando ya estaba autorizada a subirla.
Aquello fue transmitido a Taeyang, que después de no recibir información en un buen tiempo, se encontraba ancioso.
—Minji dijo, la última vez que hablamos, que su objetivo principal era darle de baja a usted y al guardia que está fuera de su oficina. Pero el día del atraco está en discusión aún. Además parece ocultar algo más, pero se niegan a darme más información.
—Gracias por decirme, Siyeon, aquí tienes tu pase de libertad. Cuando me traigas el resto, y algo bien completo, te daré el otro.
—¿Algún consejo para volver a tener su confianza?
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Y la perra seguía y seguía
Qué creen que pase?
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