Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Segunda carta: Guerreras de Cristal

¿Alguna vez te has preguntado cómo sería nuestra vida si todo hubiera sido diferente? Yo sí, pero no puedo, porque siento que todo lo que vivimos bueno o malo, fue necesario para llegar a este momento ¿Cuál momento? Te preguntarás, espera un poco, siento la necesidad de contar algunas cosas antes, algunas que no te pude decir antes. Eres muy paciente, sé que lo lograras.

Me di cuanta tarde de todo lo que tenía cuando estabas a mi lado, no lo supe aprovechar y ahora ya no puedo hacer nada.

Cuando era niña y me pedias que no creciera lo veía como algo malo. Yo quería crecer, ser grande y poderosa; quería tener mis propias cosas y lucir como alguien genial, no como alguien tierno. Nunca te lo dije porque me miraba incapaz de llevarte la contraria.

Yo te veía y pensaba

Wow, mi mamá es genial. Tiene todo, un trabajo, una casa y una gran amiga que tiene una tienda y que se llama Martha ¿Quién no quiere una amiga que se llame Martha? Su vida es perfecta. Cuando sea grande quiero ser como ella.

Claro que a los 6 años lo único que yo veía era lo que tú me mostrabas: felicidad y sonrisas. No te reclamo por ello, es gracias a eso que tuve una linda infancia, pero, ahora que crecí me doy cuenta de como eran las cosas realmente.

Es ahora de grande, cuando recuerdo esos días en los que me mandabas con Martha para que jugara con el perro y tu te quedabas en casa para ganar dinero. No lo entendía, pero ya lo entiendo. Todas esas veces en las que volvía a casa y olía a alcohol, había gorras o alguna prenda de hombre, aunque en ese lugar solo éramos tu y yo.

No lo entendía, pero ya lo hago. Esos días en los que lucias más cansada que de costumbre, esos días en los que tu cuello o brazos tenían algunas marcas rojizas o en los que te costaba un poco caminar o sentarte, en aquel entonces no lo entendía y me decías que era porque habías tenido un accidente en el trabajo. Al principio lo aceptada, yo como niña sabia que los accidentes pasan y que te puedes caer. Pero unos años más tarde me comenzó a parecer raro que cada fin de semana yo tenía que ir a jugar con el perro y tu tenías un "accidente de trabajo".

Si bien en ocasiones no era tan grave, siempre sucedía así, sin fallar una sola vez. Lo sé porque a los 7 comencé a llevar un calendario. Lo comencé a marcar en los días que yo iba con Martha y en los que tu estabas lastimada. Era cada fin de semana sin faltar.

En la escuela sólo tenia dos amigos. Marco Antonio y Susana. No más, solamente los tres. Y no era porque no quisiéramos hablarles a los otros niños, era más bien porque los otros no querían ni mirarnos; en la salida sus mamás nos miraban feo y alejaban a sus hijos de nosotros tres como si tuviéramos alguna enfermedad contagiosa e incurable. Así que éramos los tres.

La única que nos trato bien fue la maestra de tercero. Ella nos miraba con amor y nos trataba igual que a los demás niños, nunca nos miró feo y no se alejaba de nosotros como si fuéramos un virus mortal. Ella nos nombró como los tres candorosos. Según ella porque nosotros éramos puntos de extrema blancura en ese mundo negro donde vivíamos. Nos gustó porque por una vez, alguien se había detenido a vernos y se tomó el tiempo de ponernos un nombre bonito, no eso de los hijos de las putas, no, ese no me gustaba. Los candorosos era muchísimo más bonito.

Cuando tenía 12 años ya era perfectamente consciente de lo que hacías para conseguir dinero, no estaba muy feliz con ello, pero tampoco podía hacer mucho. Así que simplemente te ayudaba en lo que pudiera para que tú descansaras después de esos días. Días de estrellas, así los llamamos Toño, Susi y yo. Eran días en los que nuestras mamás tenían que brillar, actuaban de una manera pulcra y le hacían creer a los clientes que estaban cómodas con ellos o que disfrutaban su compañía, actuaban como los que salen en la tele, y si ellos eran estrellas por fingir, y ganar dinero a base de eso, entonces nuestras madres también lo eran.

Nunca me avergoncé de ti. Eso es algo que quiero recalcar ente todo. Nada de lo que hacías me parecía algo de lo que avergonzarse. Si bien puede que no era lo más preferible, a mí me parecía lo más respetable del mundo. De hecho, todas las mujeres que estaba en nuestro barrio me parecían guerreras. Guerreras de cristal, porque a pesar de todo lo que luchaban aun eran mujeres que merecían ser tratadas con cuidado y amor, con la capacidad de dar la cara a la vida, pero con la dulzura de una rosa, con marcas de guerra en sus pieles y aun así tener la belleza de una delicada muñequita de cristal. Pero el mundo no estaba listo para tanto.

Te amo mamá, eso es algo que ni el tiempo ni el lugar ni las circunstancias va a cambiar. Hiciste todo lo que pudiste por mí y por que yo tuviera una mejor vida que tú y ¿Qué crees? Funcionó.

Lo logramos mami hermosa 

Hoy me estoy graduando de la universidad. Oficialmente ya soy doctora, como te lo prometí. La historia que vivimos valió la pena, todos esos momentos de soportar, todas esas lágrimas, todo el dolor, te aseguro que valió la pena. Voy a confesar que hubo noches en las que quise mandar todo al carajo y rendirme porque ya no tenía nada, pero entonces me acordaba de ti y de lo increíblemente valiente que fuiste al quedarte conmigo y vuelvo al duelo. Bueno Toño y Susi también tuvieron mucho que ver, pero esta carta no trata de ellos y lo agradecida que estoy con esos dos. Esta carta es sobre ti mamá, sobre esa rosa que sobrevivió entre las llamas.

Aunque ya no pueda hacer nada por ti, aunque te hayas ido para siempre, quiero que sepas que en mi corazón siempre estará el recuerdo de una madre que luchó contra el mundo entero, que luchó contra la sociedad y sobre todo que luchó contra el VIH hasta literalmente su último aliento.

Hoy ya no tengo la posibilidad de ayudarte a ti, pero cumpliré mi promesa y ayudare a más personas como nosotras, como los 3 candorosos, como Martha y, sobre todo, ayudaré a las guerreras de cristal.

Y aunque nunca leas esta carta tengo la confianza de que ahí donde estas por fin descansas, por fin tienes aquello que te mereces, que ahí ya no sufres y que me estas esperando. En su momento legré no te preocupes. Eres muy paciente, sé que lo lograras.

Atte. La hija de una guerrera. Y una ya no tan candorosa doctora.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro