Hace unas semanas soñé contigo, y no fue un simple sueño, lo sé porque se sintió muy real.
En aquel momento entre la noche, apareciste en mi mente y me miraste con esos ojos grandes que tienes, me acerque a ti y detalle tu rostro, tu nariz, tus cejas, tus pómulos, las pequeñas pecas que tienes marcadas en sus mejillas y el puente de tu nariz, detalle cada parte hasta encontrarme con tus labios, los observe unos segundos y casi por instinto acerque mi pulgar a ellos, los delinee y sentí de forma lenta, disfrutando ese pequeño contacto; y finalmente, uní tus labios y los míos en un beso tan profundo que decía lo que con palabras yo no pude, sentí tus manos recorrer mi espalda y posarse en mi cuello, mientras las mías bajaron delicadamente colocándose en tu cintura, en ese momento, el escenario del sueño cambió, ahora estábamos en mi habitación camino a la cama, te dejé caer lentamente y admiré cada parte de ti...
En ese sueño, me entregué en cuerpo y alma a ti, no quise contártelo porque no sabía cómo hacerlo, pero si llegas a leerlo, quiero que sepas que soy tuyo, desde aquel momento.
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