—En serio, le dije a Laura que hiciera parte del ensayo y no hizo nada la tarada —Jungkook y Soobin se ríen.

—Yo te dije que eso iba a pasar, pero nunca me haces caso —se burla el chico.

—Guarda silencio Soobin —sentencia la pelinegra.

—Basta niños —se ríe Jungkook. A Hannie le alegró ver a su tío reír de nuevo.

Pues cada año que pasaba, era más el dolor de su pérdida. Por más que lo quisiera superar, no podía. Cada cosa que veía o escuchaba, le recordaba a él. Pero no sé rendía, y seguía tratando de ser feliz, pero sentía que su vida no podía continuar, necesitaba un cierre en ella.

¿Pero cómo?

—¿Y qué vas a hacer en vacaciones Soobin? —la chica mira a su amigo.

—Buscar un trabajo para poder aportar en su hogar —responde mientras le da un sorbo a su bebida.

—Chico, ya te dije que no hay necesidad de eso, con tal de que te esfuerces en tus calificaciones, todo déjamelo a mí —le recuerda.

—Yo propongo que vayamos a ver a mis padres —sugiere la chica.

—No es una mala idea. Es más, a tu mamá le va a encantar ver a Soobin —mira al muchacho.

—Está decidido, mañana nos vamos al aeropuerto —comenta feliz la pelinegra.

Todos regresaron a casa, y cada quién se puso a hacer sus actividades favoritas. Jungkook se encerró en su habitación, sacando debajo de su cama lo que eran las cartas que había encontrado una vez y las pocas fotos que se habían tomado.

Se que posiblemente encuentres estas cartas después de mi partida. No fue mi intención dejarte solo, créeme que no lo era, pero no sabes cuántas veces lo intenté. Solo pido que me perdones, y espero encontrarte otra vez.
Jamás te lo dije, pero después de lo sucedido, me he sentido como un bicho raro.

¿Qué demonios estoy haciendo aquí?

No pertenezco en este lugar.

Perdóname kookie.
Tú eres especial... Yo desearía serlo para ti.

Atte: Tae

—Tú ya eras especial para mí —susurra mientras acaricia la foto.

Lágrimas amargas resbalaban por sus mejillas. Pues el fue su único y primer amor. ¿Cómo le pedían las demás que lo superara y siguiera adelante como si nada? Ellos no entendían por el dolor que estaba pasando.

Atrás de esa puerta, la joven escuchaba cómo su tío sufría en silencio. Lo sospechaba desde antes, pues fue lo primero que pensó cuando él de la nada dejó de llorar cuando ella estaba presente. Ella no sabía que se sentía perder a alguien tan querido, pero trataba de comprender eso; estar en los zapatos de los demás.

—¿Por qué? —escucha que su tío empieza hablar—. ¿Por qué te fuiste? —preguntaba entre sollozos—. Yo quiero que estés aquí, a mi lado. ¿Dónde estás? Te necesito —suelta en llanto.

>>Tío<< —las lágrimas salen al escuchar a su tío llorar de esa manera.
Ella subió al techo de la casa y empezó a contemplar las estrellas que adornaban la noche—. Hay tío Tae, sé que ves cómo mi tío Kook está sufriendo. Tú sabes muy bien que nadie te necesita tanto como él —suspira—. Necesita una señal de tu parte, para que sepa que nunca estará solo, que tú siempre estarás cuidándolo —lo medita un poco—. Él necesita darle un final a esto.

Al día siguiente, despertó Jungkook con los ojos algo cansados de tanto llorar. Entró a su baño para darse una ducha y que los chicos no lo vieran en ese estado.
Mientras eso pasaba, los chicos hablaban acerca de ello.

—Necesito encontrar una solución para esto Soobin —sus lágrimas amenazaban con salir—. Tanto tú como yo sabemos que todo esto lo está consumiendo, y eso un día lo va matar.

—Para eso necesitamos un milagro —confiesa el chico.

—Tengo miedo a perderlo —lleva sus manos a su cabello—. Él es un padre para mí —confiesa y su amigo la mira—. Mi tío todavía no sabe que me enteré sobre lo de mis padres. Sé que el amor que mi papá le tenía a mi mamá se acabó, y busca una excusa para poder pedirle el divorcio. Un día de estos se lo va a pedir sin vacilar.

—¿Y por qué no me lo dijiste o se lo dijiste a tu tío?

—Porque se va a cumplir a pesar de que lo diga —contesta.

Pasaron unos minutos y ellos habían cambiando de tema para que la chica no llorara y su tío se preocupara.
Jungkook baja las escaleras y mira a los chicos.

—¿Listos para irnos? —los chicos asienten.

Emprenden el camino hacia el aeropuerto. Durante el camino, todo era silencio entre ellos, lo único que se podía escuchar era la música del radio.
Hasta que Haneul habla mientras mira por la ventana cómo se movía el paisaje durante el trayecto.

—Cuando lleguemos allá, vayamos a la pista de patinaje —propone feliz.

—Pero si apenas pasó lo del concurso de patinaje —dice Soobin mientras leía un libro que su amiga le prestó.

—Lo sé, pero ayer me topé con una canción muy linda, y siento que esa puede quedar para el próximo concurso —sugiere.

—Quiero escuchar esa canción —comenta Jungkook.

—¿Por qué algo me dice que su canción va a ser deprimente? —susurra Soobin.

—Ay, que molesto eres Choi —le lanza uno de sus guantes al chico.

* * * * *

Al llegar, bajaron su equipaje y solo esperaron dos horas para emprender su vuelo.
En el avión, su sobrina sacó su libreta y empezó a dibujar. Primero animales, luego paisajes, para después terminar dibujando el cielo.

Horas después, los chicos se quedaron dormidos, y Jungkook les guardó las cosas en sus respectivas bolsas que traían. Cuando ve unas palabras escritas en una hoja de la libreta en la que estaba dibujando la chica.

Y con esa sonrisa, que cambia la vida. Miraste hacia aquí...

En la siguente hoja, se topó con un dibujo de Tae, hecho por su sobrina. Y en una página antes, una foto de él.

Tuvo que aguantar las ganas de llorar para no despertar a nadie.

>>No sé cómo ser yo mismo si no estás al lado mío, el tiempo se me hace doloroso si no estás junto a mí<< —contemplaba el dibujo una y otra vez—. No sabes cuánto te extraño —susurra.