🌌 CARTA # 1 ¿QUIÉN SOY?
¡Hola Laila!
No sé si ya seas consciente de lo que nos pasa cada noche, pero a mi también me costó trabajo darme cuenta que no sólo era un sueño.
Me presento.
Mi nombre es Erendi.Tengo treinta y ocho años y me encuentro casada con un hombre que, aunque no es perfecto, trata día, a día, de darnos lo mejor y lo quiero mucho;su nombre es Edwin.
Tengo dos bellos hijos, uno de trece años y otro de dieciséis; son mi mayor logro en la vida y los amo como no tienes idea.
Mi vida no es glamurosa, soy una ciudadana promedio que día a día trata de sobrevivir, y sabe lo que es partirse el alma para obtener por lo menos, una vida sin carencias, pero hay veces en que me las he visto negras.
Mi hobbie es escribir, encontré esta manera para sacar mis frustraciones y todas mis emociones para no afectar a terceros;a veces no es bueno decir todo lo que piensas.
Dibujo de vez en cuando.La parte creativa se me da muy bien, pero no se me da la parte de socializar con los demás; soy alguien bastante introvertida y por lo tanto, prefiero estar sola y lejos de la multitud.
Bueno, ya conoces un poquito de mi y siendo honesta, mi vida es buena, a comparacion de la tuya.
Hace dos semanas comenzaron estos sueños, o eso creí que eran. Pensé, que a causa de mis problemas diarios, mi mente reflejaba mis anhelos interiores, donde quería volver en el tiempo y no tener ninguna responsabilidad. Muchas veces me vi en mi etapa de secundaria, otras en la preparatoria, pero, justo cuando los pensamientos se dirigieron a la universidad, supe que algo no estaba bien.
Esa vida que vi no era mía, algo en mi interior me lo decía, al grado de despertar con el corazón hecho un lío. Muchas veces no pude parar de llorar, me afectaban directamente las situaciones en mis sueños, como si resultasen ser reales y no entendía por que traía este nudo en la garganta, si mi vida real no era así.
Y entonces, una noche lo comprendí. Un detalle que podría pasar desapercibido para cualquiera, para mi era la indicación que me señalaba estar despierta en el cuerpo de alguien más; y ese detalle fueron mis pulseras.
Desde hace mucho, utilizo dos pulseras tejidas en mi mano izquierda, esos dos objetos ya son parte de mi, tanto, que si no las traigo me siento extraña. Mis pulseras son de diferente color, una es negra y otra roja; y que he colocado en un orden determinado en todos estos años.
Así que, esa noche que miré las dos pulseras en tu brazo izquierdo, mi mente se vio en la obligación de reaccionar. En tu muñeca llevabas las dos mismas pulseras, pero una de ellas era azul. Al momento no creí que tuviera relevancia el cambio de color, pero al hacer un movimiento con el brazo noté el segundo detalle; Estaban acomodadas en diferente orden.
Tal vez para tí esto no signifique nada, pero para mí, significó mucho.El orden de ambas pulseras se debe a algo, tienen una razón de ser, y de la misma forma, los colores tienen un significado.
De esta forma fui comprendiendo que aquello que me hizo doler mi corazón, era un sentimiento muy real, pues lo percibía directamente del cuerpo que se veía afectado. Las lágrimas que rodaban por mis mejillas eran saladas, la furia contenida era frustrante, y realmente la tristeza era lo que embargaba mi corazón.
Laila, así como yo soy tú algunas noches, tú eres yo, y has vivido mi vida. La diferencia de edades es bastante, pero al creer que sueñas, te has dado cuenta de lo mucho que nos quieren siendo Erendi; úsalo bien para aliviar tu corazón dolido.
Por mi parte, te daré un respiro siendo tú. Soportando lo que llevas aguantando por veintiún años, el cosmos no trabaja a lo pendejo y acomoda a lo estúpido las cosas; en este caso, una vida muy lejos de la otra.
Laila, quiero que sepas que te quiero mucho. No vayas a hacer una tontería mientras eres tú, que yo trataré de ayudarte en lo que pueda, cuando tome tu vida aligerando tus penas.
Laila, no estás sola, y cada vez que cambiemos vidas, espero que por un momento, seas feliz en la mía, por que entiendo lo mucho que te duele estar sola...
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