4|Armarse de valor.
Hola, paso a recordar que el capítulo de Valería y Mónica son importantes porque son dos expectativas diferentes y así podrán conocer mejor a estos personajes por eso tienen un capítulo para ellas, espero lo disfruten<3
Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento.
-Eleanor Roosevelt.
[4]
Armarse de valor
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Valería
06:00 am
Me levanté un día cualquiera súper temprano. Siempre suelo levantarme a estas horas porque tengo problemas para dormir cuando sé que hay algo importante al día siguiente. La escuela de talentos Blossom era algo importante. Y mi mamá era la coordinadora de ese sitio, así que lo había visitado muchísimas veces. Ya lo tenía muy visto ese lugar.
Pero no me preocupaba en verdad bailar, actuar o cantar. Cantaba mucho. Me encantaba cantar desde muy pequeña. Mis padres me obligaron a estar en clases de canto, piano y guitarra. Y sin contar que no había ido a una primaria normal. Había ido a una de idiomas donde te la pasabas horas hablando inglés y francés aunque no te apeteciera. Sí, mi madre quería hacerme la niña perfecta en todo.
¿Lo peor de todo? Es que me acostumbré a ser perfecta, malditamente perfecta en todo. Ya era parte de mí y ya no lo podía dejar. El perfeccionismo ya era parte de mí. Pero a veces me preocupaba no poder lidiar con todo a la vez. Clases de canto, baile, piano, guitarra, francés e inglés. Muchas veces era fastidioso llevar este estilo de vida.
En una ocasión intenté quitarme la vida, pero cuando mi madre vio mis brazos con las venas rajadas, me gritó, me insultó. Después llamó a la médica de la familia. Y luego, para ir a clases, me hizo cubrirlo con maquillaje. Por fuera podría ser todo lo perfecta que quisieran. Por dentro, estaba gritando.
De pronto escuché un ruido que me hizo salir de mis pensamientos. Me levanté de la cama y miré hacia la ventana. Era un gato maullando y gracias a ese gato me di cuenta de que el sol ya se estaba asomando. Así que cogí una toalla y procedí a tomar una ducha, cepillarme los dientes y peinarme el largo pelo que tenía.
Mi mamá no me dejaba cortar mi pelo. Decía que no era de señoritas el pelo corto. Y tenía el mismo color de pelo que cuando nací, negro. Tampoco me lo pintaba. Así que solo lo peinaba y me hacía peinados. Me encantaba hacer peinados diferentes y probarlos todos.
Salí de la ducha, me cepillé los dientes y me hice unas lindas coletas. Me puse el uniforme que me había dejado la mucama en mi cama y me sentía bonita. Muy bonita, de hecho. Hasta que tocaron mi puerta.
—Soy tu madre, Valeria, voy a pasar —gritó.
En cuanto entró, me puse de pie para que viera cómo iba vestida y peinada.
—Hija, quítate esas coletas —dijo con autoridad.
—¿Qué? Pero ¿por qué? —pregunté confundida. No entendía qué tenía de malo mis coletas. Las había hecho yo y estaban perfectas.
—Pareces una niña de dos años, Valeria, quítatelas y no insistas. No es de señoritas pelear —dijo con voz autoritaria.
—Pero... A mí me gustan, madre —dije con tristeza. No quería quitármelas.
—No discutas y quítate las coletas. Del resto, estás perfecta, toda una señorita. Te espero para desayunar.
—Está bien...
Se dio la vuelta y cerró la puerta al salir de la habitación. En ese momento, solo me preguntaba qué tenía de malo mis coletas. Me quedé sola, pensando en todo. No podía hacer más que hacerle caso, así que me sequé las dos lágrimas que resbalaban por mis mejillas, me quité las coletas y me dejé el pelo suelto sin más.
Bajé, pero no quise desayunar. Fui directo a la cocina y le pedí a Amy, nuestra cocinera, si podría darme una tostada para comerla por el camino. Amy asintió.
—Claro, querida, aquí tienes —con amabilidad me dio la tostada.
Le agradecí y me retiré de la cocina. Fui directo a la camioneta porque Evan, mi hermano, estaba afuera esperándome.
Algún día me armaría de valor y me enfrentaría a ella, pero hoy no era ese día.
—¿Qué tal, hermanita? —preguntó Evan feliz. Él siempre estaba de buen humor.
—Bien, ya sabes, con toda la actitud del lunes —me quería morir.
—Jajaja, no seas graciosa. Tú odias los lunes —dijo con un tono feliz.
—En eso no te equivocas —dije mirando hacia la ventana. Me gustaba mirar el paisaje mientras íbamos hacia la escuela.
—¿Qué tienes? Te noto apagada. ¿Otra vez peleando con mamá?
—Yo no peleo con mamá, ella pelea conmigo —dije con toda la razón del mundo, y era la verdad.
Evan se quedó pensando unos minutos hasta que volvió a abrir la boca.
—Puedes venirte algunos fines de semana sí quieres a mi apartamento, no me molestas para nada —dijo con una sonrisa.
—Lo pensaré con gusto, Evan. Pero en verdad pensaba irme un fin de semana con Emily, Samantha y Ruth. Ya sabes, algo entre chicas. Pronto es el cumpleaños de Samantha y quieren festejarlo a lo grande.
—Entiendo. Samantha es la pelirroja, ¿no? Un tono de pelo muy llamativo.
—Evan, tú también eres pelirrojo, ¿qué dices? —no pude evitar reírme. Sé que aquello lo había dicho para hacerme reír.
—Lo sé, pero yo luzco mejor el pelirrojo —dijo sonriente.
Sin duda, Evan era un gran hermano.
—Bueno, hoy inicia un nuevo capítulo de nuestras vidas, ¿no crees?
—Así es, estoy segura de que todo irá a mejor.
—No lo dudo, eres increíble, Valeria —cuando acabó la oración, ya estábamos estacionando el coche. Ya íbamos a bajar para entrar a la escuela.
La escuela por dentro era enorme. Tenía columnas y dibujos en el techo. Siempre me habían llamado la atención.
—Bueno, iré a reunirme con la directora y con los chicos. ¿Segura de que estarás bien sola? —preguntó, estaba preocupado por mí.
—Claro que sí, quiero recordarte que soy cinta roja de kárate —dije animada.
—Está bien, ten cuidado. Cualquier cosa me dices.
—Seguro —me despedí de él y lo vi irse hacia la otra dirección.
Me quedé pensando unos segundos cuando alguien tropezó conmigo.
—¡Cuidado! —dije amablemente—. ¿Estás bien?
—Sí, perdona, estaba mirando el techo y no me fijé, pero está todo bien —me ofreció una sonrisa.
Qué amable era.
—Me alegro mucho. A mí también me llamó la atención los techos cuando entré aquí la primera vez. Me llamo Valeria, ¿y tú? —pregunté, pero desde ese momento supe que seríamos buenas amigas.
—M... Mara... —me sonrió.
Mara era una chica linda y agradable.
Estuvimos charlando un rato hasta que nos llamó la directora.
Esperaba que todo esto fuera un inicio agradable. Creo que todo iría para bien.
Sí, estoy segura de que todo estaría bien.
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Hola, si se que el capítulo está algo largo pero vale la pena leer desde Valeria ya el próximo capítulo retomamos con Mara y conoceremos mejor a los demás personajes, espero les guste
XOXO ❤️🩹
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