21│Un final se convierte en comienzo.
Dale tiempo al tiempo, un final se convierte en comienzo.
--Kenia Os.
[Cap 21]
Un final se convierte en comienzo.
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Mara
Después de varios días de aquella inolvidable fiesta y de haber ganado las nacionales de baile, la rutina volvió a nuestras vidas. Era lunes y, como cada mañana, bajé a desayunar con mi madre. Ella me había preparado unos huevos revueltos con tostadas, como siempre cuidando que comiera bien antes de salir. Mientras desayunábamos, compartimos risas y charlamos sobre cómo nos sentíamos después de todo lo vivido.
Cuando terminamos, me dio un beso en la frente antes de llevarme al instituto. El camino en coche fue tranquilo, aunque mi mente seguía repasando cada detalle de la competencia, la fiesta y los momentos con Evan. Una vez en el instituto, me despedí de mi madre y me dirigí hacia los casilleros.
Ahí estaban las chicas: Valeria, Samantha y Ruth, todas reunidas frente a sus casilleros, charlando animadamente. Me acerqué a ellas con una sonrisa, y apenas me vieron, Valeria alzó las manos como si quisiera anunciar algo importante.
—¡Ahí viene nuestra gran estrella! —exclamó, haciendo que todas voltearan hacia mí con risas y aplausos.
—Ya, ya, chicas, no exageren —dije, riendo mientras abría mi casillero.
—¡Claro que no exageramos! —añadió Samantha—. Siguen hablando de nosotros por todo el instituto. Literalmente, somos los ganadores de las nacionales. ¡Eso no pasa todos los días!
—Además, ¿ya viste el tablero del salón de artes? —preguntó Ruth emocionada—. Hay un cartel enorme con nuestras fotos y la fecha para las internacionales. Es oficial.
—¿De verdad? —pregunté sorprendida, cerrando mi casillero y girándome hacia ellas.
—Sí —confirmó Valeria—. Y la mejor parte es que hoy, después de clases, tenemos nuestra primera reunión oficial para planear la próxima etapa.
Me emocioné al escuchar eso. Era una mezcla de nervios y alegría por saber que nuestra próxima aventura estaba más cerca de lo que imaginábamos.
—Entonces... —dije, cruzándome de brazos y sonriendo—. ¿Quién está lista para seguir haciendo historia?
—¡Nosotras! —respondieron todas al unísono, levantando las manos con entusiasmo.
Después de aquella conversación. Las clases transcurrieron con normalidad, aunque era evidente que algo había cambiado. No parábamos de recibir halagos por parte de los profesores y de los demás alumnos del instituto. Cada vez que pasábamos por los pasillos, alguien se acercaba a felicitarnos, a pedirnos detalles de la competencia, o simplemente a decirnos lo increíble que habíamos estado. Era como si nos hubiéramos convertido en una especie de celebridades locales.
Cuando llegó el momento del almuerzo, nos dirigimos a la cafetería. Todo el equipo decidió sentarse junto, incluyendo a los chicos. La mesa estaba llena, y aunque normalmente nos dividíamos en pequeños grupos, esta vez nadie quería separarse.
—¿Se dan cuenta de que ahora somos el centro de atención? —dijo Cameron, mientras abría su lata de refresco—. No puedo caminar dos metros sin que alguien me diga: "Cameron, ¿puedes enseñarme un paso de baile?"
—Eso porque eres un showman —respondió Samantha, riendo—. La competencia nos hizo estrellas, pero tú naciste para llamar la atención.
—¿Y tú no? —bromeó Cameron, apuntándola con una papa frita—. Si no recuerdo mal, fuiste tú quien pidió otro micrófono para dar un "mini discurso" después de la presentación.
Todos reímos, mientras Samantha se encogía de hombros con una sonrisa.
—Lo que nadie menciona es cómo nos miran los profes —añadió Emily, bebiendo de su botella de agua—. Hoy la maestra de inglés literalmente me aplaudió al entrar a clase.
—Pues sí —dijo Valeria—. Ayer éramos estudiantes normales, y hoy... somos las estrellas del instituto.
—Aunque no todos son halagos —intervino Evan, mirándome de reojo—. Ya escuché a algunos decir que tuvimos suerte, que los jueces fueron "parciales" y bla, bla, bla.
—Déjalos que hablen —dije con firmeza—. Lo que logramos no fue suerte. Fue el resultado de meses de trabajo y dedicación. Nadie puede quitarnos eso.
—Así se habla, Mara —respondió José, chocando su puño contra el mío—. A los internacionales vamos a callar aún más bocas.
La conversación continuó entre risas y bromas. Cada uno compartía su parte favorita de la competencia y los momentos más divertidos de la fiesta. Éramos un equipo unido no solo en el escenario, sino también fuera de él. Ese almuerzo fue una pequeña pausa antes de lo que sabíamos sería un nuevo y emocionante capítulo en nuestra aventura como equipo.
Mientras todos hablaban y reían, Evan y yo no podíamos evitar intercambiar miradas cómplices y sonrisas tímidas. Era como si, a pesar del bullicio alrededor, tuviéramos nuestro pequeño mundo compartido. Cada vez que me sorprendía mirándolo, él hacía una mueca divertida o me guiñaba un ojo, provocándome risas que intentaba disimular sin mucho éxito.
Valeria y José, en cambio, eran los más ruidosos de la mesa. José contaba algo exageradamente, y Valeria no paraba de reír, sujetándose el estómago. Sus carcajadas eran tan contagiosas que, al final, todos terminamos riéndonos sin siquiera saber de qué.
Después del almuerzo, decidimos dirigirnos al salón de ensayos. Aunque no había nada oficial programado, queríamos movernos un poco y empezar a pensar en lo que vendría.
—Bueno, equipo, ¿listos para volver a la acción? —preguntó Samantha mientras nos atábamos los zapatos de baile.
—Más que listos, emocionados —respondió Ruth, estirando sus brazos por encima de la cabeza—. Pero creo que hoy será más una sesión ligera, ¿no?
—Sí, solo para estirarnos y liberar un poco de tensión —añadió Cameron, haciendo un giro en el aire para calentar.
Nos distribuimos por el salón, cada uno en su espacio, y comenzamos con movimientos suaves. Aunque era un ensayo informal, se sentía como un momento especial. Entre bromas y pasos, empezamos a compartir ideas sobre lo que queríamos para la siguiente coreografía.
—¿Qué opinan de algo más contemporáneo? —propuso Valeria, mientras ajustaba la música desde su teléfono.
—Podría funcionar, pero con toques de algo más dinámico —comentó Evan, mirándome—. Mara, ¿qué opinas? Tú siempre tienes buenas ideas.
—Mmm... algo contemporáneo suena bien, pero también podríamos fusionarlo con algo más intenso, que resalte nuestras habilidades en pareja.
—Eso suena perfecto —dijo Emily, sonriendo—. Además, algo así podría marcar la diferencia en los internacionales.
El ambiente estaba lleno de energía y entusiasmo. Sabíamos que este era solo el comienzo de algo mucho más grande, y aunque los nervios estaban presentes, el apoyo mutuo nos daba fuerzas para seguir soñando en grande.
Mientras nos movíamos por el salón y compartíamos ideas, no podía evitar pensar en todo lo que había cambiado en mi vida en tan poco tiempo. Dentro de mí, había una mezcla de emociones difíciles de describir. A veces, parecía un sueño del que no quería despertar.
Recordé tantas noches en mi habitación, en las que pensaba que todo lo que me rodeaba estaba destinado a ser el final de algo. Los miedos, las inseguridades, las dudas sobre mí misma... todo parecía tan abrumador. Pero ahora, mirando a mis amigos reír y soñar conmigo, a Evan con su sonrisa siempre dispuesta a iluminar mis días, entendí que estaba equivocada.
Lo que había imaginado como un final, en realidad, era solo el comienzo. Encontré amigos que se convirtieron en mi familia y un amor que me hacía sentir viva de una manera que nunca antes había experimentado. Era un capítulo completamente nuevo, lleno de posibilidades, risas y momentos que me transformaban.
Respiré hondo y miré a mi alrededor. Este no era solo un equipo de baile; eran las personas que me habían ayudado a descubrir que no estaba sola, que podía soñar y construir algo hermoso.
Un final se había convertido en un comienzo. Y por primera vez en mucho tiempo, me sentía lista para abrazar todo lo que la vida tenía para ofrecerme.
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