9. Una pregunta a un demonio
Existen muchos casos dónde un ente inexplicable habita en casas, los más comunes son los fantasmas o demonios, casos tan conocidos como los de los Warren o los que se escuchan en los pueblos. En todas estas hay un factor común y es que los habitantes de estas deciden irse cuando ya todo es insoportable o cuando se les confirma la presencia de algo que no pueden explicar: una decisión de lo más racional.
Por lo que a SooBin le sorprendía cómo estaba tomando el asunto de tener uno de estos en casa. Después de desmayarse de la impresión, de un ataque de asma y casi morir en manos de YeonJun, su mente parecía haberse acostumbrado a que un ente inexplicable estuviera rondando.
Todo lo sucedido con YeonJun fue hace un par de días, desde ese entonces no lo ha vuelto a ver aunque cree haberlo escuchado antes de irse a dormir, pero no podía confirmarlo ya que solo eran pasos.
Pronto se sorprendió a sí mismo cuando pensaba en agregar algo a la casa, un adorno o mejorar algo. La pregunta de "¿Le gustará esto a él?" surcaba su cabeza haciéndolo estremecer al darse cuenta de lo ridículo del asunto.
Decidió hacer un día de limpieza, mejor concentrarse en el polvo que en el habitante del lugar. Se aseguró de dejar reluciente las áreas por las que pasó: su cuarto, baño y cocina. Estaba en la sala pensando si asear ahí o no pues su cuerpo ya se encontraba cansado, decidió dejar el aseo por hoy y se dirigió a la cocina. Cuando pasó por al frente de la oficina, ya que la puerta estaba un poco abierta, vió el interior y su vista se posó en las cartas en el escritorio.
Dió unos pasos más y se detuvo, regresó en sus pasos e ingresó en la oficina. Había decidido dejar el aseo por ese día pero en verdad ese lugar lo necesitaba, no se atrevía a entrar tanto en el lugar y ciertamente el retrato de YeonJun viéndolo lo ponía nervioso.
—No me veas —dijo al viejo retrato—. ¿Te importa si ordeno aquí? Hay mucho polvo y me hará daño si dejo que se acumule.
Sus ojos se mantenían en las viejas cartas, pero su atención pasó a los papeles regados sobre la madera: tenía el impulso de ordenar todos.
—¿Y no te hará daño limpiar todo esto?
SooBin gimió asombrado cuando escuchó la voz de YeonJun junto a su oído. Giró y se dió cuenta que este estaba justo detrás de él, casi aprisionandolo contra el escritorio ya que por el susto se recargó en este— ¿Hace cuánto estás ahí?
Un asomo de sonrisa por parte de YeonJun puso de punta los bellos del rubio— ¿Así que ahora me tuteas?
El humano boqueó como pez fuera del agua, buscaba palabras para responder las cuáles se iban cada vez que YeonJun se inclinaba más sobre él— ¿No debería? —acertó a preguntar.
Si bien la situación entre SooBin y él era diferente pues estaba ligada a su vida humana, YeonJun no podía evitar jugar con el humano pues sus años como demonio le enseñaron a juguetear con estos antes de cobrarse algo, aunque esta vez no había nada que cobrar.
—Puedes limpiar —dijo al fin, antes de separarse del rubio que volvió a respirar— y también tutearme.
No estaba consciente de eso, pero el simple hecho de ser llamado así por un humano se sentía diferente a cuando lo hacía un demonio.
SooBin asintió en respuesta y se enderezó ahora que estaba libre— Si es así ¿puedo saber porque viniste?
—Porque me llamaste.
—Yo no...—dudó. Miró el cuadro y recordó cómo hace un momento le habló a este— ¿Te puedo llamar hablándole al cuadro?
Al ver la expresión de asombro del rubio, YeonJun quiso reír un poco al ver cómo en vez de asustarse, el humano parecía maravillado como si de un poder especial se tratase— Todo lo que digas para mi será escuchado, no solo con el cuadro de por medio.
—Así que si te llamo ¿Vendrás?
El contrario pareció pensarlo un poco— Posiblemente.
El silencio se acentuó como si les recordara que esta conversación posiblemente no debería estar sucediendo. SooBin asintió y comenzó a ordenar los libros que se encontraban en el suelo— ¿Hay algo que desees guardar?
La vista de YeonJun se fijó en los libros, posiblemente unos más de cien que se mostraban en las estanterías y en varias partes del suelo. Sus dedos tocaron las viejas pastas, gastadas y nostálgicas, mientras recordaba cuales había leído y cuáles no— No, todos estos pertenecían a mi padre, no a mí.
Un recuerdo ajeno regresó a SooBin, ese sueño donde la posible familia de YeonJun parecía pasar una agradable tarde en el hogar— ¿No quieres conservar nada de él?
YeonJun no lo miró, dijo o hizo algo, se mantuvo viendo los lomos de los libros como si las arrugas de las pastas fueran más interesantes que la presencia del rubio— Pregunta.
—¿Ah?
Cuando los ojos amarillos de YeonJun recayeron en el humano, este sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pero no sintió que fuera por miedo, sino que esa mirada, esos ojos, parecían leerlo con demasiada facilidad que comenzaba a sentirse expuesto.
YeonJun se mantuvo en su posición y después de unos segundos miró su retrato— Lo que en verdad quieres preguntar.
Tal vez SooBin no se equivocaba al sentirse de esa manera, no sabe si YeonJun es capaz de leer su mente o algo por él estilo, pero con eso lo ha leído muy bien, tiene mil preguntas a las que no sabe si desea respuestas.
—¿Por qué sigues aquí?
Al ver la media sonrisa del pelinegro temió meterse en problemas con este, olvidaba que este mismo fue quien casi lo ahorca hace unos días.
—Creí que tu pregunta sería otra.
—Tengo muchas preguntas en realidad ¿Puedo hacerlas y serás sincero con estas?
—Tal parece que los humanos han cambiado más de lo que creí —dice el demonio mientras se acerca a una de las ventanas—, estas hablando con alguien que se supone que debe estar muerto, quien casi te mata y parece que lo hicieras con un viejo amigo.
—Estaremos conviviendo —empezó SooBin, sabiendo que lo dicho por el pelinegro es cierto—, debería saltarme la etapa de miedo para hacer esta convivencia menos difícil ¿no crees?
YeonJun asintió— Una pregunta por día, seré sincero.
SooBin boqueó pensando en pedir un número más grande, pero recordó que era mejor no desafiar la paciencia del otro. Asintió y YeonJun se dirigió al escritorio y tomó asiento en la silla de este. Lo pensó, en su mente se creó una ruleta para elegir cuál sería la pregunta de ese día y la cuál fuera ligera para no causar algún efecto en el pelinegro— ¿Qué eres exactamente?
—Un demonio de castigo, soy parte de los demonios principales de Belcebú —La mención de Belcebú no era algo que esperara el rubio, claramente eso le agregaba un peso mucho más grande a la presencia de YeonJun en el lugar. Cuando SooBin quiso indagar más, el demonio se puso de pie y se dirigió a la puerta, deteniéndose al lado del rubio— Una pregunta por día, recuerdalo.
Ambos se miraban, los ojos azules de SooBin se mantenían observando los amarillos del demonio. La sensación de esta lucha de miradas no era un desafío, miedo o nervios, sino algo más allá que ninguno supo identificar y solo se detuvo cuando SooBin asintió.
YeonJun salió por la puerta y cuando SooBin lo siguió, este ya había desaparecido.
Cuando la tarde se asentó y la oficina estaba casi limpia en su totalidad, SooBin recibió la visita sorpresa de Sakura. La chica llegó con un pastel de bienvenida, aunque ya había pasado un tiempo considerable de su llegada y de la última vez que hablaron. Igualmente no tuvo el corazón para decirle algo en contra por lo que tomó el pastel y dejó que pasara.
"¿Estará cerca?" Se preguntó viendo alrededor por si el demonio había vuelto sin darse cuenta.
—En serio que este lugar puede ser aterrador.
SooBin se dirigió a la cocina para dejar el pastel en la mesa— ¿Eso crees? —preguntó una vez volvió a la sala.
La mujer asintió mientras su vista se mantenía en los delicados detalles en la vieja madera— Parece un lugar al que los Warren irían.
—¿Deseas tomar algo? Puedes tomar asiento.
—Agua está bien, debo volver antes del anochecer por lo que es una visita rápida.
Otra vez en la cocina, SooBin sirvió agua en dos vasos, en el momento que sostenían el segundo vaso mientras era llenado, un escalofrío recorrió su cuerpo y cuando levantó la cabeza casi deja caer todo al ver a YeonJun apoyado en una de las paredes. Hizo un ya que botó algunas cosas de la impresión.
—¿Estás bien?
—¡Si! —respondió, sin quitar su vista del demonio que miraba todo curioso— ¿Qui-quieres algo de pastel?
—Un poco estaría bien, comí hace un rato.
Ella respondía ajena a lo que sucedía, SooBin limpió el agua salpicada en la mesa y cuando se giró, YeonJun estaba a su lado haciéndolo saltar del susto— ¡Deja de hacer eso! —susurró. Miró hacía la entrada asegurándose que Sakura no lograra ver— Es una amiga, del pueblo.
YeonJun asintió sin parecer darle mucha importancia a la desconocida.
—¿Has visto más fantasmas? —la pregunta de la chica resonó hasta la cocina. SooBin se detuvo cuando iba a cortar el pastel y miró al pelinegro con un poco de pánico— Es que en serio no me sorprendería que un demonio apareciera en este lugar.
YeonJun sonrió de lado por la ironía de la mujer mientras que el rubio cortó rápido el pastel, estaba tan en pánico que no notó un corte en su dedo.
Cuando se proponía salir del lugar antes de que Sakura dijera algo que se malinterpretara, lo que menos quería era enojar al demonio, este lo detuvo sosteniendo su mano.
Miró a YeonJun, éste no le dijo nada, solo lo miró con esa expresión sería que no parecía querer abandonar. Su agarre pasó de su muñeca a uno de sus dedos y quedó sin saber cómo reaccionar cuando este lo lamió.
Zafó su mano del agarre y miró su dedo sin comprender que sucedía, hasta ese momento reparó en el pequeño corte, pero lo que más le sorprendió fue ver como la herida se cerraba y volvía a estar como antes. Miró al demonio pero otra vez este se había ido, le tomó unos segundos reaccionar y volver a la sala con una Sakura que seguía ignorante a todo esto.
Se quedó poco tiempo, pero SooBin apenas se pudo concentrar porque cada dos segundos miraba su dedo, lo presionaba buscando ver si salía sangre, si la herida volvía a abrirse, pero eso no sucedió, YeonJun lo curó y eso es algo que nunca creyó que los demonios eran capaces.
Sé que me perdí, pero la u volvió unu
Espero les haya gustado :3
Estoy intentando empezar el romance, así que perdón si se ve bien random aaa
Nos leemos luego~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro