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28; recuerdo precioso en vida nueva (final)


La casa se miraba como un desastre en ese momento, al menos en el interior. Desde el viaje al cementerio, YeonJun y SooBin han convivido como una pareja usualmente lo hace, viven juntos en todo el sentido de la palabra y, para poca sorpresa del humano, su tía le comentó de su novio a BeomGyu.
Por ello, los planes que estos tenían de mudarse al pueblo se incrementaron solo para saber que tipo de persona era con quien sale su amigo.

Así que, habían comenzado a ordenar una de las habitaciones para que estos se quedaran, lo que no contaban es que ahí habían colocado las cosas sobrantes quienes cuidaron la casa este tiempo, por lo que tocó limpieza de ello.

—Bien ¿Seguro que esto va a la basura, hyung? Puede haber algo importante que no recuerdes.

El demonio negó, viendo las bolsas con papeles viejos y artefactos rotos— Son de los negocios de mi padre, no hay nada que siga vigente y aún así, no habría manera de que yo haga algo con eso.

SooBin asintió, para volver a colocarse los guantes— Okey, puedes irte, Belcebú te debe estar esperando.

Hace un minuto el demonio percibió que su jefe lo llamaba, quería quedarse a ayudar al rubio con esto, tomando en cuenta que el polvo le podría sentar mal, pero este le seguía asegurando que ya sabia que hacer en estas situaciones— Iré, pero por cualquier cosa me llamas ¿Entendido?

Sonriente, SooBin se acercó al mayor y colocó sus manos en los hombros de este— Si, ve, no quiero que ese tipo se enoje contigo.

—No lo hará —colocó una mano en la mejilla del menor y le dió un rápido beso—, volveré pronto.

En un segundo, SooBin quedó solo en el lugar, miró las bolsas y suspiró, increíble que su tía lo haya puesto en esta situación. Comenzó con el deber, llevando de dos en dos las bolsas, de cierta manera le daba algo de pena botar las cosas que eran una ventana al pasado, pero sin dudas no tener esto podría ayudar al demonio a sentirse mejor en la casa.

Ya solo quedaban unas cuatro bolsas, pero el recorrido ya lo había cansado, además que la mascarilla lo hacía respirar con más dificultad, así que decidió acostarse en el sofá unos minutos para recuperarse y terminar con todo de una vez.
Ni un minuto había pasado cuando se levantó y salió de la casa, pero no llevaba las bolsas, ni los guantes o la mascarilla, su mente no se dió cuenta de lo que hacía hasta que estuvo metros lejos de su hogar. No hubo espacio para entrar en pánico o algo similar, pues la sensación de un sueño anterior apareció.

Siguió caminando y pronto supo a dónde sus pies lo guiaban, no tardó mucho en llegar a la vieja iglesia, pero esta vez no eran los escombros de las vez anterior, sino que una iglesia, pequeña y reluciente, como si nunca hubiera sucedido el incidente con YeonJun.
Las puertas estaban abiertas, entró y velas iluminaban el interior, al igual que el atardecer que iniciaba más temprano de lo  usual.

Las bancas estaban vacías, pero una figuraba estaba de rodillas frente al altar, no fue difícil adivinar de quién se trataba— Creí que ya no me visitarías.

HueningKai terminó su oración y se colocó de pie, volteando a ver a SooBin— Lamento la tardanza.

Ambos sonrieron y tomaron asiento en una de las bancas de enfrente— ¿Qué tal ha estado todo?

—¿No lo sabes?

HueningKai rió— Que los haya vigilado un poco no significa que lo haré siempre, desde mi sueño contigo no los he visto.

—Todo ha estado bien, demasiado diría yo, YeonJun es maravilloso ¿sabes?

—Me alegra saber que te hace feliz, de seguro él se siente de la misma forma.

La sonrisa de SooBin no se borraba, porque internamente sabía que así era— Tanto que me pregunto si algo así en verdad existe.

El ángel lo miró, perspicaz sabía que había algo que molestaba al humano— Pregunta, lo que tienes en mente.

Esta vez la sonrisa de SooBin flaquea, suspiró y preguntó— ¿Aún amas a YeonJun?

—No, no lo hago —la respuesta fue directa, sin ningún asomo de mentira— y él tampoco me ama.

—¿Cómo? Cuando nos conocimos él...

—Cuando se conocieron él estaba completamente afectado por su dolor, remordimiento e ira, todo eso estaba unido a mí —interrumpió—, su castigo lo hacía recordar todo eso, no diré que no sigo siendo un buen recuerdo para él, pero hace mucho, incluso antes de conocerte, ya no formo parte de su corazón, SooBin.

De alguna manera, aunque este tema lo ponía un poco inseguro, le pareció triste que un amor tan hermoso haya terminado— Es triste.

—¿Es triste que tu novio no ame a su ex?

—No es mi novio... aún, seguimos en el cortejo.

Esta vez la risa del ángel fue más fuerte— Típico de él, su cortejo es largo ¿sabes porqué? —SooBin negó— Porque quiere asegurarse de no arruinar las cosas como lo hizo antes y tomar todas las medidas para que nada te hiera.

Eso sonaba como algo que YeonJun haría, miró a la ventana, el sol seguía en su misma posición, sin darse cuenta unas lágrimas comenzaban a rodar por su rostro— Tengo miedo, HueningKai —confesó—, pero no de lo que me pueda pasar, sino de que en una de sus idas al infierno no regrese, sé que Belcebú sabe de nosotros y no tiene problema, pero la seguridad de eso es débil.

YeonJun reiteradas veces le afirmó que mientras siguiera haciendo su trabajo, nada los afectaría, que podían vivir una vida larga y tranquila sin tener que preocuparse por el más allá, por lo que este sentimiento de miedo nunca se lo pudo confesar al demonio.

HueningKai llevó su mano a la cabellera contraria, acariciando su cabello— Algo que te puedo decir que el cielo y el infierno tienen en común es que cumplen sus palabras, todas y cada una, así que no temas, viejo amigo.

Eso último confundió un poco a SooBin, pero no hubo tiempo para preguntar pues a lo lejos comenzó a escuchar la voz de YeonJun quien lo llamaba— Es hyung.

—Ve y por favor, vive feliz este amor, porque él te ama, SooBin, con cada parte de su cuerpo y alma.

Este asintió y, antes de dirigirse a la puerta del lugar, abrazó a HueningKai como despedida porque sabía que no lo volvería a ver.

Se alejó y comenzó a caminar, con la vista de un ángel a sus espaldas, un viejo amor y un viejo amigo, alguien con un amor puro para todos sus queridos; tal vez por ello HueningKai era un ángel que se encarga de velar por los que aman o amaron al igual que él.



Cuando abrió los ojos, SooBin miró el cielo y las copas de los árboles, seguía en el bosque, en verdad había caminado hasta ese lugar. Se apoyó en sus manos y miró la iglesia, estaba de nuevo en escombros.

—¡SooBin!

Volteó a la voz de YeonJun, lo vió, este corría hasta él con una expresión preocupada, pero a la vez aliviada de por fin encontrarlo— Hyung.

Una vez que el mayor estuvo a su lado, se hincó y lo tomó en sus brazos, aún con su respiración agitada y el sudor corriendo por su frente— Que alivio, me preocupó no verte en la casa.

—Lo siento, me estaba despidiendo de HueningKai.

YeonJun asintió, comprendiendo que había sucedido, se sentó a la par del rubio y buscó calmar sus respiración que ya volvía a la normalidad. SooBin rió, hasta que vió la mano— ¡Hyung, es sangre!

Tomó la manó, viendo el raspón en parte de su palma— Me caí por unas ramas.

Aún con su mirada preocupada, SooBin se dió cuenta de algo— No sana —miró confundido a YeonJun, este solo lo miraba expectante—, sudas y te cuesta respirar.

—Correr es agotador, había olvidado cómo se sentía.







Al llegar al infierno, el calor le fue insoportable, al igual que los gritos y lamentos, cada vez ese lugar se sentía más alejado y extraño, raro considerando que lleva ahí siglos.

Cuando por fin llegó con Belcebú, este sonreía como siempre, pero esta vez algo se sentía diferente, además de que Changbin se encontraba ahí— Te tardaste un poco.

—Un minuto, no es mucho.

—Tal vez en tiempo humano, pero aquí fue una eternidad.

La exageración no era nada nueva con su jefe, por lo que se acercó a su amigo— ¿Trabajo en equipo?

Este lo pensó unos segundos— Puede ser.

La actitud de esos dos era extraña, se veían cómplices y no podía ser nada bueno— ¿Que traman?

Ambos rieron un poco y, antes de hablar, Belcebú se colocó frente a YeonJun— ¿Quieres volver a ser un humano?

Miró incrédulo a ambos, no comprendía porque la pregunta, pero tenía algo claro— No pienso renacer.

—¿Y quién habló de renacer? —el jefe se encaminó con paso relajado a uno de los ventanales del lugar— He hablado con el cielo, ellos no han olvidado la deuda que tienen contigo y cómo ayudaste a capturar un traidor de la iglesia he logrado un trato. Puedes volver a ser un humano, no renaceras, volverás en esta forma, con identidad válida en ese mundo y una historia para que nadie pueda refutar que existes en esta edad moderna.

Lo que escuchaba no tenía cabida en la mente de YeonJun, quien se quedó sin palabras unos segundos— ¿El trato no era destruir la casa?

—Lo era, porque era la forma más rápida de borrar tus malos recuerdos y sentimientos sobre tu pecado, pero lo has hecho sin la necesidad de eso, además ¿no has notado que cada vez más dejas de ser un demonio? Ya ni siquiera tus ojos son amarillos.

Miró a Changbin en un estado de incredulidad, su amigo le sonrió como nunca antes, entre feliz, triste y emocionado de por fin ver a su amigo tener esa oportunidad que tanto deseó— Es real, YeonJun, puedes volver a vivir.

—Eso sí, debes decidir si olvidarás los recuerdos de tu vida pasada, eso incluye los que tuviste con ese ángel hace poco.

Su respuesta casi fue inmediata, pero había algo que no quería olvidar, y no era precisamente su relación con HueningKai, honestamente no dudaría en borrarla si eso lo hacía olvidar sus malos recuerdos, pero la historia de como este hizo que SooBin y él se conocieran era preciosa para él, más saber que estaba en el cielo que ambos están destinados; esa simple anécdota vale más que cualquier memoria de dolor y tristeza.

—Los mantendré —afirmó—, quiero mantenerlos.

No era la respuesta que los otros dos esperaban, pero respetaron la decisión— Tendré que conseguir otro empleado, una lástima —Belcebú se acercó y colocó su mano sobre el hombro de YeonJun–. Vive bien, Choi YeonJun y no vuelvas aquí.

—Gracias, jefe, por todo.

El mayor asintió y se alejó, dejando a los dos amigos solos. Changbin seguía sonriendo, mientras que YeonJun hacía lo mejor para no llorar— Así que debo conseguir un novio humano para renacer, debería intentarlo.

YeonJun rió— Solo si lo amarás completamente.

Se abrazaron en un tipo de despedida, pero ambos sabían que podían mantener contacto, solo que ya no será como antes— Te visitaré cuando pueda.

—Gracias, por todo y en verdad espero que vayas, SooBin quiere conocerte.

Una vez el abrazo terminó, fue tiempo para que YeonJun entregara su pecado. Su mano se colocó en su pecho, justo sobre su corazón y lo poco que quedaba de ese dolor y rencor salió en la forma de una pequeña flama, ni siquiera él se había percatado que la fuerza de este se había reducido considerablemente.

En pequeñas chispas, la pequeña flama se fue desvaneciendo en el aire, hasta desaparecer completamente del mundo y de la vida de YeonJun.

Miró por última vez a su mejor amigo y se alejó, se sentía como un sueño saber que no volvería a cruzar por esas puertas, que no volvería al infierno y que podría estar junto a su amado para envejecer juntos.








Al escuchar todo eso, el rostro de SooBin estaba llenó de lágrimas, llevó su mano al pecho del pelinegro y ahí estaba, un latido fuerte, lleno de vida, se fijó en sus ojos y en efecto, ya no eran amarillos, sino de un color miel que solo resaltaban la belleza de YeonJun.

—Eres humano.

Tomó la mano en su pecho y la llevó a sus labios, besando la palma para luego colocarla en su rostro— Soy todo tuyo, SooBin —La felicidad pudo más, el rubio se abalanzó sobre el contrario, haciendo que ambos caigan al suelo—. Ouch, recuerda que ya no soy invencible, cariño.

—Perdón —susurró escondido en su cuello—, pero la idea de tener a hyung por siempre me hace muy feliz.

—Y aunque no fuera humano, no me iría de tu lado —rodeó el cuerpo del menor con ambos brazos, antes de dar vuelta y dejarlo debajo de él—. Te amo, SooBin, pelearía contra el cielo y el infierno con tal de nunca irme de tu lado.

Para SooBin fue difícil mantener su vista sobre los ojos contrarios, tanta honestidad y amor lo puso tímido, como nunca antes, pero se mantuvo, aún con su rostro rojo, viendo el rostro del hombre que ama— Yo también te amo, hyung.

El cielo y el infierno no se besaron frente a esa vieja iglesia, esta vez lo hicieron dos humanos, dos hombres que estaban más que listos para entregar todo, incluso su vida, con tal de mantener el amor del otro, pues un amor como este, escrito en los cielos, es demasiado precioso como para dejarlo ir.

















Hemos llegado al final
Mi bebé 😭

Muchas gracias por apoyar esta historia a lo largo del camino, aún si tardaba en actualizar, estaban pendientes.

Esta es de mis historias favoritas, así que me alegra saber que a más personas les gusto.

Seguiré escribiendo sobre txt, así que revisen mi perfil para ver las nuevas historias que hay y las que saldrán.

De nuevo, muchas gracias por leer y nos leemos luego.

Ette

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