Querido Tweek,

Por favor no te asustes, no soy un acosador, no voy a secuestrarte ni herirte, tampoco soy alguien del gobierno que esta planeando vigilarte para tenerte controlado, ni nada de esas cosas que siempre inventas. Solo soy un chico de tu escuela, ¿quien soy? No lo puedo decir ahora, lo siento.

Pero quiero hablar contigo, o bueno, decirte algunas cosas por medio de estas cartas. Son muchas cosas que quiero decirte, tantas, tantas cosas, creo que será mejor que te diga y explique cada cosa en diferentes cartas.

Estas cartas las dejaré en tu casillero, en tu escritorio, en el buzón de tu casa, repito, no entres en pánico por favor.

Bueno, me despido. Espero leas todas mis cartas que te llegarán pronto.

                     Te quiere, Anonimous

El rubio acababa de leer esa extraña carta que encontró con su casillero, pensaba que era algún poema gótico de su novio, pero no; para su sorpresa esa una carta de un chico anónimo, y eso lo asustó bastante.

-¿q-quien ahhgg quien me mando esto? ¿Y-Y si fueron los gnomos? Ahhhgg-se decía el rubio a si mismo mientras se jalaba los cabellos, eso hasta que alguien lo detuvo.

-Oye, tranquilo Tweek. ¿Que te pasa ahora?-dijo el chico vestido de negro total.

-P-Pete. Ahhh.-escondió la carta en su mochila, si le dice algo a su novio podría molestarse y querer quemar vivo a quien sea que le escribió.-O-Olvide mi ahgg c-cafe en casa.-dijo viendo a su novio.

-Ah, bueno, si quieres yo te compro uno en la cafetería. Vamos.-dijo tomando su mano y empezando a caminar.

Tweek sólo cerró su casillero y abrazo el brazo de Pete con cariño.

-Gracias Pete.~

-No hay de que, mi pequeño conformista.

A lo lejos, otro chico peli-negro los observaba con cierta tristeza, recordando cuando era él a quien Tweek abrazaba, aun que él lo alejaba al final.