Hubo un silencio sepulcral durante unos segundos, hasta que se escucharon exclamaciones de preocupación. Sentí una opresión en el pecho y comencé a respirar con dificultad.

Quise correr hacia ti pero me quedé paralizada.

Eva sí reaccionó y fue hacia ti con rapidez. Al llegar a tu lado, tomó tu mano.

Tus amigos te preguntaban cosas pero no respondías, así que el entrenador te llevó a un pasillo alejado de toda la gente; Eva estuvo a tu lado en todo momento. Ni siquiera me puse a pensar que yo debía estar en su lugar, seguía asustada, mi corazón latía rapidísimo y la sensación de angustia aumentaba cada vez más.

Todo se volvió un caos, así que Ariana tomó mi mano y me dirigió hacia otra parte de la escuela. Había alumnos de los diamantes y de las águilas, todos igual de desolados por lo que te había pasado.

No pude aguantar, así que me eché a llorar. Mi mejor amiga quiso reconfortarme diciendo que todo iba a salir bien pero no me engañaba, ella también estaba preocupadísima.

Y me di cuenta de que no quería perderte, mejor amigo, quería que estuvieras bien aunque no fuera a mi lado.