Año XXX, Rotación YYY

Mamá.

Ha pasado tiempo.

Por favor, no te molestes en denunciar esta carta. Mis contactos se han encargado de que sea imposible relacionarla con mi paradero, incluso para los rastreadores de la República. Supongo que ahora te arrepientes de haberme enseñado tantas cosas sobre contrabando. Se te daba demasiado bien esconderte en un planeta ignoto y desaparecer del mapa.

…

Ha pasado demasiado tiempo, y se me hace difícil encontrar las palabras. En casa ya debería haber comenzado el invierno. Aún recuerdo cuando papá y yo salíamos al amanecer a jugar con la nieve en nuestras guerras imaginarias, esperando a que volvieras de las guerras reales. No eran exactamente buenos tiempos, pero son los mejores que he tenido.

Creo que hoy era el día de las Fiestas de la República, así se pudran. No entiendo cómo la gente es capaz de celebrar el aniversario de las guerras más cruentas de la historia de la galaxia como quien celebra el nacimiento de un niño, todo desfiles y fiestas exageradas. Aunque de veras quiero respetar tu sacrificio por tu patria (incluso si a mí esa patria me ha traicionado de todas las formas posibles) siento que esos festejos son demasiado… comerciales. Artificiales.

Te escribo para… ni siquiera sé porqué te escribo. Agradéceselo a Layla; incluso a pesar de todo lo que hiciste, sigue queriéndote como si fuera tu hija.

Lo cierto es que no te guardo rencor, mamá (no demasiado, al menos; y seguramente bastante menos del que piensas). Quiero que sepas que comprendo lo que hiciste incluso cuando no lo comparto. Para ti la República va primero, lo entiendo. Simplemente, ese no es mi camino.

Recuerdo mi tiempo en las fuerzas armadas. Lo orgullosa que te sentiste cuando me nombraron teniente de los Apóstatas, el escuadrón que tú fundaste. Es curioso que lo llamaran así por tu tendencia a desobedecer las normas. Cuando Abraham me lo contó, ni siquiera le creí.

Abraham… a él también lo entiendo, aunque le odie con todas mis fuerzas. Cambió después de enamorarse; aunque probablemente yo también. Si no, no habría desertado, ¿Cierto?

Incluso entonces te preocupaste por mí, interviniendo en el consejo de guerra de aquella manera. Te jugabas la vida, ¿Sabes? Si hay algo que no puedo entender de ti es eso; llevabas dos años sin dirigirme la palabra, desde lo de papá. Y sin embargo, te jugaste la vida solo porque estaba en riesgo la mía. Te aseguro que semejante acto está más allá de mi comprensión. Quizá tendría que ser padre para entenderlo.

Estoy bien por el momento, por si te lo preguntabas. Intento reconstruir mi vida con Layla, lejos de la República y sus guerras interminables. No soy político como tú, mamá, e incluso lo de ser soldado lo llevo un poco justo. No hay sitio para mí en ese nido de víboras, cómo sabes.

Si quieres escribirme, puedes darle está carta junto con la tuya al viejo Bob. Se alegrará de saber de ti después de tanto tiempo sin verte; es un nostálgico empedernido, siempre pensando en los viejos tiempos. Cómo yo.

"Las estrellas se apagan cada cierto tiempo, es inevitable. Pero no tienes que preocuparte; lo bueno es que siempre se encienden otras nuevas. Si aún estás ahí para contemplarlas."

Felices Fiestas,

Maximilian Besk