Capítulo 22. TRATOS.
07 - Septiembre - 2016.
11:35 am.
Nathalya:
Considero que, justo ahora es un buen momento para continuar con mi historia. Hoy he visto a tu padre, sin embargo, no le tengo miedo cómo antes, sino que le tengo tanta rabia que prefiero escribir ahora sobre él antes de que el valor se vaya de mí.
Cuando mi madre me hería con sus palabras y sus golpes, cada vez que me aborrecía por el recuerdo que mi imagen le traía a la mente, o cuando simplemente yo no había cumplido con sus expectativas, solía querer borrarme de la faz de la tierra, así que, entre sus gritos y golpes me hechaba de casa, pasaba uno o dos días con mi tía Elena y después iba a disculparme con mi madre por todas esas cosas de las yo no era culpable pero que, ante sus ojos, me hacían acreedora de los más horribles castigos. Siempre terminaba en la misma situación, ese se convirtió en nuestro círculo vicioso y creo que, en un determinado momento, en nuestra única forma de interacción; era cómo si no conociéramos otro lenguaje, cómo si las risas nos parecieran vacías y las pocas muestras de afecto entre nosotras nos fueran tan falsas que nos causaban asco.
Una de esas mañanas, un mes antes de mi cumpleaños número 13, me quedé dormida debido al desvelo que pase para terminar una maqueta de geografía y gracias a ello fui acreedora de otra de las típicas sanciones por parte de mi madre ya que no me dejaron ingresar al colegio. Cómo era costumbre para mí, corrí al único lugar en el que siempre era bien recibida y en el que siempre me apapachaban, la casa de Ángel y Elena.
Ese día fue en específico particular, Ángel comenzó a ingorarme desde esa noche en la que me culpo del embarazo de Judith, esa noche en la que su manipulación me hizo sentir responsable al respecto y autovalorarme menos, así que, a partir de entonces yo siempre estaba con tu abuela y no me despegaba de tu lado. ¿Para qué buscar a Ángel si él me odiaba y me hacía odiarme? ¿Para qué disculparme de nuevo si ya lo había hecho un millón de veces y él me seguía despreciando? Así que, sólo me quedaba mirando a tu padre a la distancia mientras me regañaba mentalmente por no haber aceptado tener una relación con él y llegar a este punto. Pero esa mañana fue diferente, cuando llegué a su casa y estaba por tocar el timbre mi tía abrió la puerta y nos miramos extrañadas, por una parte ella estaba más arreglada de lo habitual sosteniendo una valija de tamaño considerable, y por la otra yo estaba ahí en horas de escuela así que la sorpresa fue para ambas. Resulta que ella estaba de salida para entregar una documentación con el abogado de algún otro estado para solucionar un problema laboral que estaba arrastrando desde hacía varios años, así que, con toda la pena del mundo, me dijo que esta vez no podría quedarme ahí ya que ella regresaría hasta la mañana del día siguiente.
— ¡No te pases, má'! ¿Y en dónde pretendes que duerma? — escuché decir a tu padre desde el interior. ¿Él me estaba defendiendo?
Elena lo pensó unos minutos, y sin más opción accedió a que me quedara advirtiéndo a ambos adolescentes que ni se nos ocurriera hacer "algo". En ese momento yo no entendí a qué se refería, pero ahora sé que conocía perfectamente a su hijo y sus intenciones hacia conmigo y de igual manera sabía sobre mis sentimientos por él, sin embargo, yo era tan ingenua que no logré entenderlo hasta que todo el daño estaba hecho.
Apenas ingresé a la casa cuando mi tía se retiró, y de inmediato Ángel comenzó a ser atento y cariñoso conmigo. Admito que era algo que yo había extrañado bastante, y aunque me generaba ciertas dudas decidí no preguntarle para no hacerlo enfadar de nuevo.
— ¿Qué quieres de desayunar? — me preguntó mientras abría la nevera.
— Nada, yo estoy bien. Gracias. —
— Ness, te conozco y sé que no has probado bocado, así que ni creas que te dejaré sin comer. —
Y era cierto, él me conocía tan bien que sabía que no había comido, sin embargo, la reciente discusión con mi madre me había quitado el apetito por completo y me había revuelto el estómago. Después de mucha insistencia de su parte accedí a comer un yoghurt y un poco de fruta para luego acomodarnos en su habitación a mirar la televisión. Permanecimos así, en silencio ya que yo temía decir algo imprudente y que él de nuevo me ignorara y esta vez por siempre. Cada tanto eramos interrumpidos por su teléfono sonando y él se retiraba a contestar fuera de la habitación, eso también me parecía extraño ya que él siempre hablaba frente a mí, él sabía que yo era un tumba y que lo apoyaría toda la vida, por lo que me sorprendí de que esta vez me ocultara algo pero rápidamente le resté importancia y lo deje pasar creyendo tontamente que tal vez se trataba de alguna sorpresa para mí cómo disculpa por haberme ignorado tanto tiempo o por mi cumpleaños número 13 que llegaría en tan sólo un mes. Pasaron un par de horas más y entonces me pidió que le acompañara a realizar algunas compras, a lo cuál accedí. Entramos un pequeño supermercado y Ángel comenzó a tomar botellas de tequila y cerveza mientras yo abría mis ojos cómo platos.
— ¡¿Llevarás eso?! —
— Obviamente. — me respondió rodeando los ojos.
— No creo que sea correcto, Ángel... — dije sin más
— Relájate, Nessrine. No seas aguafiestas. ¡¿O es que te estás arrepintiendo?! — me miró fijamente con sus ojos por completo abiertos mientras me apretaba por el brazo.
— No, no. No es eso.... — contesté mirando al suelo.
— ¡¿Y entonces?! — dijo sacudiéndome con brusquedad para hacer que volviera a mirarlo.
— Es que yo... No creo que tu madre le agrade que bebas tanto, eso es todo. Pero sabes que cuentas conmigo en lo que sea. — le dije de inmediato para que no siguiera enfadándose conmigo.
— No voy a beberme todo esto sólo — me dijo entre risas mientras me soltaba. — y me alegra contar contigo, porque necesitaré que me ayudes a limpiar. —
— ¿A limpiar? —
— Ajá. — dijo restándole importancia.
— ¿Limpiar qué? Si la casa está perfecta... — respondí mientras miraba al techo del lugar intentando recordar si había visto algo sucio o fuera de lugar.
— No ahora, tontita. — entonces le miré extrañada y él continuó. — Ya sabes, mi cumpleaños fue hace sólo dos semanas y mamá sólo me hizo una pequeña reunión con pastel e invitó sólo a quienes ella quiso, así que ahora tendré una verdadera celebración — y esa sonrisa maliciosa tan típica de él en los últimos años apareció nuevamente. — y necesito que tú me ayudes a limpiar todo y desaparecer la evidencia antes de que llegue "la señora" — mencionó haciendo comillas con los dedos para referirse a su madre.
Me quedé en silencio un momento mientras asimilaba todo, ¿en verdad iba a ser cómplice de algo como eso?, pero pronto él me sacó de mis pensamientos.
— Obviamente estás más que invitada, sabes que sin ti yo no me sentiría igual de emocionado. — y eso definitivamente me encantó y despejó por completo mis dudas.
Sin pensarlo asentí y fuimos a pagar el carro lleno de botellas y latas. El chico que nos atendió nos miró y negó con la cabeza, diciendo que no podíamos comprar todo eso porque éramos menores de edad y tendría que llamar a nuestros padres. Me quedé petrificada en ese instante, había situaciones que yo no había contemplado y esta era una de ellas, sin embargo, cuándo miré a Ángel él estaba sonriente y tan tranquilo, tomó su cartera y sacó una identificación que por supuesto era falsa pero que parecía tan real que inclusive yo le hubiera creído y es que además, dada la vida que había llevado en los últimos años, él parecía de al menos 17 años de edad y no de 14, por lo que el chico miró la identificación un momento y comenzó a cobrarnos. A veces me sorprendía lo mucho que tu padre se esmeraba en temas cómo estos pero no en los referentes a su educación y responsabilidades, y me hacía preguntarme ¿hasta dónde él era capaz de llegar?
Tomamos un taxi y nos fuimos directo a casa para comenzar a preparar todo y ya que no quiso decoración todo se volvió más sencillo y parecía marchar bien hasta que el padre de Ángel, con el mismo nombre que su hijo, salió de su habitación. Me puse más pálida de un muerto, y es que su padre era otra situación que yo no había contemplado, aunque Elena no estuviera seguramente "Ángel primero" le haría saber lo ocurrido, sin embargo, me tranquilicé al instante cuando bajó a vernos y se limitó a sonreirnos.
— ¿Todo listo, hijo? —
— Así es, pá' — le respondió orgulloso. — Tus cosas están en la bolsa. — dijo señalándole una de las bolsas con botellas de tequila que habíamos traído.
— ¡Ah! ¡Pero mira qué cumplidor es mi hijo! — dijo entre risas mientras rebuscaba en la bolsa — Pero me parece que aquí tienes demasiado para unos niños, así que me llevaré una más de éstas — pronunció tomando una tercer botella.
— Ese no era el trato, Ángel. — recriminó tu padre — pero puedes llevártela si me aseguras que no saldrás ni al baño. — dijo sin más mientras el señor asentía para posteriormente volver a encerrarse en su habitación. Yo me quedé perpleja, ¿en verdad el padre de Ángel estaba de acuerdo con todo esto? Supongo que tu padre notó mi consternación, porque en ese momento me miró fijamente acunándome entre sus brazos para pronunciarme su tan famosa frase.
— Tranquila, conmigo estás segura. — Y colocó en mi frente un pequeño beso. Yo asentí y continué con mis actividades sin saber todo lo que ese aparentemente inocente acto causaría en mí.
Por ahora tengo que irme, Carlos ya tiene listas las maletas.
Furiosa, Nessrine. ❄️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro