Capitulo 2. VOZ DE UN ÁNGEL.
03 - Agosto - 2016
Mi ángel:
La soledad me atormenta y me vuelve loca entre estas paredes. El silencio de mi soledad en mi ausencia de acciones me está pasando factura; puedo escuchar el eco de tus risas en toda la casa, tu voz llamándome, tus pasos corriendo hacia mí... Dijeron que pasaría, ¡miles de personas dijeron que mi sufrir pasaría!, que todo el dolor se iría, que podría continuar con mi vida y volver a sonreír con naturalidad sin sentirme culpable por sonreír sin saber de ti, ¡pero qué equivocados están!, ¡y que tonta fui por creerles!, ¡por imaginar que así sería! Es que ellos no entienden lo que alguien como tú significa para alguien como yo. Es tan fácil decir y prometer cuando no se siente nada de lo que siento, cuando la culpa no te carcome, cuando las dudas no te matan...
He despertado ésta mañana con una de tus caricias sobre mi cara, con la suavidad de tu mano en mi mejilla, he abierto los ojos de golpe y me he sentado en la cama en el mismo acto, he escuchado tus risas traviesas alejándose, he gritado tu nombre, he seguido tu voz por los pasillos fuera de mi habitación, te he buscado en toda la casa mientras vuelvo a escuchar tu voz al otro extremo, he gritado tu nombre mil veces más mientras corro hacía la puerta, he salido a la calle mirando a todas partes, he vuelto a sentir la desesperación de no encontrarte, me he derrumbado en el suelo mientras grito tu nombre entre lágrimas una vez más... he vuelto a entender que tú no estás. Perdí la cuenta del tiempo que permanecí ahí, llorándote, preguntándome en susurros una y otra vez "¿en dónde estás?", abrazandome a mí misma en un inútil intento de no desmoronarme de nuevo aunque por lo que siento sé que nunca he vuelto a construirme.
Me he levantado cuando pude, cuando el dolor por fin disminuyó un poco haciéndome recuperar parte de la movilidad de mi cuerpo, cuando mis lágrimas escaparon desconsoladas junto a mi pesar por un largo rato. Me he levantado y he entrado a casa, he avanzado directo a tu habitación, la habitación que compartimos y que permanece intacta y vacía desde que tú no estás; he entrado sólo para tomar una prenda tuya, de las últimas que usaste y que aún conservan tu aroma, tu esencia e incluso la mancha de ketchup del día en el que tuvimos nuestra última salida y en la que comimos hot dogs. Tomo tu playera del mismo sitio en el que la habías dejado, la miro largo rato mientras sigo llorando, recuerdo aquella maravillosa tarde y lo bien que pensé que la estábamos pasando, recuerdo tu mirada distante y tus respuestas cortas... recuerdo haberte fallado durante todo ese tiempo y ni siquiera haberlo notado.
¡¿Por qué nunca me dijiste lo que sentías?! ¡¿Por qué jamás gritaste que me querías cerca?! ¡¿Por qué tu terapeuta jamás me dijo lo que pasaba por tu mente?! Odié tanto a los médicos, a las personas, al mundo cuando me enteré de la verdad y ¡aún los odio por haberte alejado de mí y seguir en silencio! Perdí la fé en todo y de todos, me alejé del exterior y cerré las ventanas de un golpe, me aseguré de que ni una sola gota de su inmundicia volviera a tocarme y todo sólo para mantenerme tumbada en la cama por horas, días, semanas y meses. Ahora mismo la culpa de no buscarte me está arrebatando la calma una vez más, ¿pero qué podía hacer si nadie me escuchaba?; pensarás que es sólo una justificación, pero en aquel momento esa fue mi realidad, nuestra realidad. Tú sabes cuánto nos costó el que estuvieras a mi lado, y sabes bien cuánto me esmeré por mantener todo a flote, ¿lo sabes, cierto?, por favor, dime que lo sabes.
Que colmo es que ahora hable contigo por medio de estas hojas cuando antes tuve la oportunidad de hacerlo en persona y jamás lo intenté, creí que eras tan frágil y temía herirte; nunca he sido buena hablando y ahora parece que no puedo parar de hacerlo, y en este frío lugar he comenzado a considerar que todo lo que te digo tiene respuesta ya que mientras te escribo tu voz aún permanece en la casa... Esa exquisita voz de dulce ángel que siempre te ha caracterizado y que me daba paz; tu voz diciéndome "será mucho mejor" como solías decirme en cada mañana en la que me veías llorar culpa de el rechazo de mi familia al saber que decidí estar contigo. Qué irónico que todo lo que más amé se fue de mi lado y me llevó a mi propia destrucción, pero al menos puedo estar segura de que mi dolor y mi soledad siempre van a estar conmigo y no van a juzgarme por mis errores; supongo que en el fondo ese siempre ha sido mi destino. Y si la soledad es mi mejor amiga como ahora parece serlo, espero algún día te visite y te entregué mis mensajes, espero que te diga cuánto te he extrañado y que todas las noches te lloro hasta quedarme dormida, que te haga saber que te llevaste todo de mí y que no encuentro salida en éste pozo sin fondo llamado delirio, que ya no tengo vida y que sólo soy un zombie arrojado de la tierra de los muertos que solamente sirve para perseguir tu sombra, que me arrepiento todos los días por no haberte dicho que te amo las suficientes veces, que sólo existo sin ser algo, y que me enseñaste que la vida y las fuerzas se pueden desvanecer en un sólo segundo.
He vuelto a mi habitación después de tomar tu ropa y estrujarla contra mi pecho en una pretensión tonta de llenar los vacíos de mi alma, con tu vestidura pegada a mi corazón avancé hasta "mi nueva habitación" y me dejé caer boca abajo sobre la cama mientras seguía llorándole a tu recuerdo. Me quedé ahí hasta que comenzó a caer la noche y, como una amarga alegoría, veía también cómo se oscurecía mi vida mientras caía a trozos enormes frente a mí. Me he levantado cuando tu voz resonó nuevamente por mi habitación; dirigiendo mi vista hacia la ventana mientras seguía tu canto inocente, observé en ella a una luna llena y resplandeciente y quise imaginar que eras tú quién la enviaba y me cobijaba con su luz para darme paz; entonces me decidí por levantarme de la cama y hacerte llegar mis agradecimientos.
Agradezco que tú presencia siga en la casa y en mi loca mente que te escucha por doquier, agradezco que me llenes de nuevo de todo éste dolor que me evita sucumbir ante la anhedonia y su constante idea de arrojarme de un puente o de colgarme de las escaleras para al fin terminar con mi deplorable estado, agradezco que me hayas recordado en éste último mes lo que es sentir aún cuando se trata de emociones negativas, agradezco que esta mañana me hayas hecho salir de mi caparazón por al menos unas horas, agradezco que me hicieras sacar un poco de todo lo que tengo atorado en la garganta, agradezco que te quedes conmigo y no me permitas olvidar, agradezco todas las palabras de aliento que me dijiste antes de partir y que hoy volvieron justo en el momento indicado, agradezco la luna majestuosa que dejaste ver por mi ventana y que enviaste sólo para mí, agradezco la mancha de ketchup que me dejaste en tu vestuario, pero, sobretodo, agradezco que hayas sido mi vida entera y mi amor absoluto.
Sé que puede parecer que me estoy despidiendo de ti, pero te aseguro que no es así. Atesoro todos y cada uno de nuestros recuerdos y juro que jamás les permitiré escapar de mi mente aunque eso signifique perderme por siempre.
Quién te ama con toda su alma, Ness.❄
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