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«Hasta en el futuro,
la historia comienza con
Érase Una Vez»
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Crónicas Lunares, Marissa Meyer.
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Toda historia tiene un inicio, la historia de Creadora comenzó aún cuando ella no sabía que ya había empezado.

¿Quién fue el creador o creadora de ella? No lo sabía. Solo sabía que todo había tenido un principio en el momento en el que ella abrió los ojos.

Un fuego abrasador recorría todo su mundo y dejaba tras de sí un camino de cenizas y destrucción al que ella, de alguna forma, sabía que podía darle forma. Junto a ella habían dos bebés, no muy menores a ella pero si lo suficiente para que no pudieran valerse solos.

¿Quiénes eran?, ¿Por qué estaban bajo su manto de esferas celestes?, ¿Quién era el origen de ella y esos dos seres? Simple y sencillamente no lo sabía. Lo único que sabía es que uno de ellos era una "ella" y el otro un "él". De una forma misteriosa sabía que el nombre de ella era "Vida" y el de él "Muerte", que estaban destinados a jamás estar juntos y que él sería el fin de todo. Tal vez, incluso de ella misma.

Así fue como Creadora alejó a Muerte de la protección de su manto y lo dejó al cuidado de las aves salvajes. Al día siguiente, Muerte portaba como mascara el cráneo de un animal, ocultando las raíces que se extendían por su rostro como un enredo de cicatrices y que atormentaban las miradas de quien lo viera, y cubría su cuerpo con las alas de las aves de Creacion que había intentado proteger pero al tocarlas las había herido de muerte. Lo hizo hasta que su piel se unió al esqueleto, lo hizo hasta que la piel se secó como una hoja vieja de otoño y solo quedó en él huesos de mariposas, un par de órganos podridos, y el cráneo de una bestia por rostro.

De este modo creció Muerte: yendo detrás de Creadora, tocando con sus garras largas cada vida que ella aventaba a su manto, como el desecho de un fruto podrido, y deseando la atención que Creadora tenía hacia Vida.

También de este modo creció Vida, siendo sofocada con la atención de Creadora, deseando llegar más allá de las nubes, de las estrellas, de las sonrisas. Saber el origen de las lágrimas y los lamentos que se escuchaban por las noches en sus sueños y la razón por la que su sauce era de lágrimas y no de fuego.

El día que Vida escribió su primer carta a Muerte, Creadora lo supo. Y, antes de que Muerte obtuviera el escrito, lo quemó en su corona de Destrucción y sofocó con más atención a Vida, deseando que ella jamás se enamorara de Muerte. Pero estaba hecho: ambos habían enfermado de esa fiebre de primavera y no habría nada que los detuviera.

Creadora no era mala, no me malentiendan.

No es la villana, no es la heroína es cierto, pero siempre tuvo sus razones.

Forzada a crecer tremendamente rápido para evitar la destrucción de todos, Creadora es probablemente la antihéroe en esta historia. No juzgues un libro por su portada, recuerda que esta es la historia de un villano, no de los héroes o antihéroes en ella. Así que toma asiento, esto apenas empieza.