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8º Carta

Nos alegraba ver a Chuc otra vez, él era nuestra mayor ventaja. Chuc tenía toda la información recopilada sobre la humanidad en siglos, sabia idiomas antiguos; era experto en física cuántica, letras y leyes.

Jufu, en su ignorancia, pensaba que Chuc era una deidad que había venido a ayudarlos. El Faraón no quería que el pueblo de Egipto supiera que Chuc era un dios, tenía envidia.

El Faraón había crecido anhelando ser inmortal, con la muerte de su padre Seneferu, sabía que los faraones eran unos simples humanos que podían morir en cualquier momento. Según Chuc nos contó, Jufu le pidió ayuda, quería construir una pirámide gigantesca para ser un dios.

El faraón sabía que Chuc era inmortal, él deseaba ser como Chuc. Los egipcios pensaban que una pirámide era capaz de acumular energía en su interior. Mientras más grande la pirámide, más energía acumulada obtendrían.

Chuc dice que en efecto, las pirámides son acumuladoras de electromagnetismo en altas cantidades. Si se está el tiempo suficiente dentro de una pirámide, podría curar enfermedades o empeorarlas.

Era una descabellada idea la del Faraón, pero si no lo ayudábamos con ello, nuestras vidas corrían riesgo, no éramos inmortales.

— Tenemos una manomaquina en la nave, podría servirte para construir la pirámide de Jufu. — Indicó el señor John tratando de buscar una solución al problema.

— De acuerdo, yo me quedaré a construir la pirámide junto a los hombres de Jufu, ustedes deben irse, sus vidas aquí corren peligro. — Pidió Chuc.

— ¿Cómo volveremos a casa? — Pregunté, no sabíamos dónde estaba el portal de regreso a casa, genial, otro problema más.

— Escuchen muy claro lo que voy a decirles. Vayan en dirección al cinturón de Orión, es por ahí donde entró la nave a este lugar. Construiré la pirámide en ese mismo sitio, ayudaré a Jufu y a su vez, la pirámide creará una señal de electromagnetismo para que ustedes regresen aquí.

— Sabes que debes tener cuidado con eso, podría pasar lo que ocurrió en la Luna. — Sugirió Jack. El portal de la Luna se había creado por una alta cantidad de electromagnetismo, había sido un experimento de los científicos.

— No tengo opción, es lo único que se me ocurre. — Dijo Chuc.

Chuc y John se fueron hacia el palacio del Faraón. Horas después me enteraría, la intensa conversación que tuvo el señor John usando de traductor a Chuc.

El faraón había aceptado el trato, nos dejaría ir, se quedaría con la manomaquina y con nuestro amigo. Chuc enseñaría todo lo que sabía sobre construcción. La pirámide debería ser majestuosa y resistente, Chuc lo lograría. Nuestra única ventaja era que los egipcios no sabían que, usada adecuadamente, era un portal. Pero si el portal no servía, las energías que producía la pirámide nos llevarían hacia Chuc, volveríamos por él.

Al atardecer, fuimos con el equipo para recoger nuestra nave. Chuc se encontraba ahí, junto al Faraón, en medio del desierto. Justo ahí era donde nuestra nave había aterrizado.

Chuc caminó hacia nosotros y dio un gran abrazo a John. Mi amigo no era un simple robot, a mi parecer, él tenía sentimientos. Se estaba sacrificando por nosotros, él era un héroe.

— Prometo volver por ti. — Le susurré.

— Si no hago esto, el futuro podría cambiar. — Dijo Chuc, no entendí en ese momento a que se refería.

Nos despedimos de él, y subimos a nuestra nave. Teníamos trajes espaciales dentro de la nave, me cambié la ligera ropa, la guardé entre mis pertenencias como prueba de qué habíamos logrado viajar al pasado.

— Todos a sus posiciones. — Anunció el señor John—Subiremos en dirección al cinturón de Orión, es momento de ir a casa.

No quise ver por la ventana, no quería ver a Chuc. Sabía que él estaría en un mundo mejor, donde podría ser un dios para toda esa gente, pero odiaba saber que no se quedaba porque quería, se quedaba por nosotros.

— Adiós Chuc. — Dije en mi mente y cerré los ojos.

La nave subió hacia lo más alto de la tierra. A diferencia de la primera vez, ya no sentí que mi cuerpo quemaba. Habíamos cruzado el portal sin dolor físico alguno. Pero el señor John tenía un dolor, había dejado a uno de sus hijos en la tierra, Chuc.

Con cariño, desde el portal, Luna.


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