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7º Carta


Escuché que alguien subía por las escaleras y fui a fijarme quien era. Era Jack, vestido como egipcio. Quise reírme, pero recordé que no tengo confianzas con él. No éramos amigos, solo compañeros de viaje, pero la amistad era algo que se podía formar en estas circunstancias.

— Veo que te gustan las faldas. — Le dije viendo su taparrabo.

— Por si no lo sabias esto es un Shenti. — Se miró las piernas y vio lo gracioso que se veía — Tienes razón, parece una falda.

— Qué dices de mí, esto realmente es muy grande. — Le dije tocándome el vestido blanco que era muy suave.

— No seas exagerada. — Por primera vez lo veía sonreír — Por poco lo olvido, los hombres de Jenutsen han traído un banquete enorme, ven con nosotros.

Bajamos las escaleras, y pasamos por mi lugar favorito de esta casa: El estanque. Es que no solo era un estanque, tenía plantas, flores e incluso peces. Me agaché para tocar el agua, estaba un poco espesa, pero era fresca.

Cuando me subí al Blue Star nunca imaginé lo hermoso que sería este viaje, estar al aire libre, sin trajes pesados. En la luna la vida era tan rutinaria y aburrida, el escapar de todo eso fue mi motivo principal para subirme aquella nave.

Luego recordé que todo esto, que todo lo hermoso, el estanque, las plantas, los peces y todo lo demás, eran parte del pasado. Los humanos habían acabado con esto. En ese momento no pude controlar mi tristeza, y una lágrima calló en el estanque. Me vi en el reflejo, tan delgada y pálida, mi cabello rubio y corto porque en la Luna no podemos tenerlo largo. Esa era yo, una chica de apariencia débil, pero fuerte por dentro.

Me limpié las lágrimas y fui hacia la habitación donde habíamos visto a Jenutsen. Los hombres habían traído una mesa enorme, pero de patas cortas, con comida para todo un pueblo.

Había carne de ternera y pescado en la mesa, también había leche, pan, vino, cerveza, hortalizas y verduras. Me arrodillé en el piso, no había sillas.

— Hace tiempo que no como carne y cerveza. — Dijo extasiado el señor John, se olvidó de los modales y habló con la boca llena de comida.

No comíamos carne en la Luna, por eso decidí comer el pan y las verduras.

— Toma un poco de vino, no está tu madre. — Me invitó Jack un vaso con vino, jamás lo había probado.

— Gracias. — Cogí el vaso y bebí el vino sin parar, tenía mucha sed.

Después del gran banquete, decidimos ir a conocer el lugar. Los hombres no nos entendían, pero nos las arreglábamos con señas.

Abrimos la puerta, todos los pueblerinos empezaron a vernos. A pesar de estar vestidos como ellos, era notable la diferencia de rasgos. Ellos tenían el cabello negro y la mayoría de nosotros éramos rubios y castaños.

Jenutsen se acercó a nosotros, se agachó para saludarnos. Indicó con la mano que la siguiéramos.

Durante el camino vi como trabajaban sin parar, se veían bronceados por trabajar bajo el sol. Las personas me parecían preciosas, sus ropajes eran hermosos.

— Creo que nos lleva donde el faraón — Susurró el señor John.

— ¿Quién crees que sea ella? — Preguntó Jack a su padre.

— Estoy casi seguro de que es la esposa, mira su indumentaria, esa corona que parece un pavo real, y sus joyas apuesto que son de oro.

Jenutsen escuchaba todo, pero no entendía. Su caminar era el de una reina.

Le seguimos el paso hasta un enorme palacio donde ella se detuvo. El palacio era monumental, tenía 6 columnas por delante que sostenían el techo.

Lo primero que vi al entrar fue otro hermoso estanque, pero este era el quíntuple del que había en la casa donde nos hospedábamos. En los lados de los estanques había muchas mujeres hermosas, que tocaban y bailaban para el Faraón.

Más al fondo, en la sombra, se encontraba el Faraón. A su lado había dos hombres, ellos le hacían aire con un palo que tenía una especie de pluma.

Se notaba que nos había estado esperando, alzó la mano y dejó de sonar la música. El faraón nos vio y sonrió.

Nos acercamos a él y pude ver a Chuc. El Faraón tenía a nuestro robot, lo tenía sentado en una silla. Chuc al notar la presencia de su creador, caminó hacia él.

— Señor John, yo puedo entender el idioma de estos habitantes. — Dijo Chuc.

— Que no se enteren. — Le ordenó John.

— Señor, debemos irnos de aquí, de inmediato. Ellos ya saben que los entiendo.

— Dime el nombre del Faraón.

— El faraón se llama Jufu, señor. Tienen nuestra nave, usaran nuestra tecnología para crear algo. Puedo quedarme aquí, ustedes deben de irse. — Dijo Chuc, si no fuese un robot, diría que estaba triste.

El faraón se acercó hacia nosotros, nos vio curioso, pero al parecer tenia mejores cosas que hacer y se retiró. Jenutsen se fue con él, se veía asustada.

—Tenemos que armar un plan. Chuc acompáñanos. — Dijo Jack

Fuimos con Chuc hacia la casa donde nos estábamos quedando, él nos contaría todo lo que sabe sobre el Faraón.

Debíamos escapar de este lugar, no era seguro. No todas las personas que te mostraban una sonrisa eran buenas.

Con cariño, desde la tierra de Jufu, Luna.


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