21º Carta
No sabíamos que hacer con ella, en cualquier momento llegarían los otros, y pensarían que nosotros la matamos. Antes de hacerlo dijo que lo hacía para protegerse a sí misma, que no teníamos ni idea de lo que son capaces de hacer los Narrasti.
Todo lo que nos contó fue muy largo e intenso, que decidí no saltarme ningún detalle, espero entiendas que la vida no es como creemos que es. Hay cosas que pensábamos que no tenía sentido, y ahora para mí todo es más claro.
"Mis progenitores nos contaban historias, de unos seres que tenían la tecnología más avanzada del universo, pero un día ese grupo fue traicionado. Los Narrasti odiaban con todo su ser a los zelenianos, querían el poder que ellos tenían. Dicen que un zeleniano los traicionó, desactivó toda la energía del planeta y sus medios de protección. Los habitantes desorientados solo pudieron esconderse, pensando que todo volvería a estar como antes. Lamentablemente no fue así, empezó una guerra. Los Narrasti tenían geoarmas, causaron una tragedia total, destrucción por todos lados. No pararon hasta destruir el imponente planeta "Zelen". Cuando creyeron que ya no quedaba ningún zeleniano vivo, se escucharon rumores que en una nave habían escapado, y que había muchas naves más que habían salido a explorar el universo hace muchos años. Las historian cuenta, que en cada planeta dejaron a una zeleniana y un zeleniano, para que ellos pudieran reproducirse, y la raza nunca muriera. Es por eso que los Narrasti buscan por todo el universo a los sobrevivientes del planeta Zelen. Cuando los encuentran, los vigilan por años, los secuestran, los torturan y al final los matan. Buscan sus debilidades, atacan después de años de estudio, y cuando lo hacen, no queda nadie vivo. Queridos amigos humanos, ustedes son zelenianos, su raza no es primitiva, ustedes pueden acabar con ellos y liberar a miles de pueblos. Solo necesitan buscar la fuerza que tienen ustedes, esos poderes que tienen dormidos y no dejan salir. Tengo que hacer esto, si ellos se enteran, no saben lo que me harían. Liberen a todos, liberen a mi pueblo."
Las últimas palabras de Jalab habían sido suficientes para entender que la raza humana tenía una historia más larga de la que habíamos pensando. Imaginar cómo nuestros ancestros hicieron lo posible para que nuestra raza no muriera, me hizo pensar que no éramos los únicos humanos, es muy probable que en otros planetas aún existen humanos.
Nuestra misión ahora era salir de este lugar, pero teníamos miedo de los Narrasti, lo poco que sabíamos de ellos nos asustaba, eran extremadamente siniestros.
Escuchamos unos pasos acercándose, Jack se puso delante de mí para protegerme. Teníamos que afrontar lo que se venía, no iban a creernos, pensarían que la matamos.
Ingresaron tres extraterrestres de la misma raza que Jalab, tocaron su cuerpo y cerraron sus ojos. Minutos después la cargó uno de ellos, y se la llevó. Los otros dos se quedaron observándonos, sentía que hurgaban en nuestras mentes.
— Tienen dos opciones, — dijo uno de ellos — conocer a los Narrasti, ellos verán que hacer con ustedes, o decirnos la verdad ahora mismo.
— Ella se suicidó, — expliqué — tuvo sus motivos, ya no quería seguir sirviendo a los Narrasti.
— No te creo, — se acercó a mí, sus rostro estaba a centímetros del mío — ella nunca haría eso.
— Sera mejor llevarlos con ellos, nos traerá problemas a nosotros si no hacemos nada — dijo el otro extraterrestre.
Tratamos de resistirnos pero sus más de dos metros de altura, eran suficiente para llevarnos del cuello. Eran muy delgados, parecía que no comían lo suficiente; pensé en golpearlos, pero no teníamos a donde correr. Salimos de la puerta dos y abrieron la puerta 3.
La puerta 3 tenía un pasadizo largo, llena de puertas, pero al inicio había una escalera. Subimos temerosos, y cuando llegamos a la segunda plata nos encontramos con un pueblo, había casas dentro de esa nave. El techo era un simulador del universo, estaba lleno de estrellas y planetas. Extraterrestres de distintas razas caminaban y trabajaban en sus cosas.
Me sorprendí mucho cuando vi a una extraterrestre, muy diferente. Ella usaba unos trapos que le servían para cubrir su cuerpo. Su cabello era un color verde turquesa, muy hermoso. Parecía una humana alta de no ser por sus orejas alargadas y ojos felinos color rojo, era muy mistica.
— Jack — le dije señalando a esa mujer —, es tan distinta a lo que creí, que eran los extraterrestres.
— Silencio — gruñó uno de los extraterrestres.
Caminamos hasta la mitad de aquel pueblo, y subimos otra escalera. Al final de la escalera había una puerta negra con un signo de un triángulo azul. El extraterrestre colocó su mano con 4 dedos en el triángulo, y la puerta se abrió.
— No tenemos permitido entrar ahí. — dijeron antes de empujarnos, e irse.
Había capsulas gigantes llenas de un líquido marrón, y dentro de ellas habían fetos probablemente de los Narrasti. ¿Esa era su forma de reproducción? Seguimos avanzando hacia adelante, donde había unas sillas delante de un pódium.
— Supongo que debemos sentarnos aquí. — dijo Jack mientras se sentaba.
Esperamos unos minutos a que alguien viniera, este lugar parecía tan vacío y perturbador. En la pared había otra vez el símbolo de un triángulo, pero esta vez tenía unas alas dibujadas. Me entretuve viendo cada detalle del lugar; el piso parecía de vidrio, tenía miedo de apoyar todo mi peso en el; el techo era de metal y no había ventanas. Era un lugar oscuro, como a las ratas les gusta.
— Ya veo que están aquí, — Dijo alguien entre las sombras — perdonen por la demora, pero esta nave es tan grande y tenemos poco personal para poder vigilarlos a todos.
Una puerta corrediza se abrió a la derecha del pódium. Y un monstruo salió de ahí, su rostro era idéntico al de una iguana, solo que el hocico no lo tenía pronunciado. A pesar de que todo eso ya era aterrador, lo que más me causó miedo, eran sus alas.
— ¿Es un dragón? — preguntó Jack sin miedo.
— Los humanos y su mente tan primitiva, — respondió el extraterrestre— yo ando en dos piernas, ¿no lo ves? "Dragón", ese nombre tan estúpido que nos pusieron los humanos al vernos. No botamos fuego por la boca, eso es mentira, eso es lo que su mente primitiva les hace pensar. ¿Te asustan mis apéndices alados? — preguntó mirando fijamente a los ojos de Jack.
— No lo molestes — Grité e inmediatamente sus ojos de reptil me miraron firmemente—, a mí no me mires así. No me asustas. ¿Qué quieres de nosotros?
— Luna — dijo cambiando a una voz suave—, por poco me olvido de ti. Yo no quiero nada de ustedes, pero lamentablemente se están metiendo en mis asuntos. ¿Qué hacen en el pasado? ¿No saben que el futuro no se puede cambiar?
— Entonces déjanos ir, prometemos no regresar más. —Supliqué.
— Eso iba hacer, pero descubrí que una personita tiene "poderes". No puedo arriesgarme, eres peligrosa. Además hay algo que ustedes no saben. Hicimos este portal para ver el momento exacto en el que los zelenianos dejaron a dos inservibles humanos. Pero cuando quisimos retroceder en el tiempo, nos encontramos con pueblos que decían a ver visto seres que vinieron del cielo.
— Si, fuimos nosotros. — acepté lo que habíamos hecho.
— Grave error. Tengo que proteger esta nave, tengo que proteger a todos. Ustedes son un peligro para el universo. No puedo arriesgarme de esa manera.
— Debe existir una manera, un trato que podamos hacer. — Intercedió Chuc.
— Claro que la había, claro que había un trato. Creo que alguien les ganó. — Dijo el reptil, parecía estar gozando del momento.
— ¿Quién? — pregunté curiosa, ¿quién había hecho un trato con el diablo?
— ¡Traigan al castaño¡ — Gritó el reptil.
Inmediatamente vino un hombre al lado de dos pequeños extraterrestres, le llegaban a la cintura. El hombre era mucho peor que los Narrasti, ese hombre me producía repulsión. El maldito de Daryl estaba vivo.
— Hola Luna, te estaba esperando. — Me saludó con la mano — Llévenlos a sus celdas. — ordenó a los pequeños extraterrestres y sonrió de una manera malévola.
Con cariño, desde la nave del "dragón", Luna.
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