18º Carta
Lloré todas las noches siguientes, el sentimiento de culpa y odio se hacía cada vez más grande. No salí de aquella habitación por durante una semana. Comía lo que me dejaban en la puerta y volvía a dormir. La depresión se había apoderado de mí, y lo único que deseaba era estar sola.
Conté cada segundo, minuto, hora y día para no perder la noción del tiempo, pero la verdad es que estaba perdida. La única verdad es que yo era culpable de todo.
Sabía que Jack me ocultaba algo cuando lo vi, pero no pensé que sería tan desgarrador lo que me contó. Unas cuantas palabras bastaron para poner mi mundo abajo: "Mi padre está muerto".
No podía imaginar cómo es que eso habría sucedido, tenía miedo de preguntarle a Jack. De todas maneras, yo sabía que la culpa era solo mía, yo había matado al señor John, fue mi culpa.
Fui egoísta al encerrarme en aquella habitación blanca, debí consolar a Jack. Mi miedo a la verdad me había alejado de él, pero eso ya no debía de ser así. Decidí salir de mi refugio y encarar la realidad.
Antes de salir, me lavé el rostro lloroso y me peiné. Mi cabello ya no estaba tan corto, había crecido y ya me llegaba a los hombros. Dejé de verme en el espejo y salí de la habitación.
Caminé despacio por el pasadizo pensando en lo que le diría a Jack, no podía juzgarlo ni reprocharlo por no contarme la verdad en el momento que me vio. También no me había dicho nada sobre Chuc, odiaba pensar que algo malo también le había sucedido.
Al llegar la puerta estaba abierta, en la gran sala estaba Jack jugando con Chuc. Había una mesa grande dónde había varios papeles y "juguetes" de naves. Jack se veía concentrado uniendo aquellas piezas, Chuc perdió la concentración al verme y vino corriendo a saludarme.
— Querido amigo. — Le dije abrazando a mi amigo robot.
— ¿Estas bien? Estuve preocupado por ti, pensé en ir a visitarte pero creo que necesitabas un tiempo sola. — Dijo Chuc, era tan lindo tener un amigo como él.
— Ya me encuentro mejor. ¿Cómo estas Chuc? — le dije entrando a la gran sala.
— Tengo una buena noticia, una luz en tanta oscuridad. — Dijo Chuc emocionado. — Ellos me revisaron y dicen que tengo conciencia. Jack pudo cumplir su objetivo, sé que su padre estaría muy orgulloso.
— Eso es fantástico. — dije sollozando, sabía que Chuc no era un robot normal. Mi mejor amigo tenia conciencia, el tenia sentimientos y lo había demostrado miles de veces.
— ¿No vas a felicitarme? — Preguntó Jack dejando de armar las naves, y me vio a los ojos.
— Tú eres el mejor. — le dije acercándome a la mesa.
— Gracias, tú también lo eres. — Dijo sonriéndome y luego se puso serio — Ellos dicen que podrían darle un cuerpo mejor, que podrían darle uno como el nuestro.
— Eso sería lo mejor para Chuc. ¿Aceptaste? — Le pregunté a Jack.
— Yo no soy el que deba aceptar eso, Chuc es autónomo de sus decisiones. Él aún está pensando en eso. Por mientras vivimos aquí, esta sala es nuestra y la escalera que ves ahí, va hacia nuestros cuartos, puedes vivir con nosotros.
Jack me llevó a conocer la casa que tenían dentro de la nave, había una gran biblioteca y la sala en la primera planta, y 4 habitaciones con 1 solo baño en la segunda planta. Me gustaba porque no era blanca, el piso tenía alfombra roja con detalles dorados, y las paredes tenían cuadros. Parecía en su totalidad, una casa humana.
— ¿Los extraterrestres tienen los mismos gustos que los humanos? — le dije riéndome cuando vi las pinturas de mujeres desnudas en la pared.
— No, trataron de hacer un lugar donde nos sintiéramos cómodos. Sacaron de mis recuerdos la casa de mi niñez, cuando aún vivía en la tierra. Es lo más parecido a mi hogar que he visto, solo le falta la cocina de mamá. — noté como la voz se le apagaba mientras me contaba, sentía que iba a llorar junto a él.
— ¿Quieres hablar de eso? — le pregunté tratando de no llorar.
— Sí. Yo fui detrás de Chuc cuando escuchamos los disparos. Cuando entre a la habitación Chuc ya había matado a Daryl y tú estabas en el piso, pensé que estabas muerta cuando vi tanta sangre en tu cuerpo. Escuché el sonido de una nave, salí para ver lo que ocurría y vi una gran sombra en el piso, levanté la mirada y ahí estaba el Triangulum. De pronto vi a mi padre tirado en el piso, alguien lo había acuchillado, empecé a gritar y a pedir ayuda, pero los aldeanos se escondieron en sus casas. La única ayuda provenía de esa gran nave, luego una luz provino del cielo y me desmayé. Cuando desperté, Chuc me contó que te tenían en cuarentena y dopada, también me contó la lamentable noticia que mi padre estaba muerto.
Tenía un nudo en la garganta, me puse a llorar y lo abracé. Lloramos juntos por media hora, era momento de aliviar nuestras penas. Chuc se unió al abrazo, mientras susurraba que todo estaría bien. Hubiésemos estado así una hora más si no fuese porque alguien tocó la puerta.
— Yo iré a hablar con ellos, ustedes quédense aquí. — Ordenó Chuc.
— ¿A que vinieron? — le pregunté curiosa.
— Vienen por ti. — Dijo Jack preocupado y sentí un dolor en el estómago del miedo.
— Negociaré para que nos lleven a los dos y así cuidarte. — Dijo Chuc tranquilizándome.
— No los dejaré ir solos. Que nos lleven a los tres o Luna no saldrá de aquí. — Intercedió Jack con firmeza.
Chuc avanzó hacia la puerta, y salió a conversar con el extraterrestre. Estuvieron discutiendo por durante 15 minutos, pero al terminar de discutir Chuc entró a la habitación.
— Buenas noticias, iremos los tres. — Dijo Chuc.
Jack me cogió de la mano, él tenía la mano sudosa, mi querido amigo Jack tenía miedo. Fuimos hacia la puerta para conocer por primera vez a un extraterrestre, mi corazón empezó a latir rápidamente cuando lo vi.
El extraterrestre era gigante, debía de medir más de 2 metros de altura, parecía que acababa de salir del agua porque su piel parecía húmeda. Su piel era ploma y lisa. Quizá lo que me causó más miedo fueron sus ojos, sus enormes ojos azules oscuros. Cuando abrió los ojos pude ver que tenía una membrana nictitante (Una telilla o parpado transparente que cubría su ojo, como el de los reptiles), es decir, tenía dos parpados, uno como el de nosotros (se abre hacia arriba) y el otro que se habría hacia el costado.
No parecía real, no podía creerlo. Me daba miedo ver lo raro que era, podía sentir más sentimientos en Chuc que en ese ser. Desconfiaba del extraterrestre, no iba a confiar en él, nunca.
La puerta número 2 estaba abierta, había un largo y oscuro pasadizo adentro, el extraterrestre ingresó y tuvimos que ir detrás de él, Jack aun no soltaba mi mano y eso me calmaba. . Estábamos listos para conocer las verdaderas intenciones de estos seres, no podíamos confiar en lo desconocido. Yo sabía que los tres nos cuidaríamos y protegeríamos, éramos familia.
Con cariño, desde la puerta número 2, Luna.
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