15º Carta
Chuc manejaba la enorme nave sin ningún problema, su forma humanoide me hacía pensar en los problemas que había tenido la familia Rumsfeld al tratar a los robots como humanos. Durante años Jack había buscado junto a su padre la forma de convertir en Androides humanizados a los robots como Chuc. Él quería que los robots tuvieran piel y cabello postizo, usaran ropa, y tuvieran una vida normal, pero la mayoría de personas en la tierra no estaban de acuerdo. Los robots nunca serian humanos, pero Jack soñaba que algún día pudieran "sentir".
A diario me ponía a pensar, si Chuc no sentía, como es que se había sacrificado por nosotros, como a veces actuaba con nerviosismo. Para mí, Chuc podía sentir, me comprendía y muchas veces había sido un consejero. Quizá Jack no estaba tan lejos de lograr lo que deseaba, pero ahora estaba medio muerto en su camarote.
Yo había intentado curar a Jack, pero la enfermera de la nave era Christina, odiaba haberla dejado en la jungla. No podía imaginar que habría pasado con ella, tenía un sentimiento de culpa y no podía vivir con eso. Existía un 50% de probabilidades de que ella ya estuviese muerta, en la jungla había tribus y animales salvajes dispuestos a matarla.
Fui a la cabina de manejo para hablar con Chuc, la pistola la había dejado en el piso. Fui a cogerla y la guardé otra vez en el bolsillo.
— ¿Crees que Daryl nos mate a todos? — le pregunté sentándome en el sitio del copiloto.
— No, no si tenemos un plan. — Me respondió.
— No se me ocurre nada, pensaba en llegar y decirle que su hermana se perdió, pero ella dijo que si no regresaba, Daryl mataría al señor John. — Le dije preocupada.
— Tengo una idea. Ella y tú se quedaron en un pueblo tranquilo, mientras Jack y yo fuimos para llevarlos a dicho pueblo.
— Pero... — Dije dudosa — ¿Dónde me esconderé?
— En tu camarote, con un arma. — Respondió Chuc.
— Chuc, eres un genio. — Le dije sonriendo.
— Por eso confío en él y en ti. — Dijo Jack entrando a la cabina de manejo.
Jack estaba bien, solo se había desmayado por el golpe en la cabeza. Se sentía como nunca, dispuesto a enfrentar a Daryl y a la hermana que quedaba. Los 3 sabíamos que no sería fácil, pero teníamos una sola misión. Íbamos a cumplirla sea como sea.
Planeamos un poco más antes de llegar al pueblo Maya, Jack tenía un aparato que lanzaba rayos laser en el bolsillo trasero; yo estaba segura con mis dos pistolas; Chuc era de titanio, él siempre estaría seguro.
Pude escuchar toda la conversación, estaba oculta en mi posición pero podía ver desde la ventana lo que ocurría. Jack y Chuc bajaron de la nave, inmediatamente el pueblo corrió a saludarlos, entre ellos estaba John y Daryl.
— ¿Dónde está Luna? — Preguntó preocupado el señor John.
— ¿Dónde está Christina? — Dijo Daryl agarrando su bolsillo, parecía que estaba listo para sacar su pistola.
— Tranquilos, ellas están bien. — Respondió Jack calmado.
— Hemos encontrado un pueblo civilizado por la costa, no muy lejos de aquí. Exactamente a 1 día y medio de viaje. Aunque para llegar nos demoramos más de 1 semana porque bajamos en distintos lugares donde casi nos matan... — Empezó Chuc a hablar sin parar.
— Silencio Chuc. Llévame donde mi hermana ahora. — Ordenó Daryl.
— ¿Dónde está tu otra hermana? Ella debería venir con nosotros. — Intercedió Jack.
— Ella tiene asuntos pendientes aquí. Es hora de irnos. — Dijo Daryl antes de entrar a la nave y yo me escondí inmediatamente.
Solo escuchaba a Daryl andar por la nave, como buscando algo, parecía que abría todas las puertas de la nave. Empecé a temblar, tenía miedo de que me encontrara, él tenía una pistola.
Escuché abrirse una puerta lentamente, yo estaba debajo de mi camarote. Caminó unos cuantos pasos y empezó a rebuscar entre mis cosas. Escuché que cerró la puerta y respiré aliviada. Pero segundos después abrió la puerta de nuevo.
— Niña estúpida. — Dijo disparando debajo de mi camarote, donde me encontraba escondida.
Sentí la sangre correr, había caído una bala en mi estómago. Jaló mi cuerpo de las piernas para poder ver mi rostro.
— ¿Dónde está mi hermana? — Gritó apuntándome la pistola en la cabeza.
— No lo sé — Mentí.
— Si no lo dices, tendré que dispararte. — Me amenazó Daryl.
— No... — fue lo único que llegué a decir, empezaba a marearme por la sangre que había perdido.
Fue horrible ver el rostro energúmeno de Daryl, dispuesto a matarme. Pero detrás de él pude ver a mi querido amigo Chuc, y lo último que oí fue un disparo. En ese instante perdí la visión, pasó de verse todo blanco a oscuro. Solo sé que desperté dos semanas después.
Con cariño, desde la estación médica de la Luna, Luna.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro