Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10º Carta

La nave quedó flotando en el cielo, mientras mirábamos los enormes árboles y la hermosa fauna jamás antes vista por mis ojos. Si existía el paraíso, este lugar debía de serlo.

— Miren ahí. — Señalé una pequeña torre que sobresalía entre los árboles.

— Parece que hay una persona, y está mirándonos. — Dijo Jack.

Jack tenía razón, en lo alto de la torre había una persona observándonos desde una pequeña ventana.

— Tenemos que descender. Todos a sus posiciones. — Ordenó el señor John.

Cuando la nave tocó suelo firme, inmediatamente nos quitamos la pesada ropa. Había oxígeno, eso era irrefutable.

La puerta se abrió, esta vez no estaba Chuc para decirnos si el lugar era seguro. Caminamos unos cuantos pasos, sintiendo el fresco viento y el cantar de unos pajaritos.

Unos niños trigueñitos aparecieron, vinieron de alguna parte de la jungla. Bailaban y saltaban, algunos de ellos soltaban risitas. Nos cantaban en algún idioma antiguo. La felicidad en sus rostros me causaba alegría.

— Parece que nos habían estado esperando. — Dijo el señor John, mientras uno de los niños empezaba a saltar en frente de él.

Los niños nos llevaron de la mano, en dirección a la torre que habíamos visto. Confiaba en ellos, sabía que nos llevaban a su pueblo.

Luego de un par de minutos llegamos. El pueblo había sido construido en medio de la jungla, era precioso y monumental.

En el pueblo habían mujeres bailando, tenían ropajes coloridos, y algunas tenían el rostro pintando. Unos hombres trigueños se acercaron con maíz y algunas verduras, ofreciéndonoslas. Luego el segundo grupo de hombres nos trajo pescado en una hoja.

— Gracias. — les dije. Aunque no me entendían, ellos solo me sonreían.

—Es un pueblo muy hermoso, ¿verdad? — Me dijo Jack.

— Son muy festivos, es como si supieran quienes somos. — le respondí.

— Tal vez piensen que somos unos dioses. — Me dijo Jack y asentí con la cabeza.

Había una casa en lo alto de unas gradas. De ese lugar bajó un hombre alto y trigueño. Él llevaba una corona muy rara, sin forma, parecía de hojas; tenía un collar y aretes extravagantes; su pecho estaba pintado de color verde y llevaba un taparrabo bordado de muchos colores.

Todos dejaron de hacer lo que hacían cuando lo vieron, él bajó de las gradas y se acercó hacia nosotros.

— In lak'ech— Gritó, y estiró su mano en forma de puño.

— ¡Hala Ken! — Gritaron en unísono los miembros.

— Hala ken— Le dije, y estiré mi mano en forma de puño, y él unió nuestras manos haciendo un solo puño.

Las personas empezaron a bailar, y el señor del taparrabo colorido también lo hizo. Alzó las manos, mirando al cielo.

— Kukulkan — Dijo el señor del taparrabo, pensé que era su nombre — Kukulkan— Volvió a decirlo, y señaló la casa de donde él había venido.

Fue hacia las gradas y subió corriendo.

— ¡Kukulkan! — Gritó en la cima de las gradas y alguien se acercó. Ese alguien era quien menos pensaba.

—Miren amigos. — Les dije, y ellos vieron lo mismo que yo.

Kukulkan bajó de las gradas, saludándonos. Fuimos corriendo hacia él, incluso los niños hicieron lo mismo.

Kukulkan no era un humano, ni un Dios. Era nuestro amigo perdido, era Chuc.

Con cariño, desde la tierra de Kukulkan, Luna.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro