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Capítulo 9


Capítulo 9: ¡El Conflicto Final!






Tras aquella noche sin antes poder terminar.. Miku se llevaría una linda despedida, no pudo terminar su día sino fuera por la ayuda de Nino.. y pensar que todo fue por dalre la idea de un apodo. Luego que estos terminaran de bailar... como si fuera un cuento de hadas la tercera hermana miró la hora y debía irse cosa que dejó intrigado al peliazul, aunque este solo sonreía para así de igual forma irse a su casa.

Ahora iniciamos un nuevo día en donde era un día caluroso de verano, y  mientras los estudiantes sufrían del fuerte calor.. una vez que las clases terminaron.. Takebayashi, tenía una idea emocionante para aprovechar el fin de semana.


—¡Vamos a la playa! —anunció Takebayashi entusiasmada durante el almuerzo.

—No tengo tiempo para eso. Tengo que estudiar. —exclamó el chico mirando seriamente a la pelinegra.

—Vamos, Fuutarou—insistió nuevamente la chica—. Será divertido, y además, un poco de relajación te hará bien.


Sin embargo, no fue hasta que las quintillizas escucharon la conversación que la idea empezó a tomar forma. Yotsuba, siempre atenta a cualquier oportunidad de disfrutar, intervino.


—¿Has dicho playa? —preguntó con un brillo en los ojos.

—Sí...—respondió Takebayashi— aunque.. mi plan es llevármelo a él.. pero veo que no será fácil..

—Eso tenlo bastante claro —exclamaron las quintillizas al mismo tiempo.


El plan fue establecido y, aunque Fuutarou no estaba muy convencido, fue arrastrado por las chicas y así el fin de semana llegó y el grupo se dirigió a la playa. Takebayashi había llegado primera y ya había instalado un par de sombrillas y toallas en una zona tranquila. Pasando unos cuantos minutos los demás llegaron así esta notando su presencia.

—Hola Takebayashi..—saludó Fuutarou cortésmente, sintiéndose un poco incómodo al ver a todas en trajes de baño.

—¡Hola, Fuutarou! —respondió ella con una sonrisa radiante.


El día comenzó tranquilo, luego de este pequeño momento.. ya todos estaban disfrutando del sol y el mar. Fuutarou, aunque incómodo al principio, empezó a relajarse y a disfrutar del ambiente. Sin embargo, la calma no duraría mucho... ya que mientras las chicas se divertían, Takebayashi notó que un grupo de chicos se había acercado y así uno de ellos, con una sonrisa astuta, se dirigió hacia Yotsuba.


—Oye, linda —dijo el chico—, ¿quieres venir con nosotros? Tenemos una fiesta en la otra punta de la playa.


Yotsuba, siempre amigable pero inocente, dudó un momento.


—Lo siento, estoy con mis amigos —respondió educadamente.


El chico insistió, y fue entonces cuando Fuutarou intervino. Se paró firmemente entre Yotsuba y el chico.


—Ella ha dicho que no —dijo con voz firme.


El chico lo miró con desprecio, pero al ver la determinación en los ojos de Fuutarou, decidió retirarse.


—¡Gracias, Uesugi-san! —exclamó Yotsuba, dándole un abrazo efusivo.


Desde su posición, Takebayashi observó la escena con una mezcla de admiración y un leve toque de celos. No fue la única; Ichika, Nino, Miku e Itsuki también lo notaron, y cada una sintió una punzada de celos, aunque no lo admitieran abiertamente.

Para animar el ambiente, la pelinegra sugirió un juego de voleibol. Se formaron dos equipos: Fuutarou, Ichika y Miku contra Nino, Yotsuba e Itsuki. Takebayashi se ofreció como árbitro.

El juego comenzó de manera amistosa, pero rápidamente se volvió competitivo. Nino, decidida a impresionar a Fuutarou, jugaba con toda su energía. Ichika, siempre astuta, usaba estrategias ingeniosas para ganar puntos. Miku, aunque más reservada, daba lo mejor de sí misma para apoyar a su equipo y al final, el equipo de Fuutarou ganó por un estrecho margen y así ya todos estaban agotados pero felices.


—¡Eso fue divertido! —exclamó Miku, con una sonrisa rara vez vista.

—Definitivamente —concordó Fuutarou, sintiendo que el día estaba siendo mejor de lo que esperaba.


Después del voleibol, el grupo se relajó bajo las sombrillas y Fuutarou se encontraba sentado entre Takebayashi e Ichika, lo que provocó miradas celosas de Nino y Miku.


—Fuutarou, ¿puedes ayudarme a aplicar protector solar en la espalda? —preguntó Takebayashi, girando para mirarlo.

—Claro.. —aceptó sintiéndose aún más incómodo.


Mientras lo hacía, las otras chicas miraban con desaprobación y un toque de envidia y ambas, incapaces de contenerse, se acercaron.


—Fuu-kun, yo también necesito ayuda con el protector solar —dijo Nino con una sonrisa.

—¿Fuu-kun? —preguntó el chico intrigado.

—Fuutaro... —habló Miku quien estaría alado de Nino— yo también necesito el mismo favor.

Fuutarou, sudando por la situación, tuvo que repartir su atención entre las dos, lo que sólo aumentó la tensión y cuando el sol comenzó a ponerse, Itsuki sugirió una cena en un restaurante cercano que había visto en su camino.


—Escuché que tienen mariscos deliciosos —dijo ella—. ¿Qué les parece?


Todos estuvieron de acuerdo y se dirigieron al restaurante. La cena fue animada, con risas y conversaciones animadas. Sin embargo, los celos seguían latentes, especialmente cuando Takebayashi se sentó al lado de Fuutarou.


—¿Cómo es que siempre terminas al lado de Fuu-kun? —murmuró Nino, intentando sonar casual pero sin ocultar su molestia.

—Oh, ¿quieres cambiar de lugar? —preguntó Takebayashi con una sonrisa inocente.

—Prefiero ganarme el lugar. —respondió la segunda hermana seria.


Ichika, observando la situación, no pudo evitar reírse para sus adentros. La competencia entre ellas se estaba volviendo más evidente con cada momento.

Después de la cena, el grupo regresó a la playa para una última actividad: ver las estrellas. Se tumbaron en la arena, mirando el cielo nocturno.


—Hoy ha sido un gran día —dijo Yotsuba, suspirando feliz.

—Sí, lo ha sido —concordó Fuutarou, sintiéndose extrañamente en paz.


Mientras las estrellas brillaban sobre ellos, cada uno reflexionó sobre el día. Las Nakano, aunque competitivas entre sí, sintieron que su relación con Fuutarou se había fortalecido. Takebayashi, por su parte, se sintió agradecida por haber podido pasar el día con todos ellos por más que su misión era estar a solas con el chico. Al final, todos se despidieron y tomaron caminos separados, llevando consigo los recuerdos de un día lleno de diversión, competencia y un poco de romance.

Cuando Fuutarou llegó a casa, se dio cuenta de cuánto había cambiado desde que conoció a las quintillizas. Aunque su vida como tutor no era fácil, días como este le recordaban que valía la pena. Y así, con una sonrisa en los labios, Fuutarou se quedó dormido, soñando con las estrellas y los momentos especiales compartidos en la playa.




...




Así pasando un domingo tranquilo para todos en donde descansarían... llegaría ell lunes, Fuutarou llegó al Instituto con una nueva perspectiva. El día en la playa le había permitido ver a las quintillizas bajo una luz diferente, y aunque seguía siendo su tutor, se sentía más cercano a ellas. Sin embargo, la presencia de Takebayashi seguía siendo un factor importante. Durante la primera clase, ella se acercó a Fuutarou con una sonrisa.


—Buenos días, Fuutarou. ¿Te divertiste el sábado? —preguntó contenta la pelinegra.

—Sí, lo hice. Gracias por la invitación, Takebayashi..


Takebayashi notó la llegada de las quintillizas, cada una con una expresión diferente. Ichika le sonrió amigablemente, mientras que Nino y Miku parecían un poco distantes.


—Hola a todas —saludó Takebayashi.

—Hola.. —respondieron las Nakano al mismo tiempo.


Después de las clases, Takebayashi invitó a Fuutarou a estudiar juntos en la biblioteca y las quintillizas, curiosas y un poco celosas, decidieron seguirlos a escondidas. En la biblioteca, Takebayashi y Fuutarou se sentaron en una mesa apartada. Ella sacó sus libros y comenzó a explicar un tema complicado que él tenía dificultades para entender.


—Ja.. esto en verdad me trae recuerdos, sigues siendo muy buena para explicar, te lo agradezco —dijo Fuutarou, sinceramente agradecido.

—No podemos dejar que ella se acerque demasiado a Fuutarou-kun —susurró Ichika a sus hermanas.

—Totalmente de acuerdo —respondió Nino—. Pero, ¿qué hacemos?

—Podríamos unirnos a ellos, después de todo, también necesitamos estudiar. —sugirió una tranquila Miku


Así que, con ese plan en mente, las quintillizas salieron de su escondite y se acercaron a la mesa.


—¡Hola, Uesugi-san! —dijo Yotsuba con una sonrisa radiante—. ¿Podemos unirnos?

—Claro, ¿por qué no? —asintió el chico algo sorprendido.


A medida que la sesión de estudio avanzaba, la tensión entre Takebayashi y las quintillizas era palpable. Takebayashi, consciente de los sentimientos de las chicas, trataba de no monopolizar la atención de Fuutarou, pero era difícil evitarlo ya que él realmente necesitaba ayuda con ciertos temas.


—¿No crees que deberías concentrarte más en nosotras, siendo nuestro tutor y todo eso? —habló Nino quien se  inclinaría hacia Fuutarou y susurrarle.


Fuutarou, un poco abrumado, intentó equilibrar su atención entre todas.


—Sí, tienes razón. Estoy aquí para ayudar a todas, así que... ¿en qué necesitan ayuda?

—Tengo problemas con esta ecuación... —dijo Miku quien levantaría su mano.


Fuutarou se inclinó para ayudarla, mientras Takebayashi observaba con una mezcla de admiración y preocupación. Era evidente que las quintillizas tenían sentimientos por Fuutarou, y ella no quería interferir, pero tampoco quería perder la oportunidad de acercarse a él.




...




Al día siguiente, en la escuela, las quintillizas notaron que algo había cambiado en Fuutarou. Había una determinación en sus ojos que no habían visto antes, pero antes que pudieran preguntarle que sucedía.. el profesor anunció un próximo festival escolar así hablando con los delegados de la clase para los proyectos. Ellos serían los encargados de organizar a su clase para el evento, lo que generó gran entusiasmo entre los estudiantes. Mientras tanto, la tensión entre las quintillizas y Takebayashi seguía creciendo. Cada una intentaba pasar más tiempo con Fuutarou, lo que ocasionaba discusiones constantes.

Mientras la clase aún decidía que eventos hacer para el próximo festival... poco a poco un ambiente terrible se sentía por parte de ciertas miradas todo esto porque ese mismo día por más que las Nakano intentaron hablar con Fuutarou.. Takebayashi siempre intervenía, al inicio lo dejaban pesar al menos hasta que la segunda hermana estalló así siendo Nino quien acusaría a Takebayashi de intentar apartar a Fuutarou de ellas.


—¡Siempre estás buscando la manera de estar sola con él! —gritó Nino.

—¡No es verdad! —replicó Takebayashi, visiblemente molesta—. Solo quiero ayudarlo a estudiar. Y soy su amiga también.

—Chicas, esto no nos está llevando a ningún lado. Fuutarou necesita nuestra ayuda, no nuestras peleas. —dijo Ichika quien intentó calmar los ánimos.

—¡Pero Ichika, tú también te pones celosa cuando ella está con él! —acusó Miku, su voz determinante.

—Todas sabemos que sentimos algo por Uesugi-san.. pero esto no está bien. —habló Yotsuba quien intervino.

—Es cierto, todas ya no es necesario porque ocultarlo... pero pelear así no resolverá nada. —habló Itsuki quien tampoco aguantó quedarse callada.


La revelación de que todas amaban a Fuutarou hizo que la tensión en el aula aumentara aún más.


—Ustedes tienen una relación especial con él, pero yo también. No voy a renunciar a mis sentimientos solo porque ustedes lo quieren. —habló Takebayashi, al ver que las quintillizas estaban dispuestas a luchar por Fuutarou.

—¡No entiendes! Hemos pasado por mucho con él. No puedes simplemente venir y quitárnoslo, tus pequeñas cartas son historia aquí no lograrás nada con eso. —exclamó Nino quien había dado un paso adelante.

—No estoy tratando de quitárselo a nadie —dijo Takebayashi, firme—. Solo quiero estar con él, como ustedes, además.. si así fuera.. ustedes mismas saben que si hay un sentimiento por una de nostras.. las demás terminaremos destrozadas.


El conflicto se intensificó, con acusaciones y sentimientos a la vista de todos. La discusión duró varios minutos, cada una exponiendo sus sentimientos y temores. La tensión llegó a un punto crítico cuando Ichika, normalmente la más tranquila, también perdió la compostura.


—¡Basta! —gritó Ichika—. Todas estamos sufriendo aquí. Fuutarou no se merece esto.


En medio de la intensa discusión, Fuutarou, que había estado escuchando en silencio, finalmente intervino.


—¡Suficiente! —dijo con una voz firme y decidida, logrando que todas se callaran y lo miraran—. No puedo seguir así, esto no está bien.


Las chicas se quedaron en silencio, sorprendidas por la firmeza en su voz.


—Este conflicto está afectando a todos, necesitamos encontrar una solución.


Las quintillizas y Takebayashi lo miraron, con los rostros llenos de preocupación. Después de la discusión, Fuutarou se encontró solo en la azotea de la escuela, reflexionando sobre todo lo que había ocurrido. No sabía cómo resolver la situación sin herir a nadie y para su mala o buena suerte... Takebayashi lo encontró allí. Ella se acercó lentamente, respetando su espacio.


—Fuutarou, sé que esto es difícil para ti. No quiero causar problemas entre ustedes, pero tampoco quiero renunciar a mis sentimientos.. ¿puedes comprenderme.. no?

—Lo sé, Takebayashi. —dijo Fuutarou mirándola y notando la sinceridad en sus ojos— Y aprecio tu honestidad, pero no sé qué hacer, no quiero que nadie salga lastimado, siempre creí que todo podía terminar bien sin necesidad de un romance pero...

 —Quizás podrías tomar una decisión, a veces, no decidir es lo que causa más dolor. —Ella suspiró y se sentó a su lado.

—Recuerdo que dijimos que iríamos juntos a la universidad. —dijo Fuutarou recordando una promesa que le había hecho a Takebayashi— Era una promesa que hice sin pensarlo mucho, pero ahora...

—Y esa promesa aún puede cumplirse, si así lo deseas. Pero lo importante es que sigas tu corazón. —habló la chica quien lo miró con ternura.


Un silencio se instaló entre ellos, cargado de emociones. Fuutarou sabía que tenía que tomar una decisión, pero aún no estaba seguro de cuál sería. Mientras miraba el horizonte, sintió una mezcla de esperanza y responsabilidad, sabiendo que el camino por delante no sería fácil.

Y así, la historia continuaba, con Fuutarou enfrentando sus sentimientos y las complejas relaciones con las quintillizas y Takebayashi, sabiendo que, pase lo que pase, debía ser fiel a sí mismo y a las promesas que había hecho.


—(Son pocas las promesas que llegué hacer cuando era niño... pero si pienso cumplir la de ella... debería cumplir la otra promesa que tengo con esa niña... solo debo encajar bien las piezas.. Ichika, Nino y Miku no son... solo me quedan ellas dos...) —pensó Fuutarou intentando averiguar la verdadera identidad de "Rena".















Próximo Capítulo: ¡Festival Escolar!


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