⋆˚࿔ 𝐗𝐕𝐈 𝜗𝜚˚⋆
23 de febrero 1959
Jimin se levantó más temprano de lo habitual, su corazón palpitando con una mezcla de nerviosismo y anticipación mientras esperaba a su cartero favorito.
Normalmente, odiaba los lunes. Los detestaba profundamente por ser el inicio de la semana, pero ahora había algo, o mejor dicho, alguien, que transformaba su perspectiva por completo:
Min Yoongi
Solo con leer ese nombre, sentía un escalofrío recorrerle la piel , dos palabras que sonaban tan imponentes, tan llenas de misterio y pasión.
Por los santos dioses, Jimin se sonrojó como un tomate. Apenas habían compartido tres cartas, ya se sentía atrapado en una red de emociones que nunca antes había experimentado.
Cada palabra de Yoongi resonaba en su mente, cada línea le parecía escrita con una sinceridad y una profundidad que lo desarmaban por completo.
La espera se hacía interminable, cada minuto parecía una eternidad. Finalmente, el silbido típico del cartero estaba cerca y, tal como sospechaba, ya había llegado su carta.
-¡Buenos días, joven Jimin! -saludó el cartero, entregándole un sobre.
-Gracias, cartero Mark.
-De nada, Jimin. Es un milagro verte tan temprano.
-Amm, larga historia. Por cierto, antes de que te vayas, ¿cómo se llama la canción que silbas?
-"Whatever will be will be " de Doris Day.
-Gracias -respondió Jimin, volteando y cerrando la puerta. Abrió la carta rápidamente mientras desayunaba a toda prisa.
-Hijo, come despacio, te ahogarás -le advirtió su madre desde la cocina.
-No, mamá, necesito leerlo.
Subió corriendo a su habitación y se dejó caer en la cama, abriendo el sobre con dedos temblorosos.
Sacó la carta y, al desplegarla, una foto cayó sobre la cama. Jimin la recogió, su corazón dando un vuelco al ver a Yoongi en un traje elegante, su expresión tranquila pero con una chispa de suavidad en los ojos.
Con la foto en una mano y la carta en la otra, Jimin comenzó a leer, sintiendo cada palabra como un latido del corazón de Yoongi. Las emociones lo abrumaban, cada línea lo sumergía más y más en un mundo donde solo existían ellos dos.
23 de marzo de 1959
Querido Jimin,
Me alegró mucho recibir tu carta y ver la foto de ti tocando el piano. Realmente capturaste un momento especial, y me hizo sonreír ver cuánto has progresado en tan poco tiempo. Esas pequeñas victorias son las que nos dan fuerzas para seguir adelante.
Entiendo completamente lo que dices sobre la composición. Al principio puede ser difícil, pero una vez que encuentras tu ritmo, se vuelve una forma increíble de expresar tus emociones. Estoy seguro de que, con la guía del profesor Seokjin y tu determinación, llegarás muy lejos.
En cuanto a mi rutina diaria en Londres, la mayoría de mis días están dedicados a la música. Practico piano varias horas al día y también trabajo en mis composiciones. A menudo, toco el piano en reuniones importantes que organiza mi padre. Aunque son eventos formales, disfruto la oportunidad de compartir mi música con otros. Además de la música, me gusta mucho leer y a menudo paseo por el jardín de nuestra casa, disfrutando del aire fresco y la tranquilidad.
Una de mis pasiones aparte de la música es la fotografía. Me encanta capturar momentos y paisajes con mi cámara. De hecho, te envío una foto que me tomé recientemente en nuestro jardín. Espero que te guste.
Espero seguir escuchando sobre tus avances y tus logros. Cada pequeña victoria cuenta, y estoy aquí para apoyarte en cada paso del camino.
Con cariño,
Min Yoongi
P.D.: La fotografía que te envío fue tomada después de una reunión familiar, un momento en el que pude encontrar un poco de paz y claridad. Espero que al verla, puedas sentir un poco de esa serenidad.
Cuando terminó de leer, Jimin se quedó mirando la foto.
-Algún día-, se dijo a sí mismo, - podré decirte cuánto significan tus palabras para mí.
Guardó la foto con cuidado y, con una sonrisa en los labios, se dispuso a escribir su respuesta, dejando que sus sentimientos fluyeran libremente sobre el papel.
Ese día fue tan feliz para Jimin que entró a la universidad con una sonrisa más grande que de costumbre.
-Hey Jimin - saludó Jungkook.
-Hola Jungkook - respondió Jimin, alzando la mano y agitándola con entusiasmo.
-Te noto diferente, mucho más... - Jungkook se quedó un momento en silencio, buscando la palabra adecuada- feliz.
-Lo sé, estoy tan emocionado. Es que yo... digo, no es que esté enamorado de él, pero él me entiende demasiado y eso que llevamos solo tres cartas - suspiró Jimin, su expresión iluminándose aún más.
-Eso suena increíble, Jimin. ¿Qué fue lo que te escribió esta vez? - preguntó Jungkook, curioso.
Jimin sonrió, sus ojos brillando con entusiasmo mientras pensaba en la última carta de Yoongi. -Me contó sobre su rutina en Londres, cómo pasa sus días practicando piano y trabajando en sus composiciones. También me dijo que le gusta la fotografía y me envió una foto que se tomó en una de sus reuniones . Es tan hermoso, Jungkook. Me hace sentir tan conectado con él, incluso a la distancia.
-Wow, suena como alguien realmente interesante. Me alegra mucho por ti, Jimin - respondió Jungkook, sonriendo genuinamente por la felicidad de su amigo.
-Gracias, Jungkook. Esto me está dando tantas fuerzas y motivación. Siento que cada día estoy más cerca de superar lo que pasó y de encontrar mi camino - dijo Jimin, sintiendo una ola de gratitud por la nueva conexión que había formado.
-Sigue así, amigo. Estoy seguro de que solo es el comienzo de algo maravilloso - concluyó Jungkook, dándole una palmada en la espalda antes de dirigirse juntos a clase.
En la clase de Namjoon, el profesor se paseaba por el aula con su característica calma y seguridad. Después de asegurarse de que todos estaban sentados, comenzó la lección con una pregunta:
-Buenos días, clase. Hoy quiero saber, ¿cuántos de ustedes han hablado con sus compañeros de cartas? ¿Han tenido alguna experiencia interesante o significativa?
Unos cuantos estudiantes levantaron la mano, incluyendo a Jimin. Namjoon sonrió, animándolos a compartir.
-Park Jimin, ¿por qué no empiezas tú? -sugirió Namjoon.
Jimin se levantó, un poco nervioso pero emocionado por compartir su experiencia.
-Mi compañero de cartas se llama Yoongi. Hemos intercambiado solo tres cartas, pero ya siento una conexión muy fuerte con él. Hablamos sobre nuestras vidas, nuestras pasiones, y es increíble cómo alguien a tanta distancia puede entenderme tan bien -dijo Jimin, sintiendo una cálida satisfacción al recordar las palabras de Yoongi.
Namjoon asintió con aprobación y luego miró a los demás estudiantes.
-¿Alguien más? -preguntó.
Un par de estudiantes más compartieron sus experiencias, pero algunos se encogieron de hombros, indicando que no les había importado demasiado la actividad.
-Está bien, es natural que no todos sientan la misma conexión. Pero es importante recordar que estas cartas no son solo ejercicios, sino oportunidades para crear vínculos significativos -dijo Namjoon, con una leve nota de decepción.
Jungkook levantó la mano, y Namjoon le dio la palabra.
-Mi compañero de cartas es Taehyung. Hemos hablado bastante, y él mencionó que conoce la universidad por un pariente que estudia aquí. Creo que eso lo hace más fácil para él comprender mis experiencias -explicó Jungkook.
Jimin frunció el ceño, intrigado. Sabía que Taehyung era un poco misterioso, y esta revelación solo aumentaba su curiosidad. Mientras la clase continuaba, no podía dejar de pensar en quién podría ser ese pariente de Taehyung en la universidad y si tendría algún vínculo con la actividad de las cartas o tal vez con Yoongi.
Namjoon decidió llevar la clase hacia una reflexión más práctica.
-Quiero que hagamos una actividad -anunció. -Divídanse en grupos pequeños y hablen sobre cómo estas cartas han afectado sus perspectivas. ¿Qué han aprendido sobre ustedes mismos y los demás?
Jimin, Jungkook y otros estudiantes formaron un grupo. Mientras discutían, Jimin no pudo evitar preguntar:
-Jungkook, ¿Taehyung te dijo algo más sobre su pariente aquí en la universidad?
Jungkook se encogió de hombros.
-Solo que es alguien cercano a él, pero no dio muchos detalles. Tal vez sea alguien del personal o un estudiante de grado bajo -respondió, mientras el grupo continuaba su discusión.
La clase de Namjoon terminó con una nueva tarea: reflexionar más profundamente sobre sus interacciones y estar listos para compartir sus pensamientos en la próxima sesión. Jimin se fue con la mente llena de preguntas, pero también con una renovada motivación para seguir escribiendo a Yoongi.
Al salir de clases, Jungkook y Jimin se dirigieron a una tienda de discos en la plaza central de París.
-Jimin, ¿cuál es tu urgencia? -preguntó Jungkook, un poco confundido.
-Nada, solo... amm... -respondió Jimin mientras revisaba los discos en vinilo uno por uno hasta que encontró el que buscaba-. ¡Esto!
Caminó al mostrador donde una chica amablemente les atendía.
-¿Algo más? -preguntó la chica.
Jimin negó con la cabeza.
La chica asintió y le dijo el precio por ambas copias. Jimin pagó con su dinero de la alcancía.
-Jimin, ¿por qué compraste eso? -inquirió Jungkook, aún perplejo.
-No lo entenderías -respondió Jimin con una sonrisa misteriosa mientras pagaba y caminaba con su amigo por la plaza.
-¿Quieres un algodón de azúcar? Yo lo invito -dijo Jimin viendo un puesto cercano.
-Bueno -murmuró Jungkook, y Jimin pagó por el dulce. Ambos se dirigieron hacia una nueva atracción que todos murmuraban durante el fin de semana.
Era una cabina de fotos. Jimin, entusiasmado, tomó la mano de Jungkook y lo llevó hacia la cabina.
-Jungkook, sonríe. Tal vez te sirva para tu carta con Taehyung -dijo Jimin.
Jungkook sonrió ampliamente, imaginando que Taehyung lo veía. El flash de la cámara capturó el momento. Luego fue el turno de Jimin. Con un algodón de azúcar azul en mano, posó y el sonido de la cámara lo iluminó.
Después de esa tarde con su amigo, Jimin estaba tan feliz que al llegar a su casa, tomó su carta y agregó la foto y el vinilo. Fue a su habitación y colocó el disco en su tocadiscos. La música llenó la habitación y Jimin se movía bailando y cantando por toda la casa. Su madre, desde la cocina, sonreía al ver a su hijo tan lleno de alegría.
-Creo que eso de las cartas le está funcionando -dijo su padre mientras fumaba un cigarrillo en la sala, viendo la televisión.
Jimin sentía una felicidad que nunca había experimentado antes, todo gracias a su correspondencia con Yoongi. Mientras la canción continuaba, su mente volaba hacia Londres, imaginando el momento en que pudiera conocer a Yoongi en persona. Con una sonrisa en el rostro, Jimin sabía que este era solo el comienzo de algo muy especial.
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