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26 de febrero 1959
Yoongi seguía la melodía del disco que giraba en el tocador, tecla a tecla. Era un sentimiento que no encontraba explicación.
Sayuri cruzaba el dormitorio de Yoongi, sorprendida por cómo tocaba las teclas del piano. Hasta que terminó la melodía, Sayuri le dio un aplauso pequeño.
—No sabía que te gustaba ese cantante de mi tierra natal —interrogó con una risita tapada en su abanico.
—¿Yoshiro Tagashi?
Sayuri asintió.
—Pues no es raro escuchar canciones en otros idiomas. Soy coreano, escucho de todo. Mi padre me educó así, bueno, más o menos. Lilia también ayudó en eso.
—Debe ser interesante tocar ese piano.
—¿Te gustaría aprenderlo?
—¡Me encantaría!
—Ven, siéntate. Te voy a enseñar —dijo Yoongi, invitándola con una sonrisa.
Sayuri se sentó junto a Yoongi en el banco del piano, mirando las teclas con curiosidad mientras él le explicaba los conceptos básicos.
—Primero, debes sentir la música dentro de ti —comenzó Yoongi, colocando las manos de Sayuri sobre las teclas.
Ella siguió sus indicaciones, tocando las notas con cuidado mientras él la guiaba. Con el tiempo, la habitación se llenó con las notas suaves y tranquilas del piano, creando un ambiente íntimo y sereno.
—Eres una buena estudiante, Sayuri. Tienes talento para esto —dijo Yoongi, impresionado por su progreso.
—Gracias, Yoongi. Es muy emocionante aprender algo nuevo —respondió Sayuri, sonriendo ampliamente.
Sayuri y Yoongi seguían practicando en el piano cuando escucharon un suave golpeteo en la puerta. Sayuri se giró, sorprendida, y vio a su padre, el señor Tanaka, de pie en el umbral con una sonrisa orgullosa en el rostro.
—Papá —dijo Sayuri, levantándose rápidamente del banco del piano.
El señor Tanaka asintió con aprobación y entró en la habitación.
—Lo siento por interrumpir, pero no quería irme sin antes ver cómo iban las lecciones de piano —explicó el señor Tanaka, mirando alternativamente a Sayuri y a Yoongi.
—Oh, papá, estaba aprendiendo mucho con Yoongi. Es un excelente maestro —dijo Sayuri, radiante de emoción.
Yoongi se puso de pie y se inclinó respetuosamente hacia el señor Tanaka.
—Es un placer conocerlo, señor Tanaka. Sayuri tiene un gran talento musical —agregó Yoongi con una sonrisa sincera.
El señor Tanaka asintió, visiblemente impresionado.
—Gracias, Yoongi. Es un honor tener a alguien tan talentoso enseñando a mi hija. Ella siempre ha tenido un interés especial por la música. Estoy seguro de que con tu ayuda, seguirá mejorando.
—Lo haré, papá. Yoongi me está enseñando muy bien —dijo Sayuri con entusiasmo.
El señor Tanaka miró a su hija con cariño y luego se dirigió a Yoongi.
—Debo llevármela a casa ahora, pero espero que podamos hablar más en otra ocasión, Yoongi. Gracias por hoy.
—Gracias a usted, señor Tanaka. Ha sido un placer conocerlo —respondió Yoongi con cortesía.
Después de despedirse con una inclinación, el señor Tanaka y Sayuri salieron juntos del dormitorio de Yoongi.
Mientras cerraba la puerta detrás de ellos, Sayuri le dirigió una última sonrisa a Yoongi, llena de gratitud y entusiasmo por lo que habían compartido esa tarde.
Mientras Yoongi se dirigía hacia el tocador para retirar el disco, Lilia entró apresuradamente en la habitación con una carta en la mano.
—Yoongi, el cartero acaba de llegar, pero no hay carta para ti —informó Lilia con una expresión de disculpa.
—¿No hay carta? Eso es extraño —murmuró Yoongi, sintiendo una leve decepción.
Justo en ese momento, sonó su teléfono. Era Taehyung.
—Hola, Taehyung. ¿Qué tal? —contestó Yoongi, algo sorprendido por la llamada.
—¡Yoongi! ¡Estoy en Londres! —exclamó Taehyung emocionado.
—¿En Londres? ¿Qué estás haciendo allí? —preguntó Yoongi, intrigado.
—Estoy presentando una serie de fotografías en una galería aquí. Es una oportunidad emocionante —respondió Taehyung con entusiasmo.
—¡Felicidades, Taehyung! Eso es genial —dijo Yoongi sinceramente.
—Gracias, amigo. Oye, ¿por qué no vienes a la galería esta noche? Sería genial que vinieras y te pases a saludar —invitó Taehyung.
Yoongi reflexionó un momento. No tenía planes concretos para la noche y la idea de ver a Taehyung y sus obras le emocionaba.
—Claro, me encantaría. ¿Dónde y a qué hora? —confirmó Yoongi con una sonrisa.
Taehyung le dio la dirección y la hora de la inauguración, y Yoongi asintió.
—Perfecto, estaré allí. Gracias por la invitación, Taehyung. Nos vemos esta noche entonces.
-¡Nos vemos pronto, Yoongi! ¡Espero que disfrutes de las fotos! -se despidió Taehyung emocionado.
Yoongi colgó el teléfono con una sensación de anticipación. Esta noche en Londres prometía ser interesante, entre la exposición de Taehyung y la posibilidad de explorar la ciudad.
Esa noche, Yoongi decidió salir a pasear solo por la ciudad de Londres. Tras una larga insistencia a su padre, logró que le permitiera ir a explorar la ciudad por su cuenta. Caminaba por las calles empedradas, disfrutando del aire fresco y la brisa nocturna que acariciaba su rostro.
Mientras avanzaba, sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió. No era habitual en él fumar, pero esa noche sentía la necesidad de hacerlo, tal vez para calmar sus pensamientos o simplemente para sentirse diferente, como un extraño en una ciudad extraña. Las luces de los faroles iluminaban su camino, y el humo del cigarrillo se mezclaba con la neblina londinense, creando un ambiente casi surrealista.
Se preguntó, una y otra vez, por qué la carta de Jimin no había llegado. Cada día esperaba con ansias las palabras de Jimin, que siempre lograban iluminar sus días. Pero esta vez, el silencio se hacía pesado, y la incertidumbre lo inquietaba.
Caminó sin rumbo fijo, observando los edificios históricos y las tiendas cerradas. La ciudad estaba tranquila, con solo el sonido lejano de algunos autos y el murmullo del viento. Yoongi se detuvo frente a una vitrina, viendo su reflejo difuso entre los objetos expuestos. Inhaló profundamente, disfrutando del sabor amargo del tabaco, mientras su mente seguía divagando.
Finalmente, después de vagar por la ciudad durante un rato, decidió dirigirse a la exhibición de fotos de su segundo primo, Taehyung.
Había llegado a Londres para presentar su trabajo, y aunque Yoongi no se sentía del todo animado, pensó que ver a un familiar podría levantarle el ánimo.
Al entrar a la galería, se encontró con Taehyung, un talentoso pintor y fotógrafo, que estaba sentado en una mesa cercana, absorto en su cuaderno de bocetos. Taehyung levantó la vista y sus ojos se iluminaron al ver a Yoongi.
—¡Yoongi! —exclamó Taehyung, levantándose para darle un abrazo—. Qué sorpresa verte aquí.
Yoongi sonrió, agradecido por la distracción.
—Taehyung, qué bueno verte. ¿Cómo has estado?
—Bien, bien. Estoy trabajando en una nueva serie de pinturas —respondió Taehyung, señalando su cuaderno—. ¿Y tú? Pareces... pensativo.
Yoongi suspiró y tomó asiento frente a Taehyung.
—Es una larga historia. He estado recibiendo cartas de alguien muy especial, y aunque me hace feliz, también me deja un poco confundido.
Taehyung asintió comprensivamente.
—Las cartas pueden ser complicadas. A veces, leer los sentimientos de alguien más puede hacer que te enfrentes a los tuyos de una manera inesperada. ¿Quién es esta persona?
—Se llama Jimin —respondió Yoongi—. Nos hemos estado escribiendo desde hace un tiempo. Es uno de los estudiantes de Namjoon.
Yoongi asintió, sintiéndose un poco más tranquilo al hablar con Taehyung.
—No sé cómo manejar estos sentimientos —admitió—. Es complicado, y no estoy seguro de lo que debería hacer.
Taehyung apoyó su mano en el hombro de Yoongi.
—Yoongi, a veces, lo mejor es dejar que las cosas fluyan. No necesitas tener todas las respuestas ahora mismo. Déjate llevar por lo que sientes y ve a dónde te lleva.
Tal vez su primo tenía razón , no necesitaba entender todo de inmediato. Tal vez podía simplemente disfrutar de las cartas de Jimin y ver a dónde lo llevaban sus sentimientos.
—Muchas gracias, Taehyung —dijo Yoongi, sintiéndose un poco más ligero—. Realmente necesitaba escuchar eso.
—Siempre estaré aquí para ti, primo —respondió Taehyung con una sonrisa—. Ahora, ¿qué tal si mañana temprano tomamos un café y me cuentas más sobre Jimin?
Yoongi asintió, sintiéndose más en paz mientras comenzaba a hablar sobre Jimin y las cartas que habían intercambiado.
Esa noche, Yoongi, sintiéndose más animado gracias a la charla con Taehyung, decidió dejar de lado sus preocupaciones por un momento y disfrutar del reencuentro con su primo. Sabía que con el apoyo de personas como Taehyung y Jimin, encontraría la manera de entender y manejar sus sentimientos, paso a paso.
Yoongi regresó a casa con una nueva perspectiva, sintiéndose un poco más ligero gracias a la charla con Taehyung. Al entrar, se encontró con Lilia, quien le esperaba en la entrada con una sonrisa y un sobre en la mano.
—Yoongi, ha llegado una carta para ti —dijo Lilia, extendiéndole el sobre.
Yoongi sintió un nudo en el estómago al reconocer la letra de Jimin en el sobre. Tomó la carta con manos temblorosas y, sin esperar más, la abrió mientras caminaba hacia su habitación. Al desplegar el papel, comenzó a leer:
25 de febrero 1959
Querido Yoongi,
Hoy, frente a toda la clase, tomé una carta tuya y la convertí en mi voz. Cada palabra que escribiste resonó en mí de una manera que no puedo describir fácilmente. Sentí como si cada línea fuera un hilo que nos une, tejido con cuidado y amor.
Cuando leo tus cartas, siento que estás justo aquí a mi lado, compartiendo cada emoción y cada pensamiento. Es como si pudiera tocar tu corazón a través de las palabras que eliges con tanto cuidado. Cada carta tuya es un regalo que guardo cerca de mi corazón.
Hoy descubrí que el arte de la actuación no es solo interpretar un papel, sino también revelar las partes más profundas de uno mismo. Encontré en tus palabras la inspiración y la fuerza para expresar lo que siento, y eso es algo que nunca olvidaré.
Gracias por ser la luz en mis días, por llenar mis pensamientos con tu presencia incluso cuando estás lejos. Cada carta tuya es un recordatorio de que el amor puede existir en las palabras que compartimos, en los momentos que creamos a través de la distancia.
Espero que algún día podamos compartir más que cartas, que podamos construir recuerdos juntos que rivalicen con la belleza de cada palabra que hemos intercambiado.
Con todo mi cariño,
Jimin
Posdata: Tal vez no tome la foto tan perfecta , pero lo intente
Una sonrisa de gomita se formó en su rostro , tomó su bolígrafo y le escribió una linda respuesta , con cuidado colocó una fotografía que guardo especialmente para este momento.
Parecía una indirecta de amor para él , pero no quiso creerse esa idea hasta que el mismo lo confirmara y finalmente actuara sobre ello.
Una duda surgió de su cabeza
¿Le gusta Jimin? O ¿solo es amistad?
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