⋆˚࿔ 𝐗𝐈𝐕 𝜗𝜚˚⋆
21 de febrero 1959
Jimin tocó suavemente la puerta, esperando a que alguien respondiera. Pasaron unos minutos que parecieron horas antes de que alguien abriera.
—Buenas tardes , profesor Seokjin —dijo Jimin con una sonrisa tímida ,inclinándose en señal de respeto a su superior.
—Oh, hola alumno Jimin —respondió Seokjin, devolviéndole la sonrisa—. ¿En qué puedo ayudarte?
Jimin sostuvo la carta de Yoongi en sus manos, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. Había venido a hablar con su profesor de canto, quien siempre había sido un mentor y una fuente de apoyo.
—Profesor, quería hablar con usted sobre algo importante —dijo Jimin, entrando al aula—. He estado intercambiando cartas con alguien que vive en Londres. Se llama Yoongi y su carta me han inspirado mucho. Me gustaría aprender a componer canciones.
Seokjin se sorprendió un poco, ya que Jimin era su alumno estrella en canto, pero no había mostrado un interés particular en la composición antes.
—¿Componer canciones? —preguntó Seokjin, intrigado—. Eso suena maravilloso, Jimin. ¿Qué te ha llevado a querer aprender?
Jimin le mostró la carta de Yoongi.
—Aquí, en esta carta, Yoongi me habla sobre cómo encuentra consuelo en la música y me sugirió explorar la expresión artística para procesar mis sentimientos. Me he dado cuenta de que necesito aprender cosas nuevas y ampliar mis horizontes. Creo que componer canciones podría ser una forma de hacerlo.
Jin tomó la carta y la leyó rápidamente, asintiendo con una sonrisa.
—Entiendo, me impresionas alumno Jimin. Es genial ver cómo estás encontrando inspiración y motivación para explorar nuevas áreas. Por supuesto, estaré encantado de ayudarte a aprender a componer. Estoy seguro de que tienes mucho talento para ello.
Jimin sintió una ola de alivio y gratitud. Con el apoyo del maestro Kim Seokjin, sabía que podía tener más confianza.
Era un lindo viernes, y Jimin solo tenía clase de canto con el profesor Seokjin. Estaban trabajando en formar sus cuerdas vocales para papeles muy extremos, pero la composición no se le daba tan fácilmente.
—Vamos, Jimin, escribe lo que salga de tu corazón, lo que sea —dijo Seokjin, animándolo.
—Profesor Seokjin, es que no puedo. Es tan difícil... —soltó Jimin, dejando la pluma resignado.
—Jimin, sabes lo que siempre digo.
—Nadie es perfecto en esta vida —dijeron al unísono.
—Lo sabes bien, Park. Cuando tenía tu edad, hace algunos años atrás, pensaba igual que tú. Yo creía que era tan pésimo para el canto que pensé que ser abogado era una mejor opción. ¿Y sabes qué? Gracias a un viejo amigo que me escuchó cantar una vez en la terraza, me motivé a hacer esto —se señaló a sí mismo—, un maestro de canto. Tal vez incluso me superes en eso.
Jimin se sintió un poco triste al escuchar eso. No deseaba superar a su maestro de canto. Para él, Seokjin era una persona de respeto, y jamás se dejaría llevar por sus instintos de egocentrismo. Él no era así.
—Mmm... ¿Qué te parece si iniciamos con algo más sencillo, te parece bien? —sugirió Seokjin.
Jimin asintió.
—¿Sabes tocar algún instrumento?
—Solía tocar la guitarra de niño, pero después la dejé por falta de tiempo y me aburría.
—¿Y el piano?
—No.
—Perfecto, empezamos desde ahí —dijo Jin con una sonrisa.
Jimin lo miró, algo confundido pero intrigado por la nueva dirección que estaban tomando.
Jin y Jimin se sentaron en el banco del piano. Jin empezó a enseñarle la canción más fácil: "Estrellita, ¿dónde estás?".
—Y uno... dos... tres —dijo Jin, tocando suavemente las teclas del piano. La melodía simple llenó la sala, creando una atmósfera calmante—. ¿Ves? Es fácil. Ahora te toca a ti.
Jimin, un poco nervioso, colocó sus dedos sobre las teclas. Comenzó a tocar las primeras notas correctamente, pero de los nervios, tocó una tecla incorrecta y se detuvo.
—Está bien, Jimin. Solo respira hondo y vuelve a intentarlo. Recuerda, nadie es perfecto —le animó Jin con una sonrisa tranquilizadora.
Jimin respiró hondo y volvió a intentarlo, sus dedos temblaban ligeramente al tocar las teclas.
Esta vez, se concentró en cada nota, dejando que la melodía fluyera con naturalidad. Finalmente, logró tocar la canción sin errores.
—¡Lo logré! —exclamó Jimin, sonriendo con alivio.
—Sabía que podrías hacerlo —dijo Jin con una sonrisa de orgullo.
Mientras celebraban el pequeño logro, Jimin notó la cámara en el escritorio de Jin y tuvo una idea.
—Profesor Seokjin, ¿podría tomarme una foto tocando la nota? Quiero enviarle una a mi amigo Yoongi. Le he contado sobre esto y creo que le gustaría verlo.
—Claro, Jimin. Será un placer —respondió Jin, tomando la cámara.
Jimin se sentó de nuevo en el banco del piano y colocó sus manos sobre las teclas, listo para la foto. Jin se aseguró de encuadrar bien la imagen y, después de ajustar la lente, tomó la foto.
—Listo. Creo que saliste genial —dijo Jin, mostrándole la imagen a Jimin.
Jimin miró la foto y sonrió, satisfecho. Sabía que Yoongi apreciaría el gesto y se sentiría orgulloso de su progreso.
Después de esa clase, Jimin se dirigió a casa, donde no solo fue recibido por una nueva carta de Yoongi, sino también por una llamada de Jungkook.
—Hey Jimin, perdón por no haber ido contigo a la clase del maestro Seokjin. Me quedé toda la noche y la mañana hablando con Taehyung... Hablando de eso, ¿recibiste la carta de tu compañero de cartas? —preguntó Jungkook con tono culpable.
—Sí, de hecho ya recibí dos respuestas —respondió Jimin con una sonrisa de satisfacción.
—¡Me alegra mucho, Jimin! —exclamó su amigo, emocionado.
—Bien, te tengo que dejar. Voy a responderle —mencionó Jimin, ya pensando en las palabras que escribiría.
—Te dejo, galán. ¿Por cierto, cuál es el nombre de tu chico? —inquirió Jungkook, con un toque de curiosidad y burla.
—No es mi chico y se llama Min Yoongi. Es de Londres —contestó Jimin, riendo ante la insistencia de Jungkook.
—¡Wow, Londres! Siempre he querido ir. Vamos un día, Jimin —propuso Jungkook, emocionado por la idea.
—Dile a tu chico italiano que nos dé el dinero y con gusto —replicó Jimin, riendo.
—Hey, con Taehyung no te metas —protestó Jungkook, defendiendo a su novio.
Ambos chicos se rieron.
—Bien, ahora sí te tengo que colgar —anunció Jimin, sabiendo que debía ponerse a escribir.
—Es perfecto porque me das tiempo de... ya sabes, hablar con Taehyung —comentó Jungkook, en tono travieso.
—Y luego dices que yo soy el galán —bromeó Jimin, riendo.
—¡Ya Jimin ! —gritó Jungkook, fingiendo indignación.
Jimin colgó rápido antes de que Jungkook pudiera seguir con su drama. Sonrió al colgar el teléfono y se dirigió a su habitación, emocionado por leer la nueva carta de Yoongi y ansioso por responderle.
20 de marzo de 1959
Querido Jimin,
Espero que esta carta te encuentre bien. Ha sido un verdadero placer recibir tu última carta y la pequeña foto que enviaste. No sabes cuánto me alegró ver tu sonrisa con la guitarra. Eres una persona muy fotogénica y se nota tu pasión.
Lamento mucho escuchar sobre el encuentro con tu ex. Debe haber sido muy doloroso, pero estoy orgulloso de ti por cómo manejaste la situación. Tu fuerza y dignidad son admirables. Siempre es difícil enfrentar esos momentos, pero estoy seguro de que encontrarás alguien que te valore y te haga feliz.
En cuanto a tu interés por aprender a componer canciones, creo que es una maravillosa idea. La música tiene una manera especial de expresar nuestras emociones más profundas. Yo también encuentro consuelo en la música, especialmente cuando toco el piano. Es un instrumento que siempre ha sido mi refugio.
Vivo en Londres con mi padre, aunque he pasado por muchas cosas difíciles. Mi madre falleció cuando yo era muy pequeño y, aunque no la recuerdo, siempre siento su presencia cuando toco el piano. Mi padre y yo no tenemos la relación más cercana, pero hay una mujer maravillosa llamada Lilia que ha sido como una madre para mí. Ella siempre me ha apoyado y cuidado.
Londres es una ciudad vibrante y llena de historia. Me encanta caminar por sus calles, especialmente por los parques y los lugares donde se puede escuchar buena música. Si alguna vez decides visitar, estaré encantado de mostrarte la ciudad.
Me encantaría saber más sobre tus intereses y sueños. ¿Hay alguna canción en particular que te inspire? ¿Tienes algún lugar en Francia que te guste especialmente? Estoy seguro de que nuestra correspondencia nos ayudará a conocernos mejor y a apoyarnos mutuamente en nuestros sueños y desafíos.
Gracias de nuevo por tu carta y la foto. Espero con ansias tu respuesta y saber más sobre ti.
Con cariño,
Min Yoongi
Posdata: Te envío una foto mía tocando el piano. Es uno de mis momentos favoritos del día. Espero que te guste.
Jimin miró sorprendido la foto, Yoongi era tan guapo. Sonrojado, vio la imagen una y otra vez.
Tomó su pluma y escribió con entusiasmo. Parecía un gatito, uno muy suave y cálido, un gatito negro tal vez... mientras se preguntaba:
¿Cómo se sentiría estar frente a él?
No tenía respuesta a ello, pero tenía la esperanza viva de algún día verlo.
Terminó la carta justo cuando el cartero lo esperaba afuera.
—Joven Jimin, eres el último al que espero recibir tu carta —comentó el cartero con una sonrisa.
—Gracias, señor cartero, me hace muy feliz —respondió Jimin, devolviendo la sonrisa.
El cartero miró sorprendido al rubio.
—Oh, gracias... —dijo, algo desconcertado por la gratitud.
Jimin le entregó la carta y el cartero se fue silbando, esperando la siguiente carta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro