30
Dejó caerse en la silla, suspirando con frustración. Nunca pensó que la universidad fuera tan difícil. Aunque había pedido que llegaran las clases pronto para mantener a su mente ocupada y dejar de pensar en el azabache, la realidad era que estaba más que estresada. Tantos trabajos y tareas para el día siguiente que ni siquiera podía tener un poquito de tiempo libre.
Suspira de nuevo, colocándose auriculares para poder escuchar música relajante que hiciera que su cabeza dejara de doler. Se encontraba en la biblioteca escolar, leyendo un par de libros para hacer una investigación científica sobre los dinosaurios. ¿Para qué? Para sacar un cien en la materia de historia.
"I like you" de Day6 sonaba en sus audífonos, describiendo exactamente lo que su pobre corazón sentía hacia él. A esa persona que no había visto hace ya varios meses. Se siente triste, desganada, sin ganas de hacer nada más que de llorar. Lo extrañaba demasiado que podría ir hasta donde sea que estuviera a buscarlo, aunque probablemente se perdería, pero no le importaba tomar ese riesgo.
Ella podía perderse y el azabache se haría cargo de encontrarla.
—¿Por qué es tan difícil ser feliz?— se preguntó a sí misma, diciéndolo en un tono demasiado bajo para que nadie la escuchara. Aún no lograba entender un sin fin de cosas y no podían ser aclaradas por el gran tiempo que había transcurrido. Lisa solamente le deseaba buenas cosas a JungKook y esperaba poder verlo pronto. Mientras tanto, se tenía que conformar con imaginarse qué estaría haciendo en estos momentos.
Suspira por tercera vez y empieza a escribir en su cuaderno, parafraseando el texto que había leído anteriormente. Para ella, los dinosaurios eran una cosa extraordinaria puesto que eran fascinantes. Eran especies enormes y fuertes que le hacían querer admirarlos. Probablemente ellos nunca sufrieron un 'corazón roto'.
—Oh, ahí estás. Te he estado buscando por todas partes— habla un chico de cabello negro sentándose a un lado de Lisa, sonriéndole—. Sabía que estabas aquí.
—¿Y por qué no llegaste antes, Yu?— habló la chica con una expresión burlesca. Sabía exactamente lo que ese chico lindo quería—. No te voy a hacer la tarea de álgebra.
—Aigoo, ¿por qué no?— hizo un puchero—. No es tan difícil.
—Entonces hazla tú.
Kim Yugyeom es alguien que había conocido en la universidad cuando la emparejaron con él en una tarea en binas, justamente como había conocido a Jeon. Y para desgracia de la chica, ese chico tenía aires de JungKook. Aquel cabello negro con peinado de librito y aquellos ojos brillosos, lo hacían recordarlo. ¿Acaso el destino quería que no lo olvidara? Porque, a pesar de eso, ella se había prometido a sí misma no olvidarlo jamás, pues ese dolor en el pecho no desaparecía de la noche a la mañana.
Yugyeom era igual de divertido que JungKook, mucho de hecho, pero de todas formas preferiría a su azabache. Yugyeom también era tímido, pero preferiría la timidez de su azabache. Yugyeom también era muy lindo, pero preferiría la lindura de su azabache. Y no importaba qué cosa tuviera Yugyeom o cualquier otra persona, Lisa siempre preferiría mil veces a su azabache, porque era la única persona que estaba en su corazón.
Y Yugyeom también se había enamorado de ella.
No lo decía, pero sus acciones y miradas lo delataban, y ésta vez, Lisa se había dado cuenta. Eso sumado a una confirmación por parte de los amigos de él, también compañeros de clase de Lisa. Pero ella no estaba interesada. Y aunque sonara egoísta, no le importaba los sentimientos de alguien más que no fueran del azabache.
Pero, ¿en serio podía esperarlo? Probablemente él ya está de novio con otra persona y ya se olvidó de ella. Lisa no quería ni pensar en eso.
—¿Hola? Tierra llamando a Lisa— habló divertido Gyeom chasqueando los dedos enfrente de ella, haciéndola reaccionar—. ¿Estás bien? Estás muy distraída.
Parpadeó varias veces y repasó la pregunta que se le había hecho. Asintió torpemente.
—Estoy bien.
Por supuesto que no estaba bien. Nadie respondía con sinceridad a esa simple pregunta. No estaba ni lo más cerca del "bien", pero tampoco le podía explicar su situación. ¿Qué pensaría si le dijera que estaba esperando a un primer amor que daba señales de nunca volver? Pensaría que estaba loca o que estaba perdiendo el tiempo y no quería que nadie le abriera los ojos para ver la realidad.
Lo más seguro era que JungKook no volvería, pero si lo hacía, ¿qué pasaría entre ellos? Tal vez sean años para que se puedan volver a encontrar y para eso el amor que se tienen ya habrá acabado.
Suspira por cuarta ocasión y se pregunta una vez más: ¿por qué costaba tanto ser feliz?
—JungKookie, ¿no tienes que irte a Corea ya?
La voz de su madre hizo que girara levemente su cabeza y la mirara. Ya habían pasado muchos meses, en los cuales se habían hecho muy eternos y ya esperaba volver a Corea, pero su madre aún seguía un poco mal y él quería llevársela consigo, porque era obvio que no la dejaría ahí sola.
—No hasta que estés cien por ciento mejor— le sonrió pequeño.
—Pero ya estoy mejor, bebé— dijo amorosamente—. No me duele nada. Además, ¿qué hay de la universidad? No me gustaría que la perdieras y, ¿qué hay de la chica? Te debe estar esperando.
El varón arrugó el entrecejo y miró con confusión a su madre. Él no recordaba haberle contado sobre Lisa o de ninguna otra chica en general. Le había contado varias cosas, pero nada relacionado con chicas.
—¿Chica?
—Lisa— la nombró—. Creo que así se llamaba por lo que me dijo Min Yoongi.
Arrugó aún más el ceño y no pudo creer lo segundo que escuchó.
—¿Hablas con Yoongi?
—Claro— respondió tranquila y se acercó a su hijo, sentándose a su lado y acariciando su cabello—. Desde que te fuiste él me había dado su número; me platicaba sobre lo que hacías y cómo te sentías— explicó—. Además, me dio tu nuevo número, porque cuando te fuiste lo cambiaste, pero no tuve el valor de escribirte porque pensé que no querías saber de mí. Ya sabes, por todas las cosas feas que te dije e hice, y lo lamento por eso.
El azabache escuchaba en silencio y una ola de recuerdos le venían a su mente. Acciones sin sentido que hacía Yoongi y que con razón pasaba casi todo el día en el celular cuando estaba en casa. Como la vez que le tomó una foto comiendo o cuando él sonreía, también explica el por qué tomaba demasiadas fotos en su graduación de la preparatoria o muchas fotos en general. Y todo era con el fin de mostrárselas a su mamá, quien todo este tiempo estuvo más que pendiente de él.
—¿Tienes hambre?— habló nuevamente la mayor—. Desde aquí puedo escuchar a tu estómago rugir.
La señora Jeon estuvo a punto de levantarse cuando JungKook lo evitó. No, su madre tenía que descansar y aunque ya habían pasado un par de meses de los golpes y profundas heridas por parte de su padrastro, estaba en rehabilitación por los diversos huesos fracturados y ligamentos rotos que el innombrable había hecho. No, tenía que cuidar a su madre.
—Yo haré la cena— comentó parándose—. Tú tienes que descansar— recostó a su madre en el sofá y le pasó el control remoto para que pudiera entretenerse mientras él hacía la comida. Su madre bufó.
—Te recuerdo que la rehabilitación es mover las articulaciones lastimadas.
—Sí, pero no en exceso.
—Yah, además no sabes cocinar.
—Tsk, ¿qué no sé?— preguntó ofendido—. ¿No Yoongi te mandaba todo lo que hacía? Deberías saber que cocino excelente.
—Ver para creer.
JungKook rió ligeramente y observó unos segundos a su madre para luego voltearse e ir hacia la cocina. La casa estaba muchísimo mejor después de que su padrastro había sido llevado a prisión por violencia infantil, violencia familiar, pedofilia, alcoholismo, entre otras millones de causas más. Había tardado tres días para que la casa haya quedado totalmente limpia. Ahora tenía un aire fresco, relucía y estaba llena de color.
Revisó el refrigerador y sacó un par de ingredientes para que pueda empezar con la preparación de la cena. Mientras cortaba las verduras hábilmente, recordaba la vez que le cocinó a Lisa y su enorme sonrisa de satisfacción había sido aún un recuerdo reciente. Sonrió sin evitarlo y no mentiría diciendo que no la extrañaba, porque la extrañaba muchísimo.
Sólo debía estar ahí un poco más, al menos hasta que su madre se recuperara completamente porque quería llevarla de regreso a Corea. Sólo debía resistir un poco más.
Sólo un poco.
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