08
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❝Si tuviera un solo día, me gustaría quedarme dormido con tu dulce aroma, si tuviera la oportunidad en mi ocupado horario, me gustaría sumergirme en tus cálidos y profundos ojos❞.
Atte: Un admirador.
P.D: Puedes comer esta nota.
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Leyó aquella carta comestible con una sonrisa gigante. Cada vez las notas comestibles eran más dulces respecto a las palabras y en vez de golosinas, le estaban llegando galletas, aunque de igual manera sabían exquisito. Asimismo, estaba comiendo una galleta mientras recargaba su delgado cuerpo en la espalda del azabache, quedando ella en una posición cómoda mientras que el otro se removía quejándose un poco. Y es que, la amistad entre ellos dos, iba creciendo y floreciendo muy rápido, hasta el punto de que se confiaban todo en un transcurrido tiempo de una semana.
—Tu espalda es muy cómoda, Jeon— suspiró Lisa con una sonrisa. La espalda del varón era muy grande, ancha más bien, que ella podía recostarse y estirarse en ella, sintiendo una calidez inmensa y una comodidad increíble. Podía sentir el calor familiar y corporal que su cuerpo producía, aspirando esa colonia varonil que le provocaba sueño.
—Me la vas a romper— habló JungKook removiéndose un poco—. Quítate, noona.
La fémina había notado el gran cambio que tenía el varón, puesto que ahora le tenía más confianza que era imposible que se callase. Hablaba de cosas absurdas y realmente a Lisa le gustaba que fuera así, que dijera cosas sin sentido porque la hacía reír. Al parecer ser su amiga no había sido una mala opción, sino que todo lo contrario. Estaba más que feliz de tener una relación amistosa con el chico que aún no le veía la cara. Aunque eso último no le importara mucho en ese momento, pues su sola compañía podía arreglar un sentimiento de tristeza para convertirla en felicidad.
—Tu espalda es más cómoda que mi cama, Kookie.
El azabache la miró y achicó los ojos, sonriendo maliciosamente sin que ella pudiera darse cuenta. Tenía algo en mente y esperaba que saliera bien y no la tirase al suelo, pues se lamentaría y le pediría perdón a cada rato. Asimismo, en un movimiento rápido, ella quedó debajo de él, con el rostro de JungKook muy cerca suyo que la sangre se le hizo notar en su rostro. Empezaba a ponerse nerviosa por la cercanía. El varón sólo sonrió bajo la tela y le empezó a hacer cosquillas, alejando todo rastro de nerviosismo en el rostro de Lisa.
Rápidamente las carcajadas alocadas de la pelinegra no se hicieron esperar. Empezó a retorcerse como gusano en su lugar y a decir que pare en un tono entrecortado. Carcajeaba como loca, pero en verdad quería que todo mundo supiera y escuchara que tenía al mejor amigo con ella.
—¡Hey, ustedes!— gritó alguien y ambos se separaron nerviosos, puesto que no esperaban un llamado así con una voz un tanto potente—. ¿Por él nos dejas, Lili?
Lucas la veía con una sonrisa que daba a entender otra situación, cosa que la fémina no logró captar al principio. La chica observó cómo todo su grupo de amigos de cuatro personas se acercaban a ellos rodeándolos. Ellos intentaban crear un círculo alrededor de ellos con una mirada un tanto extraña junto con una sonrisa muy rara; parecía que fueran a matarlos o hacerles quién sabe qué por cómo procuraban que ninguno de los dos saliera del círculo.
—O-Oigan, dan miedo. No hagan eso— exclamó la pelinegra con una sonrisa nerviosa.
—¿Por qué no nos dijiste que tenías novio? Así lo hubiéramos entendido y te habríamos dejado con él— cruzó los brazos Jonghyun.
—Pero en cambio te escabulles y nos dejas de lado— siguió Sulli—. Eso no se hace, Lisa.
Desconcertada, frunció el ceño y su cara se volvió un poema. No entendía a qué se referían ni por qué estaban rodeándolos.
—¿Cuál novio?— dijo y luego hizo un sonido de que ya había entendido, mirando por unos segundos al azabache a lado suyo—. JungKook es sólo un amigo.
El mencionado atrás suyo hizo una mueca y miró para otro lado, intentando no verse afectado por la verdad. Era obvio que no les iba a decir que él le gustaba porque era obvio que no le atraía y ni siquiera le había visto la cara. Además, parecía y se sentía que estaba un poco desesperado por eso; necesitaba ya un afecto de amor, pero debía ser paciente porque las personas pacientes eran las que les iba mejor. Jugó un poco con sus dedos mientras esperaba a que los amigos de la chica dejaran el lugar.
Sí, sonaba egoísta, pero estaban preguntando cosas de las cuales JungKook no quería respuestas.
—¡No me vengas con Adrien Agreste!— señaló Lucas.
—Oigan, si está en una relación o no, no podemos exigirle explicaciones ni presionarla para que nos cuente algo que, tal vez, no sea verdad— explicó Lía, parecía ser la más cuerda del grupo. Las miradas amenazantes de los demás se suavizaron y asintieron lentamente con la cabeza.
JungKook suspiró en silencio y empezó a caminar hacia atrás poco a poco, volteándose después y emprender su camino hacia otro lugar donde no fuera nadie, ni la propia Lisa. Necesitaba despejarse porque empezaba a sofocarse muy feo con el cubrebocas y no quería morir asfixiado. Por eso llegó a un lugar donde no iba ni un alma y ahí pudo quitarse aquella tela molesta y respirar con más facilidad el aire del lugar. Sin duda usar un tapabocas más de la mitad del día era verdaderamente sofocante, tanto que se mareaba algunas veces.
Sacó su celular y abrió la cámara, viéndose horrible por las horribles heridas recientes y pasadas. Pasó la yema de su dedo por ellas, quejándose de dolor cuando tocó una herida abierta y se sintió un idiota por habérselo hecho él mismo la noche anterior. Y es que, ni siquiera sabía por qué había hecho eso.
Suspiró y dejó de pensar en todos sus problemas.
Se recostó en el suelo y extendió sus brazos y piernas, como una estrella de mar, y volvió a suspirar, pero esta vez profundo y despacio. Cerró los ojos intentando reprimir las inmensas ganas de llorar que tenía en esos momentos. Disfrutó un poco de la soledad y tranquilidad del lugar, aunque le gustaría que su amada pudiera estar allí, si tan solo...
—¡Por fin te encuentro!— escuchó una voz detrás suyo y se giró para ver a la chica mirándolo agitada y recuperando el aliento. Parecía que hubiera corrido—. Te busqué por todas partes, ¿por qué desapareciste?
El azabache no contestó nada y bajó la mirada. Por suerte se había puesto el cubrebocas minutos antes de esa repentina llegada, sino quién sabe lo que hubiera pensado Lisa al verle el rostro desnudo. No quería que eso sucediera por ahora. Miró a otro lado mientras que la chica se acercaba a él y se sentaba a su lado, apoyando su cabeza en su hombro y alterando sus emociones.
Al varón no le gustaba que fuera así, que le demostrara cariño o hiciera acciones dulces, porque eso a su corazón le hacía mal. Le hacía mal porque así ella sería todavía más difícil de olvidar si es que era rechazado y eso era lo que realmente quería JungKook: olvidarla y verla nada más como una amiga. Tal y como ella le había dicho a su grupo de amigos, porque no quería lastimarse más por un amor que claramente no era correspondido. Se proponía a hacerlo, pero era meramente imposible.
—¿Sabes? Últimamente me está atrayendo cierta persona...
Genial. Lo que me faltaba, pensó el azabache.
El chico quiso hacer oídos sordos para no escuchar eso, porque sabía que le dolería, así que, ¿para qué escucharlo? ¿Para qué lastimarse más y echarle sal a la herida? No quería escuchar de sus amores porque aquello significaba que estaba muy lejos de ser él.
—Pero, es raro.— continuó—. Es decir, ni siquiera sé si es un hombre o una mujer— se relamió los labios—. Sólo me deja cartas en mi casillero casi todos los días— JungKook abrió los ojos sorprendido. ¿Acaso había escuchado bien? Ahora quería escucharla y saber todo de lo que pensaba de él, o más bien, de la persona de las cartas comestibles—. Raro, ¿no?
Eso para él no era nada raro, ni siquiera una novedad. Estaba bien que a alguien le atrajera otra persona porque le manda notas, le dice cosas lindas, le da dulces o la trata bien. Estaba bien, pero no siempre es con las intenciones que la otra persona piensa. Sin embargo, JungKook lo hacía por el motivo del amor. Algo tan sagrado y lindo para él y escuchar a Lisa diciendo esas cosas sobre él, a su corazón le salía un rayo de esperanza de que pudiera enamorarse de él, pero entonces recordó: a Lisa le gustaba el de las cartas, no él. Pero era él.
Y era como decir: "me gusta el guacamole, pero no el aguacate".
Es decir, eran las mismas cosas, pero con diferentes puntos que lo hacían ser otra cosa. Y el varón por fin entendió eso, que nadie podía amarlo por cómo era porque, ¿quién amaría a alguien con la mitad del rostro desfigurado y horrible? ¿Quién amaría a JungKook? A todo mundo le gustaba la gente con un rostro muy bonito y atractivo, con su buen físico y una sonrisa encantadora. Él sólo podía tener el cuerpo, pero no el rostro.
Así que, ¿por qué la vida era tan injusta para él?
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