Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7

Las apariencias engañan ¿No creen?

La oscuridad no es tan mala después de todo, en realidad la extrañé un tiempo, solo que mi antigua compañera volvió para torturarme unos cuantos años otra vez, ¿de quien hablo?, de la soledad.

Sí, ella.

No la había sentido desde hace muchísimo,

¿Fecha exacta?, 23 de Febrero de 1964, tenía catorce años, cuando caí en mi primer ataque de ansiedad.

¿Por qué?, simple, me hacían bullying en la escuela, a veces sentía que esos comentarios me atormentaban todo el tiempo y mis padres lo notaron, me llevaron al psicólogo, me recetaron antidepresivos y somníferos para poder dormir por las noches.

Sí, era débil, pero no fue hasta que Alexander Molina apareció en mi vida y me ayudó a estar en pie. Tenerlo como soporte me hacía sentir bien, era más feliz de lo que pensé.

Alex no era solo un chico popular y mi mejor amigo, era uno de esos importantes pilares que tenía cuando me sentía triste o volvía a caer en el agujero depresivo que había cubierto con la tierra, solo que, en este caso, ese agujero volvió a ser desenterrado cuando mi mejor amigo murió. Lo desenterré sin haberme dado cuenta de lo que hice.

ᴥᴥᴥ

16 de Abril de 1968

Estaba en la universidad, recorriendo el campus, nos estaban dando un tour por este mismo, mientras yo miraba todas las estatuas que se encontraban en él. Rose, Maximo y yo estábamos juntos, ellos decidieron estudiar psicología conmigo, no obstante, Dylan y Colin se decidieron por estudiar arquitectura y finanzas.

A veces teníamos clases iguales, pero solo nos veíamos en el descanso para hablar todos juntos.

Tristán estaba ocupado encargándose de la compañía, por lo tanto, no teníamos que preocuparnos por si teníamos que trabajar tiempo completo.

Rose, Maximo y yo fuimos a los pasillos para intercambiar libros en nuestros casilleros, cuando abrí mi casillero encontré mis cartas apiladas alfabéticamente y una fotografía de Alex junto a los antidepresivos que debía tomar cuando me sintiera recaer de nuevo. Rose notó mi expresión, cerró el casillero para luego hacerme sobresaltar sobre mi eje y reaccionar a su acción. Posé mi vista en su rostro, estaba preocupada; entonces Maximo también se quedó mirándome y volví a la realidad.

La dolorosa realidad es que, Alex está muerto y no va a volver jamás.

—¿Qué sucede? —apareció una voz acercándose. Colin.

—¿Pasa algo? —preguntó Dylan, miró a Rose quien tenía la mano puesta en la puerta de mi casillero —. ¿Rose?

—Agustina está volviendo a caer —respondió, Rose quitó la mano del casillero para luego cruzarse de brazos.

—¿Tomaste tus pastillas? —cuestionó Colin.

Negué con la cabeza, Colin abrió mi casillero, se detuvo un momento y vio la fotografía de Alex; agarró las pastillas y me las dio. Me miró un tanto preocupado, acto seguido, me abrazó, los demás se quedaron ahí contemplando lo que está sucediendo, me rompí en llanto y no logré contenerme.

Sonó la campana y nos dirigimos a la siguiente clase.

Como ya les había dicho, ellos también eran mi pilar, pero el principal siempre fue Alex.

ᴥᴥᴥ

Tristán Dumont

—¿Dónde está Agustina? —preguntó Pietro.

—¿A ti que te importa? —ataco demostrando que no me intimida.

—Necesito hablar con ella —exigió.

—Ella no quiere hablar contigo —espeto.

—Tristán, por favor, no seas imbécil —dice con sorna.

—Al menos yo no soy el imbécil que la dejó sola llorando —se tensó ante mi comentario, por dentro yo estaba insultándolo.  

Pietro salió de la compañía, hecho una fiera y yo me quedé en mi oficina sin darle importancia a su molestia inmadura de niño rico y mimado.

Él es un manipulador que solo quiere hacerle daño a Agustina con tal de asegurarse de que ella le deje sus bienes. Para ser claros, Pietro y yo tenemos una rivalidad de años, mucho antes de que conociera a Agustina —que gran error por cierto—, pero esa es otra historia que les contaré algún día.

El teléfono empezó a sonar y lo tomé, escuché un poco de ruido y alguien habló:

—¿Tristán? —esa voz suave que siempre me ha encantado, me derritió en menos de cinco segundos.

—Agustina. ¿Cómo estás? —respondí embelesado.

—Bien... Bueno, algo asi —hablaba algo nerviosa.

—¿Qué sucede? —pregunté con el ceño fruncido.

—Colin quiere hablar contigo —le paso el teléfono al rubio —. ¿Hola?

—¿Qué le sucede a Agustina, Colin?

—Casi tiene un ataque de pánico, pero tomo sus pastillas a tiempo y ya se encuentra un poco mejor —me dijo.

—¿Por qué? —pregunto algo agitado.

—En su casillero tiene una fotografía de Alex —cuando dijo eso froté mi rostro con mi mano en una señal de frustración.

Debí imaginarlo.

—Le dije que no se llevara esa fotografía a la universidad.

—Bueno, ya sabes lo testaruda que es.

—Pietro estuvo aquí hace un momento, seguramente va a buscar a Agustina a la universidad, no dejes que la encuentre, ella está muy frágil para tener que enfrentarlo, ahora —puedo sentir la tensión acumulándose en mis hombros.

—De acuerdo, no te preocupes, iremos a la compañía en unos minutos, aún tenemos clases. Te llamaremos si pasa algo más.

—Está bien, gracias por llamar —colgué primero y me recosté sobre la silla.

Pensé como descifrar el verdadero plan de Pietro.

Desde su incorporación a la compañía, las ventas han bajado casi un 60%, las personas están creando muchos rumores sobre movilización de droga, pero nunca tienen pruebas de ello. La policía ha tratado de investigar sobre estos supuestos rumores, no han conseguido nada, aunque siguen investigando, y yo estoy tratando de darles información para salir de estos rumores.

Luego de varias horas, recibí la llamada de mi secretaria, me informó que los chicos estaban esperándome en la sala de juntas para hablar conmigo. Me levanté de mi asiento y me encaminé hacia la sala de juntas. Noté que los muchachos estaban serios, frustrados; me preocupé al no ver la presencia de Agustina, eso me preocupo aún más.

—¿Dónde está? —les pregunté mirándolos a todos pausadamente.

—Está en casa con sus padres, dijo que se sentía cansada —respondió la rubia.

 Asentí mostrando que entendía y entonces me senté. Colin habló:

—Agustina en cualquier momento va a empeorar, hemos estado observando los movimientos de Pietro, está detrás de ella —dijo este apoyando sus manos sobre la mesa.

—Está vulnerable y si es lo suficientemente rápido, aprovechará la oportunidad para ponerla de su lado y obtener lo que necesita —prosiguió Dylan.

—Lo sé, estuvo aquí, me preguntó por Agustina, pero imagino que ya se encargó de averiguarlo por sí mismo —respondí.

—Pietro es peligroso para ella y lo sabes —expresó Maximo sorprendiéndome, mientras veía por la ventana de la sala.

—Lo sé...

—Dimitri llamó, dijo que habló con Agustina ayer —menciona Rose.

—¿Y? —espero que la haya logrado calmar.

—Dijo que ella, a pesar de estar molesta con Pietro, piensa que no es malo. Dimitri trató de convencerla de que Pietro es un chico complicado y debía alejarse de él, pero entró en una crisis y le colgó el teléfono, no han vuelto a hablar desde entonces.

—Está cegada —dedica Dylan —. Pietro se ha vuelto más astuto de lo que pensamos.

—Más astuto, sí, pero hay algo que él no sabe, y es que nosotros ya sabemos lo que hizo el 12 de Abril —puntualicé.

Todos se quedaron callados por un momento mirándome.

¿Qué era lo que sabíamos?, no podemos contarlo aún, porque no tenemos pruebas y con nuestra palabra no podía bastar, debíamos jugar muy bien las cartas que teníamos bajo la manga para lograr convencer a Agustina de lo que estaba sucediendo alrededor de Pietro.

Nos dimos cuenta de que Pietro sabia manipular muy bien, por lo tanto, debíamos tener mucho cuidado con lo que hacíamos. Si cometíamos un error, la vida de Agustina se caería con nosotros y no podíamos permitir eso, ya dejamos a uno de nosotros caer en ese agujero, no podíamos dejar que Agustina también cayera.

No me lo perdonaría nunca si algo le llegara a pasar.

Sus sospechas son ciertas.

Amo a Agustina Monnier.

Esa es la verdad de mi vida, es una verdad que ella no sabrá hasta que todo esto termine, tal vez me diga que no siente lo mismo, pero los Dumont nunca nos rendimos, y si tengo que esperar por ella, bueno, no pierdo nada con intentarlo.

Los Dumont nos caracterizamos por ser de piedra con las personas. Y esta chica, esta chica argentina con su cabello castaño, con sus ojos azules, con sus expresiones ridículas, con su voz frágil y dulce, de niña pequeña, con su tez blanca, con su acento argentino; logró partir a esta roca en dos en tan solo diez años.

Diez años que hicieron que me enamorara perdidamente de esa chica.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro