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Capítulo 6

Un empujón a la verdadera tragedia

¿Alguna vez han sentido el presentimiento de que algo puede cambiar en sus en tan solo unos meses?

¿No?

Entonces creo que soy la única mujer paranoica que está escribiendo un libro luego de 50 años.

En realidad, mi vida cambió en tan solo unos cuantos meses y juro que me arrepentí. Juro que me arrepiento de haber dejado que eso pasase de la noche a la mañana. Fue como si la vida me estuviera preparando para tener que sufrir lo suficiente y luego terminé aquí, escribiendo un libro que lo más probable es que este sea mi único legado. La única cosa que tendrá viva mis recuerdos y mis muertes.

ᴥᴥᴥ

12 de Abril de 1968 – Versalles, Francia

Ya me encontraba en Versalles, estaba en la compañía decorando un poco mi oficina, Tristán había dicho que cuando llegáramos de nuestros viajes, tenía una sorpresa que darnos, y esta fue la sorpresa. Nuestras propias oficinas.

La mía estaba amoblada con sofás blancos y negros —mis colores favoritos—, tenía cuadros que le daban un poco de color, un estante lleno de libros de diferentes géneros y un escritorio en donde se encontraba una placa, decía:

Agustina Monnier – Relacionista pública. 

Tristán se lució con la decoración. Me encantaba tener una oficina en donde tuviera mis cosas preferidas.

Escuché que alguien había tocado la puerta y dejé que pasara.

Pietro...

Con su típico semblante de chico rudo y rebelde, llevaba una camiseta blanca manga larga; las mangas estaban dobladas hasta sus codos; tenía puesto un pantalón beige y unos zapatos negros. Caminó hacia mí y me miró un tanto curioso.

—Hola —hablé

—Hola, argentina.

—¿Cómo te ha ido?

—Bien.

—N-No me enviaste ninguna carta cuando estábamos de vacaciones.

Iba a decir algo, pero fue interrumpido por Colin, quien nos estaba buscando. Fuimos con él y nos dirigimos los tres a la sala de juntas de la compañía. Todos estaban ahí, sentados en diferentes lugares de la mesa, y Tristán encabezaba uno de los asientos en la punta derecha; Dimitri estaba en la otra punta de la mesa.

Noté que faltaba una persona.

Alex.

No había vuelto de su viaje y eso me tenía algo preocupada.

—¿Dónde está Alex? —pregunté mientras me sentaba en el lado derecho de la mesa.

—Dimitri lo ha estado llamando y va al buzón de voz —menciona Colin.

—Seguramente debe estar en el avión —el mayor de los Pierre trata de apaciguar mi tensión.

—Mientras que llega deberías decirnos, ¿Qué sucede Tristán? —pregunta Rose, impaciente.

—Los reuní aquí con la siguiente propuesta. Al ser hoy nuestro primer día en la compañía, quería hacer un tipo de inauguración en la sala principal de la compañía —explicó este.

—Me parece buena idea, pero tendríamos que anunciarlo en una rueda de prensa ahora mismo si queremos que todos vengan —sugirió Maximo cruzado de brazos.

—Estoy de acuerdo con Maximo —apoya Colin.

Dylan, Pietro y Rose asintieron al mismo tiempo, todos posaron sus ojos en mí para saber lo que opinaba al respecto, miré el asiento de Alex y la intranquilidad estaba surgiendo.

—Perdón, pueden hacerlo, estoy de acuerdo con todos, pero... Estoy preocupada por Alex, no ha llamado y no creo que esté en el avión —confesé —. Además, es su cumpleaños, él no es de los chicos que se esconde cuando es su cumpleaños.

No dijeron nada,

Dimitri siguió llamándolo a su casa, nadie respondía. Me estaba empezando angustiar. Alex no era de los que se perdía asi como asi, siempre nos llamaba cuando llegaba tarde a alguna parte, no dejaba a nadie con la preocupación al límite.

Tuve un mal presentimiento, algo en mi cabeza me decía que pudo haberle pasado algo, y para mi sorpresa... Sí pasó.

ᴥᴥᴥ

Alexander Molina

11 de Abril de 1968

Estaba en la fila que me llevaba en dirección a la entrada del avión que nos llevaría a mi padre y a mí de vuelta a Versalles.

Me la había pasado muy bien en España, visité a mi madre, a mi hermano y visité a mis amigos de mi vieja escuela. No la había pasado tan mal como yo pensaba. En realidad, fue más divertido de lo que creí, pero sí que extrañé los besos de Dimitri; su aroma; ver sus ojos avellana; ver cada facción de su rostro precioso.

Me gustaría pedirle que seamos pareja cuando regrese a Versalles, tengo las esperanzas de que me diga que sí.

No quiero perderlo.

Nunca.

Extrañé a Agustina, después de todo, es mi mejor amiga, la que siempre me ha apoyado y la que me sigue apoyando en cuanto a mi orientación sexual.

Cuando se enteró lo que pasaba con Dimitri y yo, pensaba que me diría algo malo o que ya no sería mi amiga por el simple hecho de ser una abominación. Resultó ser diferente, más de lo que yo había imaginado.

Quería darle un beso en esa boca que tiene, pero me aguanté, porque sé que no le gustaría. Adoro a Agustina Monnier, nunca en mi vida había conocido a alguien tan especial y pura de corazón como ella, espero que jamás le hagan daño.

Luego de varias horas de espera, le dije a papá que me esperara en la fila, mientras que yo iba a buscar un teléfono público y asi hablar con Dimitri y reportarme con él. Encontré el teléfono y marqué el número de su casa, me había respondido una de las sirvientas, pero esta le hizo llegar el teléfono a Dimitri. 

—¿Sí, diga? —su voz de macho alfa me encanta, ¿se los había dicho?

—Creí que me olvidarías si no te llamaba, alfa —se rió y yo también lo hice.

—Jamás te olvidaría, Alex —su voz se volvió tierna en ese momento.

—Mi padre y yo estaremos llegando mañana por la mañana a Versalles — informé.

—Oh, pensé que llegarías hoy en la tarde.

—Atrasaron el vuelo unas horas.

—Entonces, se lo diré a los chicos.

—¿Cómo está, Agustina?, ¿has hablado con ella? —pregunté.

—No lo sé exactamente, me dijo que mañana iría a la compañía para platicarnos todo, quiere que estés presente tú también —respondió.

—Sí, dile que la quiero y que no se preocupe, yo estaré allí —nos quedamos un rato en silencio —. Bueno, debo irme. Nos vemos mañana, alfa.

—Nos vemos, amorcito —era la primera vez que me decía asi.

Sonreí como un bobo enamorado. Joder, ese chico definitivamente me hacía sentir genial, lo amo demasiado y ahora que encontré a alguien que me ama no, puedo desaprovechar la oportunidad de pedirle que sea mi novio, es que en serio lo amo, ya quiero estar en Versalles y besarlo hasta que nos quedemos sin oxígeno.

Ya todos los pasajeros estaban empezando a subir al avión, yo corrí para alcanzar a papá. Subimos, escogimos nuestros asientos y nos sentamos en estos, una de las azafatas nos ofreció vino a ambos —estábamos en la sección de primera clase— aceptamos las bebidas y esperamos a que el avión despegara. Estaba mirando por la ventanilla y vi el sol radiante se parecía a Dimitri.

¡Dios! Como adoro a ese hombre, joder.

Cerré los ojos y me recosté en el asiento, quería descansar, estaba muy agotado.

Estuve pensando en Dimitri; en como sería ver su reacción cuando le pida ser mi novio.

El escenario era la compañía, todos en una fiesta elegante como si fuera la inauguración, lo vi con traje negro; dios santo me encanta verlo con traje. Dimitri estaba con Tristán, Colin y Maximo, mientras que yo me encontraba con Agustina.

Me separé de nuestro círculo confidencial y subí a una de las escaleras que estaban en una pequeña esquina. Llamé a todos para que me prestaran su atención.

—Damas y caballeros, quiero dar un pequeño anuncio —todas las miradas se posaron en mí —. Esto sonará un poco cliché y hasta ridículo, pero eso es lo que hace el amor, ¿no?

Todos a mi alrededor ríen por mi comentario.

 —Lo que quiero decir con esto es que... Dimitri Adrien Pierre, ¿te gustaría ser mi novio? —fue difícil, pero al fin logré decirlo en voz alta, todos me miraron y Dimitri tenía una cara de asombro.

—¡Sí! —gritó por lo alto dando a entender que estaba muy contento con la pregunta

Todos aplaudieron. Yo bajé de las escaleras, me acerqué a Dimitri y le di un beso apasionado, se me habían salido las lágrimas, pero él se encargó de removerlas de mi rostro. Luego de separarnos del beso, nos abrazamos y todos los demás empezaron a felicitarnos. Me sentí feliz, eufórico y agradecido.

Vi mi vida pasar rápido, ya tenía una casa con Dimitri, habíamos adoptado un niño, teníamos una familia.

Estaba en paz.

Por primera vez, me sentía en paz.

Y asi me mantuve, en paz, como un alma que ya había vivido lo suficiente, me sentía bien, estaba en un paraíso hermoso lleno de flores. Pensaba que estaba en un sueño interminable y asi fue.

Estaba dormido para no volver a despertar.

Estaba muerto.

Todo estaba negro, no veía nada.

Estoy muerto.

ᴥᴥᴥ

Agustina Monnier

12 de Abril de 1968

—¿Dimitri donde está Alex? —pregunté a Dimitri angustiada.

Llevábamos horas sin saber de Alex, no teníamos ni idea de donde estaba, su padre no llamaba, llamamos a su casa y nadie atendía, no quería pensar nada malo, pero ya era tarde, había pensado en todas las probabilidades de que algo malo le haya ocurrido.

Dimitri nos había dicho que Alex lo llamó el día anterior, después de eso no volvió a saber nada de él. Tenía un mal presentimiento, sentía como mi corazón se aceleraba cada minuto.

Estábamos en la casa de los Pierre, nos ubicamos en la sala principal en donde se encontraba el teléfono de la casa esperando la llamada de Alex o de su padre. El Sr. Pierre estaba con nosotros, puso la radio unos minutos. En la radio se escuchaba el programa de noticias, entonces uno de los locutores mencionó algo sobre un accidente ocurrido el 11 de Abril de este año. 

—Des sources fiables nous ont fait savoir qu'hier, 11 avril à 17 heures, un accident s'est produit avec l'un des avions de la compagnie aérienne Air France. Des rumeurs nous sont parvenues selon lesquelles l'accident serait dû à une panne technique de l'un des principaux moteurs de l'avion. Ils embarquaient 30 passagers, pour l'instant les noms de certains passagers sont inconnus. Les noms révélés au public étaient les suivants: Colette Lambert, Giselle Monet... —tragué saliva y escuché los últimos nombres —. Damon Benoit, Alexander y Ricardo Molina.

<<Fuentes confiables nos han informado que el día de ayer, 11 de Abril a las 5 pm, ocurrió un accidente con uno de los aviones de la aerolínea Air France. Nos llegaron rumores de que el accidente surgió por una falla técnica en uno de los motores principales del avión. Abordaban 30 pasajeros, por ahora se desconocen los nombres de algunos de los pasajeros. Los nombres que se revelaron a la luz pública fueron los siguientes:... deje escuchar los nombres para luego posar mi vista en Dimitri, en Pietro y en todos los demás. Damon Benoit y Alexander y Ricardo Molina>>.

Al escuchar sus nombres me quedé paralizada, lo que provocó un nudo en mi garganta. No quería creerlo, era imposible que algo asi pasara. Miré a Dimitri, estaba igual de impactado que yo, no podíamos entender esto, los demás nos miraron esperando nuestra reacción, estaba entre sí gritar o llorar o enojarme.

Me atreví a decir: no, no, no, no por lo bajo; luego ir subiendo cada vez más de volumen de mis palabras, me levanté del sofá y empecé a dar vueltas en círculos. Pietro me miraba atentamente.

—¡Esto no puede ser!—rompí en llanto, Pietro se dirigió a mí para abrazarme fuerte y evitar que me desplomara en el suelo —. ¡Alex!, ¡No puede estar muerto!

—¡No! —exclamó Dimitri tirando el teléfono al suelo.

—¡Dimitri tranquilo! —intervino Colin calmando a Dimitri.

—¡Alex no, por favor! ¡Pietro, por favor dime que eso es mentira, que él no está muerto, que eso no es cierto!—le pedí a Pietro que me dijera que eso no era cierto, no podía aceptar que mi mejor amigo había muerto.

Esto debía de ser un sueño, un mal sueño...

Seguía llorando, no podía parar de llorar. Sentía un vacío, un gran vacío; ese vacío que sientes cuando te enteras de que te quitaron a la persona que más querías en este mundo, la persona más amada de tu mundo.

No lo soportaba, no lo aceptaba, pretendí no llegar al punto de correr a buscar el cuerpo de Alex, pero entonces el locutor volvió a hablar:

—On vient d'être informé qu'ils ont retrouvé parmi les sinistres aériens, le corps de l'adolescent de 18 ans qui reçoit le nom d'Alexandre Molina, le corps se trouve au commissariat de Versailles, il est en cours d'examen par un médecin légiste à ce précis moment —dicho eso miré a Dimitri y ambos nos entendimos con solo mirarnos mientras que los demás tenían el ceño fruncido. 

<<Nos acaban de informar que encontraron entre los desastres del avión, el cuerpo del joven de 18 años que recibe el nombre de Alexander Molina, el cuerpo está en el departamento de policía de Versalles, está siendo revisado por un médico forense en este preciso instante>>.

Entonces, Dimitri y yo nos encaminamos en dirección a la puerta de la casa, salimos y subimos a su auto, los demás trataron de detenernos; sin embargo, no lo lograron porque Dimitri había acelerado.

Llegamos al departamento de policía de Versalles, preguntamos incesantemente sobre el cuerpo de Alex, quería saber donde estaba mi mejor amigo o al menos saber si su cuerpo estaba bien o si seguía respirando.

Que tontería, lo sé...

Al principio nos evadieron, pero Dimitri hizo hasta lo imposible para ordenarle a un detective que por favor nos dejara ver su cuerpo.

Entramos a la oficina del forense y ahí estaba...

Alex...

Mi mejor amigo estaba pálido, no parecía tener vida alguna, me quebré cuando lo vi asi. Dimitri me abrazó débilmente, me aferró a él, me acerqué al cuerpo de Alex, se veía tierno con los ojos cerrados, le pregunté al forense lo que descubrió en la autopsia y me dijo lo siguiente:

—No debo compartir esos datos con desconocidos, lo siento —me respondió, intente hablar, pero Dimitri lo hizo primero.

—Ella era su mejor amiga y yo... —quiso decir que eran pareja, se contuvo porque no podía decirlo abiertamente aún ante el público —, soy Dimitri Pierre, era su amigo.

—Oh, en ese caso. Él no sufría ninguna enfermedad preexistente, lo que quiere decir que la causa de su muerte fue totalmente producido por el accidente, parece que estaba dormido durante el vuelo antes de que sucediera... lo lamento —nos miró con lástima y mis ojos estaban acumulando muchas lágrimas.

—Gracias... —no pude decir nada más sin intentar romper en llanto.

Me fui de la oficina y me quedé en la sala de espera del departamento.

No podía creer lo que había visto.

Alex muerto frente a mis ojos.

Él tenía mucho por vivir; tenía planes con Dimitri, ambos iban a tener una relación seria, pero la vida se lo arrebató todo a Alex. No podía aceptar que haya pasado esto, pensaba que había un 20% de probabilidad de que se tratara de un sueño interminable, no quería que esto fuera verdad. En realidad, en ese momento, no quería nada...

Solo a mi mejor amigo de vuelta aquí conmigo abrazándome y hablándome con su voz española que siempre me sacaba una sonrisa.

Dolía.

Dolía mucho. 

Me ardía.

Era como una grieta bien abierta en mi corazón.

Sé que Dimitri está sintiendo lo mismo que yo, ambos perdimos al chico que nos hizo la vida hermosa con solo existir, con solo respirar, con solo sonreírnos a todos. Él hacía que todo en la vida pareciera más fácil, ahora todo se volvió diferente, ya no había colores vivos en la ciudad, solo había nubes grises; todo era gris a mi alrededor, no sentía nada, no sentía calor, ni frío, era como si yo estuviera muerta. En efecto, lo parecía, parecía estar muerta solo que, por dentro.

Alex era mi mejor amigo de muchos años y siempre lo quise como un hermano para mí. .

Hoy, 12 de Abril, era su cumpleaños, y el día de su cumpleaños, Dimitri le iba a pedir que fueran pareja.

Si, yo lo sabía, sabía que Dimitri había esperado desde hace mucho para preguntárselo, ¿y qué mejor momento para hacerlo que el día de su cumpleaños?. Creo que el universo le gustaba ver sufrir a Alex, verlo enojar, verlo llorar cuando se sentía solo.

El Sr. Pierre nos propuso que hiciéramos un funeral memorable para él, con sus más allegados y con parte de su familia, pero entonces recordé que, ni su madre, ni su hermano lo sabían aún, no faltaría mucho tiempo para que los periódicos lo saquen a la luz.

Luego de que Dimitri y yo organizáramos —dolorosamente— el funeral de Alex, le hice una carta a su madre y a su hermano para darles la noticia. Al principio me dolió hacer la carta porque sentía que estaba haciendo el acta de defunción de mi mejor amigo, pero es lo que él hubiese querido.

Dimitri me acompañó durante la escritura de la carta y esta decía lo siguiente:

Para: Teresa Campos de Molina

De: Agustina Monnier y Dimitri Pierre

Querida Sra. Campos, sé que esto será difícil de asimilar, lo sé porque yo también lo estoy sintiendo. Cuando lea esto, al principio se preguntará:

¿Qué habrá pasado con Dimitri y yo?

No nos sucedió nada, señora, si eso se preguntaba. Aunque, sí les pasó algo a su esposo y a su hijo menor.

No es fácil de decir por qué también me duele darle la noticia, estaba mal y cuando me enteré no quise aceptarlo.

Alex y el Sr. Molina... Están muertos....

Me quebré, al terminar de escribir la carta, apareció alguien detrás de mí para abrazarme. No era Dimitri porque él estaba a mi lado derecho. Cuando abrí los ojos noté que ese alguien tenía un semblante suave y tranquilo, entonces me habló:

—Lo siento mucho Agustina. Dimitri, también lo siento —Tristán intenta reconfortarme con sus palabras.

Los demás estaban ayudándonos a organizar todo con cierta nostalgia y melancolía. Todo se veía apagado, me sentía mal al ver que el 12 de Abril, no se celebraría un cumpleaños, sino un velorio. El velorio del chico más dulce y tierno que había conocido.

El velorio de Alexander Molina.

—Esta reunión debería ser de cumpleaños, no de funeral —expresé entre sollozos.

—Alex era un gran hombre, todos lo queríamos mucho, hasta yo quería a ese español —menciona Tristán tratando de seguirme consolando.

—Un gran amor... —murmuró Dimitri con los ojos empañados de lágrimas.

—Si... —afirmó Tristán.

—No puedo aceptarlo, él no debió morir asi —murmuré por lo bajo reprimiendo un gran llanto.

Tristán me aferro más él, me separé de su cuerpo un momento y vi que Dylan abrazó fuertemente a Rose para evitar desplomarse también. Me acerqué a la rubia, Dylan se alejó y la abracé. Dimitri se unió a nosotras.

Era doloroso.

Nos habíamos imaginado decorando el salón con globos de colores, un gran pastel y Alex con un gorrito ridículo de cumpleaños, pero la realidad nos abofeteó para despertar en la realidad.

La realidad era que, Alex ya no estaba con nosotros, no podía aceptarlo aún, solo ver la corona de flores blancas, su fotografía, el altar, todo con negro, era nostálgico. Antes el negro era mi color favorito, ahora lo detestaba, odiaba el negro, me recordaba el hecho de que Alex estaba muerto.

ᴥᴥᴥ

Los chicos y yo estábamos en el velorio, no queríamos que los reporteros vieran el ataúd, tampoco que publicaran su muerte en el periódico para respetar su memoria. Lo llevaríamos luego al cementerio, así que, queríamos decir unas palabras.

La madre de Alex había llegado, lo primero que hizo fue romper en llanto cuando vio el ataúd de su hijo menor. El Sr. Pierre la abrazó para asi, apartarla de allí. El hermano de Alex, Diego, se había acercado a ver a su hermano menor dentro del ataúd, reprimió un llanto, calmó a su madre y se sentaron a contemplar el velorio.

Tristán estaba dándome ánimos silenciosamente para que yo dijera unas palabras con Dimitri. Nos levantamos de nuestros puestos, dimos unos pasos para llegar al altar, quisiera decir que me mantuve fuerte, no obstante, las lágrimas se me salieron y se deslizaron hasta mis mejillas. No encontraba mi voz al principio, aunque logré decir algo:

—Alex... Era mi mejor amigo... Recuerdo que el día en que llegaron a la compañía, estábamos todos allí, yo estaba con Rose en la sala de espera... Estábamos dibujando en nuestras hojas de papel que tenían información importante de un informe que necesitaban nuestros padres —el recuerdo traspasó mi mente y al recordarlo sonreía, sollozaba y también miraba en dirección a Rose para deducir si recordaba ese día. En efecto, lo recordó al igual que yo —. Nos llamaron la atención por eso. Alex había llegado con su padre, tomados de la mano, él tan pequeño y vulnerable, parecía un ángel. Se acercó a nosotras y nos habló con su acento español, nos hizo reír al principio.

Las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos, estuve a punto de quebrarme justo ahí, no lo hice y proseguí:

—Alex fue un gran amigo; un gran hombre; un gran hijo; un gran hermano y una gran pareja... A él le hubiese gustado estar aquí para celebrar su cumpleaños —me detuve un momento y vi el rostro de la Sra. Campos —. Él y yo íbamos a ir juntos a la universidad, iba a comprar una casa para usted Sra. Campos...

La Sra. Campos rompió en llanto y se aferró a su hijo mayor. Dimitri dijo unas palabras:

—Iba a pedirle que tuviéramos algo serio... Iríamos a vivir un tiempo en España para estar con usted Sra. Campos y Diego... —la mención del nombre del hermano mayor de Alex lo sorprendió —... Él quería hacer muchas cosas luego de regresar, pero el universo no quería que él cumpliera sus sueños, asi que le arrebato la vida —Dimitri se tensó tanto que sus lágrimas eran más de impotencia que de tristeza.

Bajamos del altar y tomamos asiento.

Minutos después estábamos en el cementerio. Había unas cuantas rosas blancas sobre su ataúd, todos habían puesto una, luego lo hice yo, me dolió hacerlo. Sin embargo, me traté de mantener firme y no perder la cordura y evitar volverme loca por el dolor.

Luego de enterrar por completo el ataúd, me quedé parada mirando su lápida:

Alexander Molina

12 de Abril 1949 - 12 de Abril de 1968

"El mejor hombre y amigo que existe"

Una lágrima salió, se deslizó lentamente por mi mejilla, la sequé rápido y Dimitri se dirigía hacia mí:

—No tienes que secar tus lágrimas —me había visto secarme la lágrima. No dije nada, mantuve mi vista en la lápida y siguió hablando —. No es justo que esto le haya pasado.

—No... No es justo —apoyé —. ¿Qué harás ahora?

—Me iré de Versalles —confesó vacío y con simpleza, yo quedé rígida y confundida. Lo miré con el ceño fruncido y él hizo lo mismo para luego agregar —. No tiene sentido que siga aquí lamentándome por la muerte de Alex, él hubiese querido que siguiera con mi vida y eso es lo que voy a hacer. Voy a vender mi parte de la compañía, y Diego comprará las acciones de Alex. Por ser el hijo mayor, no le queda de otra que quedarse aquí en Versalles y seguir con el legado de su hermano.

—¿Crees que sea buena idea? —cuestioné.

—Es lo mejor, asi no sufriré más por tener que lamentarme y culparme por su muerte.

—No vendas tu parte de la compañía —frunció el ceño y me miró —. Ambos sabemos que te vas a sentir vacío, pero si no la vendes, podrás trabajar con nosotros desde donde quieras, seguirás siendo parte de la compañía, Colin se encargará de la familia, yo te reportaré todo lo que pase, ¿de acuerdo?

Al principio dudó, pero luego agregué:

—No me dejes sola, Dimitri, sé que esto duele, pero si tú no vendes tu parte será mejor, tú necesitas a alguien que te ayude y yo lo puedo hacer, ve a donde quieras, no saques tu parte de la compañía. Por favor —supliqué.

Apretó un poco los labios en muestra de frustración, luego suavizó el rostro con una mirada compasiva y empática. Asintió y nos abrazamos fuerte.

A partir de ese día, las cosas iban a cambiar, no solo en la mía, sino en la de Versalles, los Dumont y los Pierre.

ᴥᴥᴥ

Versalles – Francia, 12 de abril de 1968

El dolor...

El dolor es más que solo una sensación, es un sentimiento agrio que te amarga la boca con solo decirlo, sea en francés o en otro idioma, tiene el mismo significado y produce la misma amargura cuando sale de nuestras bocas. Parece irónico, yo hablando de dolor cuando mi mejor amigo sintió más dolor que yo. La mitad de mi alma era él y solo él, quise darle todo lo que quedaba de amor de mi parte para que jamás le faltara nada, pero la vida me lo arrebató. No quiero tener que sufrir asi porque sé que él me diría algo como: "¡Joder Agustina, deja de llorar por mí, estoy bien! O algo parecido, ya hasta se me está olvidando su voz española. 

Su muerte me está atrayendo otra vez a la depresión, otra vez estoy cayendo a ese agujero sin fondo, a ese lugar oscuro en donde me siento culpable por existir.

Dimitri decidió al final que se iría a Madrid, en donde vivía la madre de Alex para cuidarla, mientras que Diego, su hermano, se ocupaba de comprar las acciones de Alex y estar en su lugar. Al menos Dimitri va a estar con su suegra, para tener a alguien que lo ayudase a avanzar.

Me dijo que estaría llamándome a mi casa de vez en cuando para saber como iban las cosas en la compañía y para saber como se comportaba Diego. Me dijo también que volvería en Julio para ir al aniversario de la ciudad —no se lo perdería por nada del mundo, claro—, me dijo que Colin se encargaría de la familia y que le enviaría reportes de la compañía una vez al mes para estar al tanto de todo.

Al menos todos decidimos ayudar a Dimitri a superar esta etapa.

A mí... Bueno, a mí me están ayudando, pero no es suficiente.

Mis padres dijeron que debía tomar antidepresivos para evitar caer y volver a ser la adolescente frágil y depresiva que era antes. Tristán y Rose me ayudan a superar esto.

Más Tristán.

Se ha portado muy amable conmigo últimamente y eso me agrada de él. Él solo parecía de piedra por fuera, pero por dentro era un chico tierno y dulce, solo cuando entra en confianza y lo conoces mejor.

Mientras que Pietro... Bueno Pietro es otra historia, no me ayudó a mantenerme en pie cuando más lo necesité y tampoco quiso ir al funeral de Alex.

¿Qué le pasaba?, no tengo ni la más mínima idea.

No quería verlo desde que me rechazó la invitación, pero no es porque me haya rechazado, sino porque fingió no estar en su casa durante la ceremonia y eso me molestaba, eso me enfadó mucho.

Las apariencias engañan después de todo.

Ahora no tengo lágrimas de tristeza, sino de impotencia y enojo, quería darle una bofetada a Pietro cuando lo viera, pero no quiero hacer un escándalo nacional.

Creo que mañana será el peor día de mi vida.

Atentamente, Agustina. 

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