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Capítulo 21

¿Rose secuestrada?

Ciudad del Vaticano

Diego Molina

Pietro es un verdadero canalla de la peor clase.

Después del intento de asesinato hacia Amber fue suficiente para lograr que la Interpol pusiera a los mejores de sus agentes encubiertos y vigilancia.

Estoy con el agente Collins y Clara en un edificio vigilando los movimientos de Pietro a la distancia. El italiano logró tener más cojones de lo que pensé. No me sorprende nada de lo que ha estado pasando, esto fue lo que intentó hacer su padre, pero traficando armas por toda Latinoamérica.

—Sigue caminando —informa Clara que es su turno de vigilar —. Tal vez sepa que lo estamos vigilando.

—Puede ser el líder de la mafia, pero a veces se le escapan cabos sueltos — mantengo mi vista en la ventana —. Necesitamos vigilarlo el tiempo que sea necesario.

Ambos asienten y yo me dirijo al techo del edificio en donde tengo mi equipo de vigilancia. Llevamos horas viendo como la gente ovaciona a Pietro; como su santidad, como su rey y lo que no saben es que su rey es un jodido mafioso que no hace más que tocarme los cojones.

El teléfono que instalé en el techo empieza sonar, lo tomo y contesto. 

—Molina.

—Hola, mon amour —me contesta Dimitri, en estos momentos necesitaba escuchar su voz al menos unos minutos.

—Hola, mi amor —sonreí.

—Perdóname que te moleste, pero... —hace una pausa —. Necesitamos saber si han notado algo sospechoso.

—No —respondí —. Clara asegura que podría haberse dado cuenta que lo vigilamos, pero no me convence, algo está tramando. ¿Cómo está, Nathan?

—Está bien, está aquí con nosotros —me lo imaginaba.

—Necesito que todos estén atentos ante cualquier movimiento extraño.

—No te preocupes, Diego —aparece la voz de Tristán —. Estaremos bien.

—¿Han sabido algo de Dylan y Rose? —les pregunto, no sabemos como están desde que se fueron a su luna de miel y eso nos preocupa a todos.

—Parece que tuvieron una pelea hace unos días —¿pelea?, ¿en serio?, ¿a estas alturas? —. Dylan nos dijo que estaban teniendo problemas con los cambios de humor de Rose últimamente.

—A estas alturas no deberían pelearse —me quejo entre dientes, pero igual se escucha en la otra línea.

—Nosotros nos encargaremos de eso, mi amor —me responde Dimitri, quien entiende la indirecta. Joder, ese tío me conoce más que nadie —. Suerte y ten cuidado.

—Au Revoir.

Cuelgo y fijo mi vista en los siguientes movimientos que hace Pietro. Entra a la capilla y me mantengo quieto hasta que lo veo en su oficina que tiene y que da hacia el balcón. Discute, ordena y grita como siempre ha sido, no me sorprende, eso era lo que hacía cuando su padre estaba en el mando. Bajo a la habitación y logro escuchar que Clara y Collins están oyendo las grabaciones de voz que son transmitidas por medio de un micrófono que yo había instalado en la oficina de Pietro.

—¡No voy a aguantar las incompetencias de alguien que no es capaz de envenenar a una simple e insignificante chica! —grita regañando al que supuse que era uno de sus hombres.

—Lo siento, señor —responde el hombre —, no volverá a pasar.

—¡Por supuesto que no volverá a pasar! —vocifera y de un momento a otro, un disparo que se oyó certero y profesional. Luego, silencio —. Llévense a esta basura, a la bodega y que hagan con él lo que quieran. Necesito que vigilen el perímetro, no quiero gente de la Interpol aquí, y no olviden: Voglio che tutti siano preparati e questa volta non voglio errori.

<<Quiero que todos estén preparados y esta vez no quiero errores>>.

—Sí, señor —se van y lo dejan solo en la oficina. 

¿Prepararse?, ¿para qué?

En ese momento tuve un muy mal presentimiento.

—Tenemos que ir a Versalles —exigí y ellos me obedecieron sin titubear.

ᴥᴥᴥ

Versalles – Francia

Lo primero que hice al llegar a Versalles fue reunir a todos en la compañía y reportarles lo que Collins, Clara y yo escuchamos en la grabación. Hicimos teorías, conjeturas, todo tipo de cosas para descifrar lo que Pietro está planeando esta vez.

De repente, la pelea de Dylan y Rose llegó a mi mente, tal vez Pietro los vigilaba o tenía a sus hombres rodeándolos. Lo primero que pensé fue en llamar a Dylan, pero luego, Dimitri apareció con un teléfono celular en mano.

—Rose está desaparecida —cuando mencionó la palabra desaparecida, maldije con todas mis fuerzas en mi mente y apreté la mandíbula.

—Al Vaticano, ahora —les ordené a Clara y a Collins, quienes obedecieron —. Collins, necesitaremos que dupliquen la seguridad de las mansiones Dumont y Pierre, también la casa Monnier y Blanc, y en la compañía. Quiero agentes encubiertos en la capilla y que averigüen algo sobre Rose Pierre. Ahora.

—Yo iré con ustedes —me dice Maximo.

—No.

—Yo también —se levanta Tristán.

—Y yo —acto seguido, se levanta Colin.

—Yo también iré —impone Dimitri.

—No, tú te quedarás aquí, Amber y Agustina te necesitan aquí.

—Necesitamos a Rose, Diego —la voz de Agustina aparece en la sala, poso mi mirada en la suya y noto que está más que molesta, pero la situación la ha convertido en toda una mujer madura—. Nosotras nos sabemos cuidar solas, pero necesitamos saber que Rose está bien.

Miré a cada uno de los chicos a los ojos para saber de sus opiniones. Tristán me dio una mirada de: "yo la escucharía si fuera tú", a lo que revoleé los ojos y asentí con la cabeza.

—Fontaine —llamé a Clara por su apellido —. Te quedarás cuidando de Amber y Agustina. Los demás, vamos.

Agustina y Amber se despidieron de los chicos al igual que Clara. Me fui a mi oficina para colocarme mis armas en la cintura y escucho los pasos de alguien acercarse. Ahora no quisiera tener esta conversación porque sabe que estoy furioso con él.

—Sé que estás enojado —me conoce mejor que yo mismo. 

 No respondí.

Seguí guardando las armas que necesitaría para la búsqueda y él se acercó abrazándome desde atrás y acariciando mi pecho como me gusta.

Joder, este chico me va a volver loco.

—Solo quiero ayudarte —me dijo y yo apreté mis labios para contenerme y no devorar los labios del rubio francés.

Me volteo hacia él y me fijé en sus ojos avellana que tanto me gustan.

—Te amo —le digo y lo beso en sus labios con tanta locura que no le doy tiempo para tomar aire.

Duramos unos minutos besándonos con esa pasión que siempre tenemos el uno por el otro y nos vamos agarrados de la mano de la oficina. Cuando llegamos al lobby, veo a un montón de agentes de la Interpol preparados y listos para seguir mis órdenes.

—Quiero a todos atentos, en el momento en que lleguemos al Vaticano —empiezo —. No quiero errores, ni incompetencias. Necesito resultados, buenos resultados. Iremos a la búsqueda de Rose Pierre; rubia, ojos avellanas, tez blanca, está embarazada, así que hay que tener mucho cuidado. ¡Vamos!

Dicho eso, nos dirigimos a las camionetas que nos llevarían a los jets privados para pasar desapercibidos.

ᴥᴥᴥ

Ciudad del Vaticano

Estábamos en el edificio en donde anteriormente nos encontrábamos Clara y Collins vigilando entre la multitud. La mitad de los agentes encubiertos estaban conmigo, Tristán y Maximo, mientras que, la otra mitad estaba con el agente Collins, Dimitri y Colin. Esta misión debía salir lo más perfecto posible, Pietro es muy inteligente y sabe cuando se siente vigilado, asi que tratamos de evitar llamar la atención del público.

El bullicio casi me revienta los tímpanos por la cantidad de gente que se encontraba allí en la plaza. Nos tratamos de mezclar con las personas, los gritos se pronunciaron aún más cuando el "nuevo Papa" se mostró ante la gente como su rey en el balcón de la capilla. Ver a Pietro con sus manos elevadas como si fuera un dios omnipotente me causó tanto enojo, que recordé las palabras de Alex en ese momento:

<<Pietro se sentirá un dios cada vez que logre hacerte enojar Diego, pero si le demuestras total indiferencia, lograrás ser tú el que lo hará sentirse como una escoria a la hora de atraparlo. Es solo cuestión de que entiendas sus actitudes, debilidades y fortalezas>>.

Tenía razón, mi hermanito menor tenía más que razón; era muy acertado.

Tristán, Maximo y yo nos adentramos a la capilla lo más normal posible, logramos ver monjas un poco preocupadas, sus manos temblaban, rezaban todo el tiempo que podían y eso encendió mis alertas, tal vez ellas eran cómplices de Pietro. Mantuvimos indiferencia por un momento hasta que Tristán nos dirige a la oficina de su santidad.

Llegamos a la oficina, pero nos detuvimos en seco al escuchar un grito proveniente del conclave, los tres nos dirigimos al lugar de donde venía el sonido. Al llegar, los hombres de Pietro estaban llevando con ellos a una chica, tenía una bolsa en la cabeza y no logramos distinguir de quien se trataba.

Los hombres introdujeron a la chica al conclave y dejaron la puerta entreabierta, lo suficiente para ver lo que sucedía. Notamos que Pietro había llegado allí y nos mantuvimos alertas.

—Aquí está, señor —le dice uno de sus hombres.

—Vaya, vaya, creí que jamás nos volveríamos a ver —dice Pietro con una sonrisa de superioridad estampada en su estúpido rostro.

Para cuando quisimos esperar a que le quitaran la bolsa de la cabeza a la chica, ya nos debíamos ir porque uno de los hombres de Pietro descubrió que estábamos encubiertos.

Corrimos hasta salir de la capilla y nos perdimos entre la multitud. Dimitri, Collins y Colin ya habían llegado, nos informaron sobre los contenedores que tienen para el tráfico de blancas.

—Tienen a una chica allí, no logramos identificarla, su rostro estaba cubierto con una bolsa negra —dictamina Tristán.

—Debe ser otra de las víctimas para la trata de blancas —opina Collins.

—No —hablé —. No parecía ser otra víctima, parece que él sí la conoce desde hace mucho.

Fruncieron el ceño algo confundidos y yo me quedé mirando hacia la ventana, perdido entre las teorías que estoy armando para que encajen en todo lo que ha hecho Pietro; arriesgarse ante la ley solo por una víctima más no es algo que él haría. Algo está planeando y lo descubriré solo debemos averiguar primero en donde habrá escondido a Rose.

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