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Capítulo 20

Veneno De Amor

Colin Pierre

Estaba en mi casa leyendo el periódico con mi padre desayunando a mi lado. He tenido que vigilarlo más a menudo, ya que no queremos que vuelva a sufrir otro atentado. Bebí un sorbo de mi jugo de naranja que me había hecho Colette, la sirvienta de nuestra casa, sigo leyendo las últimas noticias del día de hoy; no ha pasado nada fuera de lo normal.

El timbre de la casa empezó a sonar, le indiqué a Colette que abriera, ella obedeció y dejó pasar a la pelinegra de ojos marrones que tengo como mi novia. Amber. Lleva su cabello largo, suelto; un maquillaje sencillo; sus labios ensanchando una brillante sonrisa que me enloquece cada día más; un vestido sencillo de campo y en su mano trae una canasta.

—Hola, cielo —me saluda con una gran sonrisa y posa sus ojos en mi padre —. Monsieur Pierre, Bonjour —saluda a mi padre y este asiente dedicándole una sonrisa amable.

—Bonjour, Amber —le devuelve el saludo —. Los dejaré solos.

Se va y nos quedamos solos. Amber se sienta a mi lado, mientras que yo sigo leyendo el periódico.

—¿Por qué la canasta? —le pregunto y ella me ve con la ceja levantada —. ¿Dije algo malo?

—¿Lo olvidaste? —me pregunta y me quedo en blanco —. Por supuesto que lo olvidaste.

Se levantó furiosa de la silla, la seguí hasta que llegamos a la puerta y ella me estaba dedicando una mirada asesina que me intimidaba cada vez que lo hacía. 

—Hoy iríamos de picnic, Colin —me di una bofetada mental, lo había olvidado por completo —. Es increíble que lo hayas olvidado.

—Amber espera... —salió por la puerta, dejándome con las palabras en la boca — ¡Lo que faltaba! —grité regañándome a mí mismo por haber olvidado algo tan importante.

Desde hace unos meses, Amber y yo habíamos hablado sobre tener un día libre para los dos y poder pasar el tiempo juntos, sin interrupciones, pero después de todo lo que sucedió el día de Halloween, no tuve mucho en lo que pensar, estuve con mi hermano Dimitri y con los Dumont hablando sobre lo que podríamos a hacer en contra de Pietro.

La situación entre nosotros se ha complicado con el paso de los días, he estado distante de ella y Amber ha estado acompañando a su madre a distintos eventos sociales.

Volví a leer el periódico, pasé a la siguiente página y logré visualizar algo que me dejó congelado, no podía creer esto. Él no podía haber logrado eso, era imposible...

Deje caer el periódico y me dirigí de inmediato hacia la puerta para salir y pedirle al chofer que me llevara a la compañía. Cuando llegué, fui a la oficina de Tristán y, afortunadamente, estaban Agustina, Maximo, Clara y el agente Collins. Se preocuparon cuando notaron que había llegado nervioso y agitado.

—¿Colin? —Agustina fue la primera que lo notó —. ¿Qué sucede?

No respondí al principio.

—Pietro es el nuevo papa —dije cuando encontré mi voz y la castaña se quedó paralizada —. Lo vi en el periódico.

—E-Eso es imposible... —murmuro Agustina —... eso no puede ser...

—Agustina —la llamó Tristán, había que encontrar la manera de tranquilizarla.

—¡No! —le gritó ella furiosa —. ¡No quiero escuchar nada!

—Agustina —Clara se levanta para llevársela —, vamos...

Nos dejan solos y en ese momento entra el padre de Agustina a la oficina con el periódico de hoy. También lo leyó.

—Necesito respuestas ahora mismo —espeta el Sr. Monnier furioso —. ¡¿Cómo pudo haber pasado algo como esto?!

—Sr. Monnier... —habla el agente, pero el Sr. Monnier lo detiene.

—¡No quiero excusas! —vocifera —. ¡Quiero respuestas!

—¡Sr. Monnier! —Tristán llama su atención —, yo también estoy furioso por todo esto, pero debe calmarse, por favor.

—Mi hija está en peligro, todos corren peligro —se escucha nervioso —. No me pidas que me calme, Tristán.

—Adrien —la voz de mi padre resuena en mis oídos llamando al Sr. Monnier —. Ven conmigo.

Mi padre se lo lleva dejándonos a los demás mudos y cabizbajos. En ese momento me pregunté en donde se encontraba Amber. Ahora más que nunca, necesitamos estar unidos y no me importa si está molesta conmigo, necesito saber que está bien. Llamé al teléfono de su casa desde mi oficina y me respondió la sirvienta, luego respondió Charlotte, la madre de Amber.

—Colin —me responde desde la otra línea —. ¿Qué ocurre, querido?

—¿Amber está ahí? —le pregunté sin rodeos.

—Oh, Amber dijo que iría a París de compras con Dimitri —eso no me gusta nada —. ¿Ocurrió algo entre ustedes, Colin?

—Nada grave, Madame Blanc —le dije —. Au Revoir.

—Au Revoir, Colin —se despide y cuelgo de inmediato.

Amber... ahora, ¿Qué planeas hacer?...

ᴥᴥᴥ

París – Francia

Amber Blanc

Detesto el tener que estar así con Colin, pero han pasado meses desde que planeamos el picnic y él solo lo olvidó como de costumbre. Odio esto, odio tener que aguantar su comportamiento por tener que disimular ante la gente, a él no le gustan los escándalos en público. Odio cuando nos peleamos.

Estoy sentada en la limusina mirando por la ventanilla, Dimitri quiso acompañarme porque él y Diego también están pasando por malos momentos en su relación. Nada grave, según me dijo Dimitri, pero están peleados por muchas cosas.

Dimitri y yo no quisimos decirle nada a Agustina para no preocuparla, ella se preocupa por nosotros y mucho, pero ahora necesita un respiro y nosotros un tiempo sin nadie más.

Íbamos de camino a la boutique de mi madre para que yo empezara comprar compulsivamente. Siendo la hija de la modista con más demanda en París, debía estar a la moda siempre.

—Esta no es la forma de desahogarte y lo sabes, Amber —me reprocha Dimitri. Esta era mi forma de desahogarme; comprar ropa compulsivamente, ya que no me gustaba mostrar ni una sola lágrima en mi rostro y tener que despertar la curiosidad de los medios en París.

—No tengo otra opción y lo sabes, Dimitri —le respondí con el semblante serio y sin quitar mi vista de la ventanilla.

Mi madre muchas veces me reprochó lo mismo, solo que yo nunca la escuchaba porque en mi mente, siempre era una buena forma para desestresarme y no tener que pensar en nada. Aunque en este caso, creo que no va a funcionar del todo hasta que Colin y yo no hablemos frente a frente y afrontemos la situación como adultos. 

Llegamos a la boutique y las empleadas me atendieron, les mostré mi mejor sonrisa fingida para evitar pensar en otra cosa.

Luego de unos minutos, Dimitri se encontraba viendo trajes de marca exclusiva. Sentí un poco pena, ya que no le había preguntado lo que sucedió con Diego.

—¿Qué sucedió con Diego? —le pregunté, mientras escogía unos vestidos de color lila.

Vaciló un momento, pero después, suspiró rendido y habló:

—Diego quiere ayudar a la Interpol e ir al Vaticano —fruncí el ceño y posé mi mirada en él —. Le supliqué que no fuera, me dijo que no quería quedarse aquí de brazos cruzados y que yo solo lo limito a las cosas que él debe de hacer...

Me acerqué a él para abrazarlo de lado y apoyé mi cabeza sobre su hombro. Se oía triste, necesitaba consuelo.

—Le dije que ya no trabaja para la CIA como antes, él ya no tiene que hacer esas cosas tan peligrosas —continúa —. Me dijo que... yo solo le traigo problemas, que si no estuviésemos juntos, él haría lo que quisiera...

Se me partió el corazón cuando escuché eso. Diego a veces denigraba a Dimitri por ser tan amoroso como lo era su exnovio Alex. Dimitri me contaba historias de la relación que tenía con Alexander, hasta una vez me llevó a su lápida para conocerlo.

Era un gran chico, y aunque no me gusta comparar a la gente, Diego y Alex eran muy diferentes, en mi opinión.

Lo consolé unos minutos hasta que se calmó por completo y logró volver a su postura inicial. Una de las empleadas me llamó y yo la seguí. Nos guió al salón de confección de los vestidos que son exclusivamente para nosotras, nos miden los vestidos de gala que haya allí para darles los últimos toques y tenerlos listos antes de cualquier evento especial que tengamos.

Me probé un vestido largo y blanco, se asemejaba a un vestido de novia y mi mente empezó a crearse varias escenas de mi futuro con Colin. Yo, vestida de novia; él con un traje exclusivo; los dos en un altar agarrados de las manos, mirándonos a los ojos y respondiendo con un acepto mutuo.

Eso bastó para que yo rompiera en llanto y me desmoronara en el suelo. Dimitri me abrazó al momento de ver lo que me estaba pasando. Lloré por todo esto, por toda la destrucción que esta situación nos causaba, no sabía lo que han sufrido ellos antes de que yo llegara, pero era la primera vez que yo mantenía tanta presión acumulada de esta manera. Lloré por el miedo de que algo le pasara a Colin; por Agustina; por Dimitri; por Rose... ellos han sido mis amigos más cercanos y a los que más he querido estos últimos meses.

Dejé de soltar lágrimas como si nada hubiera pasado. Como si no acabara de romper en llanto por todas las cosas que he estado pasando estos meses de miedo y sufrimiento. Respiré hondo y volví a mantener mi postura anterior. 

Una de las empleadas llegó con una bandeja con dos copas de vino tinto y nos lo entregó para luego irse del salón. Dimitri tardó unos minutos en beber, olfateó la copa y yo solo contuve la risa. Bebí un poco y noté que el vino sabía un poco ácido como si estuviera añejado.

La cabeza me da vueltas y no logro mantenerme, solo escucho un pitido en mis oídos haciendo que las voces de todos en el salón sean opacadas por dicho ruido. Mis piernas se debilitan y caigo en el suelo.

Y luego...

Todo se volvió negro...

ᴥᴥᴥ

Colin Pierre

El vacío que se siente cuando ves a la persona que amas siendo herida por alguien, es completamente insoportable, al menos para mí. Amber y yo jamás habíamos durado tanto tiempo de esta manera, son peleas absurdas y sin sentido, pero por alguna extraña razón nos entendemos de esta forma y hace que nuestro anhelo de estar juntos sea cada vez más grande y no tener que aburrirnos el uno del otro.

<<Deben madurar y enfrentar las cosas como adultos>>, me reprochó mi madre cuando estaba en Versalles buscando noticias de Amber y tuve que contarle lo que sucedió. Mi padre también estaba enojado conmigo, quien me dijo que fuera tras ella y que no la dejara ir, ya que, en cualquier momento, podría irse y jamás volver.

Y eso fue lo que me trajo hasta al hospital, sentado en el rincón de la habitación en donde tenían a Amber. La palidez se le había quitado luego de que la atendieran, ahora solo está dormida.

El recuerdo de haberla visto allí en el suelo, en el salón donde estaba con Dimitri y verla ahí tan vulnerable, me hizo hervir la sangre.

Al notar que no reaccionaba, mi vista se había nublado por un momento, hasta que la escuché emitir un pequeño jadeo; sus ojos se veían apagados, los posó sobre mí y yo solo podía mirarla.

—Colin... —pronunció cuando se dio cuenta de que era yo —. Perdóname...

Fue lo último que dijo antes de cerrar sus hermosos ojitos. En ese momento había llegado la ambulancia justo a tiempo y la llevaron al mejor hospital de París conmigo y Dimitri acompañándola.

Tan solo recordar el momento en el que sentí que se estaba apagando en mis brazos, fue totalmente doloroso, me rompe el corazón, tan solo recordar.

Ya sé de quién herede el corazón blando.

—¿Cómo está? —Dimitri entró a la habitación.

 —Está descansando —miré a Amber una última vez y salí de la habitación con Dimitri, al quedarnos en el pasillo hablé: —. ¿Qué fue lo que sucedió, exactamente?

—Ella estaba algo sensible —empieza —. No lo sé, ella rompió en llanto al principio; ella nunca había hecho eso, según su madre —hace una pausa —. Luego una de las empleadas entró con dos copas de vino y de un momento a otro, Amber se veía pálida, se tambaleaba...

—¿Tu copa tenía algo? —le pregunto para descartar cualquier cabo suelto.

—No logre beber de la copa porque Amber había empezado a verse pálida — asiento y logramos notar que tres personas se acercan hacia nosotros.

—¿Qué ocurrió? —pregunta Clara desesperada —, ¿Y Amber?

Le señalé la habitación y ella entró junto con Dimitri. Diego y el agente Collins se quedaron en el pasillo conmigo para hablar sobre lo ocurrido, por lo que les conté lo que Dimitri me había dicho.

—Veneno —concluye el agente Collins.

—¿Envenenar a Amber? —inquiero frustrado.

—Estuvimos vigilando los movimientos de Giovanni —informa Diego —. Parece que es el mensajero de Pietro en Versalles. Logramos averiguar que han estado tramando estos últimos días y descubrimos que Giovanni mandaría a envenenar a uno de nosotros para sacarnos del camino —hace una pausa —. Solo que no evitamos que se llevara a cabo hoy.

—Llegué a tiempo y eso me tiene tranquilo por el momento —le doy una ojeada a mi reloj que llevo en la muñeca —. La Señora Blanc no tardará en llegar para ver a Amber.

—Informaré a los demás para que estén atentos — el español saca su telefono —. Collins, refuerce la seguridad del perímetro en la mansión Dumont y Pierre; en la casa de los Monnier y en la compañía.

El agente se va con Diego y yo decido entrar a la habitación. Amber está despierta y sonriente como siempre lo ha sido, Clara y Dimitri nos dejaron a solas. Me senté a su lado y ella me dedicaba una sonrisa triste.

—Perdóname...

—Amber —acaricié su mejilla con la palma de mi mano —. No fue tu culpa, fue la mía. Si yo no hubiera olvidado el picnic, nada de esto estaría pasando —confesé y sentí que las lágrimas se iban a acumulando en mis ojos.

—Hey —mueve un mechón de mi cabello rubio para llevarlo detrás de mi oreja —. Tú no tienes la culpa, Colin.

—Te prometo que seré más atento y no volveré a dejar que nada malo te pase —expresé entre sollozos, ella me abraza con fuerza.

—Mercy —susurra —. Mercy beaucop, Colin...

—Je t'aime...

Nos dimos el beso más dulce, tierno y hermoso que hayamos tenido.

La situación era demasiado tensa, nuestros corazones no dejaban de latir cada vez que estamos juntos. Somos como dos almas que, aunque las separen, van a querer seguir unidas y, a pesar de las peleas, siempre volveremos a estar juntos. Amber es el amor de mi vida, la única a la que he podido entregar mi corazón.

Amber ha sido la única chica de Francia que ha logrado que abandonara mi vida de "casanova" como se me conocía en Versalles.

Dejamos nuestras frentes juntas, estábamos jadeando por la falta de oxígeno que nos había causado el beso y ella no podía agitarse tanto.

—Ahora no podré dejar de mirarte esta noche por ese beso —le hice saber y ella se rio.

—Eres un tonto.

—Y tu una hermosa joya —halagué y se sonrojó, es tierna cuando se sonroja.

Le moví un mechón de su cabello hacia atrás y nos miramos fijamente a los ojos.

Tal vez no seamos la pareja perfecta, pero todos tenemos problemas y hay que buscar alguna manera de resolverlo sin tener que salir heridos.

Para mí, Amber es irremplazable y única.

Pietro pagará por haber intentado matarla y ahora más que nunca tengo que proteger a mi familia de ese monstruo, asi tenga que arriesgar mi vida por ellos y por ella... 

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