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Capítulo 17

¿Gran Noticia o una Gran oportunidad para ser extorsionado? 

Versalles – Francia

Rose Pierre

El día de mi boda.

Wow...

Jamás pensé que llegaría a tener mi propia boda. La boda de mis sueños, con el hombre de mis sueños y con mi familia unida, aunque... me gustaría que Alex estuviera aquí, él ha sido uno de mis mejores amigos desde niña, al igual que Agustina, le tomé un gran cariño con los años,

¿Quién no lo querría?

Era el hombre más cariñoso y tierno de todo Versalles, en serio me duele que se haya tenido que ir de esta manera.

Estaba sentada frente al espejo de mi cuarto, mamá entró a la habitación mostrando su más grande sonrisa que me hace detallar su orgullo y apoyo hacia mí. Me da un beso en la frente y nos miramos a través del espejo. Mi madre me ha apoyado en todo y esta boda solo demuestra que me crió como siempre lo quiso; con amor y cariño, sin importar los malos momentos, sin importar el pasado, siempre nos apoya a mis hermanos y a mí, al igual que papá.

—Estoy orgullosa de ti —me sonríe y luego deja un tierno beso en mi sien, le devuelvo la sonrisa —. Ma fille, tu vas te marier; si jeune mais heureuse.

<<Mi niña, te vas a casar; tan joven pero feliz>>.

 —Oui, maman, très heureux.

<<Sí, mamá, muy feliz>>.

En eso, llegó Amber entrando por la puerta con la estilista y con Dimitri, me pareció un poco extraño no ver a Agustina con ellos y eso me alertó un poco.

—¿Dónde está Agustina? —le pregunto a los chicos.

—En el primer piso —me respondió Amber —, ayudando a mamá con tu vestido.

—Oh, claro —se me había olvidado que ella es mi dama de honor y debe ayudarme con el vestido también.

—No te preocupes —me dice Dimitri colocando sus manos sobre mis hombros —, todo saldrá bien. Si a Dylan se le ocurre dejarte plantada en el altar, lo mato.

—¡Dimitri! —gritamos mi madre y yo al unísono, es muy violento cuando se trata de mí.

—No le haga caso Sra. Pierre —la voz de Agustina aparece en la habitación —. Solo bromea.

Todos nos quedamos en silencio por un momento. La estilista empezó con un maquillaje neutro, que hiciera resaltar el color de mis ojos, pero que no exagerara con el rubor; empezó a hacer su magia, mientras que los demás buscaban los vestidos de las damas de honor y el mío. No logré verlo, aunque me lo imagino y me dan ganas de llorar, por lo que la estilista me reprende por las lágrimas.

—Rosie —me llama Dimitri —, debo ir con los chicos.

—¿Ya están en la iglesia? —pregunté.

—Sí.

—De acuerdo.

—Nos vemos allá, Rosie —me da un beso de despedida en la mejilla.

—Au revoir, maman —se despide de nuestra madre.

—Au revoir, fils —le responde ella.

Se despide de Amber y Agustina, y se va de inmediato a la iglesia. Las chicas ya tienen puestos los vestidos y la Sra. Blanc les está dando los últimos retoques. La estilista terminó de maquillarme y peinarme, me levanté de la silla y en cuestión de minutos, ya estaba dentro de mi vestido de novia.

El vestido era largo, de un color marfil, con encajes, tenía mangas cortas con encajes también; el velo estaba hecho con veinte y cinco metros de tul. Me puse los guantes de seda blancos que me llegan hasta los codos. Me miré en el espejo y todas me dieron una linda sonrisa, me ovacionaban lo hermosa que estaba. De repente, mi padre entró por la puerta, me reparó de arriba abajo, noté que tenía una mano detrás de su espalda.

—Ma Rose —me dice y me da un beso en la mejilla —. Hermosa como la misma flor que llevas de nombre —me coloca una rosa carmesí en el lado izquierdo del cabello

—Mercy —le agradezco por el detalle.

—Prêt? —me pregunta si estoy lista y yo asiento, entrelazo su brazo con el mío y salimos todos de la habitación. 

Luego de cinco minutos de camino a la iglesia, llegamos, entramos a la capilla y esperamos a que la música empezara a sonar.

Estaba nerviosa, temblaba de los nervios, miraba hacia todas partes, a los agentes en cubierto que se encontraban en la iglesia; a Amber, a Agustina, a mi padre... Daba vueltas en círculos tratando de recordar los votos y evitar un ataque de pánico.

Agustina se me acercó, puso su mano en mi hombro y yo detuve las vueltas.

—¿Rose? —inquiere ella preocupada —, ¿este bien?

—No —le respondí sin titubear —. ¿Estás segura de que no va a pasar nada malo?

—Te lo puedo asegurar.

ᴥᴥᴥ

Cinco minutos antes...

Dylan Dumont

—No estoy bien —les confesé a los muchachos.

—Hermano, todo va a salir bien —me anima mi hermano menor.

—Tristán —lo llamo ignorando lo dicho por Maximo —, dime que todos los agentes están al pendiente de todo.

—No te preocupes —me tranquiliza —, todo está arreglado, te lo prometo.

Asiento un poco más aliviado, estoy tan nervioso, no quiero que el día de mi boda suceda algo terrible. Rose es la chica que amo y no quiero que nada arruine nuestra unión.

Poso mi vista en la puerta por donde entrará la rubia, mantengo el semblante serio esperando a que empiece a sonar el piano, tengo mis manos entrelazadas y no puedo dejar de mirar constantemente a los escoltas y los agentes en cubiertos que están en la iglesia. Necesito que todo esto salga perfecto.

Mis padres no vinieron a la ceremonia, eso me tiene aún más nervioso, porque al ser ellos ayudantes de Pietro, no puedo estar tan tranquilo. Siempre los mantenía en un pedestal y, al igual que Maximo, me decepcionaron demasiado. Es increíble que se hayan dejado comprar por un ser tan repugnante como Pietro, quien ahora con mis padres apoyándolo, tiene más poder para dejarnos en la quiebra, aunque lo bueno de esto, es que el padre de Rose nos apoya en todo lo que necesitamos.

De un momento a otro, el Sr. Pierre está parado frente a mí con su esposa, lo que me da a entender que mi Rosie ha llegado.

—¿Está aquí? —gesticulo y la Sra. Pierre asiente.

Esta toma asiento, el Sr. Pierre y yo quedamos uno frente al otro.

—Toma —me da una rosa carmesí —, tiene que haber algo de color en ese traje.

—Opino lo mismo —le sonrío por el gesto.

—Cuídala bien —me dice de pronto —, si no lo haces... —señala a Dimitri y a Colin con la cabeza —... Ellos no serán los únicos que te matarán a golpes —sonríe con los labios cerrados.

—Sí señor —le respondo y estrechamos nuestras manos.

Se va y en cuestión de segundos, Diego se encuentra tocando el piano, eso me pareció muy raro, así que posé mi mirada en Dimitri y este tenía una sonrisa, asintió dándome a entender que no me preocupe. Vuelvo mi mirada a la entrada de la iglesia y me quedo embelesado por tan majestuosa vista que tengo de la que será mi esposa.

<<Mi Rosie>> pienso mientras ensancho una gran sonrisa por verla vestida de blanco solo para mí. Las chicas llegan al altar y yo no quito mi mirada de la rubia. Cuando esta llega con su padre, me da su mano y este dice:

—Yo, Nathan Pierre —empieza —; te hago entrega de mi hija, Rose Amelia Pierre, para que la cuides como a tu propia vida.

La suelta y yo me limito a asentir. Él se va y cuando subo al altar con Rose, noto que está pálida, no sé si está nerviosa, pero ese color de su piel me preocupa.

—¿Te sientes bien? —inquiero preocupado.

—Sí —me sonríe, pero no deja de preocuparme.

En eso, el padre viene hacia nosotros, les indica a todos que se sienten y nosotros nos mantenemos firmes.

—Hoy —empieza —, estamos reunidos aquí, para unir a dos almas que se aman y se respetan; que se valoran y se cuidan, porque eso es el verdadero amor. El amor es... cuidarse, respetarse, valorarse en todos los aspectos y quererse de la forma más linda que se pueda —hace una pausa —. Hoy uniremos dos almas que valen la pena estar juntas.

Uno de los aprendices le pasa la biblia al padre y nos lo enseña para decir nuestros votos:

—Digan los votos, por favor —nos indica.

—Yo, Dylan Dumont —empiezo, mientras leo y veo de reojo a Rose, quien está ¿sudando? —; te quiero a ti como legítima y me entrego a ti —hago una pausa para verla unos instantes y tiene los ojos rojos —. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida...

Ella trata de limpiarse los ojos y quitarse los nervios. Ahora es su turno de decir los votos:

—Yo, Rose Pierre... —se le dificulta hablar y la miro con el ceño fruncido —; te quiero a ti como legítimo y me entrego a ti —su respiración es irregular —. Prometo serte fiel en las alegrías... y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida...

Deja de hablar y nos dirigimos hacia el padre quien da órdenes de traer los anillos. Le coloco el anillo a Rose y ella a mí. 

 —Con el poder que me confiere Dios —alza ligeramente las manos en demostración de alabanza —, yo los declaro, marido y...

No logra terminar, ya que en ese momento Rose se desmaya. Yo, no dudo en lanzarme a sostenerla antes de que caiga al suelo, me desespero en cuestión de segundos y empiezo a gritar le a Tristán que tiene que llamar a una ambulancia.

Trato de reanimar a Rose, pero ella no responde, cada vez está más pálida como si el alma estuviera saliendo de su cuerpo. En mi campo de visión entra Agustina para tratar de ayudarme, pero no funciona, estoy empezando a asustarme...

Llegan los paramédicos y la adentran a la ambulancia, yo voy con ella, mientras que los demás van en sus autos siguiéndonos. Cuando llegamos al hospital, la llevaron a urgencias y todos tuvimos que esperar que el doctor saliera para informarnos del asunto.

ᴥᴥᴥ

Dos horas después...

Rose Pierre

Abrí mis ojos lentamente cuando una voz gruesa y extraña comenzó a hablarme, tenia el ceño fruncido, no sabia en donde estaba hasta que noté que estaba conectada a unos monitores y el hombre iba vestido de uniforme blanco, <<Un hospital>> pensé. Cuando mi vista se aclaró logré entender de lo que se trataba todo esto, pero mi memoria era algo borrosa en ese momento.

—Señorita Pierre —la voz logra llamar mi atención —, soy el Doctor Gerard, mucho gusto.

—Igualmente —me limité a responder.

—¿Cómo se siente? —inquiere.

—Bien... —respondi —, supongo... ¿Qué pasó?

—Sufrió un desmayo —me dice —, su presión arterial bajó radicalmente por la ansiedad que estaba padeciendo durante la ceremonia —señala mi vestido y me doy cuenta de que aun lo tengo puesto—; sin embargo, no tuvo efectos secundarios, ya tenemos los exámenes de sangre listos, ¿quiere saber los resultados? —me pregunta y yo asiento de inmediato.

—Pero... quisiera que mi esposo estuviese aquí conmigo por si tengo algo mal —le digo y este asiente, le informa a la enfermera mi petición, quien se va enseguida.

Luego de unos minutos, Dylan entra preocupado, nervioso y hasta triste, me rompió el corazon verlo de esa manera. Me dio muchos besos y yo no dejaba de abrazarlo, hasta que, el doctor se aclara la voz y nosotros nos separamos un momento. 

—¿Qué tiene mi esposa, doctor? —inquiere Dylan.

—Hicimos los debidos exámenes de rutina —empieza —, y los resultados están listos.

—¿Qué tengo exactamente, doctor? —pregunto ansiosa por la respuesta.

—Señora Dumont —me dice —, déjeme decirle que esta usted esperando un hijo.

Y ahí en ese momento, no sabia si estaba a punto de desmayarme otra vez o que, pero estaba tan feliz como para hacer semejante show enfrente de todo el mundo.

Un hijo, estoy esperando un hijo de Dylan; el hombre que amo, estoy esperando un mini Dylan.

Luego de salir de nuestro shock, Dylan me besó muchas veces, me decía te amo constantemente y yo solo me mantenía abrazandolo con fuerza. Solté varias lagrimas de felicidad por la maravillosa noticia.

—Dejaré que los demás miembros de su familia entren —nos informa el doctor y nosotros asentimos.

Los chicos llegaron, lo primero que hicieron fue abrazarme, mis padres también hacen lo mismo. Cuando todos se alejan para darme espacio, no evito las ganas de querer contarles y estos empiezan a preguntarme por lo resultados de los exámenes.

—Rosie —me llama Colin —. ¿Qué sucedió?

—¿Comiste antes de ir a la iglesia? —me pregunta Dimitri.

—Si pero... —miro a Dylan, me da su apoyo con su mano en mi hombro —, tenemos algo que decirles.

Nos miran fijamente esperando la noticia.

—Estoy... —la emoción no me deja hablar —.... ¡Estoy embarazada!

—¡¿Qué?! —gritan todos al unisono y eso me aturde los tímpanos.

Me abrazan todos al mismo tiempo que me dan las felicitaciones por la noticia, hacen lo mismo con Dylan y nosotros no podemos aguantar la risa al escuchar las ocurrencias de mi padre. Está muy emocionado por ser abuelo al fin.

Pasan horas luego de haberles dado la noticia, y los chicos y yo nos encontramos en una mesa apartada de la gente que vino a la fiesta del matrimonio. Estabamos planeando como se llamaría la pequeña criatura que tengo en mi vientre.

—Yo opino —hablo Diego —, que deberían llamarlo Alexander.

—Seria el segundo nombre para ser exactos —menciona Dylan y tiene razón, desde que Alex murió planeé en si tuviera un hijo, su segundo nombre seria Alexander en honor a mi amigo fallecido.

—Yo digo que es buena idea, después de todo seria en honor a Alex —secunda Agustina con una sonrisa y yo se la correspondo con el mismo gesto.

—Su primer nombre será Roche —menciona Tristán —, significa roca en francés.

—Si es niño se llamará Roche o... —me quedo pensando —... Rolan.

—¿Rose y Dylan? —cuestiona Amber —, es tan tierno.

 —Me gusta Rolan —haba Maximo —, es lindo ese nombre, además suena poderoso, un nombre digno de los Dumont.

—No solo será un Dumont, hermanito —lo corrige Dylan —; también será un Pierre.

—Exacto —lo secundo.

—Por Rolan Alexander Dumont Pierre —dice Dimitri haciendo un brindis —; y si es niña, ¿Qué nombre escogerán?

—Lys —solté de repente, hasta yo me sorprendí por el nombre que dije, pero me di cuenta de que significa lirio en francés.

—¿Lirio? —inquiere Colin.

—Me gusta —dice Amber —, después de todo, tu nombre viene de una flor, ¿Por qué el de ella no?

—Y ¿Cuál sería el segundo nombre? —preguntó Agustina.

—Amelie —dice Dylan —, en honor al segundo nombre de Rose.

—Me parece bien —responde la castaña.

Todos dejamos de hablar de eso y cambiamos el tema hablando de lo sucedido en la iglesia, no pude evitar reír varias veces por las caras que hacían Colin y Maximo. Me gusta que esta noticia nos uniera a todos cada vez más, porque este es el único momento en el que podremos estar felices.

Me levanté de mi silla para ir a ver la noche fría de Versalles. Cuando me fijé en el cielo estrellado apareció Agustina con un vaso de agua para mí, sabe que no puedo beber alcohol. Acepté el vaso y bebí un poco.

—Estoy muy feliz por ustedes —habla y yo le sonrío agradecida.

—Gracias —le digo y ella no deja de mantener su semblante serio, parecía preocupada —. ¿Pasa algo?

Suspira rendida y me mira a los ojos.

—Rose, estoy en feliz en serio —la miro con el ceño fruncido demostrando mi confusión —, pero no puedo evitar preocuparme.

—¿A qué te refieres? —inquiero.

—A esto —dice haciendo un gesto con las manos —. Esto que nos está pasando a todos.

—¿Te refieres a Pietro? —asiente —. Agustina...

—No quiero arruinar el momento, pero en serio me preocupa —me interrumpe.

Asiento porque sé perfectamente su preocupación, nos quedamos en silencio por unos momentos. Tal vez Agustina tenga razón, debemos tener cuidado, la noticia no debería llegar a ninguna otra persona, ni quisiera que Pietro se entere de lo que sucede realmente, ni tampoco sobre el bebe que viene en camino.

—Ese hijo que llevas por dentro, Rose —Agustina rompe el silencio —; es el sobrino de Tristán y también de tus hermanos, ninguno de nosotros dejará que algo les pase a los dos. Te lo prometo.

—Gracias —le agradezco —, vamos adentro, nos están esperando.

—Sí. 

Entramos a la fiesta y nos unimos a los chicos.

Con Amber y Dimitri nos divertimos cantando las canciones favoritas de Alex, también bailamos con los chicos, ellos bebieron hasta emborracharse. Al final de toda la celebración, Dylan y yo nos fuimos al auto que nos llevaría al aeropuerto para ir a nuestra luna de miel.

Subimos y yo, antes de subir, arrojé el ramo de flores como es costumbre en las bodas, me volteé para ver quién lo había agarrado y para mi sorpresa, fue Amber. Todos reímos y celebramos el momento, creo que Amber y Colin serán los siguientes en contraer matrimonio.

Nos fuimos y a partir de hoy, nuestras vidas estarán unidas no solo por el matrimonio sino también por el mini Dylan que viene en camino.

ᴥᴥᴥ

Ciudad del Vaticano – Capilla Sixtina

Pietro Russo

Estaba en el balcón de la capilla, necesitaba ver desde lo alto a mis súbditos de la ciudad que estoy a punto de gobernar pronto. El poder es mi pasión, es mi sueño, mi meta y mi única fortaleza. No soy débil ante nada ni nadie, ni siquiera ante la argentina de ojos azules y con cabello castaño, ella no es una debilidad, ella es mi pequeño pilar, si ella cae, yo caigo, pero me salvo y ella se hunde sola.

Todos están esperando ansiosos el día en que me convierta en el siguiente Papa, en su santidad y eso me aumenta los deseos de querer ser superior a todos ellos, por algo soy el líder de la mafia italiana.

Me giro a ver mi escritorio por un momento mientras me empino un trago de mi botella de cartera. Veo las cartas de la argentina sobre la mesa y me he querido guardar las molestias de tener que leerlas, no quiero distracciones y ella es una para lo que tengo que hacer.

Mi tio Giovanni entra en la oficina y se dirige hacia mí, tiene su disfraz de padre como siempre y me mira con el ceño fruncido. Algo no anda bien en Versalles.

—¿Te enteraste? —niego con la cabeza, no tengo idea de lo que habla —. Dylan y Rose, se casaron,

Lo miro con una ceja levantada.

—¿Y a mí qué? —espera otra respuesta —, no me interesa la vida de esos chicos pretenciosos que me dan náuseas sus pactos estúpidos de amistad.

—No es solo eso, Rafael —volteo los ojos.

Odio que me llame Rafael.

—Soy Pietro —lo corrijo —. ¿Qué más debo saber sobre ellos?

—Van a tener un hijo.

 Qué excelente noticia, ya sé cómo puedo extorsionar a esos mal nacidos para que dejen en paz a Agustina. Muestro una sonrisa macabra ante su noticia.

—Dieron la noticia ayer —empieza —, parece que Rose se había desmayado durante la ceremonia y en el hospital les dieron la noticia.

—Excelente —esto se vuelve cada vez mejor —, ¿la Interpol está interviniendo?

—Si —un cabo suelto que debo quitar del camino —, pero no puedes preocuparte por ellos ahora, debes concentrarte en mañana.

—Lo sé —respondo —. Grazie Amico.

—Prego Nipote —me dice.

Me deja solo en la oficina y sigo contemplando la vista desde mi balcón. Rose y Dylan, no saben la gran noticia que me acaban de dar.

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