Capítulo 16
—Dos rosas unidas por un hilo rojo...
Lyon – Francia
Agustina Monnier
Llegamos a la central de la Interpol en Lyon al día siguiente, era demasiado grande a mi parecer. Nunca llegué a imaginar que todo lo que nos ha pasado tendría que llevarnos a este punto.
En los 60 sucedían muchas cosas en cuanto a la corrupción de los países, las guerras, todo lo relacionado con la política y conspiraciones. Todo pasó luego de la muerte del presidente John F. Kennedy, que fue cuando todos los conspiradores empezaron a salirse con la suya en todas partes del mundo, incluyendo a Francia.
Creo que Pietro es uno de esos tantos conspiradores que las agencias como la Interpol están dispuestas a atrapar bajo cualquier costo.
Entramos y la recepcionista nos llevó a una oficina enorme en donde muchos agentes estaban trabajando con sus asistentes y compañeros de caso. Entró un agente a la oficina, se dirigió a Tristán con un apretón de manos y este le respondió el saludo, el hombre nos ofreció asiento, obedecimos esperando a que nos explicara como sería el proceder del caso.
—Es un gusto para mí conocerlos —nos dice a todos —, sabemos por lo que están pasando y les aseguro que haremos todo lo posible por ayudarlos a tener justicia. Me presento, soy el agente especial Jeremy Collins, me asignaron su caso ayer y el Sr. Dumont me informó el incidente que sucedió con un agente falso, por desgracia, no sabemos como pudo haber sucedido todo esto.
—La respuesta es más que obvia —deduce Diego, cruzado de brazos —. Pietro envió a uno de sus mejores hombres para hacerse pasar por un agente de la Interpol y así llegar a Agustina —me señala y el agente posa su vista en mí.
—Mis más sinceras disculpas, señorita Agustina —se disculpa y yo asiento para restarle importancia.
—¿Qué hay que hacer? —pregunté yo.
—Primero habría que aumentar el número de seguridad de cada uno de ustedes y los de sus familias para evitarnos sorpresas —todos asentimos —, luego tendremos que estudiar cada movimiento que haga Pietro dentro y fuera del Vaticano.
—¿Cuánto tiempo tendremos que esperar para verlo en la cárcel? —pregunté yo, un tanto ansiosa. Tristán notó mi inquietud y tomó mi mano.
—No podría dar un número en específico —me responde y lo miro desconcertada —. Sé que ha sido muy fuerte esta situación para ustedes, pero necesito que tengan paciencia, haremos todo lo posible por atrapar al Sr. Russo.
—Gracias, agente —agradece Amber por primera vez en la conversación y Colin la abraza.
—Por otro lado, hay algo que me preocupa, no sé si el Sr. Russo sea el mafioso que quieren atrapar o si ese es su alias —nosotros fruncimos el ceño mostrando confusión total.
—¿De qué está hablando? —pregunta Rose un poco alterada.
—Descubrimos que el verdadero nombre Pietro es Rafael Lombardo —eso fue como un balde de agua fría para todos nosotros —; es el "príncipe" de la mafia italiana, no sabemos como habrá hecho para pasar desapercibido y fingir su muerte.
—¿Fingir su muerte? —no puede ser.
—A sus 15 años había sido condenado a cadena perpetua y cuando fueron a su casa encontraron un cuerpo que era idéntico a él, pero luego descubrieron que el cuerpo era falso y desde ahí no habían conseguido más información de él — explica —. Hasta ahora...
Todos nos quedamos con la boca abierta, literalmente abierta, necesitábamos procesar todo esto. Él siempre era el príncipe de la mafia italiana; fingió su muerte a los quince años; mató a su propio padre y además de eso, usa un nombre falso, mientras que su verdadero nombre es Rafael Lombardo. Todo en Pietro es extremadamente asqueroso y repugnante, ahora que lo conozco mejor, ya me doy cuenta de la clase de persona que es, en realidad.
—Entonces, ¿Pietro en realidad...? —inquiero esperando una respuesta del agente, la cual temo escuchar.
—No existe o al menos nunca existió, en realidad —informa —, solo era un nombre; nadie lo llevaba hasta que Rafael tomó esa identidad falsa, su historial está limpio bajo el nombre de Pietro Russo, en pocas palabras, vivió muy tranquilo en Versalles y necesitaba dinero, creo que fue ahí cuando decidió unirse a su compañía para empezar el lavado de dinero y la quiebra total de la compañía con la ayuda de su tío, Giovanni Lombardo.
—¿Giovanni? —pregunta Dylan —, ¿es su tío?
—Lo hizo pasar por su padre, al parecer —bufa Maximo poniendo los ojos en blanco.
—Parece que hoy en día ya no es el príncipe de la mafia, sino el líder —eso último creó una tensión muy densa en el ambiente —. No se preocupen, haremos hasta lo imposible por atraparlo, se los prometo.
—Gracias —agradece Tristán.
—Hablaré con los agentes de encubierto, ellos los vigilarán desde lejos y se encargarán de su seguridad —aseguró el agente.
—Muchas gracias —respondió Dimitri.
Nos retiramos de la central y tomamos el primer avión a Versalles.
ᴥᴥᴥ
Versalles – Francia
12 de octubre de 1968
Han pasado dos meses desde que visitamos la central de la Interpol.
¿Qué ha sucedido?
Descubrieron que Pietro o Rafael, como se llame, es dueño de una organización llamada Romanos Servi. Sí, al parecer, era el nombre que tenía su organización mafiosa para conspirar en contra de las familias más poderosas de Versalles. Se está ocultando en la fachada de cura que tiene en el Vaticano para ser intocable, no han descubierto ningún movimiento extraño, ya que se ha vuelto más reservado y precavido.
Los preparativos para la boda de Dylan y Rose están casi listos, la boda será mañana y ella está más que nerviosa, últimamente la he visto alterada. Hoy fuimos de compras a París con Amber y Dimitri para comprar su ropa de luna de miel. La extrañaré mucho cuando se vaya por dos semanas a su luna de miel.
—Necesitas algo atrevido para darle una noche de placer a Dylan, al menos —sugiere Amber y no puedo contener la risa cuando Rose abre los ojos como platos. Ella es muy reservada con ese tipo de cosas.
—Estoy de acuerdo con Amber —la secundó Dimitri, mientras que yo solo los veía tratando de convencer a Rose. No he hablado mucho, ya que ellos saben de eso, yo no.
Mientras que ellos se encargaban de Rose, yo estaba leyendo una revista local, no había nada interesante hasta que posé mis ojos en un pequeño anuncio:
"El joven Dylan Dumont anunció su boda con la hija menor del empresario Nathan Pierre; Rose Pierre, la despampanante rubia de todo Versalles.
La ceremonia se llevará a cabo mañana por la tarde y están invitadas las familias más influyentes en Francia.
Le preguntamos al Sr. Dumont si se encontraba emocionado por la gran ceremonia de mañana y esta fue su maravillosa respuesta:
—Me voy a casar con la mujer más maravillosa de toda Francia, ¿Cómo no emocionarme?
Esto nos muestra que una chica, no solo bella por fuera, sino también por dentro, logró agrietar una de las corazas de piedra de uno de los hijos de los Dumont, que reciben el apodo de 'Los chicos de piedra' ¿será que otra chica logrará lo mismo que la joven Rose Pierre?, esperemos esa noticia con mucha felicidad".
Mis ojos se abrieron como platos y abrí mi boca en muestra de asombro, Amber notó mi expresión y me preguntó que me pasaba, en cuestión de segundos le mostré el artículo, todos nos emocionamos; hasta Rose, ella empezó a soltar lágrimas y los tres la abrazamos.
Dylan y Rose, se merecen una boda tranquila y sin problemas, merecen eso y mucho más.
Nos fuimos a una de las casas de campo que los Dumont usaban para descansar en París de vez en cuando. Cuando llegamos, los chicos nos esperaban en la sala con un montón de obsequios en la sala, nos sorprendimos al ver todos los regalos.
—¿Qué son todas estas cosas? —preguntó Rose.
—Trajeron regalos de compromiso —respondió Dylan —, para nosotros, mi rosa.
La rubia se sonrojó y le dio un gran beso a Dylan. Dejé las bolsas en la sala y me acerqué a Tristán, quien estaba sentado leyendo el periódico, me senté a su lado y lo noté un poco frío, su expresión era distante, no entendí por qué, pero quise dejar que se le pasara para asi preguntarle el motivo.
Rose empezó a abrir los regalos con Dylan y Dimitri les tomaba fotografías con la cámara casera de mi padre.
—Aquí hay un obsequio del Sr. Pierre —anunció Dylan, le entregó el regalo a Rose y esta rompió la envoltura.
Era una caja que tenía dos rosas entrelazadas por un hilo rojo y una nota venía con ella.
—Ce n'est pas possible —murmuró Rose.
<<No puede ser>>.
—¿Qué dice hermanita? —inquiere Colin.
—Las dos rosas flamantes y llenas de amor, unidas por la sangre más pura y hermosa que existe. Una especie única y exótica que solo puede existir gracias a dos seres similares a las rosas —recita Rose —. Dylan y Rose, ustedes, fueron unidos por el hilo rojo que los destinó a estar juntos desde un principio. Rose, mi niña, espero que a ambos les guste. Con amor, papi.
El Sr. Pierre se caracteriza por ser un hombre detallista, carismático y poeta, por eso, logró casarse con la mujer de sus sueños y tener a sus hijos soñados. Se podría decir que son la familia perfecta, pero no lo son, porque todos tenemos defectos en el mundo y, aunque no los demostremos, si los tenemos; en el caso de los Pierre, siempre superan esos defectos, porque siempre son unidos y nunca se abandonan.
—Fue muy hermoso —musitó Dylan.
—Lo fue —Rose sollozaba al hablar, pero mantenía una sonrisa para mostrar que tenía lágrimas de felicidad.
—Papá siempre te hacía llorar con esos poemas cuando éramos niños —mencionó Dimitri —, asi te calmaba cuando te enojabas con mamá.
—Él siempre será el único que me recitará poemas para calmarme —declara Rose —. Sabe lo estresada que he estado estos días. Necesitaba esto.
Dylan la abrazaba fuerte para consolarla, mientras que los demás bebíamos champaña y yo veía constantemente a Tristán sentado en el sofá, su semblante serio me empezó a preocupar, él nunca actúa asi cuando todos estamos juntos. Me acerqué y decidí preguntarle la razón de su seriedad.
—Tristán —lo llamé —. ¿Qué sucede?
—No sucede nada —miente, lo conozco desde que éramos niños.
—Mientes —lo contradigo —. Tristán te conozco desde que éramos unos niños, sé cuando mientes, además de que conmigo nunca has sabido mentir —este aparta la mirada —. Cariño ¿Qué sucede?
Tardó un poco en responder, suspiró dándose por vencido, posó su mirada en la mía y habló:
—Mis padres quieren hablar con mis hermanos y yo —todo se quedó en silencio, verifiqué que sucedía, Dylan y Maximo habían escuchado la respuesta su hermano mayor.
—¿Ellos quieren vernos? —inquiere Maximo sorprendido y Tristán asiente, afirmando la pregunta de su hermano menor.
—¿Cuándo? —pregunta Dylan.
—Esta noche —responde Tristán sin titubear.
Los tres hermanos deciden hablar del tema en una de las habitaciones para no incomodar a nadie, esa es su forma de demostrar que quieren tener una charla familiar, y aunque no debemos meternos, en el fondo sabemos que esas reuniones entre ellos y sus padres nunca salen bien.
Cuando íbamos todos juntos a un evento en París y éramos acompañados por los Dumont; siempre, y no exagero, siempre había discusiones de por medio.
Tristán, Dylan y Maximo tenían muchas diferencias con sus padres, ellos eran muy fríos y duros con ellos, nunca los apoyaban en cuanto a sus logros, el único que lo hizo fue el Sr. Pierre, quien los cuidó como si fueran sus hijos también; mi padre y mi madre los ayudaron a tener una vida más llevadera.
Por este tipo de situaciones es que siempre hemos estado todos unidos y sin dejar a nadie por fuera de nuestro círculo de amistad, ya que todos pasamos por diferentes circunstancias y necesitábamos de un pilar para evitar caernos, nosotros somos eso para cada uno, un pilar fuerte, que a pesar de la perdida de uno de los nuestros, seguimos adelante sin importar qué.
ᴥᴥᴥ
Tristán Dumont
—Cariño, ¿estás nervioso? —me pregunta Agustina, mientras que somos trasladados con mis hermanos y los demás en una limusina a ver a mis padres.
Niego con la cabeza respondiendo a su pregunta.
Mentira.
Estoy más que nervioso; estoy eufórico, molesto, intrigado, confundido y algo desconfiado. Nuestros padres jamás envían un telegrama diciendo que quieren vernos a mis hermanos y a mí.
Esto me parece algo sospechoso, no entiendo como es que de la noche a la mañana quieren vernos para tener una mejor relación con nosotros, algo no anda bien, lo puedo sentir.
Llegamos al restaurante en donde nos habían citado mis padres, entramos y esperamos a que ellos llegaran, no había nadie, solo estaban los empleados del restaurante, cuando hacen esto es porque no quieren que la gente sepa que tienen tres hijos.
Dylan, Maximo y yo estábamos algo intranquilos, no sabíamos si irnos corriendo o escondernos cuando nuestros padres aparecieran. Los recién nombrados llegaron y repararon a los chicos primero, luego a nosotros; no sabíamos qué hacer en ese momento, llegue a pensar que sería bueno si Rose fingía un desmayo para poder irnos a la casa de campo.
—Hijos —nos saluda papá, mientras que mamá se acerca poco a poco hacia nosotros, pero yo me quedo estático reparando cada movimiento que hace mi madre para tocarme el rostro.
—Mis hijos... —nos mira mamá.
—Hola madre... —saludo con desconfianza.
Luego de saludarnos, nos sentamos en la mesa, todos estábamos algo nerviosos, pero mis hermanos y yo parecíamos haber visto dos fantasmas.
—Dylan —llamó mi madre a mi hermano —. Tu padre y yo estamos muy contentos por el matrimonio de Rose y tú.
Él no dijo nada, asi que Rose tomó la iniciativa de responder:
—Ah, muchas gracias, Sra. Dumont —le sonríe —; sería un gran honor para mí, si ustedes asisten a la ceremonia.
—Sería un gran honor, pero...
—Sería un desperdicio de dinero —la interrumpe Dylan, posa su mirada en papá —, ¿no es cierto padre?
Papá no se inmuta en contestar, lo único que hace es aniquilarnos con su mirada que refleja desprecio y altanería. Todos nos quedamos en silencio, mientras que traen nuestra comida. Agustina se encuentra algo incómoda por como mi madre la mira, no me gusta que la observe de esa manera.
—¿Para qué nos citaron? —pregunté yo, directo al grano.
Mis padres se miraron entre sí dándome a entender que algo grave pasó. Mi padre me mira y este empieza a hablar:
—Recibimos un paquete —menciona él, uno de sus escoltas trae dicho paquete —, es un regalo de bodas para Agustina.
El escolta me lo entrega, lo abro y lo que Agustina y yo vemos nos deja paralizados. Esto está llegando muy lejos. En la caja estaba el anillo que Alex usaba cuando estaba vivo, el anillo tenía dos letras A, era el anillo de amistad que Agustina le dio hace muchos años. Ella temblaba de la rabia, pero no lo quiso demostrar por la presencia de mis padres, supuso que Pietro los había sobornado, y no tardé mucho en darme cuenta de que era asi.
—¿Quieren explicarme esto? —les pregunté a mis padres y estos no emitieron palabra.
—¿Mamá? —inquirió Maximo —. ¿Ustedes trabajan con...?
—Hacemos lo que tenemos que hacer, hijo —lo interrumpió papá. Los dos se levantaron y se dirigieron a la salida —. Hasta pronto.
Sin más que decir, salieron por la puerta dejándonos a todos perplejos, por lo que acaba de suceder.
Pietro compró a nuestros padres quién sabe como, pero lo hizo, ahora estamos peor de lo que creímos. Los Dumont somos una de las familias más respetadas y con más dinero; si Pietro los sobornó, eso quiere decir que hará hasta lo imposible para ponerlos en mi contra y asi terminar conmigo de una vez por todas.
Necesitábamos tiempo para calmar las aguas, y es aquí donde Agustina debe concentrarse más en destruirlo que en tenerle miedo.
Agustina es la única con el poder de lograr que todos estemos en paz.
Solo ella podrá salvarnos de esto.
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