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Capítulo 14

"A veces los mejores momentos de nuestras vidas, traen los momentos más dolorosos"

Tristán Dumont

Todo se había convertido en un vacío. Un vacío que nadie podía llenar, se sentía frío y solo. La soledad no me gustaba, siempre estaba acompañado de mis hermanos para no sentirme solo, siempre hemos sido unidos.

Abrí mis ojos, una luz blanca estalló en mi vista, entrecerré mis ojos y levanté la mirada un poco. Todo estaba borroso, pero alguien se acercó a mi rostro para ver si estaba bien. La castaña que me vuelve loco estaba conmigo en un hospital, con sangre en sus manos y en su vestido. Parpadeé para que la imagen se volviera más nítida en mi campo de visión y todo se aclaró en mi mente.

—¿Tristán? —pregunta la castaña con esa voz dulce argentina —. ¿Tristán estás bien?

Trago saliva al darme cuenta de cuanta sangre tiene en todo el vestido.

—S-Sí —tartamudeé un momento, aclaré la garganta —. ¿Qué pasó?

—Jacquet, te disparó en el abdomen... —explica con unas cuantas lágrimas acumulándose en sus ojos —... perdiste mucha sangre...

—Hey... —me abraza y yo acaricio su cabello con mi mano —... Ya estoy bien.

De repente entra un doctor y supuse que era el que me atendió. Tenía una carpeta entre sus manos, me miró y comenzó a hablar:

—Hola Sr. Dumont —sonrió —. Veo que ya despertó. Soy el doctor Antonin Benard

—¿Qué fue lo que pasó? —pregunté sin rodeos.

—Le dispararon en el abdomen —empezó —, perdió mucho sangre; sin embargo, la bala no logró perforar ningún órgano, le hicimos una transfusión de sangre para evitar la hemorragia y... la señorita Monnier había insistido en quedarse durante toda la operación, a pesar de que no ha podido cambiarse de ropa.

—No debiste quedarte... —me interrumpió.

—No —se niega —. Si debía, porque soy tu novia y como tu novia debo estar cuando más me necesites.

"Novia", esa palabra le queda pequeña a todo lo que quiero que sea para mí, ahora que la tengo conmigo sé que quiero tenerla más que una novia.

—No voy a dejar que caigas como yo lo hice, Tristán.

Junta nuestras frentes y planta un beso en la mía.

Agustina Monnier es una de las mujeres más hermosas de este mundo y muy pocos tienen una en sus vidas. Y yo voy a vivirla con ella a mi lado al máximo, no me importa si Pietro pierde el control, con lo de anoche demostró lo inestable que es y los errores que comete solo por haber perdido en esta batalla.

ᴥᴥᴥ

Llegamos a mi casa, Agustina me trajo en un taxi, ya que me habían dado de alta. Cuando entramos fijé mi vista en mis hermanos, quienes estaban sentados en los muebles de la sala principal con sus novias, también estaban Dimitri, Colin y Diego. Voltearon a verme y yo dije:

—Si no soy un fantasma —entreabrieron los labios —, no me verán morir tan pronto.

—Hermano —Dylan me abrazó y yo suelto un leve quejido, porque la herida del abdomen aún seguía doliendo —. Perdón.

—No te preocupes —dejo mi mano en su nuca —. No te dejaré de molestar tan fácilmente.

Se ríe.

Rose me abraza y me deja un beso en la mejilla, luego entrelaza su mano con la de Dylan; Maximo es el siguiente en abrazarme, creo que en serio extrañé ver a mis hermanos, siempre hemos estado juntos luego de todas las cosas que hemos tenido que pasar con nuestros padres. Mi hermano menor se aparta y deja que Diego y Dimitri me abracen.

—Estamos felices de verte de pie otra vez —murmura Dimitri.

—Igual yo —respondo.

Luego de 5 minutos, estábamos en la sala, Agustina entró a esta con una taza de té de manzanilla en las manos, me la entregó y se sentó a mi lado. Los chicos estaban algo serios, algo no anda bien aquí.

—¿Qué sucede? —inquiero ante tanto silencio.

—Pietro está siendo investigado por la Interpol —informa Diego y festejo en mis adentros, solo que ellos no se ven muy contentos.

—Esa es una buena noticia, ¿no? —habla una Agustina ilusionada.

—No del todo —responde Dylan —. Nos dejó en claro que es capaz de matar a Tristán si no hacemos lo que nos pide.

—Y ¿qué les pidió? —le pregunté.

—Que dejáramos a Agustina en paz —eso jamás pasará —, para que ella pueda ser su amante.

Agustina tensó la mandíbula, se veía la decepción y la ira en sus ojos al escuchar la palabra "Amante". Todo esto, ¿solo para tenerla como su amante?, Pietro está loco si piensa que la va a desplazar de esa manera, ella merece ser mucho más que una simple amante.

—Atentó contra nosotros ayer por la noche —anuncia Rose —, estábamos en la compañía. Jacquet también intentó hacernos daño, pero no lo logró, se escapó y fue al evento de los Blanc.

—Debemos disculparnos con Amber por el espectáculo que sucedió anoche —sugiere Agustina —. Después de todo, fue por mi culpa que casi mueren todos anoche.

—No —la agarro de las mejillas brillantes gracias a todas las lágrimas que ha estado derramando —. No tienes la culpa de nada. Pietro es capaz de hacer cualquier cosa con tal de verte infeliz.

—Nada de esto hubiera pasado si yo no fuera tan ingenua —rompe en llanto y la estrujo contra mí para que no se sienta sola.

Agustina ha demostrado madurez este mes y también que no quiere seguir siendo manipulada por Pietro. Ella merece ser más que una simple amante de un monstruo como Pietro, él no la merece, ella merece mucho que solo estar con semejante abominación.

Todos nos abrazamos y prometimos estar unidos, pase lo que pase. Este pacto lo habíamos hace muchos años cuando nos conocimos en nuestra infancia.

Éramos unos niños que creíamos en esas amistades duraderas, y así fue, siempre ha sido así desde pequeños, nunca nos hemos abandonado y si lo hicimos no cometemos ese error dos veces porque todos sabemos lo que significa estar solos en la vida.

ᴥᴥᴥ

Dos meses después

Agustina Monnier 

 Se estarán preguntando, ¿qué pasó con el detective Jacquet?

Bueno, luego del accidente, puse una demanda en su contra por haber atentado contra la vida de uno de los socios de la compañía Enterprise Versalles, ahora está sufriendo una condena de 60 años de cárcel sin derecho a libertad condicional. Sé que no es justo, ya que él tiene familia, pero nosotros nos estamos encargando de que su esposa e hija vivan bien y no tengan problemas con la gente de Pietro.

¿Qué ha pasado con Pietro?, lo resumiré en dos palabras "está mal", leyó una de mis cartas, creo que leyó la primera carta que le envié el día que se fue, pero la única respuesta que recibí fue esta: "yo también te extraño". Sí, fue la única respuesta que recibí de su parte.

Estos dos meses han servido para concentrarme más en la compañía, he estado trabajando día y noche para recuperar a nuestros antiguos clientes que yo misma había ahuyentado, la cara de vergüenza la sostengo cada vez que me reúno con algún cliente conocido. He estado viajando a Estados Unidos a patentar contratos con periódicos internacionales que nos ayuden con la publicidad, esa estrategia se la debo a mi padre. No puedo viajar sin escoltas, Tristán teme que Pietro intente secuestrarme.

Hablando de Tristán... Somos pareja oficialmente. Cuando lo anunciamos ante la prensa, todo el mundo nos ovacionaba, pero quisimos que nuestra relación solo se escuchara en bocas de los ciudadanos de Versalles, no queríamos que la noticia llegara a los oídos de Pietro. Tristán se recuperó de la herida, está mejor que antes, y hemos estado trabajando juntos últimamente.

Por otro lado, Rose y Dylan se casarán en octubre, falta poco y Rose nos pidió a Amber y a mi ser sus damas de honor; como dama de honor debo ayudarla a organizar los preparativos de la boda.

Estábamos en casa de Amber, su madre se ofreció a diseñar nuestros vestidos, estaba libre por unos cuantos meses.

Rose se veía al espejo, mientras que Amber y yo bebíamos vino blanco, noté que estaba algo extraña, lloraba casi todo el tiempo y eso me preocupa, según Charlotte, es normal cuando estás a unos meses de estar frente al altar, llorar y soltar lágrimas de felicidad. La abracé y esta me respondió, estaba muy sensible estos últimos dos meses.

—Dylan será el hombre más afortunado —la animé un poco mientras la miraba desde el espejo y esta sonrió al mismo tiempo que se secaba las lágrimas.

—Eso es lo que Alex hubiese dicho —dice entre risas —, me hubiese gustado que él estuviera aquí.

—A mí también —digo llevando un mechón de su pelo atrás de su oreja —. Él estaría orgulloso de ti, aunque se suponía que él y Dimitri se iban a casar primero.

Recordando viejos tiempos es más fácil evitar que las heridas duelan menos, nosotros hemos sufrido mucho por la perdida de Alex, pero sabemos que él estaría feliz por todos, y sin importar que, él estaría en paz. 

—Tal vez el joven Dumont no este de acuerdo —volteamos a ver a Charlotte que viene con dos alfileres —, pero me atrevo a decir que sería bueno si también me encargo de los trajes de su prometido y los caballeros de honor.

—Madre —espeta Amber un poco avergonzada.

—Creo que sería genial, Sra. Blanc —responde Rose —. Agustina llama a los chicos, por favor.

—Claro.

Me dirigí al teléfono que estaba en una mesa en un rincón del salón. Marqué el número de la compañía y por suerte los chicos estaban en la sala de juntas, reunidos. Me dijeron que vendrían en cinco minutos, colgué y Charlotte me llamó para tomar mis medidas.

Este año han pasado muchas cosas y espero que la boda de Rose y Dylan salga bien, ellos merecen ser felices de la mejor forma posible.

ᴥᴥᴥ

Charlotte le estaba tomando las medidas del traje a Dimitri y a Tristán. Ya había acabado con Dylan, Maximo, Colin y Diego. Yo miraba con picardía al chico de ojos grises de vez en cuando, me encanta su semblante serio y dominante, pero también tierno y cariñoso.

—Y ¿cuándo será su boda? —pregunta Charlotte de repente.

—Dentro de poco tiempo, madame Blanc —responde Dylan con cortesía.

—Oh, la de ustedes no —nos señala a Tristán y a mí —. La de estos dos tortolos,

—Mmm... Bueno... —me detuve, sentía mucha vergüenza delante de la señora Blanc, no hemos hablado sobre eso, aún...

—Tal vez el otro año —responde Tristán y lo miro a los ojos —, primero debemos dejar que los novios cumplan con su ceremonia, ¿cierto, Agustina?

—S-Sí —tartamudeé, esa afirmación me dio esperanzas de que esto es muy serio tanto para él cómo para mí.

—¡Un brindis por los novios! —exclama Maximo.

Todos alzamos nuestras copas, las chocamos y bebimos hasta el fondo. Estamos tan felices por Rose y Dylan que todos acordamos hacer una despedida de solteros para los novios por separado.

Horas después, Tristán y yo nos fuimos a la plaza de Versalles, había un montón de personas bailando y divirtiéndose con los gitanos. Su música siempre me ha gustado mucho, que bueno que tengo descendencia latina. Un gitano tomó mi mano para bailar con él y yo accedí.

Tristán estaba mirándome sentado desde uno de los bancos de la plaza, mientras que yo bailaba, agitaba pañuelos con las chicas gitanas, movían sus caderas de la manera más ágil que había visto, tenían castañuelas en sus manos y los hacían sonar cada que hacían un movimiento. 

Vi a Tristán desde la distancia y este sonreía como un tonto enamorado, me acerqué poco a poco a su sitio al mismo tiempo que bailaba al ritmo de la música.

Lo tomé a las manos y lo arrastré como pude al centro de la plaza, le enseñé a como bailar como los hombres gitanos. Bailamos y bailamos, nos reíamos por nuestras tonterías, yo miraba sus ojos cada vez que tenía oportunidad. La música acabó y nos fuimos, dándoles las gracias a los gitanos por la velada.

Caminamos por las calles de Versalles, el anochecer estaba a punto de caer sobre la ciudad, estaba feliz de estar con él, con el hombre al que de verdad amo y siempre amaré por el resto de mi vida. Eso es seguro.

—Me pregunto; ¿por qué la argentina más hermosa de este mundo está tan pensativa? —inquiere el hombre de ojos grises que me tiene envuelta en sus brazos.

—¿Fue en serio lo que le dijiste a mademe Charlotte? —le pregunté sin rodeos.

Asiente.

—Sí —responde —, porque... sé que mi elección es la correcta al decir que si quisiera casarme contigo algún día. Sé que aún debemos darnos un tiempo para llegar a eso, pero...

Lo beso. El impulso me invadió en ese instante, quería besarlo por tan impresionante confesión, este hombre es el indicado, lo sé. Pedimos un taxi y este nos llevó a la mansión Dumont.

Llegamos, bajamos del taxi y nos dirigimos a la puerta, nos besamos en la puerta mientras reíamos, parecíamos unos tontos enamorados; y eso, eso me gustaba mucho. Me cargó entre sus brazos para subirme con él a las escaleras como si fuéramos recién casados <<recién casados, algún día sucederá, no te preocupes, él te ama y tú a él>>, pensaba mientras nos dirigíamos a su habitación. Me dejó caer en la cama y yo lo seguí besando en esos labios carnosos que tanto me encantan.

Los besos se intensifican cada vez más, siento algo duro que se pega a mi entrepierna, entro en cuenta que se trata de su paquete excitado.

—¿Vamos muy rápido? —me pregunta deteniendo los besos y busca mis ojos —, perdón si te incomodé con...

—Me gusta —lo interrumpo, no me incomoda, me encanta.

—¿Segura de que quieres hacerlo? —me pregunta.

—Sí —juntamos nuestros labios para no arruinar el momento.

Este era el momento que Tristán y yo tanto necesitábamos para darnos cuenta de que siempre estuvimos destinados a estar juntos.

ᴥᴥᴥ

Ciudad del Vaticano

Pietro Russo 

 —Señor, es oficial, el joven Dumont quiere se casará con madame Rose en octubre —me dice uno de mis hombres infiltrados desde la otra línea.

—¿Ya tienen el día? —inquiero.

—No, señor —responde.

—¿Cómo está, Agustina? —esa mujer me da vueltas a la cabeza.

—Se recuperó rápido, parece que ahora el Monsieur Tristán y Madame Agustina son pareja —empuño el teléfono con fuerza.

—Bien —cuelgo.

La rabia me carcome, ese imbécil no pudo haber sido capaz de llevarse a mi argentina a la cama.

Me concentro en una de las cartas que tanto me escribió mi amada, ella tiene una escritura envidiable y se nota a leguas que su portadora es capaz de provocar envidia en otras mujeres al tener mucho conocimiento y una inteligencia exquisita, solo que, para el amor a veces no es tan inteligente.

"Amor", como si esa palabra tuviera algún significado, es tan patético que solo me dan náuseas de solo pronunciarlo. Quiero a Agustina conmigo, ella es mía y solo mía. Tengo que matar a Tristán Dumont, él merece estar muerto.

Llamo a una de las putas que se hacen pasar por monjas en la capilla, necesito saciarme de alguna manera, no quiero autocomplacerme por qué no tendría sentido que ellas estén aquí fingiendo ser devotas, después de todo María Magdalena era una prostituta también, no veo cuál es el pecado en que ellas también lo sean y se vistan de monjas.

La monja llega a mi oficina de sacerdote, deja caer el hábito en el suelo, se pasea por la oficina mientras que yo la miro imaginándome a la argentina de ojos azules y cabello castaño. La chica se me sube a mi regazo y yo la tomo de la cintura para que me dé una mejor vista de sus pechos. La beso, muerdo y lamo, dejo besos en su cuello y ella suelta pequeños gemidos.

Me desabrocha el pantalón, pero la acción queda a medias cuando uno de mis escoltas entra sin avisar

—¡¿No sabes tocar la puerta?! —le reclamo molesto.

—Mi dispiace, signor —se disculpa y sigo con lo mío —, pero hay problemas en Versalles.

—¿Qué clase problemas? —no lo miro, sigo haciendo lo mismo.

—Jacquet se encuentra tras las rejas, y nos informaron que Agustina Monnier y Tristán Dumont, piensan casarse —lanzo a la chica de golpe dejándola en el suelo —, se rumorea que se casarán el otro año.

—¡Eso no va a pasar! —vocifero molesto —. ¡Quiero a Tristán Dumont muerto!, ¡y tú!

Señalo a la chica que está aterrada con la actitud que tomé en cuestión de 5 segundos.

 —¡Largo de aquí, no sirves para nada! —se va corriendo —. ¡Mátenla, dañará mi negocio por su incompetencia!, ¡Quiero a Tristán Dumont muerto!

Barro con todo lo que hay en mi escritorio. La rabia me sigue carcomiendo y saco el arma que tengo escondida en uno de los cajones del escritorio. Apunto a uno de mis costados en donde se encuentra una fotografía del imbécil francés que intenta robarme a mi amada.

—¡Ella es mía! —grito y disparo a la fotografía —. ¡Solo mía, imbécil!

Nadie me quita lo que es mío, si se casan le arruinaré el matrimonio, pero no voy a dejar que otra persona me quite a esa diosa argentina de ojos azules. Si la quiero como mi amante es porque no quiero compromisos, pero también la quiero para que entre en el negocio, esa mujer me hará rico si se une a mí, por eso la necesito y la deseo tanto. 

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