Primera parte: Carta I
Hola amor mío,
No sé ni por dónde empezar esta forma de darle forma a la herida que dejas, esta necia forma de tratar de sacar el dolor que me provoca saber que no volveré a probar tu boca.
Te mueres, y me siento morir contigo. Te mueres y mi alegría muere contigo.
Y ahora que te veo descansar, es como si ya te hubieras ido. Y te miro, tu frente clara, las comisuras de tus labios que tanto me han dado, tus largas pestañas negras, tus párpados cerrados, tus brazos que descansan a cada lado de tu precioso cuerpo ahora tan delgado. Y no puedo evitar pensar que mis manos ya no podrán acariciarte nunca más, que sólo caminarán por terrenos inciertos, que se hundirán en las sombras buscándote, que se convertirán en piedra, en cieno, en preguntas sin respuesta, en infiernos sin cielo, en nubes de tormenta, en las pesadillas de tu ausencia.
Y sólo me quedarán tus recuerdos. Y deambularé por ellos como un vagabundo por la calle de la tristeza, por el barrio de la nostalgia, por esta ciudad melancolía, que se hará más grande conforme pase el tiempo, y no te tenga y te extrañe en cada momento, en cada instante, en cada sitio que reconozca haber compartido contigo.
Me muero de ganas de decirte "Te quiero", una vez más, ahora que sé, que comprendo, que sólo puedo maldecir ese momento que no tendrá nunca jamás tu réplica. Ese "yo más" que me decías con los ojos tan abiertos, con tu sonrisa traviesa y tu mirada oceánica tan repleta de sentimientos. "yo más" que invoco, "yo más" que evoco ahora mirándote tus labios entreabiertos.
Revivo el instante caníbal que devoré el milagro de amarte una y otra vez en esos recuerdos. Sabiendo que me harán daño y me irán recortando el alma con empecinado empeño.
Me muero de ganas de decirte "Te quiero", ahora en este silencio asesino en el que te veo con apenas aliento para respirar. Dentro de poco dejarás ese hueco, ese vacío ese espacio que nunca más se podrá rellenar.
Y puede que pasen los años, que se seque el mar, que se congele el aire, que ni Dios me podrá negar que deje de soñar con tu piel, con tus labios tan tiernos, con la dulzura infinita de tu mirada que sabían y aún saben amar a este insolente náufrago, a este quebrado huérfano de tu calor.
Me muero de ganas de decirte "Te quiero", porque sin ti estoy perdido, soy nada, vacío, humo negro, niebla que se estanque en mis abismos y que no volverá a ver la luz. Quedaré ciego de no verte. Varado en una realidad que no quiero, porque tú ya no estarás para darle el sentido, para ser mi camino, mi destino, para ser mi necesidad. Sin ti mi vida no será vida, que será carcasa, cuerpo inerte, agujero negro de amargura, pozo despojado de los desafíos que tu maravillosa presencia me traía cada día.
Cuando despiertes, si aún tienes fuerzas para abrir tus ojos, para que me mires por última vez con tu mirada llena de ternura, te diré "Te quiero" con todo. Con todo lo que soy, con todo lo que tengo. Y te llevarás eso contigo a tu otra vida, y yo quedaré muerto, vivo en esta vida que no quiere vivir sin ti.
Te quiero como no se puede querer más, como una llaga que sangra a tu compás y que en cuanto tú partas, dejará de sangrar. Sé que me vaciaré de cóleras y que rellenaré el hueco con tristezas, con el amargo sinsabor de tu ausencia. Quizás de alguna forma encuentre de nuevo fuerzas. Pero no hoy. Hoy sólo temo que mueras y que no me oigas decirte una vez más: Te quiero.
D.
P.D.: Yo más.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro