Mi amor no hay silencio más profundo que este.
No hay dolor más desgarrador que el tuyo,
porque ahora que aún puedo verte a mi lado,
acariciando mi cuerpo,
enjugando mis suspiros,
acunando mi dolor…
Puedo sentir el dolor que traerá mi ausencia.
Puedo sentir el vacío que llenará tu alma
porque la mía está vacía de evocarte
y me duelo en tu dolor cuando te pienso.
¿Qué quedará después de este momento?
¿Qué hay detrás de un suspiro volátil?
¿De unos brazos abrazando esencias?
¿De unos besos besando labios etéreos?
¿Qué queda ahora mi amor en mi lecho vacío?
¿Qué queda…?

Queda nuestro amor, mi vida.
Quedan esos besos que embaucaron mis miedos,
esos abrazos que disiparon mi agonía,
esa ternura tan tuya… tan mía.
Me queda tu mirada en mis pupilas,
tus jugosos labios besando mi vida,
tus fuertes brazos acunando mi penuria.
Me quedas tú… te quedo en vida
y te quedo en tus sueños,
en los recuerdos,
en esta vida que se disipa,
en toda tu vida que aún te queda por vivirla.

Cuánto amor me llevo…
cuánto me llevo de tu vida,
de la vida de los dos.
Me llevo la dulzura de tu ser que siempre me mima,
la calidez de tu voz que me canta y que me arrulla.
Me llevo el perfume de tus besos grabados a fuego,
el aroma que desprendes, tatuado en mi piel.
Me llevo tu esencia y toda la vida pasada a tu lado,
me llevo la vida que quise vivir junto a ti,
y solo espero no dejarte más dolor que el que vivimos,
y solo quiero que no vivas más dolor ahora sin mí.
Y solo quiero que tu vida sea vida cada día,
que tu vida sea luz cuando cae el día.
Solo quiero amor que vivas, vida.
Que vivas amando…
Amando la vida.