Capítulo 8.
Buenas a tod@s, soy el editor de Shireiya, antes de comenzar con el capítulo voy a comentar de nuevo lo que ha ocurrido para aquellos que no sigan directamente el perfil de Shireiya y no hayan leído los comunicados que se han publicado recientemente.
Desde hace algún tiempo la salud de Shireiya no ha sido la mejor y no ha podido ponerse a escribir. Recientemente a reunido fuerzas suficientes para volver a escribir e intentaremos publicar los capítulos a un ritmo lento al principio con la esperanza que su salud mejore y pueda escribir con más regularidad.
Por último, me gustaría agradecer el apoyo que le dais a este fic y la preocupación que habéis mostrados tras ver que no se publicaba nada en todo este tiempo. Muchísimas gracias a tod@s
Y ahora os dejo con el capítulo.
capítulo 8.
Las palabras dichas por el más alto de los tres provocaron un silencio sepulcral que duro varios segundos.
-Vamos Kyoka – fue lo primero que dijo Chuuya agarrando la mano de su hermana.
A pesar de seguir a su hermano, Kyoka no dejo de mirar al chico de alegre sonrisa que comenzó a caminar junto a ellos.
-Hermano – llamo Kyoka - ¿Quién es él?
Dazai sonrió expectante por la respuesta que Chuuya la daría a la pequeña. Chuuya por el contrario pasaba su mirada de uno a otro sin saber cómo responder a la sencilla pregunta que había realizado su hermana.
No sabía cómo catalogar al pesado chico de amplia sonrisa, pensó decir alguien que he visto de vez en cuando, no mentía al decir eso, pero esas palabras podrían confundir más a los dos presentes.
Tampoco le parecía corrector decir que era un conocido, ya que realmente no sentía que lo conociera, solo hablaron unas pocas veces, contadas con los dedos de la misma mano.
(Espera, eso es lo que se conoce como conocido) pensó Chuuya.
Sin embargo, a pesar de la relación casi nula, el otro lo había ayudado cuando su ataque de claustrofobia, y sentía que no merecía la simple catalogación de conocido, pero aún era pronto para denominar su relación de otra forma.
Cuando levanto su vista después de mucho tiempo pensando se encontró con una Kyoka aún más confundida y con un Dazai al que le costaba trabajo seguir manteniendo su sonrisa confiada.
-Un compañero de clase – Chuuya al final se acaba decantando por esa catalogación y al decirlo vio como el brillo en los ojos de Dazai desaparecía.
-¿A qué viene esa mirada? – pregunto Chuuya - ¿Esperabas otra cosa? ¡Te conozco desde hace dos días!
Kyoka miraba sin decir nada.
-Si – le contesto Dazai recuperando el brillo en sus ojos – después de lo de ayer deberías presentarme como tu todopoderoso héroe.
El silencio volvió y los hermanos decidieron ignorar a Dazai.
-¡Eh! Esperadme – dijo dolido.
-¿Todos tus compañeros de clase son así de raros? – preguntó la pequeña.
-Espero que no – le contestó Chuuya.
El camino hacia el centro educativo se les hizo corto. De vez en cuando Dazai hablaba con los hermanos sobre temas interesantes, pero acababa diciendo una tontería y le terminaban ignorando.
Chuuya, aunque no lo admitiera ni borracho, le acabó gustado la compañía de Dazai, pues los temas que sacaba eran sobre los libros que había leído. Libros que no leería cualquiera, de diferentes géneros entre sí. Cuando dejaron a Kyoka se centraron en seguir hablando sobre estos.
-Pues a mí me gusta que no solo el escritor se centre en los protagonistas – le dijo Chuuya – puede que no sea lo común, pero desde mi punto de vista, cuando el escritor se para en todos los personajes de la obra se me hace más realista – miro a Dazai – por lo menos es mi punto de vista.
Dazai seguía sonriendo, sus ojos no podían dejar de mirar el rostro sonriente y los ojos iluminados de Chuuya. Era la primera vez que veía al otro poner semejante cara.
-Nunca lo he visto de esa forma – contesto Dazai – yo pienso que no debería de haber ninguna norma sobre cómo se debe escribir un buen libro – le contestó – ya que estas normas no dejan que el escritor desarrolle su historia con libertad. Supongo que dicha innovación tardará en llegar, y muchos no quieren que llegue.
Chuuya asintió.
-Pero la innovación acaba llegando, y no pueden impedirlo – le contestó – y no solo en la literatura, sino en otros géneros. Mira el ejemplo del teatro, antes era impensable que dentro de una obra esta pasara por diferentes periodos de tiempo, al principio todo el acto se centraba en una misma escena, en un mismo lugar y momento de tiempo.
-Hasta que llegó Lope de Vega y rompió con todos los esquemas – terminó de decir Dazai.
-Exacto – se emocionó – rompió con la ley de los grecolatinos y dividió la acción en tres actos.
Chuuya disfrutaba de la literatura, le encantaba el género lírico, narrativo y el teatro. Le encantaba los diferentes mundos que los autores de los libros podían crear. Estos habían sido sus grandes amigos desde que era pequeño y le emoción que sentía al hablar de ellos ya no podía esconderla de su compañero de clase.
Mientras terminaban de hablar sobre los perjuicios de algunas personas por las nuevas tendencias o incluso criticar y repudiar un método o dirección narrativo que no aprobaban acabaron llegando al instituto, pero las puertas estaban cerradas.
-Pienso que es bueno dejar al escritor abordar su historia como él quiera – expresó Dazai – y como siempre se ha dicho: al que no le guste, que se vaya a otro libro.
Chuuya sonrió una vez más, cada vez le caía mejor Dazai.
-¿Y qué es lo que más te gusta a ti? – pregunto Chuuya un poco culpable por hablar solo de cosas que le gustaban a él y no preguntar por los gustos del otro.
-Me gustan mucho las novelas de detectives – le contestó – aunque últimamente me estoy centrando en la poesía.
Ha Chuuya se le iluminaron los ojos al escuchar eso, pero decidió no interrumpir a Dazai.
-Sobre todo, las de amor – al decir esto miro fijamente a Chuuya.
-Dicen que cuando te gustan las de amor es porque estás enamorado – intentó burlarse Chuuya, pero no consiguió la reacción que esperaba.
La reacción de Dazai, completamente diferente a la esperada por Chuuya, fue dedicarle una sonrisa, una muy diferente a las que el pelirrojo había visto a hasta la fecha.
-Puede – le contestó con esa sonrisa.
Chuuya se puso rojo. Jamás había visto a nadie responder de esa forma.
-¿A ti te gustan? – le pregunto Dazai.
Chuuya solo asintió, era cierto que le gustaban, pero más que leerlas le gustaba escribirlas.
-Entonces también estás enamorado.
Justo cuando Chuuya iba a protestar se dio cuenta que había más gente alrededor de la puerta del instituto esperando a que las abrieran y se guardó su reacción.
Dazai se dio cuenta de esto y frunció el ceño. Quería preguntarle porqué ocultaba su verdadera personalidad, pero cuando iba a hacerlo vio como Mori se acercaba a paso rápido a su lindo Chuuya.
-¡Chuuya! – le llamó a todo pulmón - ¿Cómo estás? – le pregunto mientras lo abrazaba.
Dazai se molestó por este gesto, y aguantó el intercambio de palabras entre tío y sobrino como pudo sin decir nada.
-Vamos a llegar tarde – afirmo cuando miró su reloj. Con eso dicho fueron hacia la entrada, y luego a su clase.
-Dazai – le llamo Chuuya – todavía faltan 10 minutos para que empiece la clase, acababan de abrir las puertas, no hay nadie.
Dazai se hizo el confundido y miro su reloj de nuevo.
-Creo que lo tengo adelantado – fue la excusa que utilizó.
Chuuya no se lo creyó del todo, pero tampoco insistió. Cogió sus cosas y se sentó en su sitio. Dazai hizo lo mismo, pero no en su sitio, sino en el lugar que estaba justo delante del de Chuuya.
Chuuya que había esperado esa acción, se apoyó en la mesa un poco cansado.
-Hoy no tengo ganas de dar clase – fueron las palabras de Dazai.
-¿Entonces qué haces aquí? – le pregunto Chuuya sin pensar.
-Porque, aunque no quería ver a los profesores, quería ver a alguien sin falta – esto último lo dijo mirando directamente a los ojos de Chuuya con una sonrisa tranquila.
Chuuya se quedó helado bajo esa mirada
(Entonces, es verdad que le gusta alguien) parpadeó y llevo su mano a la barbilla.
-Suerte con eso, espero que no haya faltado – le contestó.
Dazai sintió como si le hubieran tirado un cubo de agua helada.
(No puede ser tan denso ¿verdad?)
Continuara.......
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