Capitulo 1.
ATENCIÓN: el instituto es como uno japones.
Eran las siete de la mañana cuando sonó el despertador de Chuuya, haciéndole saber que era ya la hora de levantarse e ir a la escuela. Su rutina era sencilla, se levantaba, se duchaba, cuando salia ya vestido de su cuarto hacia el desayuno, para su madre, su hermana y para el, antes de ir a despertar a su hermana que tenia diez años. Una vez que ya había desayunado cogía su mochila y se despedía de su hermana, y a veces de su madre, si se levantaba a su hora o si estaba en casa, y se dirigía a su instituto, aunque en algunas ocasiones tenia que llevar a su hermana al colegio.
El podía ir andando si salia temprano, algo que prefería, ya que el instituto estaba como a media hora andando desde su casa, aunque también tenia la opción de coger un autobús o el metro, las dos ultimas solo lo hacia si era estrictamente necesario, como por ejemplo un día que lloviera muy fuerte o nevara, o que fuera muy tarde como para ir andando, gracias a esas caminatas que se daba todos los días podía comer todo lo que quisiera y no engordaba.
El echo de salir también tan temprano era para evitar encontrarse con el mayor numero de personas posibles, desde hacia ya unos años detestaba la compañía humana que no perteneciera a su familia, esto le había traído problemas en la secundaria, porque cuando faltaba no pedía los deberes a nadie y aunque intentara no faltar, algunas veces era necesario, como cuando lo tuvieron que hospitalizar por que no le bajaba la fiebre, pero ahora no tenia que preocuparse por ello, su tío Mori, el hermano mayor de su madre era un medico profesional que trabajaba desde hacia varios años en la preparatoria a la que había empezado a asistir ese año, si faltaba le pediría el favor de preguntar los deberes, y como este sabia de su condición no le preguntaría nada y lo haría gustoso, a cambio que el sacara las mejores notas del curso.
camino tranquilamente por las calles de la ciudad escuchando música por sus cascos, y como lo había calculado llego 30 minutos después a su instituto, encontrándose con algunos profesores en la entrada, entre ellos su tío.
- Buenos días - le dijo su tío - no crees que llegas muy temprano? cuando empiece a hacer frió de verdad te vas a arrepentir de venir tan temprano y andando.
- ¿por qué me iba a arrepentir ahora? lo llevo haciendo años - le contesto Chuuya apagando su móvil.
- no se, tu sabrás - le contesto Mori.
Estuvieron hablando sobre cosas sin importancia hasta que llego el encargado y abrió las puertas del centro, en el momento que Chuuya y Mori entraron se separaron, y cuando Chuuya se cambio los zapatos en la entrada, se dirigió a su clase en la segunda planta en el extremo derecho del edificio, agradecía que estuviera allí porque tenia vistas al patio del centro, y no a la carretera, odiaba el ruido que causaban los coches, en resumen odiaba muchas cosas, su mayor anhelo era irse a vivir al campo a un lugar donde no lo pudiera encontrar nadie y vivir tranquilo hasta el final de sus días, con las posibles visitas de su familia.
Desde la entrada a su clase se podía tardar como unos 3 minutos, pero como el iba muy tranquilo siempre tardaba 5, total era el primero siempre en llegar, el primer día llego antes incluso que los profesores, y debido a eso le estuvo encarando a su tío la impuntualidad del centro. Cuando llego se sentó en su asiento y saco un libro para ponerse a leer hasta que empezaran las clases.
Ha tercera hora tenia que ir a educación física, la mayoría de las veces no iba a esa clase gracias a que en su instituto si al realizar el examen de ingreso quedabas entre los 10 primeros, podías elegir entre tres asignaturas, música, arte, y gimnasia, y la asistencia a dicha asignatura no seria obligatoria. Esa norma era la única que le gustaba, las demás le daba igual.
Cuando llego al vestuario se dirigió a su taquilla para dejar sus cosas y poder cambiarse, y cuando termino de cambiarse se dio cuenta que había un sobre en su taquilla, como llegaba un poco tarde a clase decidió dejarlo ahí y mirarlo luego mas tarde concretamente durante la hora del almuerzo. Aunque eso fue lo que decidió, no pudo sacarse de la cabeza durante toda la clase la pregunta de que habría en ese sobre.
Cuando por fin termino la clase salio disparado, se cambio, cogió el sobre metiendolo en su maleta y se fue derecho a la enfermería, donde comía todos los días con su tío el obento que preparaba para el y para su tío todas las mañanas. Una vez que había llegado al lugar vio a su tío hablando por teléfono, lo único que hizo fue ponerle el obento delante de el y se sentó en la otra silla para empezar a comer el suyo.
- Chuuya, deberías ir a comer con tus compañeros de clase - le dijo Mori en el momento que colgó. - a este paso no harás ningún amigo en este centro.
- déjalo - dijo una voz femenina que entraba por la puerta - ya conoces a tu sobrino - dijo Yosano, Yosano-sensei también era medico, la escuela creyó necesario tener dos, un hombre para los estudiantes masculinos y una mujer para los estudiantes femeninos, - además es el primer año.
- No deberías animarlo - le contesto Mori - yo quiero que ......
- que el niño se relacione con gente de su edad - le interrumpió Chuuya ya sabiendo lo que su tío iba a terminar de decir - eres peor que un disco rayado viejo - termino de decir con cierta malicia
El ultimo adjetivo que pronuncio Chuuya provoco que su tío se enfadara un montón, pero esto no le importo en lo absoluto, por que por mucho que se cabreara, en el centro eran alumno y profesor y no podía hacerle nada, ya huiría después de clase.
- jajajajajaja sin duda alguna es familia tuya Mori - rio Yosano.
Chuuya siguió comiendo ignorando a esos dos, y cuando por fin termino de comer saco el sobre para ver que ponía en ella, al principio ninguno de los otros dos presentes le había echado cuenta hasta que abrió el sobre y vio que había una carta dentro, al abrirla para ver que ponía fue cuando llamo la atención de los demás.
- que es eso Chuuya? - pregunto Mori terminando de comer.
- no lo se - contesto - estaba en mi taquilla de los vestuarios y ponía que era para mi.
- QUE !!!!!!!! - gritaron a la vez Mori y Yosano.
- es una de amor?! - pregunto Mori un poco agitado - ya era hora, con tu belleza era normal.
- puede ser de una chica? - pregunto Yosano - o de un chico? - esto último lo dijo mirando de forma divertida a Chuuya.
- también es posible - contesto Mori - mi hermana no para de decir que cuando Chuuya se viste de mujer parece una de verdad.
- yo quiero ver eso - le dijo Yosano.
Chuuya por otro lado no estaba tan exaltado, seguía mirando aquel trozo de papel doblado por la mitad muy fijamente, preguntándose mentalmente si debía leerla o no, pero entonces sus pensamientos se vieron interrumpidos por el timbre que anunciaba el fin del descanso y el inicio de las clases.
- bueno me voy, hasta luego - dijo Chuuya antes de irse.
Cuando salió de la enfermería pudo escuchar como ambos médicos le pedían que les dijera que ponía en la carta, pero este los ignoro y fue derecho a su clase. Llegó y se sentó en su sitio, y no tardo mucho en aparecer el profesor para iniciar la clase de matemáticas, durante el transcurso de dicha clase, Chuuya empezó a aburrirse ya que era un repaso de lo que habían dado el día anterior, y como estudiante modelo que era el ya lo entendía todo, y fue por ese motivo que toda su atención empezó a irse a la carta que no había conseguido leer en el descanso.
Cuando por fin terminaron las clases, bajo a la entrada y vio que el casillero donde el metía los zapatos de calle estaba un poco abierto, cuando se acercó pudo ver que había una carta encima de sus zapatos, está, al contrario que la otra, la abrió enseguida y pudo ver que era una de amor, ya que la autora de dicha carta le dijo que lo estaría esperando en el árbol del patio. Como el tenía que ir a recoger a su hermana y a su prima antes de ir a casa, decidió ir a ver qué quería y rechazarla rápidamente, podía parecer cruel, pero a él le parecía más cruel que le escribieran una carta de amor dónde se confesaban, o lo citaban para que pudieran confesarse sin siquiera conocerle en lo más mínimo.
Fue derecho a donde estaba la chica, y tal como había predicho, está se le confesó.
- Chuuya-san, me gustas por favor sal conmigo - dijo con una voz muy firme.
Chuuya quedó sorprendido por la seguridad en los ojos de la chica, pero no la conocía y dijo lo mismo que había estado diciendo durante sus tres años de secundaria alta a todas las chicas que se le habían confesado.
- lo siento mucho, pero creo que nunca podré corresponderte - y antes de que la chica pudiese decir algo realizó una pequeña reverencia y se fue, ya que vio como pequeñas lágrimas empezaban a salir de sus ojos.
Pudo escuchar como decían algo a lo lejos pero no era la misma chica, era otra reclamándole por haber sido grosero, y los de su alrededor lo miraron mal por haber echo llorar a la otra chica, no se sintió tranquilo hasta que después de caminar alrededor de 15 minutos llego a la escuela donde estudiaban tanto su prima Elise y su hermana kyoka. Lo que no sabía era que las dos chicas, la que se le confesó y la otra lo habían estado siguiendo hasta llegar allí.
Cuando pasaron otros cinco minutos sonó la campana y Chuuya no tardo mucho en ver a su prima y a su hermana correr hacia el, muy alegres las dos.
- mira Chuuya-nii he sacado un 8'5 en el examen de lengua gracias a ti - Le dijo la pequeña niña rubia.
- me alegro por ti Elise, y tu Kyoka, como te ha ido? - le pregunto a su silenciosa hermana.
- no me quejo - le contesto - he sacado un 8. - le dijo abrazándolo.
Chuuya lo entendió, ella quería haber sacado la misma nota que su prima o más alta incluso, entre las dos había una especie de rivalidad, todo fuera por la atención de Chuuya, al que ambas consideraban como el hombre más guapo de la tierra.
Bajo la atenta mirada de las acosadoras de Chuuya, las cuales le habían seguido para que se disculpara con una de ellas por ser un maleducado en la confesión anterior, los tres se fueron a casa de los hermanos para comer, aunque pareciera mentira, su tío y su prima prácticamente también vivían con ellos, ya que se la pasaban más tiempo en la casa de los Nakahara que en la suya propia, debido a los trabajos de cada uno, había días en los que Mori volvía muy tarde y por eso Elise se quedaba a dormir con ellos, o la madre de Chuuya y Kyoka cogía el turno nocturno de su trabajo y Mori acababa durmiendo con ellos y su hija en la casa, en definitiva, aunque fueran padres solteros se las ingeniaban muy bien para seguir adelante, sumándole a esto que ya Chuuya no era un niño pequeño, pues todo era más fácil ahora.
Cuando llegaron por fin a su casa, lo cual tomo como unos veinte minutos debido a que ninguna de las dos se comportaba, Chuuya se sorprendió al ver que la comida ya estaba echa.
Después de comer iniciaron la sección de estudio, en la que para ser sinceros abundaron más las pausas que otra cosa.
- Chuuya-nii, tú no tienes exámenes? - pregunto Elise mientras terminaba de realizar el último ejercicio.
- si los tengo, y por desgracia para ustedes los termine hace dos días, por lo tanto ya hasta dentro de dos meses por lo menos no tengo ninguno - contesto este guardando sus cuadernos en su mochila, el también había terminado de estudiar.
- Elise, Chuuya es muy listo con solo leer la materia una vez ya no se le olvida - le dijo Kyoka con un aura asesina - que envidia.
- lo mismo digo. - dijo Elise mirando a Chuuya con la misma mirada.
- seguro que si os esforzáis mucho ahora cuando lleguéis a mi edad seréis iguales a mi - mintió Chuuya o más bien dicho deseó que fuera así.
Después de que recogieran todo las dos pequeñas se sentaron para ver un poco la televisión antes de cenar, mientras que Chuuya decidió leer la carta en su cuarto, su cuarto estaba en la segunda planta de su casa, se mudo a esa habitación cuando su madre adopto a Kyoka, y no le importo es mas le gusto, debido a que los colores de las paredes eran cálidos y muy acogedores.
cuando la abrió se extraño por lo que habían escrito en ella.
Hola Chuuya.
He notado que nunca sonríes, ya sea en las clases o en los descansos, cuando te miro me pregunto porque. No digas que es porque te hace ver feo, yo sé que de una cara tan hermosa cómo la tuya solo puede salir una sonrisa igual a la de los ángeles.
D
Cuando Chuuya termino de leerla se quedó mudo, no sabía que decir y más aún no tenía ni idea de quien le podría haber enviado semejante carta a él.
Continuará.............
Nueva obra con nueva pareja, espero que os gustes y la recibáis con los brazos abiertos. bye.
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